«As mães da nação»: el papel de las fascistas brasileñas y españolas en el proyecto de reconstrucción nacional de Ação Integralista Brasileira y Falange Española. Una mirada desde la prensa (1935-1945)
«As mães da nação»: el papel de las fascistas brasileñas y españolas en el proyecto de reconstrucción nacional de Ação Integralista Brasileira y Falange Española. Una mirada desde la prensa (1935-1945)
«As mães da nação»: the role of brazilian and spanish fascist on the national reconstruction project of Ação Integralista Brasileira and Falange Española. A view from the press (1935-1945)
LLEDÓ MAGNIETO VENTURA
Universitat de València, España
llemag@alumni.uv.es
RESUMEN
El presente texto es una primera comparación entre los modelos de feminidad de la Ação Integralista Brasileira y Falange Española entre los años 1935 y 1945 a través de la prensa. En este sentido, nos centramos concretamente en la forma en que se expresaba el papel de las mujeres en el proyecto de revolución nacional planteado por ambos movimientos en las páginas de sus principales revistas. Para ello, se ha tomado como fuentes dos revistas de cada movimiento político mencionado. En el primer caso, se ha escogido las principales revistas del movimiento: Anauê! y Brasil Feminino. En el segundo caso, Y. Revista de la Mujer nacionalsindicalista y Medina. Semanario de la S.F. han sido las escogidas para su análisis. Así, el objetivo es ofrecer una mirada comparada acerca de cómo se difundían ambos modelos de feminidad y sus líneas principales al público de las revistas.
Palabras clave: Ação Integralista Brasileira, Falange Española, feminidad, fascismo, modelos de género.
ABSTRACT
The present text aims to provide an initial comparison between the models of femininity of the Ação Integralista Brasileira and Falange Española between the years 1935 and 1945, through the lens of their respective press publications. In this regard, we intend to focus specifically on the way in which the role of women was expressed within the national revolution project proposed by both movements, as depicted in the pages of their main women's magazines. To this end, two magazines from each political movement have been selected as primary sources. In the former case, the main magazines of the movement, Anauê! and Brasil Feminino, have been chosen. In the latter case, Y. Revista de la Mujer nacionalsindicalista and Medina. Semanario de la S.F. have been selected for analysis. Thus, the objective is to offer a comparative perspective on how both models of femininity and their principal tenets were conveyed to the magazine’s readership.
Keywords: Ação Integralista Brasileira, Falange Española, femininity, fascism, gender models.
Introducción
En mayo de 1937 se publicaba en Rio de Janeiro el número 35 de la revista Brasil Feminino, en el cual se anunciaba su “nueva fase” como parte de las publicaciones periodísticas de la Ação Integralista Brasileira (AIB), el partido fascista más importante de la historia de Brasil. En el siguiente número, la directora de la revista, Iveta Ribeiro, escribía un artículo titulado “De inicio. Cumprindo un dever”. En él, hacía referencia al inicio de esta nueva fase de la revista a través de una metáfora. Ribeiro contaba la historia de una niña —la revista— que creció durante cinco años hasta que llegó un momento donde estuvo a punto de desaparecer. En ese momento, el integralismo se elevó como el movimiento salvador de dicha niña, incorporándola a su aparato de prensa. Así, en esta historia se instaba a agradecer al movimiento y especialmente a Carmela Patti Salgado, la esposa del Jefe Nacional Plínio Salgado, “[…] aquela que deu a B.F. o elemento preciosíssimo para a realização de seu ideal construtor, […]”[1]. De esta manera, en esta nueva etapa, Brasil Feminino pretendía construir un espacio donde las mujeres pudieran acudir a informarse sobre todos aquellos temas considerados inherentes a las mujeres y su feminidad y, además, reflexionar en torno a su papel en el proyecto de regeneración nacional promovido desde la AIB.
En febrero del año siguiente, al otro lado del Atlántico —concretamente, en España— salía a la luz el primer número de Y. Revista de la mujer nacionalsindicalista, destinada, como su nombre indica, a las mujeres afiliadas al partido fascista español, conocido como Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET-JONS)[2] —y más adelante a todas las mujeres españolas—. En la página donde se inauguraba el consultorio de la revista, se anunciaba esta nueva publicación de la Sección Femenina de la siguiente forma: “CAMARADAS: ya tenemos nuestra revista, la revista de las mujeres nacionalsindicalistas, en la que encontramos todo lo que nos hace falta, nuestras normas de conducta, basadas en el espíritu de la nueva España, […]”[3]. Con estas palabras se abría paso a un espacio impreso donde las falangistas iban a volcar todos los aspectos que rodeaban al papel de la mujer dentro del proyecto de Falange, así como también todos aquellos temas que consideraban centrales para la vida de las mujeres y el desarrollo de su identidad.
El hecho de que en ambas revistas se tenga como objetivo constituir un espacio de consulta para un público determinado no es casualidad. En ambos casos se trata de revistas pertenecientes a movimientos fascistas —el integralista y el falangista— que, en su pretensión totalitaria de la sociedad, hicieron uso de toda aquella herramienta a su alcance para garantizar la llegada de su discurso más allá de sus afiliados. Un discurso que partía, a grandes rasgos, desde el mismo punto: la nación había caído en una crisis a la que —según estos movimientos— los sistemas políticos tradicionales no podían hacer frente. Ante esto, el fascismo se posicionaba como “la luz de la nueva era”, en palabras del principal líder integralista, Plínio Salgado (Grecco, 2018, p. 271). Es decir, esta nueva cultura política que comenzó su andadura en Italia en 1919 y que se extendió por Europa y más allá, se presentaba como una tercera vía mediante la cual reconstruir la nación en decadencia. Esta reconstrucción se haría mediante una revolución, la “Revolución Nacionalsindicalista” en el caso de Falange Española y la “Revolución del Espíritu” en el de la Ação Integralista Brasileira. Y para poder llevarla a cabo, era necesario generar un orden social, cultural y político concreto. En dicha iniciativa, la prensa constituyó una herramienta de primer orden, ya que, como señalaba Beatriz Sarlo, se trata de un soporte cuyo objetivo es generar impacto en su presente e influenciarlo de alguna manera (Sarlo, 1992, p. 10). En las diversas secciones, crónicas y demás apartados de sus principales revistas y periódicos, el integralismo y el falangismo transmitían su doctrina al público lector y, al mismo tiempo, a través de su contenido demostraban una clara pretensión moldeadora de la sociedad.
Esta última idea es especialmente interesante a la hora de atender las revistas femeninas que se crearon durante el periodo de entreguerras en los diversos movimientos fascistas. No solo perfilaban modelos de género afines a unas líneas ideológicas concretas —y a través de unos contenidos relacionados con aquellos temas que se consideraban inherentes a la feminidad—, sino que su mera existencia “contribuiría a la construcción de un ordenamiento social basado en la diferencia sexual […]” (Tessada, 2012, p. 264). Un ordenamiento social que, en definitiva, permitiera llevar a cabo ese proyecto de construcción nacional en el que se cimentó el fascismo en todas sus variantes.
Dentro de ese ordenamiento social, en el presente artículo nos interesa centrarnos en la manera en que se expresaba en las revistas femeninas el papel de las fascistas brasileñas y españolas en el proyecto de regeneración nacional de sus respectivos movimientos políticos. No obstante, antes de entrar en este análisis, creemos conveniente hacer un breve recorrido por la historia e historiografía de ambas secciones femeninas, de cara a entender de qué manera se desarrolló el modelo de feminidad de ambos movimientos dentro de las dinámicas propias de Falange Española y la Ação Integralista Brasileira.
Blusas verdes, camisas azules. Dos recorridos históricos e historiográficos
Si bien tradicionalmente se consideró el fascismo como una cultura política inherentemente masculina, actualmente no existe duda de que entre sus filas también se encontraban mujeres que —en un contexto de crisis general como fue el periodo de entreguerras en Europa y fuera de ella— concordaban con las ideas e intereses que defendía la ideología fascista (Durham, 1998, p. 166). No obstante, esta consideración no siempre estuvo presente en la historiografía. De hecho, habría que esperar a las últimas décadas del siglo pasado para encontrar las primeras referencias que comenzaban a reflexionar en torno a la relación de las mujeres con las políticas fascistas, más allá de aquella dimensión inicial que las ubicaba en el ámbito de las víctimas (Frietsch & Herkommer, 2009, pp. 28-31). De esta manera, desde la década de los 80 hasta la actualidad encontramos toda una serie de aportaciones que realizan un análisis más completo y complejo del sujeto fascista, como es el caso de las obras de Martin Durham (1998), Paola Bacchetta y Margaret Power (2002), o Kevin Passmore (2003), entre otros. Estas ponen de relieve tanto la presencia de las mujeres dentro de esta cultura política, como la importancia de las relaciones de género en su configuración discursiva y organizativa.
El estudio de las mujeres de Falange Española y la AIB se encuadra dentro de este recorrido historiográfico. No obstante, ambos casos presentan diferencias, sobre todo en lo que respecta a sus inicios y al punto de desarrollo en el que se encuentran actualmente. Cronológicamente, encontramos en primer lugar las aproximaciones a la historia de la Sección Femenina de Falange, las cuales comenzaron a aparecer durante la década siguiente al final de la dictadura. En este sentido, la obra de María Teresa Gallego Méndez titulada Mujer, Falange y franquismo (1983) es considerada la primera monografía sobre la organización femenina del fascismo español y, por tanto, la pionera en este ámbito de estudio. A partir de su publicación, Gallego dio paso a toda una serie de aportaciones que continúan hasta nuestros días, siendo este ámbito de Falange Española uno de los más estudiados. Entre las aportaciones más destacadas, encontramos los trabajos de Marie-Aline Barrachina (1991), Kathleen Richmond (2004), Inbal Ofer (2009), Sofía Rodríguez (2010) o Begoña Barrera (2019), entre otras.
Por el contrario, la historiografía sobre la sección femenina del integralismo brasileño presenta un desarrollo más tardío. Esto se debe, como señala Leandro Pereira Gonçalves, a que “el integralismo no se veía como algo histórico” (2017, p. 243), por lo que su estudio se abordó en un inicio desde el ámbito de las Ciencias Sociales. No obstante, estos trabajos son considerados como la base de la producción historiográfica posterior, especialmente la tesis doctoral de Hélgio Trindade publicada en 1979 bajo el título Integralismo: o fascismo brasileiro da década de 30 (Ibid., 2017, p. 243). Si el estudio del movimiento fascista brasileño ya presenta de por sí un desarrollo tardío en comparación a otros movimientos de esta misma cultura política, en el caso de su sección femenina esto es todavía más acusado. De hecho, habría que esperar a finales de los años 90 para encontrar la primera mención a las afiliadas integralistas en la obra de Rosa Maria Feiteiro Cavalari (1999). Asimismo, hasta principios de los 2000 no se empezaron a publicar los primeros artículos dedicados íntegramente a esta dimensión de la Ação Integralista Brasileira, siendo Lidia María Vianna Possas la pionera con su artículo “O integralismo e a mulher” (2004). Actualmente, el estudio de las ‘blusas verdes’ integralistas es un ámbito de investigación en crecimiento, con aportaciones interesantes por parte de historiadoras como Sandra McGee Deutsch (2002), Renata Duarte Simões y Leandro Pereira Gonçalves (2012), o Toni Morant i Ariño (2019), entre otras. Sin embargo, cabe señalar que actualmente no existe una monografía dedicada exclusivamente a las afiliadas integralistas, al contrario que en el caso de las falangistas.
Con todo, las diversas aportaciones proporcionadas por las historiadoras e historiadores en este campo permiten constatar que las mujeres orbitaron alrededor de Falange Española y la Ação Integralista Brasileira desde sus inicios. Las militantes de ambos movimientos se encontraron con la resistencia de sus camaradas masculinos a que las mujeres formaran parte del movimiento, ya que lo consideraban muy alejado de su lugar natural, esto es, el ámbito privado o doméstico. Sin embargo, esto no fue impedimento para que aquellas interesadas en formar parte de estos espacios que se abrían a inicios de los años 30, pronto pasaran a engrosar las filas del falangismo español y el integralismo brasileño; ya fuera a través del Sindicato de Estudiantes Universitarios (SEU) (Barrera, 2019, p. 38), o a través de la formación de una milicia femenina en un municipio del estado brasileño de Minas Gerais (Deutsch, 2002, p. 162).
Asimismo, estos primeros grupos de mujeres no tardaron en formar parte de los engranajes de ambos movimientos, formando órganos exclusivamente dirigidos a las afiliadas femeninas. De esta manera, en 1934 a uno y otro lado del Atlántico se creaba la Sección Femenina de Falange Española (SF) y el Departamento Femenino de la AIB. No obstante, en el caso de las integralistas habría que esperar a 1936 para encontrar a la afiliación femenina verdaderamente institucionalizada bajo la Secretaria Nacional de Arregimentação Feminina e dos Plinianos (SNAFP). Esta separación en el tiempo de ambos órganos de reclutamiento femenino se entiende dentro de la dinámica de la AIB, que no se organizó como partido político hasta 1935.
Encabezadas, respectivamente, por Pilar Primo de Rivera —hermana del líder de Falange, José Antonio Primo de Rivera— y la médica Irene de Freitas Henriques, ambas organizaciones se crearon en circunstancias muy diferentes que, en definitiva, fueron decisivos para el desarrollo de sus primeros años. En el caso de las integralistas, se debe tener en cuenta que a partir de 1935 la AIB —en un contexto de crisis política, económica y social en el que se encontraba sumido Brasil desde principios de los años 30— comenzó a plantear la conquista del poder a través de la vía electoral. Ante esto, no solo interesaba comenzar a atraer más mujeres de las ya presentes en el movimiento desde sus inicios, sino que también buscaban atraer a otros sectores de la población, especialmente a aquellos más desfavorecidos. En esta empresa, la institucionalización de la afiliación femenina en la SNAFP fue clave por dos razones: en primer lugar, porque las brasileñas habían obtenido el derecho a voto en 1932, lo que las convertía en un sector de la población valioso de cara a las elecciones —de hecho, algunas historiadoras como Possas, han planteado que el partido mostró una mayor tolerancia a la afiliación femenina precisamente por esta razón, señalando, por tanto, que el objetivo de la AIB en esta cuestión era meramente proselitista (2012, p. 28)—; en segundo lugar, porque a través de las actividades que se reservaron para ellas, se acercaron a los sectores más empobrecidos de la sociedad, con el objetivo de mostrar los beneficios de la doctrina integralista. Así, se pretendía conseguir que estos sectores votaran a la AIB en las elecciones de 1937 (que finalmente no acontecieron a consecuencia del inicio de la dictadura del Estado Novo). En este sentido, una de las funciones más destacadas de la SNAFP —además de los cuidados a través de la enfermería, los talleres de cocina, la confección de los uniformes y objetos con la simbología integralista, o la caridad— fue aquella dirigida desde la sección escolar, esto es, la organización de campañas de alfabetización por todo el país. Con la creación de más de 3.000 escuelas, las integralistas tenían el propósito de enseñar a leer y escribir a aquellos sectores que no sabían, para garantizar de esta manera su acceso al voto —en favor de la AIB—, ya que los analfabetos no podían votar (Cavalari, 1999, pp. 62-65).
Por su parte, la creación de la Sección Femenina de Falange respondía a una coyuntura notablemente diferente a la de las integralistas. Falange y su discurso se sustentaba, como señala Begoña Barrera, sobre la base de una masculinidad fascista que llevaba ligada la violencia como una de sus formas de acción principales dentro del contexto republicano. Por esta razón, algunos falangistas —entre ellos José Antonio Primo de Rivera— fueron reacios a la inclusión de las mujeres en sus filas (2019, pp. 35-36). No obstante, después de su afiliación al SEU y la fundación de la organización femenina, la labor de las falangistas fue esencial, ya que no solo se encargaron de la confección de uniformes, labores asistenciales, la recaudación de fondos o la visita a sus camaradas presos. Estas primeras falangistas también repartieron propaganda del movimiento y participaron activamente en el contrabando de armas cuando el partido fue ilegalizado por el gobierno de la República y gran parte de sus líderes se encontraban en prisión o en clandestinidad (Richmond, 2004, pp. 28-29). A partir del estallido de la Guerra Civil, y más concretamente a partir de abril de 1937 con el Decreto de Unificación —en el cual se agrupaban todas las formas políticas que apoyaban al bando sublevado bajo una única fuerza política— las responsabilidades de la organización femenina falangista se ampliaron, se adaptaron a las necesidades del conflicto, y se mantuvieron hasta el final de la dictadura. Así, el papel de Sección Femenina y sus diversos departamentos acabó siendo el de formar a todas las mujeres españolas en tres ejes señalados por Toni Morant: “La formación nacionalsindicalista, la religiosa y la preparación doméstica de la futura madre” (2012, p. 134).
En definitiva, es indudable que en ambos casos el ideal de feminidad se configuró sobre la base de una tarea auxiliar y asistencial para/con la actividad de sus camaradas masculinos. Sin embargo, la actividad de ambos grupos femeninos fascistas, como ha sido señalado por diversas autoras, en muchas ocasiones presentaba notables divergencias con este carácter que inicialmente definió la fundación de la SF y la SNAFP. De esta manera, se codificaba un modelo de feminidad complejo que no solo se observa en la estructura y actividades de ambas organizaciones, sino también en aquello que difundían a través de la prensa, siendo esta última cuestión objeto de estudio en el presente artículo.
La prensa integralista y falangista como fuente de análisis
La razón que nos ha llevado a elegir la prensa como la fuente desde la cual observar la difusión de ambos modelos de feminidad, es la constatación de esta como una herramienta clave para la divulgación de la doctrina integralista y falangista. En el caso del integralismo, dicha importancia deriva de la propia profesión de su principal líder, Plínio Salgado, quien antes de entrar en política había trabajado como periodista en diversos periódicos brasileños. De hecho, fue principalmente en estos espacios donde, de manera progresiva, perfiló los rasgos principales de la posterior doctrina integralista (Oliveira, 2017, pp. 28-30). Además, Salgado reconoció la importancia de la prensa en la trasmisión de la doctrina política con declaraciones como las siguientes, recogidas por Rodrigo Santos de Oliveira: “É a imprensa que compete teorizar e doutrinar. Para orientar e conduzir. Para arrancar o país da confusão e elevá-lo às claras definições e às atitudes nítidas e fortes” (2017, p. 32). Así, en el caso del integralismo brasileño, la producción periodística estaba gestionada por la Secretaria Nacional de Propaganda, por la cual pasaba toda la prensa relacionada con el movimiento, para garantizar la homogeneidad doctrinal en todas ellas. En este sentido, destaca la fundación en 1935 de Sigma-Jornais Reunidos, donde se concentraron 88 periódicos y revistas del movimiento, quedando así subordinados a la Secretaria Nacional de Propaganda y a su empresa uniformadora (Cavalari, 1999, p. 84). Unos esfuerzos organizativos que, en definitiva, dejan entrever la importancia que tenía la prensa dentro de las dinámicas de la AIB.
Por otro lado, la prensa también estuvo presente desde los primeros pasos de Falange, aunque con poca incidencia en la sociedad española y muchas deficiencias en su estructura, una inestabilidad que se mantendría hasta bien entrada la Guerra Civil. No obstante, en estos inicios encontramos a las falangistas como parte importante de la distribución y organización de la propaganda falangista, en tanto que pasaban más desapercibidas ante las autoridades de la República (Barrera, 2019, pp. 74-76). Además, la prensa también fue una herramienta capital para la propia Sección Femenina a nivel interno, ya que permitía difundir su discurso y legitimar su actividad en el marco del partido fascista al que se adscribía (Ibid., 2019, p. 54). No en vano, Barrera consideró la estructura propagandística de las falangistas como “la médula discursiva de la SF” (2019, p. 73), y como tal, esta fue ampliamente desarrollada desde 1938 hasta finales de la dictadura.
Dicho esto, a continuación, ofrecemos una aproximación a la difusión a través de la prensa del papel de la mujer integralista y falangista en el proyecto de revolución nacional de la Ação Integralista Brasileira y Falange Española. Para ello, hemos escogido cuatro de las principales revistas de ambos movimientos. En el caso de la AIB, nuestra elección ha sido la revista Brasil Feminino y Anauê!. En primer lugar, Brasil Feminino fue una revista dirigida únicamente a mujeres. Creada por la intelectual Iveta Ribeiro en 1932, tenía como objetivo divulgar las obras de mujeres intelectuales a nivel nacional. No obstante, los últimos cuatro números —mayo, junio, septiembre y noviembre de 1937— se hicieron bajo cuño integralista, ya que en este año la AIB aprovechó los problemas financieros de la publicación y la compró (Duarte, 2023, pp. 262-265). Puesto que se trataba de una revista dirigida exclusivamente a mujeres, a lo largo de sus secciones encontramos aquellos temas tradicionalmente relacionados con estas —belleza, hogar, crianza, etc.—, al mismo tiempo que se añadieron noticias sobre las actividades de la AIB en los diversos núcleos del país. No obstante, podemos encontrar también artículos dedicados a política y educación femenina (Mancilha, 2017, pp. 216-217).
En segundo lugar, Anauê fue la principal revista del movimiento, creada en 1935. Si bien no se dirigía a un público tan concreto como Brasil Feminino, la temática de sus secciones nos permite deducir que las mujeres también formaban parte del público que buscaba atraer la revista, ya que podemos encontrar desde artículos sobre política y cultura, a secciones sobre la educación, la familia o las mujeres, entre otros (Fiorucci, 2014, p. 177). En esta, destaca principalmente la sección “Senhora”, coordinada por la intelectual integralista Nair Nilza Perez. Además de incluir secciones de cocina, cuidados, etc., en ella Perez también se dedicaba a debatir sobre política y la situación de la mujer en la historia.
Para el caso de las falangistas, la selección se ha centrado en las dos revistas femeninas creadas durante los primeros años de Sección Femenina: Y. Revista de la mujer nacionalsindicalista y Medina. Semanario de la S.F. Fundada en 1938 —en plena Guerra Civil— Y fue la primera revista creada por la Regiduría de Prensa y Propaganda de la Sección Femenina, y mantuvo su carácter mensual hasta su desaparición a finales de 1945. El objetivo de su fundación, como señala Begoña Barrera, fue crear una revista análoga a Vértice, pero centrada en el público femenino (2019, pp. 87-89). Por su parte, Medina se fundó en 1941 como complemento semanal a Y, y siguió publicándose también hasta 1945. Su contenido presenta muchas similitudes, ya que ambas tenían como objetivo transmitir las consignas falangistas relacionadas con el papel de las mujeres. Esto lo realizaban a través de secciones sobre puericultura, educación física, o belleza, pero también sobre política, historia y cultura (Ibid., 2019, p. 117).
Por otro lado, teniendo en cuenta que la actividad de ambos fascismos tan solo coincidió en el tiempo hasta el año 1937, hemos considerado interesante realizar un análisis de aquellos números que forman parte de los primeros momentos de desarrollo de ambas organizaciones femeninas. Así, las dos revistas integralistas cubren un periodo que se extiende desde 1935 a 1937, mientras que las falangistas van de 1938 a 1945. Tal disparidad en el periodo de publicación de ambas organizaciones puede verse como un obstáculo para realizar la comparación que aquí proponemos. Sin embargo, se trata de dos organizaciones que presentan un desarrollo a nivel estructural y discursivo que merece la pena comparar —si bien somos conscientes de que el desarrollo de la Sección Femenina responde a un contexto muy singular que, sin duda, la hacen una organización notablemente particular en comparación con otras organizaciones femeninas fascistas—. Por tanto, siendo conscientes del desarrollo de su actividad en sus más de 40 años de existencia, hemos convenido en centrarnos en su fase inicial, esto es, desde los años previos a la Guerra Civil hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. De esta manera, tomando como punto de partida estos parámetros cronológicos, consideramos que podemos realizar una interpretación comparada sobre ambas organizaciones ya que, en palabras de Toni Morant —quien en 2019 realizó la primera comparación entre SF y la SNAFP—, un estudio de estas características “permite não só estabelecer semelhanças e diferenças, o que é importante para estabelecer padrões e especificidades neste universo fascista do período entreguerras, mas também melhorar o que sabemos de cada um dos movimentos” (2019, p. 137).
Modelos de feminidad falangista e integralista: convergencias y divergencias
Como hemos señalado anteriormente, los modelos de feminidad integralista y falangista se enmarcaron en un proyecto de reconstrucción nacional propuesto por sus respectivos movimientos. Este, implicaba necesariamente un ordenamiento de la sociedad determinado, que se inició en las propias filas de afiliados. En este sentido, estos dos ideales de feminidad se codificaron en respuesta al progresivo proceso de emancipación que protagonizaron las mujeres desde principios del siglo XX, a caballo de otros cambios a nivel político, social y económico. En España, la coyuntura legada por la Gran Guerra, el avance del movimiento feminista y la experiencia republicana, dieron paso a una mayor presencia de las mujeres fuera de la esfera privada, y al cuestionamiento del rol doméstico que les era atribuido tradicionalmente en el discurso nacional. Así, a partir sobre todo de los años 30 se ampliaron los espacios de acción de la mujer y su incidencia en el ámbito social y político, lo que suscitó la reacción de sectores conservadores, que se movilizaron de diversas formas y a través de diferentes órganos contra los cambios introducidos durante el periodo republicano. En este contexto, Sección Femenina formó parte de las agrupaciones de mujeres de las derechas que se alzaron en contra de los avances en materia de derechos para las mujeres. No obstante, también experimentaron una fuerte movilización durante la Segunda República como figuras que reivindicaban un modelo de feminidad centrado en su papel en el hogar (Yusta, 2006, p. 112).
Por otro lado, Brasil se encontraba sumido en una profunda crisis social, política y económica, y los aires de cambio europeos se hicieron notar en este contexto de inestabilidad (Mota & López, 2009, pp. 430-473). Así, experiencias como el incipiente proceso de modernización, la Revolución Rusa, el desarrollo del movimiento feminista y el aumento de la presencia femenina en el espacio público, entre otros, suscitaron la preocupación de los sectores más conservadores de la sociedad brasileña, que observaban lo sucedido en Europa como una amenaza que debía aplacarse dentro del país. Así, para estos sectores, la protección de la honra femenina frente al proceso de emancipación era necesaria para la seguridad de la honra familiar y, en última instancia, de la nación (Caulfield, 2000, pp. 26-27). Por su parte, el integralismo consideraba la crisis presente en el país como una consecuencia de ese intento de emancipación; con la ambición de algunas mujeres por participar en el mundo laboral, atribuido tradicionalmente a los hombres, “amenazas” como el comunismo se habían cernido sobre el núcleo familiar, destruyéndolo. Las mujeres, señala Deutsch, eran vistas como las responsables de preservarlo (1997, p. 10), evocando un ideal de feminidad visible en sus afiliadas y su labor en el proyecto de reconstrucción nacional integralista.
Estos ideales de feminidad se expresaron a lo largo de las revistas de ambos movimientos a través de diversas secciones y otros contenidos. En el presente artículo, nos interesa poner el foco en aquellos que permiten realizar una lectura en torno al papel de las mujeres dentro de los proyectos de reconstrucción nacional. Así, hemos considerado interesante, en primer lugar, hablar de cuáles eran las funciones de las fascistas españolas y brasileñas y, en segundo lugar, qué rasgos emocionales se vincularon a su actividad para explicar cómo era —o debía ser— esta.
Dicho esto, después de la lectura de los diversos números de las cuatro revistas, podemos observar que la base de ambos modelos era en esencia la misma, esto es, la actividad formativa. Sin embargo, esta presentaba particularidades propias de uno y otro contexto. En ambos casos, se trataba de una labor formativa que las situaba —por lo menos, dentro del discurso de las revistas— como sujetos esenciales en la reconstrucción nacional:
“[…] España, llega hasta vosotras y os reclama para su tarea. […] España quiere y necesita mujeres decididas y alegres para darles en cada hora mandato de su deber y la exigencia de una misión puesta al servicio de la Patria y de la comunidad de los españoles. […]”.[4]
“Mulher do meu Brasil, sublime a missão que vos está confiada, […] Sublime, sim, pela sua grandeza, sublime pela sua sinceridade, como pela sua finalidade. […] Quero falar da vossa missão altíssima e sem par. […]”.[5]
En el caso de las integralistas, esta labor formativa considerada como “sublime” en el discurso de las revistas, se situaba como la actividad más importante a desempeñar por las mujeres. Asimismo, esta se expresaba de tres maneras diferentes. En primer lugar, aquella formación que se realizaba a través de la labor materna era probablemente la más importante de todas, visible en el predominio de secciones y contenido relacionado con la maternidad o el hogar en general. En este sentido, el discurso de las revistas situaba a las madres como las moldeadoras de la nación a través de la educación de los hijos en el seno del hogar, en tanto que estos eran los futuros miembros de la nación (Magnieto, 2024, p. 296). Sin embargo, para el integralismo, la responsabilidad de las mujeres no terminaba con la educación de los hijos. Antes bien, se les atribuía además el deber de garantizar que todos los hombres de su entorno actuasen de acuerdo con las directrices y prácticas marcadas por la ideología integralista (Lopes, 2007, p. 144), haciendo especial hincapié en que era en el hogar donde estas debían permanecer:
“[…] A mulher integralista no lar deve ser um permanente fator do incitamento ao esposo, pães, filos, irmãos, levando-os a cumprirem rigorosamente seus deveres de camisas verdes […]”.[6]
“ XIV. Não abandones o teu lar sob pretexto algum, […] e melhor servirás á Pátria nesse teu posto de honra, do que no exercício do mais alto cargo que te ofereceram”.[7]
Si bien resulta evidente que el cuidado del hogar y la maternidad se situaba como una de las tareas de mayor valor, la labor formativa de las blusas verdes también se expresaba en otros términos. Actividades como la asistencia social o la enfermería formaban parte del papel que desempeñaban las mujeres en el seno de la AIB, contribuyendo de esta manera al proyecto de reconstrucción nacional. Entre todas estas actividades, destaca la educación como la segunda de las formas en que se expresaba la actividad formativa. Las fascistas brasileñas desarrollaban esta actividad principalmente a través de las campañas de alfabetización. Como ya comentábamos en páginas anteriores, estas fueron llevadas a cabo por la AIB por todo Brasil, y tenían como objetivo enseñar a leer y escribir a los sectores más desfavorecidos de la población. Esta campaña, si bien creaba una imagen de la AIB como un movimiento comprometido con la filantropía, tenía el objetivo de asegurar el acceso al sufragio a estos sectores y, en definitiva, garantizar su voto una vez fuesen alfabetizados. No obstante, este acercamiento a las capas más bajas de la sociedad brasileña mediante la educación era también una oportunidad perfecta para adoctrinarles en la ideología integralista. Sea como sea, las energías femeninas del partido fueron empleadas en dicha labor, y a lo largo de las páginas de sus revistas podemos encontrar llamamientos a las integralistas para que, también en esta actividad, fueran ejemplo de compromiso con la reconstrucción nacional:
“‘Brasil Feminino’ […] lança nesta página um apelo a todas a ‘blusas verdes’ da Pátria para que, também nesse detalhe da grande obra de reeducação cívica nacional, dêm o mais nobre e eficiente dos exemplos de disciplina e de unidade de ação. […]”[8].
En tercer lugar, las afiliadas integralistas no solo formaban a los hijos, a los maridos —familiares en general— y a los potenciales nuevos afiliados. También se encargaban de transmitir esta labor formativa a las mujeres afiliadas a la AIB desde pequeñas, para que pudieran contribuir a la reconstrucción nacional a través del “destino de mujer” que les reservaba la doctrina integralista, esto es, como madres: “Nós, ‘blusas-verdes’, saberemos ser brasileiras, extremistas no amor pela família. […] E se alguém nos perguntar em como pretendemos fazer o Brasil major, respondamos como Madama de Campans: ‘Educando a mãe brasileira… […]”.[9]
En lo que respecta a las falangistas, el modelo de feminidad que perfilaron durante sus primeros años nos muestra una secuencia bien distinta a la presentada por las integralistas. Así, como señalábamos en páginas anteriores, la labor de las mujeres afiliadas a la Falange en los años previos a la guerra fue la asistencia, la de complemento de sus camaradas a través de la visita a los presos, la confección de uniformes o el contrabando de armas:
“El día 11 de junio de 1936 fue encarcelada María Azancot por gritar ¡Arriba España!, mientras las demás cosíamos los brazaletes rojos y negros con el Yugo y sólo tres flechas, que debían ponerse los camaradas el día del Movimiento, […]”.
“[…] El otro día hubo un registro en casa de los camaradas, siendo dos afiliadas a nuestra sección las que sacaron las pistolas de la casa y metiéndolas en la bolsa de baño fueron tranquilamente de paseo mientras la policía efectuaba un minucioso registro. […]”.[10]
No obstante, dichas actividades se entendían dentro de un contexto concreto que actuó como justificante para el desarrollo de un modelo de feminidad tan “dúctil”. Y es que, como señala Inmaculada Blasco, las afiliadas falangistas —y, en general, las mujeres de derecha en España durante la década de los 30—compartían la visión de sus camaradas acerca de la decadencia de la sociedad. Los cambios realizados durante el periodo republicano, la progresiva emancipación de la mujer, … actuaron como resorte para la movilización de estas mujeres de forma “[…] excepcional y pasajeramente, para restaurar un orden social que consideraban en peligro y que afectaba a sus mundos personales y familiares” (2000, p. 256). Así, para las falangistas, la recuperación del orden social era la base de su actividad, la razón por la cual debían actuar en el espacio público defendiendo los principios de Falange como aquellos que harían posible dicha restauración:
“[…] Nos metimos en la Falange porque España no nos gustaba y la Falange cambió todo nuestro ser. De frívolas e insustanciales que éramos antes, nos hizo darnos cuenta de que podíamos servir para algo, de que en España había una música que desconocíamos, […]”.[11]
Asimismo, el advenimiento de la Guerra Civil y la movilización femenina que se experimentó en ambos bandos fue un punto de inflexión para el modelo de feminidad que se estaba desarrollando desde la Sección Femenina. En este momento, la posibilidad de contribuir a la reconstrucción nacional desde el frente —aunque limitado a actividades a priori interpretadas como una prolongación de las tareas en el hogar— derivó en un fuerte compromiso político por parte de las falangistas durante el conflicto (Morant, 2012, p. 125). Un compromiso que acabaría haciendo fluctuar en muchas ocasiones los límites de la feminidad falangista, cimentada sobre el ideal de domesticidad. En este sentido, la lectura que se obtiene de las revistas, de nuevo, se nos antoja ambigua. En ellas, no solo encontramos referencias a que “[…] mientras dure la guerra, la principal obligación nuestra es la de atender y acompañar espiritualmente a estos combatientes. […]”,[12] sino que también se pueden identificar menciones a la acción armada de las mujeres. Estas no se realizaban de manera frontal, sino que en ocasiones se hacían mediante la evocación de mujeres del pasado, como el caso de las heroínas del Dos de mayo.[13] No obstante, en diversos ejemplos podemos observar que se hace referencia a esta actividad armada como algo fuera de la naturaleza de las mujeres, como un sacrificio que estas hacían en aras de un bien mayor. Incidiendo, además, en que su verdadero papel era otro:
“[…] ¿Debe ser también la mujer capaz para la violencia? […] Excepcionalmente, en aquel lugar y momento en que la gravedad de las circunstancias sea tal que todo debe supeditarse a ellas, es posible que pueda borrarse fugazmente la línea que separa las virtudes de la mujer y las del hombre. Pero sólo entonces y de una manera peculiar. La verdadera misión de la mujer es crear hombres valerosos. […]”.[14]
Con el final de la guerra y la instauración de la dictadura franquista, se consolidó la posición que en el Decreto de Unificación del año 1937 se le había asignado a la Sección Femenina dentro del Movimiento Nacional. Desde ese momento y durante sus 40 años de pervivencia, la organización femenina falangista se encargó de reclutar y educar a todas las mujeres españolas acorde a los discursos de género del nuevo régimen, dejando atrás cualquier tipo de avance realizado por la legislación republicana en materia de derechos y libertades de las mujeres (Richmond, 2004, p. 42). En este momento, se proponía un modelo de feminidad eminentemente doméstico, y de ello eran muestra las diversas secciones de las revistas falangistas, desde las cuales se instaba a las mujeres a dedicar su vida al hogar y la maternidad y, en definitiva, a desmovilizarse tras el final de la contienda.
No obstante, los discursos monolíticos del régimen emitidos por organizaciones como la Sección Femenina se toparon con una realidad social que “desafiaba” la tradicional domesticidad. Por un lado, muchas mujeres debían trabajar fuera de sus casas para mantener la economía familiar — cuestión que ha sido interpretada por Vanessa Tessada como una forma de “resistencia pasiva” hacia las imposiciones del régimen (2012, p. 277)—, no pudiendo dedicarse de forma plena a su papel dentro de la reconstrucción nacional, esto es, el cuidado del hogar y los hijos. Por otro lado, las falangistas suponían también una excepción a esta vuelta a los hogares tras la Guerra Civil, pues a partir de este momento las afiliadas se encargarían de formar a todas las españolas y, de esta manera, darían continuidad tanto a su labor para/con la reconstrucción nacional como a su presencia en el espacio público:
“Ya acabó la guerra, y con la guerra, los servicios más urgentes de la Sección Femenina. Pero precisamente en este momento, a la hora de la victoria, es cuando empieza la obra constructora de las mujeres de la Falange. […] porque sería inútil la guerra si, una vez acabada volvierais a la comodidad y al descanso. […]”[15]
Así, a partir del final de la guerra el discurso de la feminidad falangista se codificó de manera que la actividad formativa se situaba como el denominador común de las diversas actividades que podían desempeñar las mujeres. Por un lado, el hogar era concebido como el núcleo de la nación y, por tanto, el lugar desde el que se debía formar a sus futuros miembros. En otras palabras, eran las madres las encargadas de formar a sus hijos desde la infancia, contribuyendo desde este ámbito a la reconstrucción nacional, así como también eran responsables de influir positivamente en sus allegados. Por otro lado, las afiliadas falangistas a través de su servicio formaban a estas futuras madres para que desempeñaran su papel de manera correcta, por lo que su papel también gozaba de notable importancia en el marco de la reconstrucción nacional:
“[…] Tú no naciste para luchar; la lucha es condición del hombre y tu misión excelsa de mujer está en el hogar, donde la familia tiene el sello que tú le imprimas. […] cuando la vida te lleve a cumplir tu condición de madre, el trabajo será únicamente el de tu hogar, harto difícil y trascendente, porque tú formarás espiritualmente a tus hijos, que vale tanto como formar espiritualmente la nación […]”.[16]
“[…] Mil veces he dicho ya que la misión principal de la Sección Femenina es la formativa. Lo que a nosotros nos encomienda la Falange es llevar el conocimiento de nuestras verdades a todas las mujeres, no para que sean ellas las que organicen la política, sino para que lleguen a amar las ideas y puedan transmitirlas a las generaciones venideras. Porque hay quien cree que la Sección Femenina tiene como función más importante la asistencia social, y conviene aclarar de una vez que si parte de sus funciones son de asistencia, obedecen también estos servicios a la línea formativa, […]”.[17]
Si observamos de manera comparada ambos ideales de feminidad, encontramos, en primer lugar, una gran divergencia en lo concerniente a su evolución. Así, mientras el modelo de la SNAFP ofrece una lectura a priori más inicial, acorde al estadio de desarrollo del movimiento integralista —que fue ilegalizado muy pronto y no alcanzó el poder—, la Sección Femenina —que tuvo una mayor duración en el tiempo y una notable presencia en la estructura de poder del franquismo— construyó un modelo de feminidad más complejo. Esto se debe sobre todo a su contexto y las posibilidades de actuación que este le ofreció, en comparación con el tiempo limitado con el que contaron las fascistas brasileñas antes de la ilegalización de la AIB (Morant, 2020, p.124).
Con todo, esta primera lectura nos invita a reflexionar en torno a dos cuestiones. En primer lugar, cabe destacar que en ambos casos la maternidad era considerada como la tarea más importante que podían desempeñar las mujeres en el proceso de reconstrucción nacional. Además, también resulta llamativo que fuera el carácter formativo de esta aquello sobre lo que se incidía más en las revistas. Pero, sobre todo, resulta interesante que fuera principalmente este rasgo formativo el que abrió la posibilidad de realizar otras actividades en el espacio público. Actividades que, si bien se consideraban una prolongación de su tarea en el hogar, les permitieron no solo ampliar sus posibilidades de acción, sino también politizarse. Pese a que a través de muchas labores se incidiera en la domesticidad de las mujeres, el mero hecho de que compartieran espacios implicó que hablaban entre ellas, que debatían diversos temas y, en definitiva, que desarrollaron su militancia en estos ámbitos compartidos con otras camaradas (Ibid., 2020, p. 125). Esta primera cuestión ya suponía un paso más allá de los límites de un modelo de feminidad centrado en los cuidados y el hogar.
En segundo lugar, otra de las cuestiones sobre las que reflexionar es que, si bien en ambos casos existía un núcleo discursivo eminentemente tradicional, ambas organizaciones femeninas fascistas llevaron su implicación en el proyecto de reconstrucción nacional más allá de la maternidad, la asistencia y la formación. Las diversas autoras y autores que han estudiado la actividad de la SF y la SNAFP han podido constatar que, en ambos casos, las afiliadas realizaban también actividades que poco tenían que ver con la tradicional domesticidad defendida en sus discursos. De hecho, para el caso de la Sección Femenina esta discordancia entre discurso y práctica fue constatada por M.ª Teresa Gallego Méndez ya en los años 80 (1983, p. 198), y es uno de los principales debates historiográficos sobre dicha organización. En el caso de las integralistas, autoras como Sandra McGee Deutsch, Leandro Pereira Gonçalves o Renata Duarte Simões —entre otras— han señalado que las fascistas brasileñas “subvertiam a ordem e faziam diferente do que era orientado ainda que representassem uma parcela reduzida de modos diferentes de atuar no movimento e na sociedade” (Gonçalves & Simões, 2012, p. 73).
En las revistas estudiadas, esta cuestión se puede observar en diversos ejemplos a lo largo de sus páginas. No obstante, nos centraremos en destacar dos formas a través de las cuales se hizo evidente este alejamiento. En primer lugar, destacamos aquellos artículos y secciones donde se hablaba de viajes o de su participación en eventos relacionados con su partido político. En el caso de las falangistas, destacan sobre todo aquellos artículos en los que informaban a las lectoras de sus visitas y viajes de estudios a Alemania. En dichos viajes, —que les hacían permanecer fuera de sus hogares por notables periodos de tiempo— intercambiaban conocimientos y metodologías con la NS-Frauenschaft (la sección femenina del partido nazi) y el Bund Deutscher Mädel o BDM (la rama femenina de las Juventudes Hitlerianas). En algunos de estos ejemplos, se habla de que las falangistas “vivieron en franca camaradería con las muchachas alemanas pertenecientes a las Organizaciones hitlerianas, […] acudieron a las escuelas de Jefes y participaron en la vida de los campamentos. […]”[18]. En otras palabras, se trataba de mujeres que, por cuestiones políticas —al fin y al cabo, los viajes se realizaban con el objetivo de adquirir métodos y herramientas a través de los cuales beneficiar al Partido Único en el ámbito de la formación y el control de la sociedad española—, viajaban a otros países para formarse con otras mujeres afines ideológicamente, compartiendo espacios en los que se comunicaban entre ellas y debatían en torno a diversos temas, desde medicina a política.
En el caso de las integralistas, destacan sobre todo los artículos dedicados a recoger su participación en los desfiles y eventos de la AIB. Entre ellos, destacamos el último número de Brasil Feminino, donde encontramos un reportaje fotográfico del desfile integralista del 1 de noviembre de 1937 en Guanabara, actual Río de Janeiro[19]. En dicho desfile —realizado por los ‘camisas verdes’ para demostrar su apoyo al presidente Getúlio Vargas— participaron alrededor de 5.000 afiliadas de diversos núcleos. Lo más destacado de este reportaje fotográfico es observar a estas mujeres uniformadas, marchando juntas y posando junto a la bandera integralista con el semblante serio. No obstante, resulta todavía más interesante que lleven en sus manos ramos de flores —algunas de ellas, como la Delegada Nacional Irene de Freitas, tan solo llevan dos o tres flores sueltas—, lo que ha sido interpretado por Sandra McGee Deutsch como una forma de “suavizar” el aura militar que desprendían todas estas mujeres desfilando en un acto político de estas características (2002, p. 165). Se trata, en síntesis, de ejemplos visibles en las revistas que demostraban un alto grado de politización e implicación por parte de estas mujeres en el espacio público, ampliando así su rango de actividad y alejándose, en definitiva, de la base del modelo de feminidad de ambas organizaciones.
La segunda de las formas en las que se reflejaba este alejamiento de la feminidad normativa era incluyendo en sus revistas ejemplos de mujeres que, o bien destacaban por otras razones que no eran su maternidad, o bien demostraban la posibilidad de compaginar una carrera profesional con su deber “natural”. En este sentido, a lo largo de Brasil Feminino y Anauê!, podemos encontrar varias mujeres que intentaban —haciendo referencia a uno de los artículos que dedicó la intelectual integralista Nair Nilza Perez a algunas de las poetisas más relevantes de la historia de Brasil— “sair do estreito círculo de atividades que lhe estava traçado”[20]. Entre ellas, destacamos el nombre de la pianista Carolina Cardoso de Menezes, de la cual se subrayaba no solo su talento, sino también su camaradería para/con sus compañeros, una actitud que “é digna de ser copiada pelos otros elementos femininos […]”.[21] Un rasgo, en definitiva, necesario más bien para la militancia política que para el cuidado del hogar.
Por su parte, las falangistas se encargaron de incluir ejemplos femeninos a través de los cuales mostrar la posibilidad de conciliar la maternidad con una carrera profesional. El más destacado es el de Carmen de Icaza, figura relevante dentro de la Sección Femenina y conocida escritora española. Sobre ella se incluye un reportaje en la revista Y bajo el título “Las manillas del reloj en la vida de una escritora”. En este, se realiza un recorrido describiendo el día a día de la escritora, donde se habla tanto de su carrera profesional como de su faceta de madre. No obstante, es interesante interpretar este artículo, ya que la primera de las cuestiones que destacan son afirmaciones como la siguiente: “un paréntesis obligado para arreglarse, prepararse y lanzarse a otra vida, tan intensa, tan arrolladora como la de los libros: una vida que siempre ha sido la motora de los actos de Carmen de Icaza”.[22] Además de esta declaración, también cabe subrayar la presencia y mención al servicio doméstico en casa de la escritora, lo que puede ayudarnos a deducir que Icaza no se encargaba de las principales tareas del hogar, pese a ser considerada en el artículo como “la perfecta ama de casa”. Más bien, en el texto predominan las actividades de escritura y sus deberes relacionados con la militancia en la Sección Femenina, que copaban prácticamente toda su mañana y tarde. En este sentido, Ángela Cenarro habla de este tipo de ejemplos como una forma de visibilizar y otorgar valor a las capacidades de las mujeres para dedicarse a actividades fuera del hogar, así como también a la militancia política (2017, pp. 107-108). En definitiva, es posible considerar que las revistas falangistas realizaron un esfuerzo por legitimar estas nuevas formas de feminidad y conciliarlas con el ideal de mujer tradicional.
Si bien los ejemplos utilizados para una y otra organización presentan sus particularidades, consideramos que ambos casos tienen un mismo objetivo: legitimar la actividad femenina fuera del hogar y plantearla como una posibilidad viable.[23] En este sentido, el integralismo presentaba dentro de su discurso un concepto que engloba esta idea: el ‘feminismo racional’. Acuñado por la intelectual brasileña Rosalina Coelho, el término atravesaba el discurso sobre la feminidad integralista, ya que combinaba la posibilidad —o incluso podríamos decir la obligación, dada la importancia de la educación y la cultura dentro de la ‘Revolución del Espíritu’ integralista y el papel central de las mujeres en esta cuestión (Cavalari, 1999, pp. 41-57)— de ejercer una vocación profesional en ámbitos tradicionalmente ligados a la educación masculina. Eso sí, siempre y cuando no se descuidaran sus obligaciones en el hogar, como señala Nair Nilza Perez en su artículo “O integralismo e a mulher”: “[…] Queremos a mulher superior, cursando as Faculdades, ilustrando o espírito, lutando na vida prática ao lado dos homens como estímulo e alegria, e não esquecendo nunca de sua condição de mãe, esposa, filha […]”.[24]
El modelo de feminidad falangista, pese a no tener un término tan directo para hacer referencia a esta cuestión, también presentaba argumentos que dan a entender que esta conciliación era posible —e incluso necesaria—. Como señala Ángela Cenarro, las revistas femeninas falangistas dedicaron muchas de sus páginas a artículos en los que opinaban sobre el trabajo femenino y la educación universitaria, donde además se reconocía que era importante su formación para su principal tarea en el proceso de reconstrucción nacional, esto es, la crianza de los hijos (2017, p. 115). No obstante, subrayamos otra afirmación que, en nuestra opinión, representa de manera más contundente lo que intentamos decir. Así, junto con artículos y llamamientos a las mujeres españolas relacionados con su vuelta a los hogares, encontramos otras frases tan significativas como la de Mercedes Werner en su artículo “la gracia en el rigor”: “[…] A España, una mujer no puede servirla más que como mujer, como formadora del niño y del hombre, aunque contribuya a esta formación desde una mesa de despacho. […]”.[25] En otras palabras, Werner parece estar diciendo que, incluso fuera de su hogar y a través de labores que estaban lejos de ser una prolongación de una labor doméstica tradicional —como lo es trabajar en un despacho, probablemente encargándose de organizar la actividad de alguno de los diversos departamentos de la Sección Femenina— la mujer no olvidaba (o no debía olvidar) su labor como madre.
Estos y otros ejemplos presentes en las revistas falangistas e integralistas invitan a reflexionar en torno a su concordancia con la base de los modelos de feminidad aquí analizados, una base eminentemente doméstica y maternal. En este sentido, creemos que era una forma de encajar la actividad de las afiliadas dentro de los marcos doctrinales de ambos movimientos. Una forma de justificar una manera de actuar que se sentía paradójica para/con las líneas maestras de los discursos de feminidad falangista e integralista.
Para sortear los conflictos que pudieran generar estas muestras de actuación femenina ciertamente incongruentes—ya que convivían con otras consignas que instaban a la vuelta a los hogares de las mujeres y al cumplimiento de su papel natural—, ambos discursos se valieron de toda una batería de rasgos, emociones y demás adjetivos que acompañaban la acción de sus afiliadas y que, en última instancia, actuaban como puntos de anclaje entre dicha acción y los límites tradicionalmente aceptados. Probablemente, la cualidad que más se destacaba en las revistas era la feminidad, evocada ininterrumpidamente a lo largo de sus páginas como rasgo intrínseco a las mujeres. En diversos artículos y secciones se instaba a que las mujeres conservaran su feminidad y la convirtieran en una herramienta más de su labor en el proyecto de reconstrucción nacional. Pero también servía —como ya hemos señalado— como pretexto dentro del cual se encuadraba su actividad, desde la más tradicional a la más “transgresora”, para justificarse así dentro de los términos donde se creía que debía permanecer la actividad femenina:
“[…] Sobre la mesa, un pequeño grupo de claveles rosa abren a la feminidad la gracia de su ingenua armonía y hacen más íntimo este lugar de trabajo, desde el que al mismo tiempo que se desarrolla su labor oficial no descuida tampoco el cultivo de su fibra literaria. […]”.[26]
“[…] Nós queremos a mulher feminil, tendo sempre um carinho para o velho pai, um sorriso incentivante para o esposo, um afago para o filhinho. A mulher integral terá: cérebro de homem, físico de mulher, coração de criança”.[27]
En una apelación constante a las emociones de las lectoras, el discurso de las revistas incidía en que las mujeres debían colaborar en el renacer de la nación alegremente, con cariño, de forma austera, con una abnegación ejemplar ante cualquier adversidad. Estos y otros estereotipos se consideraban propios de la feminidad que las afiliadas integralistas y falangistas debían conservar a toda costa y proporcionar a su labor:
“[…] Para você vestir a Blusa Verde, Helenita, teria que sacrificar todos esses prazeres dispersivos que você tanto adora… teria que pensar ser útil aos que sofrem, trabalhar pelo bem de todos… sentir-se capaz de sofrer sorrindo… Precisava saber ser Mulher, e dar sua inteligência e seus sentimentos, pela vitória da nossa doutrina sublime… […]”.[28]
“Na paz ou nas horas de luta, sê sempre, e acima de tudo, MULHER, e, como tal, útil, necessária, respeitosa, caritativa, inteligente, simples, honesta e abnegada”.[29]
“[…] Todo el dolor, todo el peligro de estos días en que se decide nuestro destino, se abre hoy al amor y al trabajo de la mujer española. A veces, […] el esfuerzo estará en armonía con su retraída y sensible feminidad. […] Pero ni aún las extraordinarias condiciones de hoy justificarían el sacrificio de esta herencia magnífica que es la mujer española. […] No perder la cordura jamás y no dejarse llevar nunca de posiciones o gestos dislocados de todo lo que de entrañable y tierno tiene la mujer. ¿De qué serviría una hipotética utilidad de estos servicios inadecuados si a la postre perdemos la médula misma de nuestro ser social? El servicio de la mujer es heroico, militar, pero femenino. […]”.[30]
No obstante, como señala María Rosón Villena para el caso de las falangistas, muchos de estos rasgos emocionales —tales como la alegría, la abnegación o la austeridad, entre otros— se compartían con sus camaradas masculinos (2012, p. 297). En el caso de los falangistas, estos estereotipos eran considerados como indicativo de la masculinidad fascista ideal (Francisco Jiménez Aguilar, 2023, p. 51). En este sentido, consideramos que el caso de la retórica de las integralistas, para quienes estos estereotipos también formaban parte de la masculinidad ideal, era similar al de las falangistas con sus camaradas masculinos. Así, podemos señalar que en ambos casos se compartían ciertas cualidades emocionales que, lejos de ser propias de uno u otro ideal de género, respondían más bien al contexto político en el que se encontraban inmersos tanto hombres como mujeres dentro del integralismo y el falangismo.
A este respecto y, de nuevo, haciendo referencia a las falangistas, Inmaculada Blasco señala la existencia de estas cualidades compartidas “[…] que derivan predominantemente del fortalecimiento de la adscripción nacional y nacionalista en unos contextos excepcionales, como fueron la guerra y la posguerra. […]” (2014, p. 57). Consideramos que el planteamiento de Blasco podría trasladarse a los integralistas, ya que, si bien en su caso no vivieron un contexto excepcional como sí lo hicieron los falangistas, el fascismo en general se caracterizó por una constante sensación de estar inmerso en una pugna contra aquellas fuerzas que ponían en peligro la estructura nacional. Por ello, no nos resulta extraño que en el caso de las integralistas esta presencia de rasgos compartidos en sus discursos de género respondiera también a un proceso de nacionalización propio. Sea como sea, lo que nos interesa destacar es que los ideales de feminidad falangista e integralista a través de la prensa nos muestran un proceso en el que las afiliadas no solo se apropiaron de espacios de los que tradicionalmente se las excluía, sino también de emociones —o más bien, podríamos decir que se apropiaron de la forma de interpretar esas emociones— que, según el discurso inicial sobre su papel en la reconstrucción nacional, no debían experimentar o, por lo menos, no de esa forma.
A modo de conclusión, nos gustaría hacer referencia a otra de las cualidades que se atribuía a la labor de las fascistas brasileñas y españolas dentro de sus proyectos nacionalistas: el silencio. En ambos casos, encontramos que el discurso de sus revistas incide en que las afiliadas debían actuar como complemento silencioso e ignorado de la labor masculina:
“[…] De esta manera, con la alegría de servir, espíritu deportivo, abnegación, sacrificio y generosidad, la Sección Femenina de F.E.T. y de las JONS va calladamente contribuyendo a la obra revolucionaria de la patria.”.[31]
“O papel da mulher, a meu ver, é fundamental mas não ostensivo. Ella é como as raízes obscuras que, ignoradas, penetram a profundeza do solo para dar vida á arvore magnifica. […]”.[32]
En este sentido, nos llama la atención la insistencia de la labor silenciosa, femenina, no ostentosa… llama la atención la necesidad de reiterar estos rasgos como aquellos en los que debía encuadrarse la labor femenina. Habiendo observado aquello que nos permiten ver las páginas de las revistas femeninas integralistas y falangistas, creemos que quizá dicha insistencia en que la labor femenina fuera así, puede ser indicativo de que no lo estaba siendo. Tal vez, dicha insistencia encubría la realidad de que las fascistas brasileñas y españolas quisieron ser “las madres de la nación” a través de su labor, pero quizá no de la forma y en los términos que se esperaba de ellas.
Conclusiones
Esta ha sido una primera aproximación a los discursos en torno a la cuestión de la feminidad ideal en los fascismos brasileño y español de los años 30, teniendo como fuente sus principales revistas femeninas. En tanto que el análisis de discursos de género resulta amplio y puede ser estudiado desde diversas perspectivas, en el presente artículo nos hemos centrado en qué se dice en la prensa sobre el papel de las mujeres en el proyecto de reconstrucción nacional de la AIB y Falange. Así, a partir de la lectura realizada hemos extraído unas conclusiones provisionales que esperamos poder revisar con mayor profundidad en futuros trabajos.
No obstante, antes de entrar en dichas conclusiones nos gustaría señalar que todo aquello abordado durante el análisis de las cuatro revistas en ningún caso puede llevar a la conclusión de que las fascistas brasileñas y españolas representaron un modelo de feminidad emancipador. Primero que todo, porque resulta imposible hacer una observación de este tipo refiriéndose a dos organizaciones femeninas fascistas, teniendo en cuenta que la naturaleza de dicha cultura política no fue emancipadora. Al contrario, en sus diversas manifestaciones buscó aunar a toda la sociedad bajo unos ideales notablemente estáticos y limitadores en lo que refiere a las identidades y la agencia de los individuos. Además, estas mujeres reiteraron a través de su discurso su creencia en la domesticidad de las mujeres como la obra más sublime que estas podían realizar, pese a que muchas de ellas no contribuyeron a la reconstrucción nacional de esta forma.
Siguiendo con esta última idea, —y como hemos ido señalando a lo largo del análisis—, las revistas integralistas y falangistas nos muestran una lectura paradójica en torno a la actividad de las afiliadas y su forma de contribuir al proyecto de reconstrucción nacional. Como ya comentábamos anteriormente, es una cuestión que ya ha sido apuntada en la historiografía sobre ambos movimientos. Se trata, pues, de un debate activo actualmente. Así, a través de esta contribución inicial, consideramos interesante señalar que en esta lectura de las revistas femeninas es posible observar que los discursos en torno a la feminidad integralista y falangista chocaron con un contexto de sendos cambios culturales y sociales. Sin duda, estos últimos atravesaron ambos modelos de género y, en definitiva, permiten entender la convergencia de elementos tan a priori paradójicos como los observados durante el presente artículo.
En cuanto a las divergencias que encontramos entre la SNAFP y Sección Femenina, es innegable que responden a un contexto muy diferente que determinó sus principales características, tales como las actividades que desempeñaron o en base a qué objetivos justificaban su labor, entre otros. De esta manera, resulta indudable que, siendo el acceso o no al poder una de las principales características que diferencian a Falange de la AIB, esta cuestión influyera en la incidencia de los modelos de género en la sociedad brasileña y española, así como también en las oportunidades y grado de desarrollo de sus respectivas organizaciones femeninas, por ejemplo.
Asimismo, como hemos podido observar durante el análisis, ambos departamentos presentaron similitudes en lo respectivo a su discurso sobre el ideal de feminidad. Esto nos invita a reflexionar en torno a una cuestión que actualmente resulta indudable. Y es que, en tanto que el fascismo fue una cultura política transnacional, no existe duda de que los diversos movimientos fascistas se observaron entre sí y formaron parte de una red de comunicación directa o indirecta, a través de la cual se nutrieron de diversos debates e ideas que, en última instancia, pudieron aplicar dentro de sus propios movimientos. En este sentido, este proceso de intercomunicación no pasó desapercibido para las afiliadas a los diversos partidos, y la historiografía ha demostrado que muchas de ellas intercambiaron de forma activa ideas y herramientas que perfilaron sus actividades y discursos. En el caso de las afiliadas falangistas e integralistas, las similitudes observadas permiten augurar la posibilidad de que ambas organizaciones miraran más allá de sus fronteras nacionales, en busca de nuevos debates y formas de expresarse. Es por esta razón que dejamos una puerta abierta a una futura investigación que vaya más allá de una comparación de discursos y que, en definitiva, se abra a contemplar la posibilidad de estudiar si estas mujeres, inmersas en sus propios procesos de politización, hicieron algo más que mirarse entre sí desde una y otra orilla del Atlántico.
Bibliografía
Bacchetta, P., & Power, M. (Eds.) (2002). Right-Wing Women. From conservatives to extremists around the world. London: Routledge.
Barrachina, M. A. (1991). “Ideal de la mujer falangista, ideal falangista de la mujer”. En Las mujeres y la Guerra Civil Española (pp. 211-217). Ministerio de Trabajo e inmigración, Instituto de la Mujer.
Barrera, B. (2019). La Sección Femenina, 1934-1977: Historia de una tutela emocional. Madrid: Alianza Editorial.
Blasco, I. (2000). “Las mujeres de la Sección Femenina de Falange: sumisión, poder y autonomía”. En C. Segura Graíño & A. I. Cerrada Jiménez (Eds.), Las mujeres y el poder: representaciones y prácticas de vida (pp. 253-268). Madrid: Al-Mudayna.
Blasco, I. (2014). “Género y nación durante el franquismo”. En S. Michonneau & X. M. Núñez Seixas (Eds.), Imaginarios y representaciones de España durante el franquismo (pp. 49-71). Madrid: Casa de Velázquez. https://doi.org/10.4000/books.cvz.1159
Caulfield, S. (2000). Em defesa da honra: moralidade, modernidade e nação no Rio de Janeiro (1918-1937) (E. Avelar, Trad.). Campinas: Editora da Unicamp.
Cavalari, R. M. F. (1999). Integralismo. Ideologia e organização de um partido de massa no Brasil (1932-1937). São Paulo: EDUSC.
Cenarro, Á. (2017). La Falange es un modo de ser (mujer): discursos e identidades de género en las publicaciones de la Sección Femenina (1938-1945). Historia y Política, 37, 91-120. https://doi.org/10.18042/hp.37.04
Deutsch, S. M. (1997). What difference does gender make? The Extreme Right in the ABC countries in the era of fascism. EIAL - Estudios Interdisciplinarios De América Latina Y El Caribe, 8(2), 5-21. https://doi.org/10.61490/eial.v8i2.1107
Deutsch, S. M. (2002). “Spartan Mothers: Fascist Women in Brazil in the 1930s”. En P. Bachetta & M. Power (Eds.), Right-Wing Women. From conservatives to extremists around the world (pp. 156-168). London: Routledge.
Duarte, C. L. (2023). Brasil Feminino. En Imprensa feminina e feminista no Brasil: século XX (1900-1949) (Vol. 2, pp. 262-265). São Paulo: Autêntica.
Durham, M. (1998). Women and Fascism. London: Routledge.
Fiorucci, R. (2014). A trajetória da revista Anauê! (1935-1937): o jornalismo partidário e ilustrado da Ação Integralista Brasileira - a "netinha" que não cresceu, [Tesis doctoral]. Universidade Federal de Goiás, Goiás.
Frietsch, E., & Herkommer, C. (2009). Nationalsozialismus und Geschlecht: eine Einführung. En E. Frietsch & C. Herkommer (Eds.), Nationalsozialismus und Geschlecht. Zur Politisierung und Ästhetisierung von Körper, «Rasse» und Sexualität im «Dritten Reich» und nach 1945 (pp. 9-48). Bielefeld: Transcript Verlag. https://doi.org/10.1515/9783839408544-023
Gallego, M. T. (1983). Mujer, Falange y franquismo. Madrid: Taurus.
Gonçalves, L. P. (2017). Un ensayo bibliográfico sobre el integralismo brasileño. Ayer, 105(1), 241-256. https://doi.org/10.55509/ayer/105-2017-10
Gonçalves, L. P., & Simões, R. D. (2012). “Nem só mãe, esposa e professora: os múltiplos campos de atuação da mulher militante integralista". En N. R. Cruz (Ed.), Ideias e práticas fascistas no Brasil (pp. 61-81). Rio de Janeiro: Garamond.
Grecco, G. L. (2018). El fascismo tropical: literatura y Ação Integralista Brasileira. Ayer, 111(3), 253-282. https://doi.org/10.55509/ayer/111-2018-10
Jiménez, F. (2023). Masculinidades en vertical. Género, nación y trabajo en el primer franquismo. Valencia: PUV.
Lopes, D. H. (2007). As experiências femininas na AIB, 1932-1938. Revendo o Passado. Gênero e Representações [Dissertação (Mestrado)]. UNESP, São Paulo.
Magnieto, L. (2024). «Cérebro de homem, corpo de mulher, coração de criança»: A construção do modelo de feminidade do integralismo brasileiro pela imprensa (1935-1937). Anais Eletrônicos da XL semana de História do Instituto de Ciências Humanas da Universidade Federal de Juiz de Fora, 292-307.
Mancilha, V. M. N. (2017). “Nas páginas da imprensa feminina: uma análise da revista Brasil Feminino e da participação no movimento do Sigma (1932-1937)”. En L. P. Gonçalves & R. D. Simões (Eds.), Entre tipos e recortes: histórias da imprensa integralista (Vol. 1, pp. 211-236). Porto Alegre: EDIPUCRS.
Morant, T. (2012). «Para influir en la vida del estado futuro»: Discurso -y práctica- falangista sobre el papel de la mujer y la feminidad, 1933-1945. Historia y Política: Ideas, procesos y movimientos sociales, 27, 113-141.
Morant, T. (2019). Uma primeira aproximação comparada ao fascismo feminino no Brasil e na Espanha, 1932-1937. Locus - Revista de História, 25(2), 121-137. https://doi.org/10.34019/2594-8296.2019.v25.28563
Morant, T. (2020). “Camisas azules, blusas verdes. Algunos puntos iniciales sobre fascismo femenino en España y Brasil, 1932-1937”. En M. C. Romeo, P. Salomón, & N. Tabanera (Eds.), De relatos e imágenes nacionales: las derechas españolas (siglos XIX-XX) (pp. 113-130). Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza.
Mota, C. G., & Lopez, A. (2009). Historia de Brasil: una interpretación. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca.
Ofer, I. (2009). Señoritas in blue: the making of a female political elite in Franco's Spain (1936-1977). Eastbourne: Sussex Academic Press.
Oliveira, R. S. de. (2017). “A imprensa da Ação Integralista Brasileira em perspectiva”. En L. P. Gonçalves & R. D. Simões (Eds.), Entre tipos e recortes: histórias da imprensa integralista (Vol. 1, pp. 27-56). Porto Alegre: EDIPUCRS.
Passmore, K. (2003). Women, gender and fascism in Europe, 1919-45. Manchester: Manchester University Press.
Possas, L. M. V. (2004). “O integralismo e a mulher”. En L. M. V. Possas, R. M. F. Cavalari, & R. A. Dotta (Eds.), Integralismo: Novos estudos e Reinterpretações (pp. 107-125). Rio Claro: Arquivo Público do Municipio de Rio Claro.
Possas, L. M. V. (2012). As blusas-verdes e as marchadeiras. Movimentos de mulheres e de participação política nos anos 30 e 60. Revista Nuevas Tendencias en Antropología, 3, 20-43.
Richmond, K. (2004). Las mujeres en el fascismo español: la Sección Femenina de la Falange, 1934-1959 (J. L. Gil, Trad.). Madrid: Alianza Editorial.
Rodríguez, S. (2010). La sección Femenina, la imagen del poder y el discurso de la diferencia. Feminismo/s, 16, 233-257. https://doi.org/10.14198/fem.2010.16.11
Rosón, M. (2012). “Contramodelo a la feminidad burguesa: construcciones visuales del poder en la Sección Femenina de Falange”. En R. Osborne (Ed.), Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad: 1930-1980 (pp. 293-310). Madrid: Fundamentos.
Sarlo, B. (1992). Intelectuales y revistas: razones de una práctica. America: Cahiers du CRICCAL, 9(1), 9-16. https://doi.org/10.3406/ameri.1992.1047
Tessada, V. (2012). «Modelando el bello sexo». El modelo femenino en las dictaduras de Franco y Pinochet a través de las revistas femeninas «Y. Revista para la mujer» y «Amiga». Investigaciones Históricas, 32, 263-282.
Yusta, M. (2006). “La Segunda República: significado para las mujeres”. En I. Morant (Ed.), Historia de las mujeres en España y en América Latina: Vol. IV (pp. 101-122). Madrid: Cátedra.
Fuentes
Anauê!, n.º 1 (enero 1935) – n.º 22 (diciembre 1937).
Brasil Feminino, n.º 35 (mayo 1937) – n.º 38 (noviembre 1937).
Medina. Semanario de la S.F., n.º 1 (20 marzo 1941) – n.º 247 (30 diciembre 1945).
Y. Revista para la mujer, n.º 1 (1 febrero 1938) – n.º 95/96 (1 diciembre 1945).
Recibido: 5 de junio de 2025
Aceptado: 5 de agosto de 2025
Versión Final: 18 de agosto de 2025
Anuario Nº43, Escuela de Historia
Facultad de Humanidades y Artes (Universidad Nacional de Rosario), 2025
ISSN 1853-8835
[1] Ribeiro, I. (1937, junio). “De inicio. Cumprindo un dever”, Brasil Feminino, n.º 36, p. 5.
[2] A lo largo del texto tan solo nos referiremos al partido fascista español como Falange Española y no como el nombre completo —FET-JONS— que tuvo a partir del Decreto de Unificación de abril de 1937, cuando esta se unió con otras fuerzas que apoyaban a los sublevados durante la Guerra Civil.
[3] S.a. (1938, 1 febrero). “¿Qué duda tienes?, Y. Revista de la mujer nacionalsindicalista, n.º 1, p. 44.
[4] Ros, S. (1939, 1 febrero). “Mensaje a las futuras camaradas de Cataluña”, Y. Revista para la mujer, n.º13, pp. 3-4.
[5] Esteves, F. J. T. (1935 enero). “Sublime Missão”, Anauê!, n.º 1 (s.p.).
[6] S.a. (1935 mayo). “O papel da mulher no integralismo (SNAFP). Schema das téses a serem desenvolvidas pelas ‘Blusas Verdes’ em todos os nucleos na AIB”, Brasil Feminino, n.º 35, p. 54.
[7] Ribeiro, I. (1937, noviembre). “Breviario da mulher integralista”, Brasil Feminino, n.º 38, p. 33.
[8] S.a. (1937, junio). “Nosso uniforme”, Brasil Feminino, n.º 36, p. 38.
[9] Perez, N. N. (1936, septiembre). “A civilização e a mulher”, Anauê!, n.º 12, p. 32.
[10] Primo de Rivera, P. (1938, 1 de diciembre). “Historia de la Sección Femenina”, Y. Revista para la mujer, n.º 11, pp. 12-13.
[11] Primo de Rivera, P. (1938, 1 de febrero). “Discurso de la Delegada Nacional Camarada Pilar Primo de Rivera en la sesión inaugural del III Consejo Nacional de la Sección Femenina de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, celebrado en Zamora el día 5 de enero de 1939. — III Año Triunfal”, Y. Revista para la mujer, n.º 13, p. 14.
[12] Ibid., p. 15.
[13] Se conoce como “heroinas del Dos de mayo” a aquellas mujeres que participaron de forma activa y armada durante la Guerra de Independencia que se desarrolló en España entre 1808 y 1814 contra las fuerzas napoleónicas. Las revistas de Sección Femenina dedicaron secciones a estas mujeres. Por ejemplo, véase “Estampas del mayo aquel” en Medina. Semanario de la S.F., n.º 7 (1/05/1941), p. 10.
[14] S.a. (1941, 1 de mayo). “El valor femenino”, Medina. Semanario de la S.F., n.º 7, p. 3.
[15] Primo de Rivera, P. (1939, 1 de abril). “Mensaje de la paz a la Sección Femenina de Falange Española Tradicionalista y de las JONS”, Y. Revista para la mujer, n.º 15, p. 16.
[16] Sanz, A. B. (1939, 1 de abril). “Lo que las armas victoriosas traen, mujer”, Y. Revista para la mujer, n.º 15, p. 13.
[17] Primo de Rivera, P. (1944, 23 de enero). “Discurso de Pilar Primo de Rivera en el VIII Consejo Nacional de la Sección Femenina celebrado en Guadalupe”, Medina. Semanario de la S.F., n.º 149, p. 4.
[18] S.a. (1938, 1 diciembre). “Viaje a Alemania”, Y. Revista para la mujer, n.º 11, p.32.
[19] S.a. (1937, noviembre). “1º de novembro na Guanabara”, Brasil Feminino, n.º 38, p. 31.
[20] Perez, N. N. (1937, julio). “Senhora. Minha Chronica”, Anauê!, n.º 17, p. 35.
[21] Gama, I. (1937, junio). “Radio”, Brasil Feminino, n.º 36, p. 20.
[22] Villarta, A. (1941, 1 mayo). “Las manillas del reloj en la vida de una escritora”, Y. Revista para la mujer, n.º 40, (s.p.). La cursiva es nuestra.
[23] Además, cabe tener en cuenta también que, pese a que se pueden considerar como ejemplos muy concretos, propios de mujeres de clase media o muy ligadas a la AIB o a Falange, el mero hecho de que se hicieran públicos en las revistas femeninas resulta llamativo. Y resulta llamativo porque era una manera de mostrar otras formas de actuar, otros modelos de feminidad diferentes a lo esperado por el discurso de la domesticidad tradicional que, sin duda, podían invitar a las lectoras a complejizar su propia autopercepción.
[24] Perez, N. N. (1936, julio). “O integralismo e a mulher”, Anauê!, n.º 11, p. 8
[25] Werner, M. (1941, 3 abril). “La gracia en el rigor”, Medina. Semanario de la S.F., n.º 3, (s.p.).
[26] Benson, B. (1942, noviembre 15). “Luisa María Aramburu”, Medina. Semanario de la S.F., n.º 87, (s.p.).
[27] Perez, N. N. (1936, julio). “O integralismo e a mulher”, Anauê!, n.º 11, p. 8. Sobre la explicación de la última frase véase Magnieto, 2024, p. 303.
[28] Castro, B. (1937, junio). “O conto integralista. Rumo Novo”, Brasil Feminino, n.º 36, p. 32.
[29] Ribeiro, I. (1937, noviembre). “Breviario da Mulher Integralista”, Brasil Feminino, n.º 38, p. 33.
[30] S.a. (1941, 20 marzo). “Destino de la mujer Falangista”, Medina. Semanario de la S.F., n.º 1, (s.p.).
[31] Aramburu, L. M. (1941, 3 abril). “Servicio”, Medina. Semanario de la S.F., n.º 3 (s.p.).
[32] Féres, M.R.S. (1937, mayo). “‘Anauê!’ inicia uma grande enquête entre as blusas-verdes do Brasil”, Anauê!, n.º 15, p. 59.