“América tiene que acordarse de que está ligada a España por un destino común”. Apuntes para un estudio de la acción exterior de Sección Femenina de FET y de las JONS hacia América Latina
“América tiene que acordarse de que está ligada a España por un destino común”[1]. Apuntes para un estudio de la acción exterior de Sección Femenina de FET y de las JONS hacia América Latina (1938-1977)
“América tiene que acordarse de que está ligada a España por un destino común”. Notes for a study of the external action of the Women's Section of FET and the JONS towards Latin America (1938-1977)
VANESSA TESSADA SEPÚLVEDA
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Chile
Facultad de Historia, Geografía y Letras
vtessada@gmail.com
RESUMEN
La Sección Femenina de FET y de las JONS desarrolló una relación activa con América Latina desde el período de la Guerra Civil española, aspecto que ha sido escasamente investigado. Este artículo tiene por objetivo indagar y analizar la participación de la Sección Femenina en los mecanismos diplomáticos falangistas y del Estado franquista, así como en la propuesta e implementación de distintas estrategias de proyección hacia Latinoamérica a partir de su servicio de relaciones exteriores. Se analiza el funcionamiento del Servicio Exterior de Sección Femenina y se propone una sistematización y periodización en cuatro etapas bien definidas. La investigación se basa en el Fondo de Sección Femenina (Archivo General de la Administración de España), memorias de Consejos Nacionales en la Biblioteca Nacional de España y el Fondo de Asociación Nueva Andadura (Real Academia de la Historia).
Palabras clave: Sección Femenina de FET y de las JONS, diplomacia cultural, Franquismo, propaganda falangista, América Latina.
ABSTRACT
The Women's Section of FET and the JONS developed an active relationship with Latin America from the time of the Spanish Civil War onward—an aspect that has been scarcely researched. This article aims to examine and analyze the involvement of the Women's Section in the diplomatic mechanisms of both the Falangist movement and the Francoist state, as well as in the proposal and implementation of various strategies for outreach to Latin America through its foreign relations service. The study explores the operations of the Women's Section’s Servicio Exterior (Foreign Service) and proposes a systematization and periodization into four distinct phases. The research draws on the Fondo de Sección Femenina (General Archive of the Spanish Administration), minutes of National Councils at the National Library of Spain, and the Fondo de la Asociación Nueva Andadura (Royal Academy of History).
Keywords: Women’s Section of FET and JONS, cultural diplomacy, Francoism, Falangist propaganda, Latin America.
Introducción
En 1949 Pilar Primo de Rivera despedía la segunda expedición de los Coros y Danzas de España que viajaban hacia América. En el discurso de despedida del barco Monte Ayala, la Delegada Nacional proclamaba:
De nuevo sale la Sección Femenina con rumbo a América […] Lo hacemos porque América tiene que acordarse de que está ligada a España por un destino común, y en estos tiempos en que cualquier otras representaciones de España pudiera despertar recelo, salen nuestros Coros y Danzas que encierran en sí, todas las tradiciones españolas.[2]
El escenario internacional que envolvió este viaje de los Coros y Danzas era adverso para España. El fin de la Segunda Guerra Mundial con la caída del nazismo y, en 1946, el voto de la Resolución 39 que sancionaba la llamada “cuestión española” en la ONU impuso el aislamiento de España del nuevo escenario internacional en construcción. Pese a que desde antes del fin de la guerra – con medidas como el establecimiento de las Cortes y la prohibición de realizar el saludo brazo en alto– el régimen de Franco intentaba desprenderse de su imagen totalitaria y legitimarse ante un espacio de postguerra que relevaba la democracia. El veto político obligó a Franco a buscar nuevas formas de acercamiento internacional, optando por el desarrollo de la diplomacia cultural (Del Arenal, 1994; Delgado, 1988; Delgado, 2003). Esta estrategia fue clave en el intento por parte de España de levantar un área de influencia internacional. Así, la aproximación hacia América Latina se hizo fundada en la construcción hispanista que relevaba el lazo cultural, histórico y espiritual que España mantenía con el espacio que ellos denominaban Hispanoamérica, a partir del marco entregado por la adopción del nacionalcatolicismo en el gobierno (Di Febo, 2008). La Sección Femenina participó de manera activa en esta aproximación cultural, como buscamos analizar en este artículo.
La colaboración de Sección Femenina de FET y de las JONS en la construcción de este espacio internacional y en las políticas diplomáticas del Franquismo está siendo crecientemente investigada. Si bien, la centralidad de los análisis tienen la mirada puesta en Europa (cercanía a los totalitarismos durante el período de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial) y la acción colonial en África, cada vez más se analiza la relación establecida en América Latina. Las primeras investigaciones sobre Sección Femenina emprenden estudios comparativos y de influencia de la Alemania nazi y el fascismo italiano en el modelo español (Blanco-Camblor, 2005; Di Febo, 1979; Gallego, 1983; Sánchez, 1990). Más recientemente, las perspectivas transnacionales y críticas del género han propuesto lecturas novedosas que entienden el espacio transnacional como lugares de intercambio, transferencias y apropiaciones y a las mujeres de derecha –en contra de las interpretaciones más tradicionales– como sujetos con agencia (Arrizabalaga, Burgos-Vigna y Yusta, 2011; Bohoslavsky, 2024). En esta línea se encuentran los trabajos sobre la relación de Sección Femenina con sus pares alemanas y los estudios que desde la musicología analizan la función de Sección Femenina en la normalización del estudio del folklore (De la Hoz y Sánchez, 2024; Morant i Ariño, 2013). Con respecto a la labor en las colonias españolas en África se ha abordado la educación y adoctrinamiento femenino intentado por SF y las apropiaciones y puntos de fuga de esta acción. A la vez, que se ha analizado el papel de los Coros y Danzas, no solo como elemento de la propaganda española, sino también como adoctrinamiento de los cuerpos (Bengochea, 2019; Bengochea et al., 2021; Medina, 2014; Stehrenberger, 2012; Villena y Cerdeño, 2014). Con respecto a América Latina, los estudios son más acotados. Los primeros están relacionados a la reactivación que significó para Sección Femenina la utilización propagandística de los Coros y Danzas de España (Amador, 2003; Casero-Garcia, 2000). También se ha indagado en la labor de las falangistas americanas durante la Guerra Civil española en los casos chileno y argentino (Ferreyra, 2023; Jerez, 2007; Tessada, 2017a; Tessada, 2021c). Y en la apropiación de las ideas difundidas por Sección Femenina entre mujeres conservadoras y cercanas al hispanismo, especialmente para el caso de Chile (Grez, 2015; Tessada, 2017b).
Este artículo se inserta en los estudios que desde la perspectiva transnacional han buscado establecer lecturas que integran el género y la crítica feminista sobre Sección Femenina. Así, si bien no abordaremos de manera directa las apropiaciones del ideario falangista femenino en países latinoamericanos, esperamos que con la reconstrucción del accionar de su servicio de exteriores se entreguen herramientas para el análisis de las consecuencias de género que tuvo la integración de la Sección Femenina como parte de la política cultural franquista (Locher, 1998; Villarroel, 2007). En este sentido, el objetivo de este artículo es indagar y analizar la participación de la Sección Femenina en los mecanismos diplomáticos españoles y las propuestas e implementación de distintas estrategias de acercamiento en los países latinoamericanos. Lo que se propone es la construcción de un marco de análisis institucional para estas iniciativas a partir del estudio de la organización y acción de su servicio de relaciones exteriores en el período comprendido entre 1938 y 1977.
Este artículo está organizado en torno a la propuesta de una periodización de funcionamiento del Servicio Exterior de SF. Esta investigación se realizó a partir del Fondo de Sección Femenina de FET y de las JONS ubicado en el Archivo General de la Administración de España; las memorias de los Consejos Nacionales de la institución resguardados en la Biblioteca Nacional de España y documentación variada en el Fondo de la Asociación Nueva Andadura en el Archivo Histórico de España.
El Servicio Exterior de Sección Femenina, una propuesta de interpretación.
La relación entre la Sección Femenina de FET y de las JONS y América Latina comenzó durante la Guerra Civil Española cuando en 1938 se fundó su Delegación de Servicio Exterior. Esta relación se prolongó –con altos y bajos– hasta 1977, año en que se anunció el cese de las actividades de Sección Femenina en España y, por consiguiente, de manera oficial en América Latina. El análisis de la documentación relativa a la Delegación de Servicio Exterior (y sus sucesivas denominaciones a lo largo de los años) nos permite establecer que la política de proyección del falangismo femenino tuvo dos objetivos principales que atravesaron su funcionamiento. El primero, que hemos caracterizado como “pragmático” consistió en implementar distintos planes tendientes a atraer y crear entre mujeres filiación y fidelidad hacia el franquismo y el falangismo. El segundo, se trata de un objetivo “ideológico” relacionado con el fortalecimiento del pensamiento conservador sobre el papel social de las mujeres, sobre todo, las ideas falangistas y que José Antonio preconizó sobre la mujer. En este sentido, de manera particular, la Sección Femenina construirá el concepto “mujer hispana” (Tessada, 2013, 2021a) con el que quiso afrontar y enfrentar los escenarios de transformaciones, movilizaciones y demandas de las mujeres durante sus cuarenta años de trayectoria. Para el análisis de estos años de funcionamiento de las relaciones exteriores de Sección Femenina proponemos una sistematización en cuatro períodos. La delimitación de estos períodos hace dialogar dos elementos, a saber: a) las etapas y características que se le han atribuido a las relaciones diplomáticas entre España y los países americanos durante el franquismo y b) el devenir de Sección Femenina y las reconfiguraciones de su institucionalidad internacional.
Siguiendo la propuesta de Del Arenal (1994), se reconocen cuatro momentos característicos entre las relaciones españolas y latinoamericanas. Un primer momento entre la Guerra Civil española y el fin de la Segunda Guerra Mundial, marcado por una visión del “hispanismo” leído desde una óptica neo-imperialista de las relaciones que el falangismo buscó establecer con América Latina. Este hispanismo conservador, de carácter beligerante y neo-imperialista jugó un doble papel para la dictadura: hacia el interior era un elemento legitimador del régimen, mientras que hacia el exterior sirvió para la propaganda del bando nacional. La política cultural hacia América trató de instalarse a través del “Consejo de la Hispanidad” (1940) a partir del cual se esperaba enlazar la nueva Europa fascista con América a través de España. Esta creación, debido a su carácter paternalista y su poca legitimidad tendió a ser rechazada por los países americanos (Del Arenal, 1994). La escasa incidencia de este Consejo se traslapó con la caída en desgracia de Ramón Serrano Suñer, falangista y ministro de Asuntos Exteriores de Franco, y de las Falanges Exteriores y sus organizaciones de propaganda, en la medida que se consideraba que la actitud falangista era nociva para las relaciones con América, como concluye Delgado (2003): “No sólo no consiguió aumentar la audiencia del franquismo en América, sino que hizo disminuir su núcleo de simpatizantes. […] Más grave aún: acentuó la imagen totalitaria y antidemocrática del régimen español” (p. 142). Un segundo momento se vislumbra tras el fin de la Segunda Guerra: ante el nuevo escenario internacional España apostó por la “teoría de las dos guerras” con el objetivo de legitimar la ambigüedad de su actuar, así justificó el envío de la División Azul como apoyo a Alemania en contra de la URSS, en una posición “claramente” anticomunista, mientras que hacia los Aliados mantenía una posición neutral en la guerra. El final de la Guerra Mundial aumentó esta tendencia y pese “al oscurecimiento relativo de aquello que representaba más visiblemente el fascismo en el régimen” (Thomas, 1999, p. 53), la ONU vetó a España, la aisló de los nuevos organismos internacionales y se le excluyó del Plan Marshall. La Guerra Fría permitió a Franco relevar su anticomunismo y catolicismo, por ello, nombró en el Ministerio de Asuntos Exteriores a Alberto Martín Artajo, reconocido dirigente de la Acción Católica Nacional de Propagandistas (Botti, 2008). Con Artajo y de la mano del nacionalcatolicismo se estableció una nueva relación denominada “Comunidad Hispánica de Naciones” a través de la cual la España franquista construiría un área de prestigio internacional y, con ello, una puerta de entrada al escenario internacional. Esta política fue profundamente cultural debido al rechazo político mundial. Durante el período se puso en marcha el Instituto de Cultura Hispánica (1947) y se aumentó el presupuesto de la Junta de Relaciones Culturales (Delgado, 1988), lo que se tradujo en becas para extranjeros, la apertura del Colegio Mayor Hispanoamericano Nuestra Señora de Guadalupe (1947) (Niño et al., 2011) y publicaciones como “Mundo Hispánico” y “Cuadernos Hispanoamericanos”. También se aprobó el régimen de doble nacionalidad (Artajo, 1956). Estos esfuerzos cristalizaron en el fin del veto de la ONU (1950) y las firmas del Concordato con el Vaticano y los Acuerdos con Estados Unidos (1953).
El tercer momento de la relación comienza en 1957. Con la llegada de Fernando María Castiella al Ministerio de Asuntos Exteriores, la relación con América Latina se transformó, respondiendo a los cambios económicos y políticos internos del país, que lo encaminaban hacia la tecnocracia, la liberalización del comercio y la apertura (nos referimos al Plan de Estabilización, la Ley de Orden Público y la Ley del Movimiento). Estas transformaciones permitieron la pervivencia del régimen (Molinero e Ysás, 2008). Hacia afuera, si bien no se abandonó la retórica hispanista, el centro de la acción internacional estuvo puesto en la cooperación técnica, científica y económica, en un intento por desideologizar las relaciones internacionales, por ejemplo, manteniendo las relaciones con Salvador Allende en Chile (Henríquez, 2023; Sapag, 2016). La construcción de una base política y económica de apoyo con América Latina se tradujo, además de los acuerdos de cooperación bilaterales, en la participación en organismos regionales como la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, el Mercado Común Centroamericano y diversas iniciativas de CEPAL. Castiella llevó adelante la idea de “Comunidad Atlántica” que buscaba consolidar la cooperación estratégica entre Europa, Estados Unidos e Iberoamérica, promover la alternativa “hispanista” como una “tercera vía” a los bloques de la Guerra Fría y convertir a España en el país interlocutor entre Europa y América. Sin embargo, el modelo de Castiella –y que siguieron los sucesivos ministros del ramo– fracasó pues no logró compatibilizar “una política exterior que se quería activa y moderna con el inmovilismo del modelo político no democrático vigente en el orden interno” (Del Arenal, 1994, p. 48). Cuando Castiella dejó el ministerio debido a la crisis gubernamental de 1969, se inaugura el cuarto momento y punto final de la diplomacia franquista hacia América Latina. A Castiella le siguen Gregorio López Bravo (1969-1973), Laureano López Rodó y Pedro Cortina Mauri (1973 -1975), quienes fueron continuadores de la política precedente. Tal vez el único cambio, indica Del Arenal (1994) fue la disminución de la propaganda, sobre todo anticomunista, para situarse en un discurso ambiguo y oportunista. López Bravo realizó tres viajes a América Latina con la intención de afianzar lazos económicos y desarrollar planes de cooperación integral, que incluían aspectos culturales y educativos. Sus sucesores continuaron con este lineamiento político. Sin embargo, como afirma Del Arenal (1994), en sus últimos dos años, el franquismo vive un proceso de aislamiento internacional y demuestra poca preocupación con América Latina.
Estos vaivenes en la política diplomática internacional condicionaron las acciones de Sección Femenina en el exterior, pues, como sostenemos, la institución no solo dependía de los presupuestos estatales asignados para tales acciones, sino que también hizo parte constitutiva de la realización de estas políticas diplomáticas. Este condicionamiento, junto con el pasar de la institución en la península, nos ha permitido proponer una interpretación en torno a cuatro etapas diferenciadas del accionar exterior de la SF. La primera de ellas, comprendida entre 1938 y 1942 está marcada por la creación de Sección Femenina y la apropiación de elementos provenientes de los modelos fascistas italianos y alemán. La proyección internacional se realizó principalmente a través de las Secciones Femeninas en el Exterior. La segunda etapa entre 1943 y 1950 es un momento de reconversión del Servicio Exterior de la SF, provocado por los cambios en la política interna de la dictadura, caracterizado por un escaso funcionamiento. La tercera etapa, la más extensa de las cuatro, se prolonga desde el año 1951 hasta 1970 donde se analiza la participación de la SF en las políticas de diplomacia cultural. Es durante esta etapa que la SF pudo proyectar de manera efectiva y sostenida sus actividades en el espacio internacional, como la realización de congresos y reuniones, la mantención de los Círculos Culturales Femeninos Hispanoamericanos y un sistema de becas que permitió que cientos de mujeres latinoamericanas estudiaran o se capacitaran en España. Y, finalmente, un cuarto período que se prolonga hasta el fin de la dictadura y que está caracterizado por la reestructuración del Servicio Exterior y los intentos —fallidos— de la SF por reposicionarse a nivel internacional.
Primera etapa: bajo el halo de la Europa totalitaria (1938-1942)
En el Segundo Consejo Nacional de la Sección Femenina que se celebró en Segovia el año 1938, la institución decidió crear el cargo de Delegada Nacional de Servicio Exterior, que recayó durante estos primeros años en María Josefa Viñamata, quien fuera fundadora de la SF en Barcelona (Bengoechea, s. f.). La creación de esta delegación hizo eco de los cambios organizacionales vividos por Falange Española a partir del Decreto de Unificación de 1937, con el cual se creó la Delegación Nacional del Servicio Exterior de FET y de las JONS encabezado por José del Castaño. De esta nueva Delegación pasaron a depender las Falanges en el Exterior y las Secciones Femeninas en el extranjero.
Como indica la bibliografía, las Falanges en el Exterior comenzaron a organizarse de manera espontánea hacia 1936, y con el desarrollo de la Guerra Civil expandieron su funcionamiento para convertirse en herramientas propagandísticas para el bando sublevado en conjunto con la oficina de propaganda en el exterior y las embajadas oficiosas de Franco (Jerez, 2007; Suarez, 1993; Tessada, 2017a). Las llamadas Secciones Femeninas en el Exterior, que buscaron reunir a españolas expatriadas partidarias del bando sublevado, o a nacionales filohispanistas asumieron una labor de propaganda y de “retaguardia en el exterior”, en un intento de irradiar las actividades que la SF mantenía en territorio español y recolectar distintos tipos de ayuda que iba desde dinero hasta “madrinas de guerra” (en el caso argentino). Es importante recalcar que a medida que la guerra civil fue avanzando, la afiliación a SF se multiplicó en la península alcanzando 600.000 militantes hacia el fin de la guerra. Entre las tareas que estas militantes asumieron estuvo el voluntariado en programas de asistencia, ayudando a la consolidación del Nuevo Estado, tal como lo indica P. Preston (2010): “La Sección Femenina proporcionaba rudimentarios servicios sociales básicos como una labor voluntaria extremadamente barata. Como consecuencia de una guerra amargamente divisoria, estos elementales servicios contribuyeron significativamente a la legitimación del Nuevo Estado” (p. 180).
En el exterior, de acuerdo con las memorias emanadas del Segundo Consejo Nacional, el Servicio Exterior de SF se organizó en torno a cinco secciones: de personal, de Correspondencia, de Propaganda, de Cuestiones económicas y de información, cuyas tareas eran la mantención de catastros sobre afiliadas internacionales, generar ayudas económicas y actividades de propaganda[3]. En las mismas memorias se delineaba el futuro para la organización falangista femenina en el exterior. Este desarrollo se realizaría a partir de la ejecución de dos etapas, una de Propaganda y difusión para generar actuaciones de propaganda, estimar viajes culturales etc. La segunda etapa consistía en Desarrollar labor cultural y social, que apuntaba a emular el trabajo voluntario benéfico que se realizaba en la península, a partir de, por ejemplo, los Hogares de la Mujer Española en el extranjero.
El alcance de las Secciones Femeninas en el Exterior está poco documentado. En 1939 datos recopilados por el Servicio Exterior indicaban que se habían fundado Secciones Femeninas en cerca de 30 países, con un total de 55 organizaciones y 3792 afiliadas, aproximadamente; aunque sus actividades —como indica el propio documento— habían sido esporádicas. Además, la información del documento referido está incompleta, por lo que sería necesario ahondar a partir de estudios de casos nacionales o locales[4]. Las tareas benefactoras de carácter internacional que se planteaba la SF convergieron con la perspectiva de la Delegación Exterior de FET y de las JONS que creó el Departamento de la Hermandad Exterior cuyo fin era implementar una red asistencial (servicios de Cultura y Recreo, servicio de Descanso y servicio de justicia y derecho) (González, 1994). Así, la estructura internacional que describe González Calleja (1994) supeditó y limitó los proyectos que, del Consejo segoviano de Sección Femenina, surgieron. Esta subordinación al Servicio de la Falange Exterior y a su delegado nacional, Rafael Sánchez Mazas, queda manifiesta en la correspondencia entre Pilar Primo de Rivera, Delegada Nacional de SF con el servicio, donde a Primo de Rivera se le indica que: “es criterio del Partido el mantener la unidad de la Falange Exterior en todos sus servicios” (Sánchez, 1939, p. 1).
La participación internacional condicionada de Sección Femenina durante el período, se agudizó con la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. En este nuevo escenario americano, era imperativo para los países latinoamericanos demostrar su fidelidad a EEUU y a la Alianza, a causa de ello y de las constantes acusaciones de proselitismo, las Falanges en el Exterior comenzaron a ser ilegalizadas a lo largo de América Latina. Las Secciones Femeninas en el Exterior corrieron el mismo destino, salvo aquellas que mutaron su carácter político a uno exclusivamente benéfico, lo que les permitió la pervivencia, como en el caso de Chile (Tessada, 2017a). Por su parte, la relación de Sección Femenina con Europa se mantuvo, volcando su acción a la realización de viajes y la implementación de cursos de alemán e italiano a las afiliadas[5].
Lo que se concluye del análisis de la documentación del período es que, si bien hubo proyección hacia América Latina, la actividad internacional de las falangistas estuvo centrada en consolidar las relaciones con los países amigos, de carácter fascista, a través de la organización de viajes de estudio, visitas políticas y recibiendo visitas extranjeras. Muestra de los lazos con las Secciones Femeninas en el Exterior (Sfe) que sobrevivían fueron la condecoración con la Y colectiva a las Sfe de Tánger y Filipinas y la labor cultural realizada en Alemania, Italia, Turquía y Francia[6]. Sin embargo, el trabajo de las Secciones Femeninas en el exterior y de proyección de la propia SF en el extranjero decayó con la salida de Ramón Serrano Súñer del puesto de ministro de Asuntos Exteriores en 1942, desapareciendo casi completamente en los años cercanos al fin de la Segunda Guerra Mundial.
Segunda etapa: entre la desmovilización y las nuevas expectativas (1943-1950)
Desde una perspectiva nacional, los últimos años de la Segunda Guerra Mundial fueron contradictorios para Sección Femenina. Mientras el período de postguerra civil les hacía vivir su mejor momento, sus años de apogeo como indica M. Dueñas (2010), a nivel internacional hay escasas señas de actividad, salvo las arriba mencionadas, en una clara correlación con el momento de aislamiento internacional que España vivió después de la guerra mundial. Este “aislamiento” internacional solo fue interrumpido por la ayuda prestada por Argentina, tanto en préstamos, envío de granos y la visita de Eva Duarte de Perón durante el año 1947 (Gómez-Ferrer, 2012; Rein, 1995, 2015; Tessada, 2021b). De hecho, el primer viaje de Sección Femenina al extranjero se hizo a través de los Coros y Danzas de España en 1948 en parte por la invitación emitida por Eva Duarte de Perón, así como retribución española a la ayuda argentina. Más allá de esta visita, hasta 1946, las actas de los Consejos Nacionales de Sección Femenina no muestran actividades de relevancia hacia el extranjero.
Para Pilar Primo de Rivera la ayuda argentina fue simbólica, y así lo deja consignado en su “Historia de la Sección Femenina”:
en aquel año paradójicamente a las puertas que por un lado nos cerraban el mundo [el veto de ONU] se nos abrían todas las posibilidades en Hispano-América (sic). Lo que más nos podía interesar, el Mundo Español al querer encontrarse a sí mismo libre de influencias estrañas (sic), volvía los ojos hacia España, y más concretamente hacia la Falange. Y nuestro Servicio Exterior que casi nunca había tenido nada que hacer, es más que no le consignábamos ni presupuesto, se encontró de pronto eje de nuestras actividades.[7]
El Servicio Exterior, así, acompañó esta nueva apertura hacia América Latina, la que se conectó con la propuesta de política exterior diseñada por el ministro Alberto Martín Artajo. El nuevo discurso diplomático se centró en el carácter anticomunista y católico del país y planteó la idea de la existencia de una “Comunidad Hispánica de Naciones”. Como ha sido estudiado, se trató de una comunidad espiritual y práctica que buscaba ser un nuevo espacio de legitimación española en el escenario internacional a partir de la creación de lazos con sus excolonias sobre la base del despliegue cultural (Delgado, 1988). En esta reconfiguración diplomática la Sección Femenina comenzó a participar de manera activa. El carácter necesariamente “despolitizado” de las acciones internacionales que España debía emprender, nos permitiría entender la integración de Sección Femenina en esta empresa. Las falangistas se habían preocupado por resguardar y representar la cultura e identidad española –con relecturas y reinterpretaciones ideológicas (Guallar, 2014; Pérez, 2025)– de manera que las facultaba para representar –además, desde la construcción de lo femenino conservador que promovió Sección Femenina–, al franquismo en el extranjero.
Esta nueva política diplomática cultural también permitió a la Sección Femenina enfocar sus esfuerzos internacionales en un público distinto. Si durante su primera etapa, el objetivo era llegar a las españolas o descendientes de españolas expatriadas para afiliarlas a Falange; la nueva apuesta política les permitía llegar y buscar fidelizar a simpatizantes e interesadas, incluso sin ascendencia española. Es decir, dirigir actividades a un público mucho más amplio definido por sus afinidades ideológicas.
A nivel organizacional, por estos años se transformó el Servicio Exterior en Regiduría de Servicio Exterior que quedó a cargo de Victoria Eiroa, quien fungió como Regidora Central hasta 1966. Como Regiduría aumentó su ritmo de trabajo: actuaban de anfitrionas de visitas internacionales en sus dependencias (como la Escuela Mayor de Mandos José Antonio, preparaban visitas a talleres y a la Escuela de Cerámica); comenzaron a establecer lazos con nuevos países a través del envío de propaganda y revistas (lo hicieron regularmente con Argentina, Uruguay, México, Chile, Perú, Brasil, Portugal, Paraguay, Colombia, Cuba, Nicaragua, Ecuador, Guatemala, Holanda, Bruselas, Inglaterra y la Guinea Española); comenzaron a recibir a las primeras becarias extranjeras gracias a la ayuda brindada por la Dirección General de Cultura; se organizaron presentaciones de los Coros y Danzas de España en el extranjero[8] y, además, la Regiduría se hizo cargo de las actividades realizadas en torno a los Círculos Medina (Aguilar, 2012).
Hacia el final de este período, la iniciativa más importante de Sección Femenina fueron las giras de los Coros y Danzas de España. En 1948 salieron por primera vez hacia Brasil, Portugal y Argentina, invitadas por el gobierno de Perón. Desde antes del viaje, Pilar Primo de Rivera detectó la importancia y uso político que podían tener los Coros y Danzas para la España aislada. Le escribió a Franco antes de que el barco zarpara, comentándole este punto: “es un servicio que puede ser de gran trascendencia para España y para la Falange y si Dios nos ayuda espero que saldrá bien y servirá de experiencia para nuevos desplazamientos”[9]. Este viaje de los Coros y Danzas, al igual que la gira por América Latina en 1949 y la de Medio Oriente en 1950 eran claras misiones propagandísticas.
El éxito de este primer periplo, no solo habilitó a la institución para emprender nuevos viajes, sino que también legitimó la participación de Sección Femenina en la diplomacia cultural española (Casero-García, 2000). En 1949 aún se cosechaban los réditos de ese éxito. Ese año, los Coros y Danzas emprendieron un nuevo viaje a América Latina. En este viaje recalaron en Venezuela, República Dominicana, Perú, Chile, Ecuador, Panamá, Colombia, Haití y Puerto Rico, países donde recorrieron una o varias ciudades realizando actos culturales y presentaciones, mientras las Mandos mantuvieron reuniones de corte político. La performance esperada debía estar enfocada en “encantar” a través de la uniformidad, la belleza y la armonía en el vestir. Asimismo, se entendía que se trataba de visitas de propaganda política. Lula de Lara, una de las Mandos participantes del primer viaje de los Coros y Danzas, daba cuenta de que muchas personas que se sentían cercanas a España o al hispanismo buscaron reuniones con ellas, a partir de las cuales realizaron conexiones con las élites locales afines. Indicaba Lula de Lara:
[es] preciso que en próximas expediciones las que vayan al frente tengan el mayor tiempo posible a su disposición para poder dedicarse a esta vida social, no en el sentido de la diversión, pues no lo era, sino en el sentido de conversación y propaganda.[10]
La utilización de los Coros y Danzas como “embajada cultural” también los llevó a Oriente Medio en 1950 y a varios países en las siguientes décadas. El inusitado éxito de los Coros y Danzas permitió que la Regiduría del Servicio Exterior pasara de no tener ni “un solo céntimo de asignación”[11], a contar con presupuesto para la realización de eventos tan importantes como el Primer Congreso Hispanoamericano y de las Filipinas que se celebró el año 1951. Tal como indica Casero-García se produjo un incremento de la importancia de Sección Femenina durante estos años gracias a las posibilidades que estas actividades tenían para la proyección internacional del franquismo.
Así, en el período 1943 – 1950 Sección Femenina traslada su centro de interés internacional en tres direcciones: desde el espacio europeo hacia el Latinoamericano; desde el hispanismo beligerante de Falange hacia el hispanismo nacionalcatólico; y, desde la atracción de expatriadas hacia mujeres y agrupaciones femeninas conservadoras y filohispanistas.
Tercera etapa: la creación de una red de hispanistas en América Latina (1951-1971)
En 1951, la celebración del Primer Congreso Femenino Hispanoamericano y de las Filipinas cambió el cariz de la acción de Sección Femenina hacia el exterior. Como se anunciaba, la nueva estrategia de la política cultural franquista consideró la atracción de mujeres latinoamericanas cercanas a las ideas hispanistas y de Falange, en un claro intento de aproximación y fidelización de las élites locales. Para el ministro Artajo, América Latina tenía un valor instrumental en la medida que le serviría de plataforma para insertarse en el escenario internacional (Pardo, 1995, p. 18).
Como ya hemos mencionado, el éxito cosechado por los Coros y Danzas de España en los años precedentes renovó la importancia atribuida por el régimen a la institución y sirvió como elemento de “presión interior”, lo que le permitió generar mayor presupuesto para sus actividades (Casero-García, 2000, p. 51) y la inclusión en las distintas iniciativas impulsadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Instituto de Cultura Hispánica. Este escenario le permitió a Sección Femenina proponer y ejecutar sus propias propuestas de acción americana, complejizar su organización interna y crear un entramado capaz de construir relaciones internacionales sustentables en el tiempo. Las estrategias de relación con América creadas durante estos primeros años son las que se mantuvieron hasta el final de la dictadura. La Sección Femenina ideó varios espacios de intercambio constante, entre ellos, la celebración de congresos y reuniones, la implementación de un sistema de becas, viajes culturales animados por los Coros y Danzas y la fundación de Círculos Culturales.
La gira realizada por América Latina durante 1949, además de generar satisfacción en torno a las performances de las bailarinas y los éxitos de audiencia, fue utilizada por las Mandos que acompañaron la misión para generar contactos con mujeres y agrupaciones de mujeres cercanas al hispanismo. Con esta información, consignada en los informes del viaje posteriores, se planteó la organización del Primer Congreso Femenino Hispanoamericano y de las Filipinas cuyo objetivo era reunir a las élites femeninas locales hispanistas y/o conservadoras para alinearlas en torno a una lectura de “lo femenino en lo hispanoamericano”. Este constructo: “mujer hispanoamericana”, permitiría a Sección Femenina controlar el discurso acerca de lo femenino y el papel de la mujer e incidir con ello en políticas públicas e iniciativas diplomáticas, creando un área de influencia propia, en la que –como sostenemos– no solo se divulgó el franquismo, sino que también el falangismo.
Si bien no tenemos montos exactos, la organización del Congreso significó un desembolso importante de dinero. De ahí que se sostiene la importancia que tuvo, en ese momento, Sección Femenina para el régimen. El Congreso era un intento por convertir a la institución en un referente hispanoamericano. Participaron de la reunión celebrada en Madrid, 280 mujeres representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Filipinas, México, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, Perú, Santo Domingo, Uruguay, Venezuela y España, muchas de las cuales fueron invitadas por España. Asimismo, las ponencistas destacadas fueron premiadas con una estadía de un mes durante la cual conocieron el funcionamiento y los servicios de Sección Femenina. Para una de sus asistentes:
El Congreso fue un despliegue del saber y la gracia española. Hubo sesiones de amable exposición de sabios temas y galanas disertaciones. Mujeres lindas de Hispano América lucieron su gracia y muchas, su saber. Recorrimos museos, visitamos iglesias, estuvimos en divertidas tascas y en sencillos cortijos. Vimos El Escorial […] Hubo dos o tres reuniones en las que flacos pero atentos camareros nos servían manjares y ocultaba flacuras y estrecheces (sic) (Ivanissevich, 1996, p. 65).
Así, esta reunión la entendemos como un punto de inflexión de la proyección hacia América Latina de la Sección Femenina, pues, no solo viabilizó los mecanismos que dieron presencia constante a la SF en algunos países de América, sino que también desde allí construyeron una red de apoyos que permitió la ejecución de estas iniciativas en suelo americano. Durante el Congreso, por ejemplo, se propuso la idea de crear los Círculos Culturales Femeninos Hispanoamericanos a través de los cuales se realizarían actividades culturales, se mantendría contacto con SF y se organizaría el otorgamiento de becas.
Para la organización del Congreso, la Regiduría de Servicio Exterior trabajó de manera estrecha con el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Instituto de Cultura Hispánica, pues el contacto con las latinoamericanas se dio principalmente a través de los canales que propiciaron los institutos de cultura hispánica locales, más los contactos establecidos durante el viaje de 1949. Este gran trabajo de planificación, también fue posible gracias a la nueva estructura de la Regiduría de Servicio Exterior que complejizó su funcionamiento en línea con las renovadas expectativas del régimen. La nueva estructura descansó en tres Departamentos: a) relacionado con el mundo Hispánico; b) encargado de establecer y mantener lazos con el mundo no Hispánico; y, c) destinado a la organización de congresos y asistencia de SF en todo tipo de reuniones fuera de España, además de coordinar las actividades de los Círculos Medina[12]. La Regiduría, además, organizaba el servicio de Albergues Internacionales de verano, tramitaba las becas para extranjeras y tenían participación, a través de la delegada nacional, en el Instituto de Cultura Hispánica y en la Dirección General de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores. De esta manera, María Victoria Eiroa, Regidora Central, mantuvo activa correspondencia y cercanía con las latinoamericanas.
El Congreso contó con varios ejes de discusión en torno al papel de la mujer en la sociedad. Sin embargo, nos interesa destacar dos: las características y arquetipo de la “mujer hispánica”[13] (Tessada, 2013); y los medios de transmisión de la experiencia española hacia América Latina. Como decíamos, uno de los frutos más importantes de esta reunión fue el impulso a la fundación de Círculos Culturales Femeninos Hispanoamericanos en diversos países. Las congresistas más afines y comprometidas volvieron con la misión de agrupar a las mujeres prohispanistas de sus localidades. Según consignan los informes a lo largo de los años, en este período se documenta la existencia de estas agrupaciones en Argentina, Colombia, Bolivia, Chile, Ecuador, México, Perú, Uruguay[14]. Estas agrupaciones tenían como función principal generar una “síntesis” entre los valores de la cultura hispana y las culturas latinoamericanas. Estos grupos funcionaron, la mayor parte de las veces, al alero de los Institutos de Cultura Hispánica locales y se dedicaron a desplegar actividades de tipo cultural como talleres, cursos, realizar conferencias, conciertos para las socias y abiertos a la comunidad; realizar actividades de propaganda y mantener viva la relación con las falangistas españolas (Tessada, 2020). Aunque, sin lugar a duda era el cursillo para becarias una de las actividades más importante de las agrupaciones. La consecución de este curso permitía a las jóvenes postular a las ayudas estudiantiles para, en un primer momento, conocer a fondo los servicios de Sección Femenina y, luego con el pasar del tiempo, las becas permitieron realizar postgrados y otras especializaciones en universidades españolas[15].
En 1952, se habían fundado siete Círculos, en 1953 había ocho en funcionamiento y en 1966 se contabilizaban 24. El recuento anual de los Círculos informados por Sección Femenina se visualiza en la tabla a continuación:
Año | Nº total Círculos | Año | Nº total Círculos |
1952 | 7 | 1959 | 21 |
1953 | 8 | 1962 | 22 |
1954 | 12 | 1964 | 22 |
1955 | 16 | 1966 | 24 |
1956 | 18 | 1967 | 20 |
1957 | 21 | 1969 | 22 |
1958 | 21 | 1970 | 22 |
1971 | 25 | ||
Tabla 1: Círculos Culturales Femeninos informados a Sección Femenina (1952 – 1971) Cuadro de elaboración propia (Sección Femenina, s/fc) | |||
Si bien, lo común era que los Círculos funcionaran bajo el alero de los institutos de cultura hispánica locales, algunos se constituyeron de manera independiente. Sin embargo, todos ellos mantenían relación estrecha con consulados y embajadas españolas, pues a través de ellos hacían llegar cartas, informes y solicitudes a Sección Femenina. Entre las socias de los Círculos es donde encontramos a aquellas mujeres que destacaron en sus países, en el escenario político, cultural y educativo. Es decir, estas élites a las que estas políticas e iniciativas apuntaban. Entre ellas, encontramos a Sara Phillipi Izquierdo, chilena, quien fuera parte de la FIDE Técnica, las Fundaciones de Vida Rural, el Patronato de la Infancia y Secretaría Nacional de la Mujer; la Sra. Cecilia Valderrama Holguín de Fernández de Soto, perteneciente al Círculo Cultural Hispánico de Santa Fe (Colombia) fue directora del Teatro Colón de Bogotá, miembro de la mesa redonde panamericana de mujeres (Holguín, s/f); María Rebeca Plasencia Caicedo formó parte de la fundación del Círculo de Quito-Ecuador, fue presidente nacional de Acción Católica, Militante y Jefe Nacional de ARNE (Acción Nacionalista Revolucionaria Ecuatoriana) (Círculo Quito, s/f); Josefina Ramón Casas, directora del Círculo de Córdoba (Argentina) directora del grupo de teatro Clavileño (Primo de Rivera, 1983). Y, a muchas otras que, sin llegar a ser presidentas de los Círculos, sino que solo socias, tuvieron puestos como académicas universitarias, como profesionales en los ministerios de educación de sus respectivos países, en organizaciones de beneficencia y organismos culturales estatales y privados, entre otros.
Una parte importante de esta relación se fortaleció mediante el sistema de becas. Los viajes relacionados al desarrollo de estudio entre mujeres latinoamericanas y la Sección Femenina se iniciaron en 1947. Sin embargo, tras el Congreso de 1951 se dio un impulso definitivo a la actividad, asignándoseles un presupuesto de manera anual y permanente. Luego, se otorgaban plazas de becas a los distintos Círculos con preferencia a aquellos más activos y en que sus dirigentas eran más cercanas a Sección Femenina. Para convertirse en becaria de Sección Femenina, además de participar del cursillo ofrecido por los Círculos, las postulantes debían presentar una memoria de algún tema, tener una edad específica (hasta 35 años, aunque este requisito cambió con el paso de los años) y ser soltera, entre otros requisitos de corte económico. Los cursos que iban a realizar, en un primer momento, eran de tres, seis o nueve meses en las dependencias de Sección Femenina (llamados Becas Generales) y luego la beca se extendió a otros estudios de postgrado o pregrado ligados a la “feminidad” como trabajo social, bellas artes, literatura, entre otros. Con este sistema de intercambios fueron más de mil mujeres latinoamericanas a estudiar en la SF entre 1947 y 1977. La siguiente tabla representa los totales informados por Sección Femenina entre 1948 a 1975:
País | N° | País | N° | País | N° | País | N° |
Antillas | 1 | China | 10 | México | 83 | Japón | 8 |
Argentina | 272 | Ecuador | 42 | Nicaragua | 4 | Brasil | 11 |
Bolivia | 88 | El Salvador | 7 | Paraguay | 4 | Guyana Francesa | 1 |
Colombia | 144 | Filipinas | 5 | Perú | 65 | Francia | 1 |
Costa Rica | 11 | Guatemala | 3 | Puerto Rico | 2 | Austria | 6 |
Cuba | 3 | Haití | 29 | Uruguay | 99 | ||
Chile | 159 | Honduras | 6 | Vietnam | 1 | ||
TOTAL | 1065 | ||||||
Tabla n°2: Número de becarias por países entre 1948 y 1975 (Sección Femenina, 1975) | |||||||
Los Círculos Culturales y el sistema de becas fueron los elementos más importantes del espacio transnacional construido por las falangistas. Sin embargo, se realizaron otro tipo de actividades que permitieron el intercambio, la relación y la transferencia de ideas. Las presentaciones de los Coros y Danzas fue uno de ellos. Entre la década de los 50 a los 70, se desarrollaron nuevos viajes a Cuba (1956), Brasil, Chile, Argentina y Uruguay en una gira el año 1962 y una nueva gira por Venezuela, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador durante 1968. Estas visitas fueron complementadas por diversas visitas de las Mandos y de la propia Pilar Primo de Rivera que visitó América Latina en 1953 y 1968.
Pese a lo alentador que fue la primera mitad de la década de los cincuenta en estas acciones de proyección internacional, lo cierto es que tan temprano como la segunda mitad de la década la Regiduría del Servicio Exterior no presentaba proyectos nuevos en los Consejos Nacionales, ni en el de 1956 (celebrado en Málaga) ni en el de 1958 (celebrado en el Castillo de la Mota), y los proyectos que tenían en marcha –especialmente la celebración del Segundo Congreso Femenino Hispanoamericano y de las Filipinas– fracasaban. El segundo congreso sería celebrado el Lima, Perú, en 1955 y, aunque se realizaron visitas preparatorias para su organización, el MAE desestimó sufragar otra reunión de esas características. Las reuniones preparatorias quedaron documentadas, por ejemplo, en la visita que Josefina Ramón Casas y Rosa Elena Ferreyra del Círculo Cultural Femenino de Córdoba realizaron a Chile para promocionar la reunión. Ramón Casas indicaba que los congresos: “hacen una efectiva labor cultural, de acercamiento y conocimiento de todos los países que han salido del tronco hispánico”[16].
Imagen 1: “Dos muchachas cordobesas preparan Congreso Femenino Hispanoamericano”, La Nación, 24 de octubre 1955, p. 3. |
A pesar de que, como decíamos, no existieron nuevas grandes reuniones, las delegadas y mandos lograron reunirse con las socias más importantes de los Círculos latinoamericanos en otros espacios organizados por la diplomacia española, como el Congreso del Instituto de Cultura Hispánica, organizado en Bogotá el año 1958, y en el de Madrid en 1963. Estas reuniones propiciaron nuevos proyectos entre los que se contaba una nueva gira de los Coros y Danzas por América Latina y la realización de otro Congreso Femenino Hispanoamericano. Sin embargo, estos proyectos no cristalizaron. Salvo una última gira de los Coros y Danzas y visita de Pilar Primo de Rivera en 1968 a Perú, Panamá, Nicaragua, Costa Rica y Honduras con el objetivo de promocionar el Congreso Internacional de la Mujer que se celebró en 1970.
En la década de los sesenta, las transformaciones socio-político y económicas internas del franquismo provocadas por la creciente necesidad de inserción internacional de España y las políticas desarrollistas, llevaron a que Sección Femenina aceptara legislación que introducía nuevos derechos a las mujeres (Caballé, 2013) y a evidenciar una desafección cada vez mayor de las mujeres de las políticas impuestas por SF (Dueñas, 2010; Rebollo, 2005). A nivel internacional, el falangismo femenino también comenzaba a pasar problemas puesto que el alejamiento por parte del ministro de asuntos exteriores Fernando María Castiella de la idea hispanista en favor de la cooperación técnica y económica, distanciaban del discurso diplomático la cultura y espiritualidad que habían permitido vehicular el pensamiento de Falange hacia América.
No obstante estos cambios, Sección Femenina mantuvo las actividades hacia América Latina consolidadas en los años cincuenta. En el plano institucional durante los años sesenta se vivieron transformaciones en la Regiduría de Servicio Exterior. Azuzada por nuevas tareas respecto a la relación con Europa y un distanciamiento relativo de América Latina, la Regiduría se reorganizó en torno a tres departamentos: un departamento de “Relaciones Públicas” dedicado a vincular con interesados en la institución y organizar visitas; un departamento de “Relación con el Exterior” dedicado a organizar las actuaciones de los Coros y Danzas en diversos concursos, la participación de SF en reuniones, conferencias y congresos internacionales, los viajes de estudios y becas, las actividades de los albergues internacionales y el envío de material de propaganda; y un tercer departamento de “Relaciones con Hispanoamérica y Filipinas” el que mantenía la relación con los Círculos, las becas concedidas, el envío de personal y publicaciones, además de encargarse de la colaboración con el Instituto de Cultura Hispánica[17]. Otro cambio importante vivido durante esta década fue el reemplazo de la Regidora Central, Victoria Eiroa por Carola Ribed de Valcárcel en el año 1966.
Marcamos el cierre de este período con la celebración del Congreso Internacional de la Mujer en 1970. Como se ha investigado, este congreso fue para SF una oportunidad de renovarse ante los ojos internacionales y demostrar la actualidad y la modernidad del pensamiento falangista. En esta ocasión, el objetivo fue invitar a mujeres de todo el mundo para discutir problemas “femeninos” que interesaban a la institución y dar su opinión sobre los temas planteados por el movimiento feminista en otras partes del mundo. Participaron cerca de 900 congresistas, representando a 44 países. Un análisis de las comunicaciones por países indica la participación de 189 ponencias provenientes de Europa, 94 de América, diez de África y ocho de Asia[18]. En la siguiente tabla se representan las comunicaciones provenientes de América desagregadas por país:
Continente | País | N° | Total |
América | Argentina | 33 | 94 |
Uruguay | 12 | ||
Perú | 10 | ||
Chile | 7 | ||
Ecuador | 7 | ||
Estados Unidos | 5 | ||
Colombia | 4 | ||
Costa Rica | 4 | ||
Guatemala | 3 | ||
México | 2 | ||
Tabla 3: Comunicaciones americanas presentadas en el Congreso Internacional de la Mujer por países (Congreso Internacional de la Mujer, 1970) | |||
Sin embargo, las aproximaciones a “los temas femeninos” que interesaron a Sección Femenina no coincidían con las reivindicaciones que a nivel internacional estaban manifestando las mujeres. El tinte ideológico de la reunión queda revelado en los comentarios de Mercedes Formica, para quien el congreso se desarrolló sin contratiempos y una “abrumadora” mayoría aprobó los acuerdos generales en los distintos temas de discusión (“La mujer en la familia”, “La mujer en el trabajo”, “La mujer en la comunidad social, cívica y política” y “La mujer en la educación y en la cultura”) (Formica, 1970, p. 50). De hecho, como ha investigado Díaz: “en los grupos establecidos apenas hubo alusiones a temas como el aborto, el divorcio y los anticonceptivos” (Díaz, 2009, p. 323).
Cuarta etapa: De la reforma del Servicio Exterior a la muerte del régimen (1972-1977)
En 1972 se produjo en Sección Femenina una reforma administrativa. Se creó el Departamento de Coordinación, el que dependía directamente de la Secretaría Nacional. Este Departamento fue dividido en tres secciones y en una de ellas de alojaron las relaciones internacionales, a saber, la Sección de Relaciones Internacionales, la de Inspecciones y la de Asesoramiento e Información. La responsabilidad de la Sección de Relaciones Internacionales era articular la política exterior de las falangistas a partir de dos unidades de trabajo: la de extranjeros y emigración y la de relación con Hispanoamérica y becarias. En esta segunda unidad recayó la continuación del trabajo con América Latina[19].
Una de las primeras acciones emprendidas desde esta reorganización fue elaborar el documento que titularon: “Proyecto y resumen de actividades en relación con Iberoamérica”, que vio la luz en 1973. Este informe recopiló las actividades realizadas por SF desde 1951 comprendiendo las becas, fundaciones de Círculos Culturales Femeninos y el funcionamiento de los más destacados, y los viajes de Coros y Danzas de España. El análisis de este documento nos permite interpretar la necesidad de legitimación de Sección Femenina en el período al resaltar los logros de su gestión, principalmente, en un escenario de desprestigio del régimen y de la institución. La necesidad de Sección Femenina en ese momento era aumentar los montos presupuestarios para financiar una serie de proyectos tendientes a reforzar los lazos con América. A la información sobre las obras realizadas le seguía la propuesta de actividades que se ejecutarían a partir de 1974. Sección Femenina insiste en la importancia de la creación de un Colegio Mayor Femenino Hispanoamericano, en el aumento del número de becas, la consideración de otorgar recursos a los Círculos Culturales Femeninos que, hasta ese momento, se sostenían a través del aporte de sus socias; y se solicita una subvención extraordinaria para conmemorar los 25 años del funcionamiento de los Círculos. Además de esto, se planifica una nueva gira de los Coros y Danzas, la visita de Mandos falangistas a los Círculos y el envío de profesorado en labor cultural y promoción social, en una campaña de divulgación y propaganda por América Latina[20]. Este “Proyecto” deja en evidencia cómo en estos últimos años de vida, la Sección Femenina hacía esfuerzos por prolongar aquellas actividades que décadas atrás habían resultado exitosas, en un intento de encarar el anquilosamiento institucional reavivando glorias pasadas. Se podría decir que estos sueños de proyección internacional compensaban el ocaso interno de la institución.
1975 fue un año complejo para la SF. Los altercados en torno a la responsabilidad en la celebración del Año Internacional de la Mujer dejaron al descubierto los intentos de apartar a las falangistas. De acuerdo con Teresa Loring, Pilar Primo de Rivera:
se encontró con la sorpresa de que varios ministros se oponían a que fuese la Sección Femenina quien organizase y dirigiese dichos actos y querían que fuese un grupo de mujeres no gubernamentales, con relieve en la vida nacional, de las que naturalmente Pilar formaría parte; pero no que lo convocara y organizara como Delegada de la Sección Femenina[21]
A pesar de que la institución se hizo cargo de la organización de la celebración, lo cierto es que no había cabida en el escenario internacional para los discursos sobre la mujer que las falangistas seguían defendiendo.
Un año antes se celebró el último Consejo Nacional de la Sección Femenina. Tras 1974 se pierde el rastro de las actividades que realizó el Departamento de Coordinación. Las acciones que conocemos han sido extraídas de circulares enviadas a América y por la correspondencia entre SF y los Círculos, en razón de la adjudicación de becas hasta 1977. Así, entre 1972 y 1977 el trabajo exterior de Sección Femenina repitió lo habitual desarrollado en el marco de la diplomacia cultural franquista: viajes de Coros y Danzas, visitas de Mandos y de la Delegada, funcionamiento de los Círculos Culturales Femeninos Hispanoamericanos y el sistema de becas. El hito de este período debería haber sido la celebración de los 25 años de los Círculos Culturales. A propósito de esta celebración y de la confección del informe antes mencionado, se realiza un intenso trabajo de recopilación de información, solicitando a los Círculos enviar reseñas e historias de las agrupaciones, resúmenes de sus principales actividades y seguimiento a sus becarias destacadas. Era necesario para la SF visibilizar el aporte internacional que habían realizado y la transmisión y defensa del ideario falangista entre las mujeres americanas. En el año 1976 la revista Teresa publica una serie de reportajes en los meses de agosto y octubre sobre los Círculos Culturales Hispanoamericanos. Los presentan, entrevistan becarias y se publican algunas crónicas. Sin embargo, la celebración de plata de los Círculos no fue más que eso.
Por otro lado, Sección Femenina tomó parte de algunos tratados de cooperación que España promovió con América Latina. El caso documentado es el chileno. Entre 1975 y 1976 se emprendieron las discusiones en una comisión mixta permanente sobre la firma y aplicación de un Convenio de cooperación entre ambos países. Ahí, se acordó cooperación cultural que incluían intercambios artísticos y culturales, intercambios femeninos con becas, específicamente a la Escuela de Aranjuez y a estudiar Instructoras de juventudes. Con ocasión de este convenio viajó a Chile Carola Pereya y desde Chile fueron Carmen Grez y Gisela Silva Encina a España (Comisión Mixta Hispano-Chilena, 1975; Jara Hinojosa, 2008, 2006).
La correspondencia con los Círculos da pistas acerca de la relación que se fue estableciendo con Sección Femenina en estos últimos años. En Bolivia, por ejemplo, se fundaron Círculos Juveniles Femeninos (en La Paz y en Sucre) como parte de un proyecto no impulsado desde Sección Femenina. A los Círculos de Costa Rica se les solicitó elevar el nivel cultural de sus actividades, las que estaban ligadas de manera importante a actividades con trabajadoras del servicio doméstico y de intervenciones eclesiásticas[22]. Los Círculos fundados en Chile y Perú participaron y colaboraron de cerca en las dictaduras de Augusto Pinochet y de Juan Velasco Alvarado respectivamente[23]-[24] (Tessada, 2023). El Círculo de Montevideo tuvo un altercado con los mandos porque decidió invitar a las presidentas y socias de los Círculos a una celebración por los 25 años de los Círculos en Montevideo. La organización sin autorización molestó profundamente a las encargadas del Servicio Exterior de Sección Femenina (Círculo Cultural Femenino Hispano-Uruguayo, 1976).
Cuando se desarticuló el Movimiento y cayó la dictadura, solo sobrevivieron a Sección Femenina los Coros y Danzas. Desde Sección Femenina se envió una carta de parte de Pilar Primo de Rivera a cada Círculo, donde se les agradecía su compromiso hispanista. Así acababa de manera formal la relación de Sección Femenina con los Círculos[25]. En Latinoamérica el escenario es diverso y poco se sabe del destino de los Círculos Culturales debido a la extinción de la documentación y correspondencia con las falangistas. Para el caso de Chile, la documentación del Instituto Chileno de Cultura Hispánica da cuenta de que el Círculo de Santiago se disolvió el año 1982. Del Círculo Boliviano de Cultura Hispánica hemos encontrado una memoria del período 1989-1991 (Bilbao, 1991). Por lo tanto, para conocer el destino de los Círculos habría que estudiarlos caso por caso; lo cierto es que en 1977 se cortó toda relación con la SF a causa de su definitiva desaparición.
Algunas conclusiones
La propuesta de periodización de la labor de Sección Femenina hacia América Latina apunta a contextualizar el accionar de las falangistas en el marco de la diplomacia cultural franquista desarrollada durante la dictadura. Es decir, se interpreta a la institución como un agente más de la diplomacia franquista. En un período de casi 40 años, en que las políticas y posibilidades de acción falangistas respondieron al contexto internacional y nacional, la Sección Femenina logró desarrollar estrategias de proyección internacional con distinto impacto a lo largo de los años.
Las cuatro etapas propuestas permiten interpretar el devenir internacional de la Sección Femenina, su maquillaje ideológico y el anquilosamiento de sus ideas e institución. El impacto de este accionar es variado. En algunos países se logró la penetración cultural y la fidelización de las mujeres de las élites cercanas al hispanismo, catolicismo y conservadurismo y su incidencia en distintos ámbitos sociales, desde la educación a la cultura. Si bien la recepción de estas políticas es un ámbito que no abordamos específicamente en este artículo, la revisión documental muestra una penetración más importante en Chile, Argentina y Colombia (Tessada, 2017b; 2023). El éxito conjunto de estas estrategias de proyección es más difícil de afirmar, por un lado, vemos que para SF fue imposible materializar nuevos proyectos a lo largo de los años y, por otro lado, habría que realizar un estudio caso a caso en los países con los que se buscó establecer relaciones. Por último, es necesario relevar la obsolescencia del discurso del falangismo femenino durante los primeros años de los setenta.
Por último, el espacio transnacional propiciado por la Sección Femenina permite reflexionar sobre las consecuencias de género de las políticas diplomáticas de los países. Los congresos, las becas y los Círculos permitieron a mujeres latinoamericanas encontrar espacios de politización y asociacionismo en ideas que en muchos períodos del siglo XX iban a contracorriente de los sucesos y transformaciones políticas de los países.
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Recibido: 5 de junio de 2025
Aceptado: 18 de agosto de 2025
Versión Final: 27 de agosto de 2025
Anuario Nº43, Escuela de Historia
Facultad de Humanidades y Artes (Universidad Nacional de Rosario), 2025
ISSN 1853-8835
[1] Mensaje de Pilar Primo de Rivera a los Coros y Danzas en la gira por América de 1949.
[2] Primo de Rivera, Pilar (1949), Mensaje de Pilar a los Coros y Danzas, Departamento de Coordinación, Caja 5802. Archivo General de la Administración.
[3] Sección Femenina (1938), Folleto Segundo Consejo Nacional Segovia, Fondo Sección Femenina Azul Carpeta 6 Doc. 2. Real Academia de la Historia.
[4] Sección Femenina (1939). Servicio Exterior. Fondo Azul Carpeta 24, Documento 2. Real Academia de la Historia.
[5] Sección Femenina (1941) Folleto labor realizada en 1941 Fondo Sección Femenina Azul Carpeta 6 Doc. 6. Real Academia de la Historia.
[6] Ídem, p. 231.
[7] Primo de Rivera, P. (s/f), Historia de la Sección Femenina por Pilar Primo de Rivera. 5 parte: se refiere fundamentalmente de la Proyección de Sección Femenina en el Exterior, desde 1945 hasta el año 1951 Fondo Sección Femenina Azul Carpeta 1B, Real Academia de la Historia, p. 161.
[8] Departamento de Coordinación (s/f). Caja 5782-2 Delegación Nacional de la Sección Femenina Departamento de Coordinación. Archivo General de la Administración.
[9] Primo de Rivera, P. (1948), Carta de Pilar Primo de Rivera a Francisco Franco, 8 -04- 1948. Caja 5802 Delegación Nacional de la Sección Femenina Departamento de Coordinación. Archivo General de la Administración.
[10] De Lara, L. (1948). Informe de Viaje a América. Carpeta Coros y Danzas. Organización viaje a Argentina, 1948. Caja 5802 Delegación Nacional de la Sección Femenina Departamento de Coordinación. Archivo General de la Administración.
[11] Sección Femenina (1949), Doc. 7 Junta de Presupuestos. Carpeta 52. Correspondencia con el Ministro Secretario del Movimiento (1949) Fondo Sección Femenina Azul Real Academia de la Historia.
[12] Sección Femenina (1952). La Sección Femenina, Historia y Organización, Madrid Carpeta 1 B Documento B 15 Archivo Documental de la Asociación Nueva Andadura Serie Azul. Sección Femenina Real Academia de la Historia.
[13] Sección Femenina (1951). “Conclusiones del I Congreso Femenino Hispanoamericano y de las Filipinas”, Caja 5808. Delegación Nacional de la Sección Femenina. Archivo General de la Administración.
[14] Sección Femenina, (s/fb). Primer Congreso Femenino Hispanoamericano y Filipino y otros documentos (1951 -1963). Carpeta Azul 56. Fondo Sección Femenina. Real Academia de la Historia.
[15] Sección Femenina (1952b). Condiciones de las becas otorgadas por la Sección Femenina de España, BECAS Exp. 15 Leg R 5238 ESPAÑA 1952 – 1957. Achivo Ministerio Asuntos Exteriores.
[16] “Dos muchachas cordobesas preparan Congreso Femenino Hispanoamericano”, La Nación, 24/10/1955, p. 3.
[17] Sección Femenina (1962). Regiduría de Servicio Exterior en el Consejo Nacional de 1962. Carpeta 109-A Doc B-4(13) Archivo Documental de la Asociación Nueva Andadura Serie Azul. Real Academia de la Historia.
[18] Congreso Internacional de la Mujer (1970). Resumen de las conclusiones y recomendaciones del Congreso Internacional de la Mujer, Soria: Impresora Provincial.
[19] Sección Femenina (1972) Circular Nº5/1972 7-11-1972. Doc. 43. Carpeta 90 Oficios y Circulares. Archivo Documental de la Asociación Nueva Andadura Serie Azul. Real Academia de la Historia.
[20] Sección Femenina (1974). Actividades de Sección Femenina en relación con Iberoamérica. Doc. 3 Carpeta 56 Congreso Hispanoamericano, Archivo Documental de la Asociación Nueva Andadura Serie Azul. Real Academia de la Historia.
[21] Loring, T. (1975). Año Internacional de la Mujer 1974-1975 Nota Introductoria. Carpeta 165. Archivo Documental de la Asociación Nueva Andadura Serie Azul. Real Academia de la Historia.
[22] Sección Femenina (1972b). Carta, San José Costa Rica, 25 de noviembre de 1972. Departamento de Coordinación. Archivo General de la Administración.
[23] Sección Femenina (1974). Carta, Lima, 13 de mayo de 1974 Departamento de Coordinación. Archivo General de la Administración.
[24] Sección Femenina (1975). Correspondencia 21-08- 1975. Caja 5737 Delegación Nacional de la Sección Femenina Departamento de Coordinación. Archivo General de la Administración.
[25] Sección Femenina (1977) Carta de Pilar Primo de Rivera a las presidentas de los Círculos, 27 -05-1977. Caja 5739 Delegación Nacional de la Sección Femenina Departamento de Coordinación. Archivo General de la Administración.