Reseña bibliográfica
James, Daniel y Mirta Zaída Lobato (2024). Paisajes del pasado. Relatos e imágenes de una comunidad obrera, Buenos Aires, Edhasa, [572 páginas].
El libro Paisajes del pasado. Relatos e imágenes de una comunidad obrera de Daniel James y Mirta Zaída Lobato es una destacada obra que pasa a formar parte de las principales referencias de la historiografía argentina. Se podría argumentar esto a partir de la trayectoria de sus autores.[1] Por supuesto, la trayectoria de estos dos historiadores no se reduce a esas obras, pero éstas reflejan que a lo largo de su carrera han buscado nuevos horizontes.
En esta oportunidad, vuelven a esa tarea con Paisajes del pasado porque nos proponen nuevos abordajes a partir del análisis de la memoria, de los espacios, de los objetos, de la subjetividad de los protagonistas de la historia y de la construcción de relatos históricos tanto de una comunidad obrera como de distintos grupos étnicos que la conforman. Igual de destacable es que esta obra no es el resultado de un trabajo apresurado, sino que es el corolario de 30 años de labor en conjunto con las dificultades y complejidades que el caso conlleva. Incluso, el libro va acompañado de un podcast y con claras referencias a una muestra del artista plástico Eric Markowki quien plasmó fotografías de mujeres y hombres trabajando en los frigoríficos en los envases que esta industria elaboraba.
El hilo conductor de esta obra es la comunidad de Berisso, la ciudad bonaerense que, gracias a los frigoríficos que fueron instalados allí, recibió una prolífica migración ultramarina y de otras provincias argentinas. Esa característica generó en esa ciudad una dinámica clase trabajadora que fue protagonista de los orígenes del peronismo. Esos rasgos llevaron a denominar a Berisso como la “capital de la inmigración” o la “capital del peronismo”. Sin embargo, Paisajes del pasado va más allá de estos apelativos e indaga en diferentes particularidades de dicha comunidad. James y Lobato se proponen entonces interpelar el espacio desde múltiples facetas, indagar en la inmigración de ultramar y los largos lazos de parentesco y los rasgos de etnicidad que la construyen, la migración interna y las raíces de ese destierro, y la construcción y reconstrucción de espacios de la memoria y de la historia de Berisso, participan en este libro a partir de un entramado que los autores denominaron “montajes”, que usados como una metáfora que surge de la producción cinematográfica, apela a la construcción de esas imágenes que conforman los “paisajes del pasado”.
En el capítulo 1, “La Nueva York, historia de una calle” la historiadora y el historiador se introducen en la comunidad de Berisso a partir de una de sus principales arterias. La calle Nueva York sirvió de nexo entre el trabajo de los frigoríficos y la vida cotidiana de la ciudad. De acuerdo a los historiadores, no se trata de una calle más, sino que es la más simbólica en sus aspectos culturales y políticos.
Esta exploración por parte de la geografía urbana, del espacio y la sociedad es a partir de múltiples enfoques que van desde lo físico hasta lo sentimental. James y Lobato indagan en la calle, las veredas, los frentes, los interiores de las viviendas y los patios, además de pasar y reflexionar sobre espacios también cargados de simbolismo como son los bares e instituciones que se ubican en esa calle.
En el capítulo 2, “Fotos familiares, narraciones orales y formación de identidades étnicas: ucranianos y croatas”, la historiadora y el historiador indagan en dos de las colectividades de inmigrantes que llegaron a Berisso en busca de trabajo y bienestar. Sin embargo, no se trata una historia de inmigrantes más, sino que, tal como James y Lobato lo expresaron en su libro, este “capítulo se ha centrado en parte en una investigación de las implicancias metodológicas y epistemológicas, y las limitaciones de la utilización de cartas y fotografías para trazar el mapa de las historias de dos familias transnacionales extendidas”.
En ese sentido, el carteo entre parientes entre Ucrania, Canadá y Argentina, al igual que las de Croacia con nuestro país, forman parte de estudios transnacionales que permiten vislumbrar el pasado de las personas que decidieron marcharse y el reflejo de las historias de quienes se quedaron en sus lugares de origen. Asimismo, la composición de fotografías y álbumes fotográficos y la manera en que recrearon la nacionalidad y las comunidades étnicas en los lugares de destino, forman parte de este análisis que abre perspectivas de estudio, de debate e investigación a otras historiadoras e historiadores.
En el capítulo 3, “Los santiagueños de Berisso: migración interna, identidad y cultura”, James y Lobato emprenden un viaje al lugar de origen de esta colectividad de migrantes internos, en la provincia de Santiago del Estero y, a modo de una interpelación antropológica mantienen un diálogo con los habitantes de esos espacios quienes, lejos de mantenerse en el pasado, conservan un claro y fluido contacto con los santiagueños que llegaron a trabajar a la ciudad bonaerense.
De esta manera, James y Lobato trazan la historia de la migración santiagueña desde los años 20 en adelante, partiendo de los parajes de Loreto, entre otros, hasta Berisso. Por qué debieron irse y cómo fueron recibidos, y qué espacios culturales construyeron podrían ser las preguntas que hilvanan este capítulo que concluye con un debate acerca de la identidad. ¿Indios o cabecitas negras? Es la cuestión que debaten los autores.
En el capítulo 4, “Narraciones comunitarias: patrimonio, museos y fiestas”, James y Lobato exploran e interpelan a los lugares de la memoria. ¿En qué manera los berisenses construyeron su historia?, ¿a partir de qué elementos?
“La herencia de la industria, de la inmigración y del peronismo era la urdimbre con la que se tejían los recuerdos, los olvidos y el silencio”, expresan James y Lobato a la vez que se preguntan sobre cómo fue ese proceso de la construcción de Berisso como un teatro de memorias en pugna, por qué algunos elementos pasaron a ser objetos de museo y qué significan y por qué importan las cosas, entre otras cuestiones trazaron el eje de preocupaciones y debates de dicho capítulo.
Un audiovisual, distintos objetos, un museo, otra vez la calle Nueva York, entre otras cuestiones, les permiten trazar a James y a Lobato una historia de cómo se fue construyendo la memoria, la historia de Berisso y cómo se los puede pensar y analizar.
En suma, James y Lobato reflexionan acerca de la historia de la comunidad obrera de Berisso y abren la puerta para que otras historiadoras, otros historiadores cuenten con elementos para estudiar, pensar, analizar e historiar a otras comunidades.
Paulo Menotti
Instituto de Educación Superior Nº29 “Galileo Galilei”
Universidad Nacional de Rosario
paulomenotti@yahoo.com.ar
Anuario Nº 42, Escuela de Historia
Facultad de Humanidades y Artes (Universidad Nacional de Rosario), 2025
ISSN 1853-8835
[1] Daniel James con Resistencia e integración renovó en enorme medida a la historiografía del movimiento obrero y del peronismo y, con Doña María se mantuvo en la misma línea y propuso nuevas formas de abordaje a partir de la historia oral. Mirta Zaída Lobato con La vida en las fábricas nos propuso un análisis de largo plazo a la industria cárnica situada en la ciudad de Berisso y con Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869 – 1960) interpeló también al movimiento obrero desde la perspectiva de género.