Reseña bibliográfica

Santos Lepera, Lucía (2022). En Imperfecta Comunión, Iglesia y Peronismo en Tucumán (1943-1955). Rosario: Prohistoria Ediciones [270 páginas].

En Imperfecta Comunión, Iglesia y Peronismo (1943-1955) es una obra recientemente publicada por Lucía Santos Lepera. La autora tiene una considerable trayectoria académica. Licenciada en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad Nacional de Tucumán), se ha doctorado en Humanidades en la misma casa de estudios. Su carrera como investigadora abarca la realización de estancias en universidades extranjeras y la dirección de proyectos de investigación y actualmente se desempeña como docente de Teoría e Historia de la Historiografía en la Facultad de Filosofía y Letras (UNT). Este trabajo se inscribe en el cruce de las investigaciones sobre la historia de la Iglesia católica y los análisis sobre las gestiones peronistas, a nivel provincial y nacional. 

El libro es un pasadizo que desentraña, en clave histórica, actores complejos como la Iglesia y el Estado, elementos centrales en el análisis. Sus perfiles se dibujan a partir de su integración y participación en una coyuntura particular, el primer peronismo, en la cual se amparan y transforman. La obra desafía la noción de un camino preconfigurado para dar relevancia a la diversidad de variables que intervienen en el curso histórico, marcando las incertidumbres y conflictos que jalonaron la relación entre ambos actores. Así, el libro ofrece un estudio histórico con carnadura propia, que nos acerca no sólo a un estudio minucioso, sino también a los ecos de una realidad que pronto parece sacudirse el polvo que recubre sus años.

A partir de una mirada situada en la provincia de Tucumán y de un recorte temporal que se remonta a la década de 1930 y se extiende a lo largo del período peronista, la autora analiza un escenario complejo, condicionado por los vaivenes de actores que disputan sus espacios mientras forjan variedad de interacciones y relaciones. Así, los ritmos del Estado se plasman en las gestiones del gobierno provincial e interactúan con la dinámica social de formas variadas. La comprensión de esta última requiere la suma de las presencias de la Iglesia y el gobierno ya que dan cuenta de su inscripción a un marco caracterizado por los efectos de cambios políticos, sociales y culturales; de la dinámica ensayada por grupos humanos en sus relaciones y roles; de las disputas por espacios de poder; de las tensiones sociales; de las voces, intereses y cosmovisiones que dibujaron este marco histórico y que fueron condicionantes factores del funcionamiento social. Lejos de presentarse como una institución sólida y definida, la Iglesia se presenta en su complejidad de actores colectivos e individuales; descubriéndose a sí misma en el curso de las relaciones en su interior y exterior, en función del contexto. El Estado, por su parte, aparece en su activa y abundante estructura cuyas partes también cobran sentido en las trayectorias de actores, instituciones, medidas y gestiones de gobierno. El período peronista nos ofrece, así, un punto de mira para entender la inquieta actividad en la sociedad tucumana, dejando ver cómo sus implicancias impregnaron de lleno las dinámicas sociales y políticas que afectaron generando tensiones y consensos entre la jerarquía eclesiástica, el funcionariado estatal y los sectores populares. El libro retrata cómo los espacios de autonomía y de acuerdos entre los actores difuminaron los límites entre hombres de Iglesia, de gobierno y la muchedumbre; avivaron acercamientos, distancias y negociaciones; forjaron y recrearon cosmovisiones y religiosidad en la sociedad en general. Rasgos que, en suma, difuminan los límites tajantes de instituciones a la vez que dinamizan, tensionan, transforman las interacciones y acciones en función de las variables del derrotero histórico.

La obra se nutre de la abundante documentación acervada en archivos públicos y privados donde se destacan el Archivo del Arzobispado de Tucumán y el Archivo de la Acción Católica Tucumana. También integra información de boletines oficiales como el de la Diócesis de la provincia y de la Acción Católica Argentina. Considera fuentes periodísticas epocales como La Gaceta y la Revista Norte Argentino. Además, la oralidad de los intérpretes del contexto resucita a través de los testimonios proyectados en cartas personales y en fotografías. Asimismo, se incluyen gráficos estadísticos y mapas que ordenan el trabajo.

El libro se compone de una introducción, conclusión y cinco capítulos (acompañados de apéndices y fuentes visuales). El primer capítulo reconstruye el entramado organizativo religioso y social de los años treinta, a partir del foco en la gestión del obispo Agustín Barrere y su proyecto organizativo de la Iglesia y la sociedad provincial bajo sus parámetros de orden, disciplinamiento y respeto por la jerarquía eclesiástica. Su administración, incentivada en proyectarse de lleno sobre la cotidianeidad del funcionamiento social, enfrentó las particularidades locales tejidas por diversos actores que tensionaron y negociaron con las políticas de orden, disciplinamiento y respeto por la jerarquía eclesiástica y una seria catolización, promovidas por el obispo. Las respuestas de actores locales contrastaron los modismos de la autoridad eclesiástica de Barrere sobre la jerarquía eclesiástica, el laicado católico y la población civil, en particular obrera. Es así que el ordenamiento social inspiró la regulación del activismo de ciudadanos con la fundación de la Acción Católica Tucumana, a fin de ordenar y conectar a la esfera civil y autoridades laicas con la gestión eclesiástica bajo tutela del obispo. El proyecto de Barrere coexistió con las respuestas de un entramado de actores que forjaron el funcionamiento de la institución eclesiástica, mundo laboral, civil y gubernamental, reflejadas en el desempeño de curas párrocos, las actividades de sectores obreros y patronales, autoridades laicas y eclesiásticas que confluyeron en un clima de variadas interacciones atravesadas por consensos y tensiones. La construcción de una autoridad sólida anhelada por el obispo y su inalcanzable proceso de expansión institucional influyente en el orden social, empujó transformaciones en el seno de la realidad tucumana.

El segundo capítulo reconstruye el Golpe de Estado de 1943 y el gobierno militar nacionalista allí instaurado, que alistó en su gestión a Juan Domingo Perón y que se proyectó en la provincia bajo la gestión autoritaria de Alberto Baldrich, contexto dominado por los efectos de la Segunda Guerra Mundial y la llegada del peronismo al poder en 1946. Este recorte temporal contiene el devenir de diversos actores que, al calor de los vaivenes políticos a nivel internacional, nacional y provincial, reconfiguraron sus lazos a la vez que pusieron en disputa, en un clima ideológico fuertemente polarizado, conceptos en construcción y significación diversa como la justicia y legislación social, el nacionalismo, la democracia y la guerra. En este sentido, la institución eclesiástica vivió transformaciones donde la directiva del obispo encontró acercamientos y desencuentros con la cambiante gestión política encarnada por Baldrich y los interventores, así como con el posterior ascenso democrático de  Carlos Domínguez; con los cuadros laicos católicos con incidencia política y la actividad de la Acción Católica en un marco donde los rumbos de la guerra aceleraron tanto la politización de la sociedad como los conflictos y fracturas en la escena política y en la unidad de los fieles que desafiaron el proyecto de Barrere. Por otro lado, se fue acrecentando en la opinión pública la importancia de la cuestión obrerista respaldada en políticas estatales que movilizaron a masas de trabajadores identificadas cada vez más por el desempeño de Juan Domingo Perón en sus cargos en el gobierno. 

El tercer capítulo expresa la inminente presencia del sector obrero como un pujante foco de poder que llevó a reordenar la vinculación de la Iglesia con ese creciente actor y el marco político que dio triunfo al Partido Laborista. Es vital la especial experiencia tucumana que fue construyendo una duradera relación de cooperación mutua durante 1946 a 1952. Esta dinámica integró desacuerdos y consensos entre los actores. La compatibilidad de la jerarquía eclesiástica con el poder político se construyó en diversos aspectos como las políticas de gobierno donde la Ley de Enseñanza Religiosa, el constante financiamiento al culto que colaboró en la expansión de la institución, la atención a sectores desprotegidos o la gestión del voto femenino permitieron la participación de la Iglesia. En contraste, se observaron tensiones al momento de la exigencia de mayor transparencia sobre la gestión eclesiástica a pedido del gobierno nacional, algo que afectó el funcionamiento de la jerarquía de la institución, expresadas en disconformidades de los curas párrocos y el cuestionamiento de la autoridad del obispo. Por otro lado, el laicado católico enfrentó un cuadro de inactividad en sus filas, reforzando algunas fracturas previas. Este cuestionado declive pudo reponerse durante el gobierno peronista cuando la ACT ejerció junto a agencias estatales, el control sobre la vida pública para cuidar la moral católica y proyectar la efectiva catolización civil. En este sentido, el gobierno provincial dispuso su receptividad a colaborar con el laicado católico en función de la regulación social bajo los parámetros católicos. Por último, el agitado clima obrero reforzó el protagonismo del sindicalismo en una lucha colectiva que puso en disputa las exigencias de trabajadores/as y el rol de patronales. Las huelgas no fueron la vía legítima para la Iglesia que en busca de la paz social, exigió presencia del gobierno provincial a la vez que esbozó una respuesta por su cuenta que le permitiera controlar las masas en conflicto. Así, la creación de la Juventud Obrera Católica respondía a la iniciativa eclesiástica de ordenar el mundo obrero. 

El cuarto capítulo observa las transformaciones en el vínculo entre la Iglesia y el Estado peronista a ras del suelo, en el ámbito parroquial tucumano. En un contexto donde el peronismo interpeló la cotidianeidad de la población, envolviéndola en un compromiso político y social que también engendrará nuevas expresiones de religiosidad al momento de la muerte de Eva Perón. El peronismo se fue construyendo con la actividad y participación de masas obreras agrupadas en sindicatos y unidades básicas que se fueron forjando como focos de poder en la escena política y social al punto de renovarla; así la Iglesia debió adaptarse a convivir con el fenómeno nacional. En la provincia de Tucumán esto se reflejó en comunidades del interior donde la actividad de la masa obrera movilizó nuevas interacciones con poderes y sujetos existentes, algo expresado con particular énfasis en las zonas de producción azucarera. En este sentido, la jerarquía eclesiástica vio reordenado el funcionamiento de sus piezas, donde los curas párrocos adquirieron particular desempeño y autonomía al relacionarse con los nuevos actores y autoridades políticas, además de ser atravesados por las propias implicancias del gobierno peronista. Esto último reanimó las tensiones en la jerarquía eclesiástica y también desestabilizó el proyecto del obispo que pregonaba el respeto por la jerarquía. La centralidad depositada en las comunidades, permite ver cómo el vínculo de la Iglesia y el Estado queda envuelto en el curso de la política y el clima social de estos pueblos, trastocando las relaciones sociales y las estructuras institucionales al punto de reordenar las dinámicas establecidas. Así, la creciente politización alcanzó un clímax durante los funerales de Eva Perón en 1952, que evidenciaron el cruce entre la poderosa voluntad popular y las funciones de la estructura eclesiástica al momento que las masas elevaban un imaginario y religiosidad propias en devoción a Evita, disputando espacios a la Iglesia y generando tensiones en el rol de curas párrocos. 

Finalmente, el quinto capítulo analiza los cambios en la relación entre el gobierno provincial y la Iglesia a partir de la gestión del obispo Juan Carlos Aramburu en 1953, atendiendo a la reformulación de lazos entre actores y una nueva renovación al interior de la institución religiosa. Se considera el recorrido de las instituciones nacionales que tejieron el vínculo entre Iglesia y Estado camino al golpe de Estado en 1955 para contrastar estas dimensiones con la particular experiencia provincial. Así, se observa como ésta se sumergió en su propio curso que se diferenció con el derrotero de la conflictiva relación entre la Iglesia y el Estado a nivel nacional al momento del quiebre político. La creciente distancia entre tales actores reestructuró los vínculos con el mundo católico. Ante una doctrina oficial que desafiaba el credo católico, se elevaron tensiones expresadas en el laicado encabezado por la Acción Católica Tucumana, en disconformidad con la conducción social y moral del gobierno peronista. En paralelo las autoridades religiosas no expresaron un rotundo distanciamiento con el gobierno nacional ni provincial, lo cual se expresó en las respuestas de los curas párrocos ante los cruces entre Perón y la Iglesia. Esta reacción fue en sintonía con un escenario donde aún se mantenía la integridad de una cordial vinculación que se había estrechado desde 1946. Las distancias a nivel nacional se dispersaron en una provincia donde la población adhería masivamente al peronismo, lo que esculpió las actitudes de las autoridades religiosas y difuminó las posibles fracturas con el fin de preservar la aceptable proyección de la catolización y los lazos sociales establecidos.

La valoración aquí propuesta, a ojos de una estudiante de la licenciatura en Historia, es que el libro invita a aquellos lectores/as interesados/as a disfrutar de una obra donde la comprensión histórica se interesa por un devenir complejo, donde el trazo a seguir, guiado por decisiones institucionales y por personas de carne y hueso, se dibuja y desdibuja entre encuentros y desencuentros, vacilaciones y decisiones. El enfoque brindado nos revela una realidad compleja, forjada a partir de amplios trazos espacio-temporales y desplegada por los diferentes rincones de la provincia. La sensación de inmiscuirse en el contexto histórico y encontrarse con actores que parecen moverse en simultaneidad al lector se torna en una natural forma de aprendizaje. La sutileza del análisis permite destilar los componentes que movilizaron la sociedad para comprenderlos desde sus lugares, lógicas e interacciones a partir de los cuales el contexto queda expuesto y cohesionado. Esta obra es, además, un aporte novedoso al campo de investigación del peronismo en la provincia en relación con una antigua institución como lo es la Iglesia, además de dejar un camino para otros estudios que complementen y revaloricen la historia de la provincia y la región.

 María Victoria Villagrán

Universidad Nacional de Tucumán

        twilight.t4vern@gmail.com

 

Anuario Nº 40, Escuela de Historia

Facultad de Humanidades y Artes (Universidad Nacional de Rosario), 2024

ISSN 1853-8835