Fuentes tradicionales y herramientas digitales: explorando los Diarios de Sesiones del Congreso Nacional durante el primer peronismo con Gephi
Fuentes tradicionales y herramientas digitales: explorando los Diarios de Sesiones del Congreso Nacional durante el primer peronismo con Gephi
Traditional records and digital tools: exploring the Session Journals of the Argentinian National Congress during the primer peronismo with Gephi
Joaquín Rodríguez Cordeu
Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
joaquinrc224@gmail.com
RESUMEN
Mi propuesta para este trabajo consiste en revisar los usos políticos e históricos que se hicieron de los Diarios de Sesiones del peronismo clásico, prestando atención a sus características como fuente histórica y como elemento de intervención en el debate público, para luego presentar posibles formas de análisis con herramientas digitales de uno de los registros particulares que incluyen estos documentos: los informes de las votaciones nominales que se realizaban en la Cámara de Diputados. El objetivo será no sólo reconstruir una de las dimensiones cotidianas del trabajo legislativo, sino también recuperar la utilidad que ese tipo de información tiene para pensar uno de los aspectos más controvertidos –así fue interpretado por historiadores, periodistas, analistas políticos y observadores nativos– de la experiencia peronista: la incorporación sistemática de trabajadores y dirigentes sindicales al parlamento.
Más que una apuesta por redefinir la investigación histórica a través del uso de herramientas digitales, lo que quiero presentar es un análisis de unos registros poco trabajados que esté a mitad de camino entre la exploración de datos con herramientas digitales y la revisión crítica respecto de las posibilidades y dificultades que conlleva usar este tipo de software para la investigación histórica.
Palabras Clave
Diarios de Sesiones; Gephi; Votaciones nominales; Peronismo; Congreso.
ABSTRACT
My proposal for this paper is to review the political and historical uses that were made of the Session Journals of classical Peronism –paying attention both to their characteristics as a historical source and as an element of intervention in the public debate– and to present possible forms of using digital tools to analyze one record included in these documents: the reports of roll-call votes for the Chamber of Deputies. The goal will be not only to reconstruct one of the daily dimensions of legislative work, but also to recover the usefulness of this type of information to think about one of the most controversial aspects –as it was interpreted by historians, journalists, political analysts, and native observers– of the Peronist experience: the systematic incorporation of workers and union leaders to the parliament.
Rather than an attempt to redefine historical research using digital tools, what I want to present is an analysis of a rarely used set records that is halfway between the exploration of data with digital tools –Gephi in this case– and the critical review of the possibilities and difficulties involved in using this type of software for historical research.
Keywords
Session Journals; Gephi; Roll-Call Voting; Peronism; Congress.
Introducción
Mi propuesta para este trabajo consiste en revisar los usos políticos e históricos que se hicieron de los Diarios de Sesiones del peronismo clásico, prestando atención a sus características como fuente histórica y como elemento de intervención en el debate público, para luego presentar posibles formas de análisis con herramientas digitales de uno de los registros particulares que incluyen estos documentos: los informes de las votaciones nominales que se realizaban en la Cámara de Diputados. El objetivo será no sólo reconstruir una de las dimensiones cotidianas del trabajo legislativo, sino también recuperar la utilidad que ese tipo de información tiene para pensar uno de los aspectos más controvertidos –así fue interpretado por historiadores, periodistas, analistas políticos y observadores nativos– de la experiencia peronista: la incorporación sistemática de trabajadores y dirigentes sindicales al parlamento.
Más que una apuesta por redefinir la investigación histórica a través del uso de herramientas digitales, lo que quiero presentar es un análisis de unos registros poco trabajados que esté a mitad de camino entre la exploración de datos con herramientas digitales y la revisión crítica respecto de las posibilidades y dificultades que conlleva usar este tipo de software para la investigación histórica. Entiendo que difícilmente un archivo histórico o un dataset construido a partir de fuentes históricas sea lo suficientemente grande como para ser considerado big data por empresas o emprendimientos dedicados al análisis masivo de datos, por lo que quiero ofrecer un ejemplo que sirva para defender la aplicabilidad del concepto al trabajo histórico. Es en este sentido que interpreto las ideas de danah boyd y Kate Crawford (2012) respecto del vínculo que existe entre big data e investigación social: no se trata sólo de una cuestión de cantidad, sino de la capacidad que las herramientas digitales tienen para explorar, agrupar, comparar y entrecruzar grandes cantidades –incluso en los términos relativos del trabajo tradicionalmente analógico del historiador– de información.
Sobre los registros olvidados de los Diarios de Sesiones
Editados, impresos y archivados por las instituciones del Congreso de la Nación, los Diarios de Sesiones son el principal registro oficial y comprensivo de la actividad de las Cámaras de Diputados y Senadores en Argentina.[1] El grueso de su contenido corresponde a las transcripciones revisadas de los debates que se dan en el recinto, capturadas por un cuerpo oficial de taquígrafos. Aunque capturan con precisión el estilo personal de los legisladores, no son transcripciones verbatim de todo lo que se dijo; muchas expresiones se estandarizan de acuerdo con el reglamento y los formalismos del debate parlamentario, resultando en la reescritura de varias expresiones. También, se suprimen redundancias, confusiones del lenguaje, y errores groseros en los discursos de quienes hablan. Cuando las cosas que se dicen y hacen dentro del recinto exceden los límites de lo que las autoridades de la Cámara y los demás legisladores consideran publicable, las versiones finales incluso pueden llegar a omitir –generalmente a pedido de los involucrados– episodios enteros de una sesión.[2] Por otra parte, los Diarios también contienen agregados que sirven para reconstruir el clima y la forma en que las palabras eran recibidas, como llamados al orden por parte de la Presidencia, diálogos ininteligibles entre varios diputados, aplausos y felicitaciones durante o después de una intervención encendida, el griterío del público en las galerías, etc.[3] Hasta principios del siglo XXI los Diarios también recopilaban información de un orden muy distinto al discursivo. Contenían datos contextuales como los nombres de las autoridades del Poder Ejecutivo y del Gabinete de ministros, las autoridades y miembros de las dos Cámaras legislativas, la composición de las comisiones parlamentarias, planillas de asistencia para las sesiones y comisiones, proyectos presentados, aprobados y archivados durante cada período, etc. Con la digitalización del Estado y la administración pública todo este conjunto de información fue desprendida de los Diarios para pasar a integrar distintas secciones de los sitios web oficiales de cada cuerpo.
En cuanto a sus usos, está claro que los Diarios son más que un mero registro de la actividad parlamentaria. Los mismos legisladores les han asignado siempre un valor fundamental como un medio de expresión para las ideas y el debate político, el control de los actos de gobierno y la crítica pública a las acciones de los otros poderes del Estado. En este sentido, los Diarios sirven –y servían aún más cuando los otros medios por los cuales el público en general podía acceder a los debates parlamentarios eran únicamente las radios y los periódicos– para hacer a los miembros del Congreso responsables tanto por lo que dicen como por lo que hacen dentro del recinto. Pero los también son, como lo indica el propio sitio web de la Cámara de Diputados, “instrumentos esenciales para el estudio histórico”. En todo el mundo, quienes se dedican a la historia social, política, cultural y de las ideas –o a cualquier otro recorte donde las palabras y los discursos ocupan un lugar central– hicieron de ellos una fuente recurrente del trabajo historiográfico. En el caso de los estudios sobre el peronismo clásico, para introducirme ya en el campo al que pretendo aportar con este trabajo, los Diarios de Sesiones fueron, al menos desde la posdictadura, documentos de consulta casi obligatoria, aunque el uso que se les dio tuvo límites precisos. Tomemos como ejemplo el conjunto amplio de trabajos dedicados a revisar distintos aspectos del funcionamiento del Congreso durante entre 1946 y 1955; desde las investigaciones más conocidas de mediados de los ochenta (Ciria, 1984; Luna, 1984) hasta las más específicas de las últimas décadas –dedicadas a revisar temas tan diversos como los vínculos con la Iglesia (Caimari, 1994; Bianchi, 2001), las oposiciones políticas (García Sebastiani, 2001), la política industrial (Belini, 2001), los debates sobre la familia (Cosse, 2006), y la provincialización de los territorios nacionales (Bucciarelli, 2010), entre otras–, todas tienen en común el haber aprovechado sólo uno de los muchos tipos de información que mencioné antes: los discursos reproducidos en las transcripciones taquigráficas de los debates parlamentarios. La preferencia por este tipo de información, cuyo principal atractivo es la posibilidad que brinda de acceder a las voces de los actores, permitió ampliar el conocimiento de lo que se decía adentro de las Cámaras, pero no tanto de lo que se hacía.[4] Como adelanté en la introducción, mi intención con este trabajo es mostrar la importancia que tiene la información no discursiva de los Diarios de Sesiones para pensar el funcionamiento de la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación durante los años del primer peronismo. Para eso quiero presentar y evaluar las posibilidades que ofrecen las herramientas digitales para aprovechar esos datos comúnmente marginados, cuando no simplemente descartados, del trabajo historiográfico.
Dentro de los distintos tipos de votaciones de las que participan los diputados durante un período de sesiones legislativas, las nominales tienen la característica de individualizar el sentido de los votos y dejar constancia de estos con nombre y apellido en los Diarios de Sesiones.[5] Generalmente sólo se practicaban por pedido expreso de un diputado y con la aprobación de la mayoría de los presentes, y aunque rara vez se ofrecen argumentos o justificaciones, suele estar claro para todos que se hace “a fin de determinar y establecer la responsabilidad de cada uno” ante determinadas decisiones.[6] Para los años del primer peronismo, y a diferencia de otro tipo de información contenida en los Diarios de esa época–como los proyectos presentados, la composición de las comisiones parlamentarias, etc.–, los registros de las votaciones nominales no se encontraban agrupados en apartados específicos sino insertos en la narrativa de los debates. Constaban únicamente de dos breves listados, uno para quienes votaran por la positiva y otro para quienes lo hicieran por la negativa, en los que se detallaban los nombres completos de los diputados y el resultado final.[7] Una gran cantidad de información era omitida, y aunque algunos aspectos podían ser reconstruidos simplemente recorriendo las páginas anteriores –el tópico que motivaba la votación, por ejemplo–, otros se perdían para siempre. Tal es el caso de las “abstenciones”, que simplemente no se contabilizaban; ya fuera porque un legislador no asistía a la sesión (una simple ausencia), se ausentaba deliberadamente al momento de votar o no votaba en ninguno de los dos sentidos posibles a pesar de estar en su banca, los taquígrafos omitían su nombre en el registro.
Tradicionalmente, como objeto de estudio y fenómeno del mundo político, las votaciones nominales (roll-call voting en inglés) han sido competencia casi exclusiva de los politólogos norteamericanos (Poole & Rosenthal, 2000), quienes las han utilizado para medir y analizar una amplia gama de cuestiones relacionadas con el funcionamiento del parlamento estadounidense: la influencia de los partidos (Snyder & Groseclose, 2000; Ansolabehere, Snyder & Stewart, 2001) y de los procesos electorales (Thomas, 1985) sobre las decisiones de los legisladores, las respuestas de los votantes ante esas mismas decisiones (Erickson, 1971; Ansolabehere & Jones, 2010) y las dinámicas de polarización dentro del parlamento (Cox & Poole, 2002), por mencionar sólo los temas que más se han discutido. Durante los últimos años, tras el “giro digital” dentro de las humanidades y las ciencias sociales y con el creciente interés de los científicos de datos y los expertos computacionales por los fenómenos sociales, las votaciones nominales se convirtieron en un campo de pruebas ideal para testear la aplicabilidad de nuevas herramientas digitales. Así, a los trabajos que ya habían empezado a reflexionar sobre la posibilidad de realizar representaciones espaciales de las votaciones en el parlamento basadas en técnicas de scoring y otros métodos estadísticos como los modelos de regresión linear (Poole, 2005; Lyons & Lacina, 2009), se sumaron nuevos aportes que, impulsados por el boom de las redes complejas y el Visual Network Analysis (VNA), comenzaron a redefinir –sin proponérselo– los usos y significados de la idea de “espacialización” (Porter et al., 2007; Dal Maso et al., 2014; Andris et al., 2015; Cherepnalkoski et al., 2016; Schoch & Brandes, 2020).
Como indiqué antes, las votaciones nominales como registro o como fuente despertaron más bien poco interés en nuestro país, y no sólo en el campo historiográfico, sino dentro de las ciencias sociales en general. Coincidentemente, uno de los primeros en hacer un esfuerzo por sistematizar y analizar parte de esa información fue Peter H. Smith, un politólogo norteamericano comprometido con las discusiones académicas de los años sesenta y setenta sobre el peronismo clásico.[8] Para su trabajo sobre las élites políticas argentinas de la primera mitad del siglo XX (1974) –y con el que quería dar cuenta de las debilidades institucionales que permitieran explicar lo que denominaba el “fracaso de la democracia argentina”–, Smith relevó las poco más de 1.700 votaciones nominales que se dieron entre 1904 y 1955. Al encarar esa empresa se percató de las múltiples dificultades que implica trabajar con los registros de los Diarios del Congreso argentino; cada entrada debía ser identificada y rescatada del cuerpo de los debates parlamentarios, donde eran fácilmente confundibles con otros elementos como comentarios, inserciones breves, etc., a través de la lectura diagonal de millares de páginas, para luego ser almacenada y ordenada con algún sistema ad hoc en el que el investigador debía tomar una serie de decisiones: ¿Cómo distinguía o etiquetaba a los asuntos que motivaban las votaciones? ¿Cómo clasificaba a los diputados que no figuraban en los listados? ¿Ausentes, abstencionistas? ¿Podía fiarse –Smith consideraba que sí– de un cruce entre las planillas de asistencia y los registros de las votaciones?[9]
El ejercicio de investigación que presento a continuación se centra en este tipo de registros, en cómo pensarlos y adaptarlos para su exploración y análisis a partir de una herramienta específica –Gephi, un software diseñado para explorar redes sociales–, y en cómo interpretarlos para establecer hipótesis preliminares que sirvan para empezar una discusión sobre algunas cuestiones irresueltas de la historia del parlamento durante los años del primer peronismo.
Redes, big data y una nueva historia del Congreso Nacional durante el primero peronismo[10]
Durante la última década los grafos –esas representaciones visuales de enormes redes complejas formadas por cientos o miles de nodos unidos por curvas o líneas, y a las que nos vemos tentados de asimilar a un mapa– se convirtieron en un condimento más de las investigaciones en humanidades y ciencias sociales, desbordando por mucho el campo de los "estudios digitales". Esta expansión no sólo se debió a la adopción de diversos fenómenos del mundo digital –Facebook, Twitter, Blogger, LinkedIn y muchas otras plataformas y redes sociales– como objeto de estudio dentro de la comunidad científica, sino también a la aceptación –y fascinación– que despertó Gephi, el software para generar y analizar grafos más utilizado dentro y fuera de la academia.[11] Es importante aclarar que los historiadores procedieron con algo más de cautela, seguramente por encontrar incompatibilidades entre un método altamente dependiente de la cantidad de datos disponibles para ser analizados y la “parquedad” característica –para usar la expresión de Eduardo Míguez (1995)– de muchas fuentes históricas. En el caso de los Diarios, esa parquedad es relativa; aunque no representan un corpus –ni siquiera una serie–, los registros se hallan completos y sistematizarlos de acuerdo con los requisitos de Gephi u otros programas para explorar redes sociales no es excesivamente complicado. En realidad, la dificultad principal radica en el hecho de que están inscriptos en un medio analógico, y que su traducción a un soporte digital no sólo requiere algún tipo de reflexión sobre las decisiones que se toman, sino también una enorme cantidad de horas de trabajo –incluso si existiera una iniciativa oficial de parte del Congreso de la Nación o cualquier otra institución que pudiera estar interesada en su digitalización–.
Para el caso de esta investigación, ese proceso significó la adaptación de los registros de las 708 votaciones nominales[12] que se llevaron a cabo entre el 29 de abril de 1946 y el 23 de septiembre de 1955 a una base de datos con un formato que permitiera su manipulación posterior con herramientas digitales.[13] Esta base de datos fue acompañada de un registro del perfil político de los 420 legisladores y legisladoras que participaron a lo largo de los casi diez años de gobierno peronista. Este incluía información sobre el bloque y/o partido de pertenencia, provincia a la que representaba, porcentaje de participación sobre el total de las votaciones, y una distinción que corría por mi cuenta y que, siguiendo un clivaje nativo que empecé a recorrer en otros trabajos, clasificaba a los diputados varones en “políticos” y “obreros” (Rodríguez Cordeu, 2020, en prensa). Esta caracterización –que tiene como antecedente un conocido trabajo de Mercedes Prol (2011)– implica considerar como "obreros" tanto a dirigentes sindicales tradicionales del estilo de José Vicente Tesorieri, José María Argaña o Pedro Otero (todos con trayectorias que se remontan a la década de 1930) como a otros que incluso siendo "profesionales liberales" o teniendo vínculos más estrechos con la estructura del Partido Peronista, también fueron activos militantes gremiales, como fue el caso del secretario general de la Asociación Bancaria y luego abogado, Ángel José Miel Asquía. Como dije, la diferenciación cobra relevancia, sobre todo, con el reconocimiento de los propios protagonistas de la existencia de un "sector gremial" con una dinámica distinta a la del grupo de "políticos profesionales" dentro del bloque peronista.[14]
Una vez organizados en una base de datos que no difería demasiado de las que comúnmente se utilizan para registrar datos cuantitativos, los registros de las votaciones nominales tuvieron que ser reconvertidos en un dataset con una forma específica, que pudiera ser interpretada y convertida en grafos por la mayoría del software que se utiliza en el Visual Network Analysis. Cabe señalar que la estructura de un dataset típico del VNA pone en relación tres valores básicos: un nodo de origen, un nodo de destino, y algún tipo de índice –comúnmente llamado “peso”– que da cuenta de la intensidad del vínculo que los une a ambos; los legisladores serían esos nodos –los componentes de la red– y el sentido de los votos la conexión que los une entre sí.[15] Para el caso del parlamento peronista, el dataset con el que trabajé está compuesto por 4.189.027 registros construidos a partir de la base de datos original. Cada uno de estos registros representa la coincidencia entre dos legisladores cualesquiera al momento de realizarse una votación nominal dentro de la Cámara de Diputados.[16] Los datos fueron agrupados por período legislativo, para después combinar los registros de pares repetidos bajo una entrada única con un peso específico equivalente a la cantidad de veces en que los diputados correspondientes habían votado en el mismo sentido. El resultado final fueron 38.689 relaciones únicas y ponderadas, distribuidas entre diez subdatasets –uno para cada período legislativo–.
Lo que obtuve al cargar y procesar todo este conjunto de información en Gephi fue una decena de grafos con un formato similar, pero distinguibles entre sí: dos polos más o menos alejados, pero claramente definidos y enfrentados que parecieran seguir dinámicas diferentes con el correr del tiempo. Antes que una interpretación, lo que surge son interrogantes: ¿Qué es lo que hace que los nodos estén más o menos separados en cada período? ¿Por qué los dos bloques se acercan y se alejan a lo largo del tiempo, llegando incluso a confundirse durante los últimos años? ¿Se pueden explicar esas diferencias a partir de las mediciones que Gephi hace de la red, o responden en realidad a características propias de la dinámica política del parlamento y la forma en que esta se tradujo en los Diarios de Sesiones? Una lectura "típica" de esta secuencia siguiendo los lineamientos del ARS comprendería, a grandes rasgos, la revisión de un conjunto de valores que aportan información sobre la calidad de los vínculos que existen entre los nodos; los aspectos que más comúnmente se tienen en cuenta son el grado medio del grafo –el promedio de nodos con los que un componente se conecta de forma directa, también conocidos como alters–, el diámetro de la red –la distancia máxima que existe entre los dos nodos más alejados entre sí–, y la densidad del grafo –un valor entre 0 y 1 que determina el nivel de interconexión entre el conjunto de los nodos, siendo 1 el valor que representa un grafo en el que todos los componentes se relacionan entre sí de forma directa– . Como se observa en los gráficos 1, 2 y 3, ninguna de estas variables permite explicar las diferencias de forma entre los grafos ni entre los agrupamientos al interior de cada uno. Tanto la tendencia del grado con pesos promedio de los nodos como la del peso promedio de las aristas siguen el ritmo de votaciones para cada período, mientras que la densidad del grafo se mantiene prácticamente invariable –entre 0,98 y 1– debido a la propia naturaleza de este tipo de relaciones: en términos prácticos los diputados están obligados a pronunciarse por una de las dos opciones, e incluso en los años en que hubo pocas votaciones, como en 1955, fue suficiente para que casi todos hayan coincidido entre sí en al menos una ocasión.[17]
Las diferencias entre los grafos, entonces, no dependen tanto de la evolución de estas variables estadísticas como de la dinámica política que se desplegó en la Cámara y al interior de cada bloque. Si se comparan, por ejemplo, los que representan períodos inicial y final de la primera presidencia de Perón (1946 y 1951) se puede ver que el bloque peronista se encuentra mucho más concentrado –la mayoría de los nodos se superponen– en el segundo caso, a pesar del menor número de votaciones y menor peso promedio de las relaciones. Una explicación para ese fenómeno puede encontrarse en la tendencia del bloque peronista hacia la unanimidad, expresada no ya bajo la forma de los prejuicios de los historiadores respecto de la cultura política del peronismo, sino de la evidencia que ofrecen los registros (Gráfico 4). En ese sentido, el acortamiento de las distancias entre los diputados del bloque oficialista se explica por el aumento en el número de coincidencias: hacia 1951, todos, o casi todos, los legisladores del bloque peronista votan siempre, o casi siempre, en el mismo sentido. A la inversa, el peso del bloque opositor se ve disminuido tanto en número –casi la mitad de sus diputados renuncian a sus bancas en 1950, otros son expulsados ese mismo año, y quienes aún ocupan bancas mantienen niveles de participación por debajo de la media– como en "calidad" de relaciones: las veces en las que el radicalismo se opone como bloque no alcanzan a compensar aquellas en las que no participa o en las que se ve obligado a votar en el mismo sentido que el oficialismo.
En el siguiente apartado voy a tratar de determinar qué puede decirse a partir de estas visualizaciones del lugar que ocuparon los legisladores obreros en la Cámara baja. También quiero reconsiderar la importancia de ciertas figuras que la historiografía sobre el primer peronismo entendió como claves para el funcionamiento del Congreso y del bloque peronista. Para esto voy a combinar la exploración visual de los grafos –forma y posición de los nodos– con el análisis de otro tipo de información: los datos elaborados por el algoritmo al procesar el dataset –grados, grados con peso, principalmente– y otros propios del registro de la actividad legislativa –principalmente, el índice de participación individual sobre el total de votaciones–.
Pensar problemas históricos a través del análisis exploratorio de redes: el caso de los diputados obreros
Antes de adentrarme en la exploración de los grafos e introducir nuevas variables para la interpretación, corresponde hacer unos breves comentarios sobre la forma que adopta un grafo, es decir, la manera en la que los nodos se distribuyen en el espacio, comenzando por aclarar que la misma está determinada, como indiqué antes, por un algoritmo dirigido por fuerza –ForceAtlas2 en este caso–. Este tipo de algoritmos trata a los nodos como partículas eléctricamente cargadas que se repelen entre sí y a las aristas como la fuerza de atracción que los acerca unos a otros. La cercanía o lejanía entre los nodos de un par dado está determinada, principalmente, por el peso de la arista que los une: las aristas de mayor peso implican relaciones más densas y, por lo tanto, nodos más cercanos entre sí, mientras que las conexiones más débiles se muestran como nodos más alejados.[18] La visualización final corresponde en parte a estas reglas y en parte a cierto margen de aleatoriedad contemplado en el funcionamiento del algoritmo que distribuye los nodos en el espacio; la posición relativa de los componentes –cuán cercanos o alejados se encuentren de cada uno de los otros nodos que integran la red– es el aspecto sobre el que debe realizarse la interpretación del grafo; la posición absoluta de los nodos –en el sector superior o inferior del grafo, del lado izquierdo o derecho del conjunto, etc.– depende de una serie de decisiones que el algoritmo toma sin intervención del usuario y que no tienen relación con las características de la red.[19] Esta última aclaración es especialmente pertinente en redes polarizadas a la vez que densas como la que estoy trabajando y en donde es fácil sobredimensionar la importancia de los vínculos cruzados entre los dos espacios –peronistas y radicales en este caso–.
Otro aspecto importante para destacar, y que casualmente es uno de los puntos fuertes de las herramientas de visualización del estilo de Gephi, es la necesidad de considerar la interfaz de representación dinámica que el software provee de los cálculos del algoritmo; más allá del resultado final, que es lo único que se puede reproducir en este formato, es interesante ver, con el correr de los miles de iteraciones con las que ForceAtlas2 intenta optimizar al máximo la espacialización de los nodos, ciertas partes del grafo se estabilizan relativamente pronto mientras que otras ni siquiera lo hacen del todo. Si se piensa cada nebulosa (la peronista y la radical) como una sucesión de dos o tres anillos concéntricos de nodos que se leen desde la periferia hacia el centro, lo que se va a ver es que los legisladores del primer y segundo sector quedan más o menos fijos desde las primeras iteraciones del algoritmo. Estos son los diputados con menor weighted degree, es decir los menos conectados con el bloque peronista en particular y con la Cámara en general: las situaciones son variadas, pero usualmente se explican porque en algún momento del período fallecieron o fueron expulsados, tenían un alto nivel de ausentismo, o porque se trataba de las autoridades del recinto (presidente, vicepresidente primero y segundo) que no tenían permitido votar. Los nodos del anillo del centro, por el contrario, difícilmente encuentren una posición estable, incluso en los períodos de menor concentración como 1946 y 1947; en esta zona el movimiento es continuo y las posiciones intercambiables, por lo que la diferenciación entre los sectores izquierdo y derecho de esta parte del grafo no debe ser exagerada. En este sentido, sostengo que el análisis de estas representaciones visuales tiene una utilidad más bien exploratoria; afirmaciones más certeras sobre el verdadero significado de la posición de un nodo determinado tienen que ir acompañadas de una descripción más detallada del tipo de relaciones que mantenía con el resto de la Cámara.
Voy a tomar como ejemplo el grafo correspondiente a la legislatura de 1946 (Grafo 1) y aplicarle un filtro de color a los nodos para introducir la distinción "políticos/obreros" que planteé anteriormente. Al hacer foco sobre el sector peronista (Grafo 11) una de las primeras cosas que llama la atención son los diputados más alejados –casi separados– sobre el margen exterior (izquierdo) del bloque. La mayoría de esos nombres son poco conocidos; se trata de personas que fallecieron a los pocos meses de ingresar a la Cámara –Ángel Ianpolsky y Carlos de Iturraspe– o que comenzaron a ausentarse con el inicio de los conflictos entre el laborismo oficialista y el que dirigía Cipriano Reyes –Ernesto Cleve y Hernán Jofré–. Sí destaca el nombre del conocido escritor e historiador Ernesto Palacio, quien además integró la comisión de Asuntos Extranjeros y de Culto durante todo su mandato e incluso fue su secretario entre 1946 y 1948.
En el anillo intermedio se puede ver una tendencia entre un número importante de nodos obreros a relacionarse más fácilmente con el sector opositor (derecha), mientras que el lado izquierdo del grafo, donde supongo que el algoritmo ubica a aquellos legisladores con menores probabilidades de votar junto al radicalismo, está mayormente poblado por políticos. Aunque las relaciones interbloque no son más del 20% del total para 1946, cuando se dan los cruces más importantes son entre obreros peronistas y políticos radicales: de las 50 relaciones mixtas (PP-UCR) más frecuentes, 45 corresponden a pares mixtos (Obrero-Político) y 5 a "puros" (Político-Político).[20] El centro de la nebulosa peronista, por otra parte, está compuesto por los legisladores con mayor WD, es decir, aquellos que más votan y que generalmente lo hacen en el sentido de la mayoría. Podría decirse que, por lo menos en lo que refiere a votaciones, son los diputados que marcan tanto la dinámica del bloque peronista como de la Cámara en general. Si se revisan los nombres propios se puede ver que se trata, en su mayoría, de actores ignorados dentro del campo de estudios sobre el Congreso durante el primer peronismo, aunque algunos corresponden a sujetos importantes dentro de los procesos organizativos de los partidos Laborista y Peronista y en la dirigencia del movimiento obrero;[21] de los que han recibido mayor atención, sólo figura Emilio Visca. El grafo muestra que los legisladores obreros son relativamente importantes dentro de este grupo en 1946 y, aunque esta importancia variará con los años (Gráfico 5), casi siempre estarán "sobrerrepresentados" en comparación con la composición general de la Cámara.[22] Volviendo sobre las relaciones, ponderar la influencia de cada tipo de par –es decir, distinguiendo interacciones entre los bloques y entre diferentes "tipos" de legislador, tanto hacia adentro como hacia afuera de cada conjunto– resulta complicado si se toman los números totales. La gran cantidad de datos – por lo menos para una red de no más de 200 nodos– y la frecuencia de las repeticiones hacen que las comparaciones casi siempre reflejen la composición de la Cámara. La proporción de relaciones totales por bloque, por ejemplo, relega a los pares PP-UCR y UCR-UCR a un lugar muy marginal y que no refleja el papel que desempeñaron los binomios más importantes –particularmente los de la oposición radical– (Gráfico 6).
Recortar la muestra para filtrar la enorme cantidad de vínculos circunstanciales ofrece un panorama distinto sobre el peso de este tipo de pares para el funcionamiento del Congreso, sobre todo durante los primeros años. El Gráfico 7, por ejemplo, muestra que para el decil superior de relaciones ordenadas por WD de 1947, 4 de cada 5 pares eran puramente radicales; la información es importante para entender la "anomalía" que representa el grafo correspondiente a ese período (Grafo 2), donde el bloque opositor se muestra denso y unido como en ningún otro momento.
El período que se inaugura con la legislatura de 1952 presenta continuidades respecto de los últimos años de la primera presidencia peronista, sobre todo en lo que refiera a la disminución del número de diputados radicales, iniciada en 1950 cuando una parte importante del bloque opositor decide no aceptar la extensión de las prórrogas de los mandatos vigentes que se dio post reforma constitucional de 1949. Sin embargo, muestra importantes diferencias con el funcionamiento de los años 1946 y 1947, como se ve en los grafos correspondientes a esos períodos. Al observar el bloque peronista de 1952 (Grafo 12) se puede ver que la espacialización en forma de "anillos" se hace mucho menos clara y la sección central, más inestable, se extiende casi hasta los márgenes. El número de legisladores (y ahora también legisladoras) con alto WD se multiplica tanto por el incremento de la participación en general (Gráfico 8) como por la tendencia hacia la unanimidad en el voto del bloque oficialista, como está expuesto en el gráfico 4. La virtual desaparición del bloque radical hace que las posiciones de los nodos pierden sentido incluso en la parte más estable del grafo, o por lo menos que dejen de tener algún sentido como expresión de los disensos al interior del peronismo. Así, la evidente preponderancia de legisladores obreros sobre el lado izquierdo del grafo pareciera ser más producto de la aleatoriedad del algoritmo que de la fuerza de las relaciones. Sobre esta última cuestión, 1952 es un momento particular dentro de la tendencia a la igualación –e incremento– del WD de los nodos que inicia en 1950 y sigue hasta el final del gobierno peronista: el 76% de los diputados se ubica en el quintil más alto de WD (Gráfico 9).
La distribución entre obreros y políticos de los veinte lugares más importantes se mantiene igualada, pero ahora también incluye a las legisladoras del PPF que inauguran su actividad parlamentaria con los valores más altos del nuevo período. En cuanto a las figuras relevantes, destacan los nombres de Ángel Miel Asquía, el dirigente bancario y abogado que desde 1948 se desempeña como presidente del bloque peronista, y Antonio Benítez, un reconocido representante del sector "político" que alcanzará la presidencia de la Cámara en 1953.[23] Las relaciones puras con más peso son, a diferencia de lo que ocurría en el período anterior, las que se dan entre legisladores obreros, aunque la tendencia se revierte con el correr de los años en favor de las compuestas únicamente por políticos. De todas formas, la mezcla sigue siendo la tendencia dominante dentro del bloque peronista, con los pares mixtos entre obreros y políticos y obreros y mujeres como los más comunes, al menos para 1952; la disminución del WD promedio de las representantes femeninas durante los años siguientes hará que los vínculos mixtos con legisladores de los sectores obrero y político sean menos frecuentes, devolviéndole a la Cámara una dinámica centrada en el accionar de los diputados hombres (Gráfico 10).[24]
Reflexiones finales
Los Diarios de Sesiones del Congreso de la Nación han sido una fuente de consulta recurrente para la investigación histórica. El lugar que ocuparon en el archivo de los historiadores, sin embargo, fue secundario; fueron utilizados de forma fragmentaria, como ejemplo, ilustración o anécdota dentro de argumentos que siempre los excedían. En este trabajo quise proponer una forma de sistematizar, explorar e interpretar un registro generalmente descartado o desaprovechado de esos Diarios, los resultados de las votaciones nominales, a partir de software para el análisis de redes sociales, una herramienta con la que los historiadores han experimentado en algunas ocasiones, pero sin comprometerse demasiado con su método (Santilli, 2003; Ferrari, 2008; López Pascual, 2016; Vezub, 2019).
La excusa fue una problemática poco explorada dentro de la historia política del peronismo –la cuestión de los diputados obreros–, pero que difícilmente sea percibida como extraña a las discusiones que han llamado la atención del campo desde los años sesenta en adelante. Señalo esto para reforzar la idea de que la incorporación de herramientas digitales no tiene por qué significar una ruptura con los grandes temas de la historiografía; el “giro digital” es, ante todo, una posibilidad de ampliar el espectro de preguntas, métodos y fuentes con las que trabajan los historiadores. Ejercicios similares al que presenté en este trabajo –y por qué no, más pertinentes– podrían llevarse a cabo tratando de forma similar otros registros presentes en los Diarios de Sesiones. Incluso las transcripciones de los discursos y debates parlamentarios, revisitadas en incontables oportunidades, podrían ser convertidas en corpus digitales explorables no sólo con las herramientas que presenté en este trabajo, sino también con las que otras disciplinas como los estudios literarios o la lingüística desarrollaron para la “lectura distante” (Moretti, 2013) y el análisis lingüístico de corpus (Blaxhill, 2013; Bonin, 2020), respectivamente.
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Recibido: 11 de julio de 2022
Aceptado: 11 de noviembre de 2022
Versión Final: 21 de noviembre de 2022
Anuario Nº 37, Escuela de Historia
Facultad de Humanidades y Artes (Universidad Nacional de Rosario), 2022
ISSN 1853-8835
[1] Las legislaturas locales y provinciales cuentan con registros similares y de una estructura casi idéntica.
[2] Por ejemplo, no era raro que, por lo menos hasta mediados de los años cincuenta, las situaciones álgidas escalaran hasta el punto en que dos o más diputados se retaban a duelo para dirimir sus diferencias.
[3] Esto no siempre es así en este tipo de publicaciones. Por ejemplo, los libros de debates parlamentarios del Reino Unido –conocidos como Hansard– omiten este tipo de acotaciones (Cribb & Rochford, 2018).
[4] Sólo existió una propuesta durante esta última década para reconstruir el funcionamiento del Congreso durante la primera presidencia de Perón con información provista por los Diarios, aunque sólo fue un trabajo exploratorio (Engelhardt, 2013).
[5] A diferencia de las votaciones por signos (generalmente a mano alzada) y mecánicas (antiguamente se realizaban mediante llaves, reemplazadas luego por un sistema electrónico), que sólo se registran en los Diarios como un recuento de la cantidad de votos a favor y en contra de una moción determinada.
[6] La expresión corresponde al diputado peronista y dirigente del sindicato textil José Alonso (Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación [DSCDCN], 11/08/1953).
[7] Las actas individuales de cada votación nominal existen, por lo menos, desde 1993, fecha límite a partir de la cual pueden encontrarse en línea en el sitio oficial de la Cámara de Diputados. Cabe señalar que estos registros modernos no sólo contienen mucha más información sobre cada votación, sino que además han sido reproducidos en formatos (.csv) adecuados para ser procesados y analizados mediante herramientas digitales. Ver https://votaciones.hcdn.gob.ar
[8] Existen, además, dos trabajos relativamente recientes –ambos provenientes del campo de las ciencias políticas– que recurren a los registros de las votaciones nominales –aunque en uno de los casos se trate de los más modernos, digitalizados por la Cámara de Diputados– para analizar diversas cuestiones del sistema político argentino (Calvo, 2014; Micozzi & Saiegh, 2017).
[9] Respecto de esta última pregunta, para dar un ejemplo de lo difícil que son estas decisiones, me da la impresión de que es imposible determinar una abstención de esta manera, especialmente durante los primeros años de gobierno peronista (1946-1949), cuando las sesiones solían durar más de doce horas, las comisiones de trabajo muchas veces funcionaban en paralelo a las reuniones plenarias y los diputados entraban y salían del recinto constantemente. Además, era costumbre que, en caso de querer abstenerse, los diputados pidieran autorización a su bloque antes de hacerlo, o al menos informaran públicamente su decisión.
[10] En este apartado retomo varias de las ideas que presenté junto a Nicolás Quiroga en la mesa “La práctica histórica en la era del ‘giro digital’: debates sobre archivos y nuevas metodologías” de las XVIII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia realizadas en la ciudad de Santiago del Estero entre el 10 y el 13 de mayo de 2022.
[11] Originalmente diseñado como una "herramienta" o "dispositivo", Gephi terminó de desarrollarse para el proyecto e–Diasporas Atlas, una iniciativa que reunió a más de ochenta académicos de todo el mundo en un intento por reconstruir el mapa digital de los sitios web creados por y/o para migrantes. Las interacciones que se dieron entre el equipo de Gephi y los investigadores del proyecto permitieron a Mathieu Jacomy (2021), el creador original del software, desarrollar una herramienta pensada exclusivamente para las ciencias sociales y las humanidades y que requiriera poco o ningún conocimiento previo sobre teoría de redes, matemática o algoritmos. En el presente Gephi cuenta con una enorme comunidad de usuarios –su sitio web registra más de un millón de descargas directas– que se encuentra en constante expansión e incorpora de forma descentralizada a través de foros, grupos de Facebook, y diversas plataformas de distribución, creación y control de código como GitHub, millares de experiencias distintas en VNA. De esta forma, la comunidad de usuarios de Gephi ha estandarizado una forma de trabajar con el programa y analizar sus resultados que ha sido aceptada y validada por la mayor parte de la academia, muchas veces en contra de las ideas originales de sus desarrolladores (Jacomy, 2021). El éxito de Gephi también fue acompañado de críticas, sobre todo de quienes lo ven como una "caja negra" que lleva a los investigadores a pasar por alto la multitud de mediaciones y sesgos que tanto el programa como los algoritmos que incorpora les imponen a las visualizaciones que genera. Bernhard Rieder y Theo Röhle (2017) llamaron la atención sobre esto al señalar la "problemática" facilidad con la que Gephi hace al análisis de redes accesible a públicos más vastos que "reproducen felizmente diagramas de redes sin haber adquirido un entendimiento robusto de los conceptos y las técnicas que el software pone en juego". El problema, entonces, no son las visualizaciones que produce Gephi sino las interpretaciones o lecturas que se hacen de ellas (Jacomy & Jokubauskaité, 2021).
[12] Por convención, los trabajos con votaciones nominales suelen descartar aquellas en las que la posición minoritaria no supera el 5% (Poole, 2005). En este caso, decidí mantener la totalidad de los registros
[13] Las fechas corresponden, respectivamente, a los momentos en que el Congreso vuelve a funcionar tras la interrupción del golpe militar del 4 de junio de 1943, y en que es disuelto nuevamente por la dictadura de Eduardo Lonardi.
[14] Al respecto pueden consultarse las entrevistas a Ricardo Guardo, Joaquín Díaz de Vivar, Eduardo Colom, Oscar Albrieu y Eduardo Rumbo como legisladores del ala "política", y a Cipriano Reyes y Pedro Otero como diputados sindicales, todas pertenecientes al Archivo de Historia Oral del Instituto Torcuato Di Tella
[15] Los Diarios presentan otros tipos de información que pueden ser traducidos a esta misma estructura, siendo los registros de los proyectos entrados –donde constan los nombres de los firmantes y cofirmantes– y la composición de las comisiones de trabajo los más completos.
[16] Estos registros se construyeron con la ayuda de un script –una secuencia de comandos que automatiza una tarea determinada– que crea pares de diputados en base a las traducciones digitales de las listas de votación que figuran en los Diarios de Sesiones.
[17] La distribución de las votaciones entre los períodos legislativos confirma la intuición generalizada dentro de la bibliografía sobre el Congreso durante el primer peronismo de que los primeros años fueron los de mayor volumen de trabajo legislativo. El reparto se dio como sigue: 1946, 190 votaciones; 1947, 126; 1948, 107; 1949, 79; 1950, 42; 1951, 69; 1952, 28; 1953, 25; 1954, 34; 1955, 8. A modo de referencia, la cantidad de votaciones nominales promedio por año para el período 1916-1943 fue de 30,4.
[18] Las magnitudes de las fuerzas de atracción y repulsión son definidas por el usuario según la cantidad de componentes de la red. El factor central de la fuerza de atracción (el peso de las aristas) puede ser representado de varias maneras: como una suma de las veces que se repite determinada relación, como un promedio de los pesos individuales de cada interacción, entre otras opciones.
[19] Jacomy (2021) afirma que esta estrategia no-determinista de posicionamiento de nodos en el espacio es una de las características más notables de ForceAtlas2. Las distribuciones visuales que se obtienen cada vez que se lo hace correr sobre un mismo conjunto de datos siempre son diferentes.
[20] El WD promedio de estas relaciones también lo confirma. Los pares O-P son un 20% más pesados que los P-P.
[21] Por ejemplo, Alcides Montiel, ex secretario general de la Confederación General del Trabajo, dirigente del sindicato de cerveceros e integrante del primer Consejo Superior Peronista del Partido Peronista; José Tesorieri, líder de la Asociación de Trabajadores del Estado con extensa trayectoria en el sindicalismo; José María Argaña, dirigente del gremio de empleados de comercio, cercano al Ministro del Interior Ángel Borlenghi.
[22] En 7 de los 10 períodos legislativos –incluyendo 1946–, el legislador con mayor WD es obrero.
[23] La ubicación de los jefes de bloque dentro del grafo, y la distancia de cada nodo respecto de ellos, podría funcionar mejor como medida de "disciplina partidaria" que las posiciones absolutas que había considerado para 1946, aunque la inestabilidad del grafo no me permite asegurarlo.
[24] Aunque incluyo la serie correspondiente a 1955 en todos los gráficos, la ignoro a la hora de plantear hipótesis sobre las tendencias del funcionamiento de la Cámara. Las pocas votaciones registradas en ese período, a las que se les suma la interrupción violenta del gobierno en septiembre de ese año, hacen que sea fácil exagerar las conclusiones.