The Communist Party of
Argentina and Santa Fe´s agriculture: an approach to the characterization of
the provincial countryside and the militant intervention in the rural world
(1963-1976)
Facultad de Humanidades y Artes
Universidad Nacional de Rosario
juancruzmondino@gmail.com
Resumen
El presente artículo se propone abordar la
caracterización y la intervención militante del Partido Comunista de la
Argentina (PCA) en la Provincia de Santa Fe durante la década del 60’, hasta el
año 1976. Allí analizaremos cómo el Partido comprendió la estructura agraria
provincial de la época, que consistía en un agro atrasado, marcado por la
supervivencia de rémoras semi-feudales
y dominado por una oligarquía terrateniente improductiva asociada al
imperialismo. Esta particular visión
llevará al PCA a interpelar a los sujetos considerados “explotados” por los
sectores terratenientes de la provincia: el mediano y pequeño “campesino” y los
obreros rurales. En este sentido, el
artículo recupera las potenciales salidas que el Partido propuso para superar la crisis agraria en el país y en
particular en Santa Fe. Para esta reconstrucción nos hemos valido de boletines
partidarios referidos a la situación agrícola de la Provincia, boletines
internos de la Comisión Agraria Provincial, memorias orales, pronunciamientos de comités regionales y
boletines de agrupaciones insertadas en las corporaciones y sindicatos de
productores y obreros rurales.
Palabras clave: campesinado; Partido Comunista; luchas
agrarias; Santa Fe
Abstract
This
article aims to address the characterization and militant intervention of the
Argentine Communist Party (PCA) in the Province of Santa Fe during the 1960s,
until 1976. There we will analyze how the Party understood the provincial
agrarian structure of the time, which consisted of backward agriculture, marked
by the survival of semi-feudal hindrances and dominated by an unproductive
landed oligarchy associated with imperialism. This particular vision will lead
the PCA to question the subjects considered "exploited" by the landed
sectors of the province: the medium and small "peasant" and rural
workers. In this sense, the article recovers the potential solutions that the
Party proposed to overcome the agrarian crisis in the country and in particular
in Santa Fe. For this reconstruction we have used party bulletins referring to
the agricultural situation of the Province, internal bulletins of the
Provincial Agrarian Commission, oral reports, pronouncements of regional
committees and bulletins of groups inserted in the corporations and unions of
rural producers and workers.
Keywords: peasants; Communist Party; agrarian struggles; Santa Fe
Introducción
Las décadas del ´60 y el ´70
estuvieron atravesadas por la discusión sobre el problema agrario. La
“Revolución Verde” que se inició en la década del ´50 (Barsky
y Gelman, 2009: 194) colocó a miles de medianos y
pequeños productores frente a la amenaza del desalojo de sus tierras por su
incapacidad de adecuarse o competir con los grandes monopolios y trusts que
acapararon la producción y comercialización de las materias primas en la
Argentina. El agro nacional comenzó a vivir una mutación marcada por cambios
profundos en el grado de tecnificación y perfeccionamiento de la producción,
así como un proceso de monopolización por parte de empresas multinacionales.
Esto dio lugar a un auge en las luchas que se produjeron en el campo, llegando
estas a su apogeo en la primera mitad de la década del ´70, con la constitución
de las Ligas Agrarias (Roze, 2011), en su mayoría a
espaldas de las tradicionales corporaciones. Se destacaron las luchas por
precios mínimos, grandes peleas de sectores empobrecidos contra los desalojos,
la expansión del cooperativismo entre los productores, etc. En este sentido, el
problema agrario tuvo un lugar destacado en las discusiones de los círculos
políticos e intelectuales, ofreciendo posibles soluciones a lo que se veía como
una época de estancamiento en la producción agrícola. Las décadas del ´60 y del ´70, en las cuales se sucedieron
gobiernos dictatoriales y democráticos estuvieron signadas por un retorno de la
discusión sobre el régimen de tenencia de la tierra, la predominancia del
latifundio y la necesidad de llevar adelante en el país una reforma agraria. Un
gran ejemplo de esto es la intención de Horacio Giberti,
Secretaria de Agricultura y Ganadería del tercer gobierno peronista, de aprobar
un anteproyecto de Ley Agraria. Esta tenía un espíritu abiertamente reformista
en cuanto al régimen de propiedad ya que
colocaba a la tierra como un bien de producción, haciendo hincapié en su
función “social” y no como un método de especulación[1].
Como describe Javier Balsa: “Entre fines de los años 1950 y durante toda la
década de 1960, se asistió a una renovación de las posiciones críticas al
latifundio y favorables a la implementación de una reforma agraria” (Balsa,
2020: 87).
El Partido Comunista de la Argentina (en adelante,
PCA) entre las décadas del 60’ y el 70’ realizó un profuso estudio sobre la
realidad del campo argentino[2].
La gran producción teórica de intelectuales orgánicos, la atención que la
organización le dedica a la problemática agrícola en su prensa y en su revista
teórica (Nueva Era) y la gran relevancia que esta tiene en los documentos
congresales dan cuenta que la discusión sobre la “cuestión agraria” tuvo un
lugar destacado en la vida partidaria. El recorte temporal del presente
artículo comienza en 1963, año en que sesiona el XII Congreso nacional del PCA
y culmina en el año 1976, con el advenimiento del golpe de estado perpetrado
por las Fuerzas Armadas. Este recorte no es azaroso, ya que 1976 significó para
el PCA la ilegalización de Unión de Productores Rurales de la República
Argentina (UPARA), entidad en el cual se reunían entidades de medianos y
pequeños productores ligados al Partido. A partir de este año, el PCA se vio
frente a la necesidad de reconstruir el trabajo político en los frentes rurales
sin la entidad madre que aglutinaba al resto de las agrupaciones. Por lo tanto,
volcó su actividad militante hacia las asociaciones de base y a la constitución
de agrupamientos afines en las corporaciones agrarias.
El artículo se propone reconstruir las posiciones
del Partido sobre la estructura agraria y
la configuración de las clases en el campo santafesino, analizando como
esta visión permitió al PCA desarrollar una intervención militante sobre los
diferentes sujetos considerados “explotados” en la campaña provincial, tomando
el caso de los productores rurales, como así también de los obreros agrícolas.
La reconstrucción se realizó a través de fuentes primarias como boletines
internos, folletos relativos a la cuestión agraria de la provincia y boletines
de agrupaciones rurales ligadas al Partido. En el presente texto nos servimos
también de una entrevista realizada por el autor a Ricardo San Esteban, miembro
de la Comisión Agraria Provincial del PCA y del Comité Provincial de Santa Fe
durante los años señalados en la periodización del estudio. La importancia de
la entrevista yace también en que San Esteban fue responsable del trabajo
agrario de UPARA en Santa Fe y escribió dos trabajos citados en la bibliografía
relativos al problema agrario.
A partir de su XII Congreso en 1963 el PCA consideró
que en el campo argentino se estaba produciendo un “giro a la izquierda” (Codovilla, 1962: 12) como consecuencia de la “crisis
agraria crónica que atraviesa el país”[3].
A su vez, el Partido elaboro una caracterización integral de la estructura
agrícola-ganadera del país, de las modificaciones que se estaban desenvolviendo
en el campo y alrededor de esto, el avance de un proceso que significaba la
desaparición de algunos sectores de productores (sobre todos minifundistas y
pequeños arrendatarios), la pauperización de sus condiciones de vida y, por
último, la proletarización en los casos donde la imposibilidad de adaptarse a
los cambios llevó a la quiebra y a la desposesión[4].
Es en este cuadro cuando el PCA puso una especial atención en aumentar la
inserción de los comités y equipos partidarios sobre en el frente agrario,
inclusive siendo autocrítico con su desempeño, como señaló José María García:
La labor del Partido que, durante
muchos años, en el campo ha impulsado y ayudado a organizar las luchas de los
obreros rurales y campesinos por sus reivindicaciones, por la reforma agraria y
el progreso de las regiones rurales, le ha creado gran prestigio e influencia.
Pero esta influencia, lamentablemente, no están en relación ni remotamente con
el crecimiento del Partido[5]
Las resoluciones sobre el trabajo agrario del XII
Congreso señalaban la necesidad de llevar al Partido a constituirse como un
factor de relevancia entre los diferentes sujetos del mundo rural. Para
realizar esta tarea —el crecimiento en influencia y en reclutamiento a la
organización— el PCA intentó acrecentar su presencia mediante la constitución
de agrupaciones que aglutinaran a diferentes estratos de productores y obreros
rurales. Esta tarea demandó un esfuerzo material e intelectual para la
organización, y tuvo como resultado la formación de un gran número de
agrupaciones a lo largo y ancho del país.
El Partido desarrolló una prolífica cantidad de
producciones escritas sobre la caracterización del agro nacional. En la primera
mitad de la década del ´60, impulsó junto a otros sectores considerados
“progresistas” movimientos de amplia coalición en lo concerniente a la política
agraria. La discusión sobre el régimen de tenencia de la tierra y la crítica al
latifundio dio lugar a la formación de la “Junta Nacional de Partidarios de la
Reforma Agraria” en la que intervenían personalidades de diversos ámbitos de la
política, la academia, del movimiento obrero y campesino. El PCA planteaba la
necesidad de colaborar con la Junta en la tarea de "crear sus
organizaciones de base en los campos y en los pueblos del interior", en
conjunto con la difusión del programa partidario para el campo (Codovilla, 1963: 33). La junta desenvolvió una prolífica
actividad proselitista en favor de una reforma agraria Integral planteando la
necesidad de eliminar el latifundio, subdividiendo la tierra y entregándola en
propiedad al campesinado y a los obreros rurales que desearan trabajarla. El
Partido denunciaba al latifundio como el responsable de los altos precios
venales de la tierra, de la falta de precios compensatorios para los pequeños y
medianos productores, de la imposibilidad de avanzar en un proceso de
tecnificación y maquinización del agro argentino[6].
Es importante destacar que esta coalición de diferentes sectores que
funcionaron como un interlocutor en favor de una reforma agraria pudo coaligar
iniciativas con importantes sectores del movimiento obrero, entre las cuales
podemos encontrar las intervenciones de varios representantes de la junta en
las jornadas de la CGT realizadas a fines de 1963[7].
Esta coalición funciono para el Partido como un ariete para acercar su programa
reformista a sectores de la intelectualidad y la política que abordaban la
problemática agraria desde posiciones ajenas al marxismo. Este emprendimiento
amplio se condecía con la política de atraer a la “burguesía progresista” y
sectores profesionales de la pequeña burguesía urbana para formar un polo
político que impulse la reforma agraria como eje transformador del agro nacional[8].
Hacia 1967 el Partido constituyó un frente nacional
de organizaciones de pequeños y medianos productores, la Unión de Productores
Agropecuarios de la República Argentina (UPARA) que, según las cifras indicadas
por miembros de la organización, hacia 1973 llego a reunir a 60.000 productores
agrarios (UPARA, 1973). La “alianza obrero-campesina” que el PCA
promovía incluía a los medianos y pequeños arrendatarios, imposibilitados de
capitalizarse y competir con los grandes terratenientes, los pequeños
propietarios minifundistas, los obreros agrícolas y los obreros industriales, y
también sectores de la burguesía nacional, que en la visión comunista sufrían
la presión del imperialismo. Estas fuerzas confluirían en un “Frente
Democrático Nacional” que debía conducir
a una revolución democrática, agraria y
anti-imperialista, “con vistas al socialismo”.[9]
Puestos estos elementos a consideración, entendemos
que para explicar la penetración del PCA entre los productores rurales y el
proletariado del campo es esencial tomar en cuenta las producciones escritas y
los balances de los dos organismos que se destacaron en el seguimiento del
trabajo agrario: El Comité Provincial de Santa Fe y la Comisión Agraria
Provincial. Es en este plano donde la dimensión regional toma especial
relevancia. En primer lugar el Comité Provincial Santafesino se destacaba por
ser el órgano principal de deliberación y ejecución de la línea partidaria. De él
se desprendían diferentes comités intermedios, hasta llegar a las células o equipos
partidarios. El Partido conformó bajo la órbita del Comité Provincial
diferentes comisiones encargadas de atender y desarrollar la organización en
diferentes frentes. La Comisión Agraria Provincial se abocó a formular una
caracterización sobre el mundo rural provincial y a delinear líneas de trabajo
para sus militantes. Además de colaborar con la política de la Comisión Agraria
Nacional, pudo avanzar en una intervención minuciosa en los diferentes estratos
de productores y trabajadores rurales, conformando agrupaciones y círculos
ligados al Partido. Este trabajo, ejecutado por militantes de la provincia, fue
mediado también por boletines, folletos, periódicos, entre otros insumos, que
permitieron al Partido tener una cohesionada política en todo el territorio
santafesino.[10]
Interpretación
de la estructura agraria santafesina, luchas campesinas y reforma agraria
La Provincia de Santa Fe, por sus condiciones naturales, económicas y
sociales, contiene potencialmente todos los elementos necesarios para transformarse
en uno de los mayores y más progresistas centros de productores de país[11]
Es menester que la tierra sea subdivida donde están los grandes
latifundios; en el Sur y en el Norte. Hay que terminar con “las dos
Provincias”. Hay que crear las condiciones para el desarrollo progresista de
manera armónica en toda la Provincia de Santa Fe. Hay que crear el clima de
entusiasmo por las condiciones en que se realice el trabajo de la tierra[12]
Sobre la base del análisis de la estructura
agro-ganadera del país, el PCA elaboró una caracterización sobre la situación
del campo santafesino. El Partido adaptó su línea nacional a la realidad
provincial, fijando como responsable de su atraso al predominio del latifundio
y a la penetración del capital extranjero. De esta manera, pudo trazar una hoja
de ruta para insertar a su militancia en los principales frentes de lucha del
mundo rural santafesino. Santa Fe era caracterizada por el Partido como una
provincia con un potencial económico destacado, basado ante todo en sus
ventajas comparativas: la calidad de las tierras, el clima, un acceso
privilegiado al río Paraná y a su complejo portuario, entre otras. Los
comunistas santafesinos, con su Comité Provincial a la cabeza, elaboraron
varios escritos en los cuales presentaron
un minucioso estado de situación sobre la cuestión agrícola santafesina
y promovieron soluciones para las problemáticas que sufrían los medianos y pequeños
productores, así como también los peones rurales. Para el año 1964, el
territorio santafesino era descripto como un:
Conjunto de tierras, aguas, climas
y comunicaciones naturales que albergan hoy alrededor de los dos millones de
habitantes, con una población apenas cuatro veces mayor que la de comienzos de
siglo. Provincia tan rica, con tierra tan feraz, en más de 60 años no pudo
multiplicar por cuatro su población. En el mismo tiempo, el país en su
conjunto, frenado y deformado en su desarrollo por las trabas de la dominación
imperialista y del latifundio, crecía en más de cinco veces, pasaba de 4 a 22
millones de habitantes. Santa Fé (sic) se quedaba atrás[13]
El estancamiento demográfico coincidía para el PCA
con el atraso económico y productivo. La potencialidad de la provincia desde el
punto de vista económico-social se veía obturada por varios factores que
impedían su despegue. Las condiciones naturales óptimas eran en la óptica de la
organización dilapidadas por una clase oligárquica que detentaba el poder
económico y político. La amplitud climática que variaba del clima sub-tropical
del norte provincial al templado-húmedo del sur, con lluvias regulares, una
tierra fértil y apta para el cultivo cerealero u
oleaginoso, para el mantenimiento de diferentes tipos de ganado y de diversas
actividades productiva, eran factores que posicionaban a Santa Fe en lo que
debía ser la cúspide del desarrollo económico nacional. En términos concretos,
la despoblación del campo, el descenso del área sembrada y en los rendimientos
en el campo, sumado a las penurias de la población rural ligadas al enorme
atraso económico y sus consecuencias sociales, como el analfabetismo, la falta
de una red de asistencia médica, las enfermedades, la mortalidad infantil,
existían por la predominancia del latifundio.
El freno al desarrollo de las fuerzas productivas
del campo santafesino se colocaba en la misma sintonía que en el ámbito
nacional, donde la situación de los arrendatarios, minifundistas y de
campesinos con diversas formas de contratos era más que crítica. La expulsión
de los campesinos de sus tierras por medio de desalojos por vía judicial o
desalojos con y sin indemnización por vía extrajudicial era moneda corriente, y
las sucesivas leyes que hicieron tambalear la estabilidad de los contratos como
la Ley Raggio-Onganía[14]
dieron lugar a que en la década del ´60 Santa Fe sea una de las provincias
promotoras del mentado proceso de “despoblación del campo”. Los diferentes
gobiernos provinciales garantizaban en la visión del Partido el sostenimiento
de la antigua estructura agrícola, que marcaba la imposibilidad de un
desarrollo progresivo de las fuerzas productivas de Santa Fe. La
responsabilidad de esta situación recaía en:
el afianzamiento y el avance de los
grandes latifundios, son los cambios parciales que han ido produciéndose en
algunas regiones del campo de Santa Fe, en base a mantener intacto — o acrecido
— el latifundio y las rémoras de relaciones atrasadas de arrendamientos,
aparcerías y medierías semifeudales[15]
Santa Fe, tierra destacada en la producción maicera
y triguera, con una cuenca lechera de amplia extensión en el centro-oeste de la
provincia, e innumerables explotaciones de diversos cultivos ligados a la fruticultura
y a la horticultura afrontaba para las décadas del ´60 y ´70 una delicada situación en la visión del PCA.
En el caso de la producción granífera – donde primaba
el sistema de arriendo junto a otras formas de contratación caracterizadas por
el PCA como “atrasadas” – los altos costos de producción golpeaban fuertemente
a los pequeños y medianos productores, que veían en este factor y en la rebaja
de los precios compensatorios del trigo un enorme obstáculo para su
capitalización y la formación de un excedente que le permita ser competitivo en
el mercado. Este proceso en el cual los precios del grano no alcanzaban para
cubrir la suba exponencial de los insumos para producir era descripto por el
PCA de la siguiente manera:
Para tener una idea de esta
insuficiencia vasta señalar que el costo de producción promedio para el trigo
es en la actualidad de $400 a 450$ el quintal y el del lino de $ 900 para
arriba. Estos costos son actuales, y no tienen en cuenta, además de la continua
suba del costo de vida, los nuevos y exorbitantes ascensos de los
arrendamientos rurales y del precio venal de la tierra que están imponiendo los
terratenientes amparados por el plan oficial, las subas de la maquinaria
agrícola, tractores, repuestos, combustibles, bolsas, impuestos y otros rubros
que el agricultor necesita para producir y vivir[16]
La imposibilidad de los pequeños y medianos
productores de especular con la cosecha del grano mediante la retención de este
según las oscilaciones del dólar como lo hacían los terratenientes y las
grandes comercializadoras, daba como resultado que los primeros estén
fuertemente afectados a las variables de la moneda patrón internacional, frente
a la necesidad de vender la cosecha de manera casi inmediata.
En este sentido, no solo eran los productores los
que se veían damnificados por esta política, sino que también el peón rural que
sufría “la desocupación y el descenso de su salario real y nominal”[17]. El proletariado del campo era el más golpeado
por los cimbronazos ocasionados por la devaluación del peso. En la visión del
Partido, la ruina de los pequeños y medianos productores contribuía a masificar
la desocupación de los obreros, al requerir estas explotaciones menos mano de
obra por falta de capital.
El aumento del costo de los insumos para producir
estaba ligado al enorme valor especulativo de la tierra en diferentes zonas de
la provincia. La fertilidad del suelo y la posibilidad por parte de los
terratenientes de percibir una mayor renta diferencial por las condiciones
naturales en las que producían hacía que la tierra fuese una fuente de
especulación gigantesca. El PCA destacaba que eran los productores medianos y
pequeños los damnificados por el aumento del precio venal de la tierra al no
poder acceder a la propiedad, sumado a que este era un factor que hacía que los
terratenientes eleven exponencialmente el precio de los arriendos. Este proceso
especulativo estaba encabezado por las grandes comercializadoras que
intervenían en Santa Fe, afectando al costo final de los alimentos que consumía
la población en general, aumentando los costos y por ende, la carestía de vida.[18] El
Comité Provincial Santafesino tomaba esto como una oportunidad para explicar
cómo el alto precio venal de la tierra y la especulación no solo afectaba a los
pequeños y medianos productores, sino que también la intermediación monopólica
no garantizaba precios baratos para que los productos sean accesibles al
consumo popular:
En zonas cercanas a Rosario, como
Pueblo Esther, General Lagos, Alvear, etc., en los dominios de la tradicional
oligarquía de los Astengo y otros, en las vecindades
de los grandes pulpos imperialistas como Acindar, Acinfer, Marathon y otros, hablar
de $300.000.- la hectárea no ofende el pudor ni las buenas costumbres, más bien
resulta grato al oído de los terratenientes, especuladores y monopolios. Si es
zona productora de papas y legumbres que alimentan a Rosario y vastas zonas de
la Provincia, ¿Cómo no va a aumentar la carestía de la vida?[19]
En este plano, también los comunistas reflejaban que
la crisis de la agricultura afectaba directamente a la situación ganadera de la
Provincia. Los valores especulativos trasladados al ganado daban lugar a
ganancias siderales por cada venta de ejemplar, y por otro lado, un mayor
acrecentamiento del precio de la carne para el consumo interno. En Santa Fe, el
PCA denuncio sistemáticamente el proceso de monopolización del negocio
ganadero:
En la estancia “Santa Clara” de
ZUBERBUHLER, propietarios de 150.000 HECTÁREAS, en una verdadera fiesta de
pesos y animales, los tradicionales apellidos y las sociedades anónimas bailan
la danza de los millones que se extraen de todo el pueblo argentino: Safico S.A, los Castelar, De la Hoz, Santamarina,
Echague, Estrugamou y algunos otros, después de
suculento almuerzo, el remate de 523 animales les arroja una venta total de 24
millones de pesos!![20]
El problema de la ganadería no puede ser pasado por
alto, ya que se fundía con el la cuestión agrícola,
en tanto la situación de los pequeños y medianos ganaderos y tamberos era de
gran carestía, una porción pequeña de terratenientes se llevaban una parte
enorme de la renta de exportación de la carne vacuna y de la comercialización
de los productos derivados.[21]
El PCA manifestaba que el verdadero “nudo gordiano”
del atraso estructural de la economía nacional pasaba por el régimen de
tenencia de la tierra. En la Provincia de Santa Fe, los números arrojados para
1963 demostraban un enorme acaparamiento de tierras en pocas manos:
Ciento setenta grandes latifundios
en toda la Provincia, mayores de 5.000 hectáreas, poseen el 22% de toda la
superficie dedicada a la explotación agropecuaria. Aquí, donde hay MÁS DE DOS
MILLONES DE HECTÁREAS (2.137.000 ha.), la mayor parte sin cultivar, está la
punta del ovillo por donde debe comenzar a tejerse la Reforma Agraria que Santa
Fe necesita. Esta es la tranquera que hay que derribar para abrir surco al
progreso santafesino[22]
Esta distribución marcaba un enorme acaparamiento de
la tierra por parte de los terratenientes, teniendo grandes cantidades de
parcelas sin explotar o dedicadas al arriendo u otorgadas a medieros. En
cambio, los medianos y pequeños productores propietarios de tierras, siendo una
abrumadora mayoría numérica, poseían una considerable menor cantidad de
hectáreas: “Frente a las 2.137.000 Hectáreas de los latifundios mayores de
5.000 Hectáreas y que no son más de 170 en la Provincia, las explotaciones
menores de 50 Has. ocupan solamente 426.000 Hectáreas,
o sea, el 4% de la tierra”[23]. La
distribución de la tierra en términos regresivos para el pequeño agricultor o farmer era
abrumadora con respecto a la cantidad de hectáreas ocupada por los
terratenientes. A la vez que se producía este proceso de acaparamiento de
tierras en pocas manos, se llevaba adelante la expulsión de arrendatarios y
medieros. En su enorme mayoría, esto respondía a la ola de desalojos y cese de
las prórrogas de los contratos, fundamentalmente de la aplicación de la Ley Raggio-Onganía en territorio santafesino. Además de la
crítica situación de los arrendatarios de las zonas productoras del granos para exportación, existía en las áreas
circundantes al Gran Rosario y las zonas aledañas a la capital provincial una
gran cantidad de productores medieros —los datos del PCA las ubican en 9000[24]—
productores de legumbres, frutas y hortalizas, donde se sufrían grandes
penurias. Allí primaba el trabajo esclavo, las explotaciones con tecnología más
atrasada, el trabajo infantil, entre otros factores. Este panorama permitía a
la organización señalar que la subsistencia de estas formas “arcaicas” de
contratación y arriendo debían ser suplantadas por una
transformación integral del régimen de la tierra, que ubique a la provincia de
Santa Fe sobre nuevas bases económicas y sociales.
El debate de la reforma agraria, colocado en la
órbita provincial, también tenía a los comunistas cómo polemistas en lo
referido a cuál debía ser su naturaleza y su orientación. En la misma sintonía
que los debates continentales y nacionales sobre el problema del régimen de
tenencia de la tierra, el PCA polemizaba con las visiones que señalaban que la
reforma agraria en Santa Fe debía realizarse sobre la base de la adjudicación
de tierras fiscales, especialmente las aún no colonizadas en el norte
provincial a colonos o campesinos interesados en trabajar la tierra. Estas
parcelas eran consideradas insuficientes para dotar de tierras al campesinado,
además de tener grandes problemas para ponerlas a producir debido a la incapacidad
de alcanzar rindes que permitieran una capitalización del colono, la falta de
caminos e infraestructura, ya sean escuelas, hospitales, etc. Estas eran
“tierras fiscales que no alcanzan a 200.000 HECTÁREAS, sin mejoras de ninguna
especie, sin vías de comunicación adecuadas”[25].
La propuesta del Partido rechazaba que el centro de una reforma agraria sea la
colonización de tierras fiscales aun no puestas a producir, sino la
expropiación de las tierras con altos rindes ubicadas en el centro y sur provincial:
LAS FÉRTILES TIERRAS DEL SUR
SANTAFESINO, deben ser puestas al servicio del progreso y de una productividad
en constante aumento, para la Nación, para la Provincia, para la clase obrera,
para los campesinos, para todo el pueblo argentino y no para las compañías y
sociedades imperialistas yanquis, inglesas, alemanas u otras, ni para la
oligarquía terrateniente y los grandes hacendados[26]
El proceso de desposesión de una porción importante
de campesinos de sus tierras generó
grandes movimientos migratorios intra-provinciales
que contribuyeron a la deformación demográfica de la provincia. Este movimiento
tuvo un doble aspecto, ya que además de los movimientos de población del campo
santafesino a las grandes ciudades, también hubo un gran movimiento migratorio
de una enorme masa de productores desposeídos que migraban a la
provincia provenientes de Entre Ríos, Chaco y Santiago del Estero. Los
militantes comunistas de la Provincia no tardaron en señalar este flagelo en
las páginas de la revista teórica del Comité Central, Nueva Era:
Existe una permanente y alarmante
corriente emigratoria de las zonas rurales hacia las zonas urbanas. No
exageramos al calificar de ALARMANTE este proceso. En los trece años
transcurridos desde el año 1947 al año 1960, han emigrado de las zonas rurales
de la provincia nada menos que 227.930 pobladores[27]
El proceso de migración intra-provincial
e inter-provincial era un reflejo de la imposibilidad de los sectores menos
capitalizados entre los chacareros para adaptarse a las modificaciones que se
producían en el agro nacional. Las consecuencias sociales del predominio
latifundista estaban expresadas en múltiples factores. Si nos detenemos en el
análisis realizado por el Partido para el sur santafesino, el caso del
departamento General López es un fiel reflejo de un abrupto movimiento
migratorio, que no se podría explicar sin abordar la situación crítica de los
arrendatarios y pequeños propietarios. Caracterizado como un territorio de
tierras fértiles — entre las más fértiles del mundo, inclusive— para la década
del ´60 la población del distrito había disminuido en 38.362 pobladores con
respecto al censo oficial de 1947[28] con una
reducción del 47 % de la población total del departamento y un 62 % de la
población rural del mismo, llevando a una parte mayoritaria de esta población a
vivir en villas miseria o asentamientos precarios especialmente “en las grandes
ciudades como Rosario (que ha recibido el 42 % del movimiento migratorio) y la
ciudad de Santa Fe”[29]. Sumado
al proceso de despoblación, el Partido añadía en su análisis una comparación
entre las extensiones de tierras de entre 25 a 200 hectáreas y las de más de
2500 hectáreas, tomando en cuenta la productividad de cada una. Las de 25 a 200
tenían el 58,3% de la superficie sembrada con cereales, oleaginosas y cultivos
industriales[30] mientras que las de más de 2500 hectáreas solo
el 12,3 %. El modelo del pequeño farmer progresista tenía un fundamento claro en el sur
provincial, basado sobre todo en los datos que arrojaban una mayor
potencialidad de este actor en la extensión del área sembrada frente a una
visión de grandes extensiones de tierra fértil sin sembrar o con una
utilización corrosiva para la tierra por parte de los terratenientes.
La
situación del norte santafesino
La situación del agro hacia la década del ´60 en el
norte provincial fue abordada por el PCA a la luz de la herencia que había
dejado la principal empresa que acaparó enormes extensiones de tierra en la
zona, la compañía inglesa “La Forestal” Sociedad Anónima[31].
Instalada en 1887 para explotar los bosques de quebracho colorado, adquirió un
millón y medio de hectáreas, llegando a tener una cantidad de tierras dedicadas
a la explotación similar a la extensión de los departamentos de Garay,
Constitución, San Gerónimo, Belgrano, Caseros y Constitución tomadas en su
conjunto.
El PCA consideró a La Forestal como el fiel reflejo
de la acción del latifundio y el imperialismo sobre la tierra, el clima y la
población. La empresa había adquirido estas enormes tierras fiscales a precios
inexistentes que llegaban a la suma de “veinte centavos por hectárea, es decir
que el total de bosques y tierras lo pagó con trescientos mil pesos”[32]. La
Forestal había asumido un dominio casi absoluto de la zona, donde prácticamente
era la dueña de los medios de producción, además de poseer servicios propios
como ferrocarriles, caminos, proveeduría, policía, puertos, transportes,
hospitales, maquinaria, ganado, entre otras cosas. La empresa estuvo instalada
durante 75 años en la zona. Los trabajadores y sus familias sufrieron la
explotación indiscriminada en materia laboral, la mala alimentación, la falta
de instalaciones sanitarias y la consecuente proliferación de enfermedades que
se desencadenaban como el mal de chagas, la
tuberculosis y el paludismo. La mortalidad infantil en la región era una de las
más altas del mundo. Además, la empresa se dedicó a reprimir cualquier tipo de
organización sindical de los trabajadores, llevando adelante numerosas matanzas
de obreros y dirigentes de fuerzas políticas que se oponían a su poder
plenipotenciario.
Su cierre marcó la extinción de pueblos enteros y el
levantamiento de cientos de kilómetros de vías férreas, dejando sin conexión a
muchísimas poblaciones. El resultado de esto fue una enorme desocupación en la
región, llegando a dejar sin trabajo a más de “50.000 personas, según lo
denunciara el sindicato S.U.T.R.E de Villa Ocampo”[33].
Gran parte de esta población colaboró con la deformación demográfica de la
provincia, en tanto una enorme cantidad de pobladores emigraron a grandes
concentraciones como San Nicolás, Rosario, San Lorenzo y Villa Constitución.
Las consecuencias en la tierra y el clima no fueron
menos graves. El desarrollo agrícola y ganadero se resintió enormemente en el
norte provincial tras el retiro de La Forestal de la región en 1960. La
disminución de una enorme cantidad de cabezas de ganado significaba una escasez
de carne para el consumo de la población, teniendo en cuenta que desde 1947
hasta 1960 se habían retirado de la zona 200.000 cabezas de ganado de las
estancias del norte[34] En el aspecto agrícola, los comunistas
denunciaban que la actividad productiva en la región se encontraba en un estado
“primitivo”. Tomando los casos de los departamentos San Javier, General
Obligado, Vera, 9 de Julio y Garay (que de conjunto sumaban 5.927.900
Hectáreas), casi el 50 % del total de la provincia, “solo el 3% (196.240 Has.) se dedican a la agricultura”[35].
El PCA, teniendo en cuenta este grave cuadro de la
situación económica y social de la región proponía, al igual que para las
grandes extensiones de tierras fértiles del sur de la provincia, una salida
expropiatoria:
El Partido Comunista desde sus albores, siempre ha denunciado a esta Empresa imperialista
como la causante de la destrucción de nuestro norte Santafesino, como una
Empresa bárbara y criminal. En todos nuestros documentos escritos sobre la
Provincia, siempre hemos fijado nuestra posición frente a dicha empresa,
planteado la expropiación lisa y llana de sus tierras y los bosques, sin
indemnización, como así también de todos sus bienes; fabricas, vías férreas,
puertos, etc., para ponerlos al servicio del pueblo Santafecino y del país.
Hemos planteado siempre la unidad de todos los sectores patrióticos y
progresistas como única manera de conseguir su expropiación[36]
Esta posición llevó al Partido, en sintonía con su
planteo en el plano nacional, a polemizar con las organizaciones políticas y
entidades económicas y corporativas que apuntaban a un retiro de la empresa por
la vía indemnizatoria. Frente a estas salidas que eran consideradas como una
concesión a la empresa, el PCA proponía:
EL PARTIDO COMUNISTA, sostiene que
la provincia de Santa Fe, no solo no debe pagar un centavo a la compañía
imperialista, sino que previo inventario de todo lo que destruyo, lo que
desmantelo y de las fabulosas riquezas substraídas al país y a la provincia,
podía y debía plantearse la necesidad de que La Forestal indemnizara a la
Provincia, la resarciera del tremendo despojo de que la hiciera víctima durante
todos estos años[37]
Del proceso de expropiación de La Forestal y la
indemnización que esta debía hacer a la provincia, el PCA pretendía trazar un
plan de reactivación de la economía sobre nuevas bases opuestas al dominio del
latifundio. Para esto, sugerían la reactivación de la actividad ganadera y
agrícola de la zona, promoviendo el cultivo del algodón, la caña de azúcar o de
frutas y verduras de estación como la batata y la sandía, que se adaptaban
fácilmente al clima de la región. La repoblación del quebracho era una
reivindicación que excedía el mero aspecto productivo, ya que tenía que ver con
la alteración climática que había significado la tala indiscriminada y sus
consecuencias nocivas para el ambiente.
La reposición del quebracho habría permitido:
encarar un plan masivo de
construcción de viviendas populares que concurra a enjuagar
el déficit de vivienda en la provincia con la aplicación de dichas maderas, que
junto a la elaboración de cientos de miles y millones de ladrillos que podrían
aportar las zonas rurales del centro y sur de Santa Fe, significaría fuentes de
trabajo en vasta escala[38]
La concepción que marcaba la existencia de “dos
provincias” no era exagerada. La
promoción de una salida progresista para el enorme atraso y miseria que vivía
la población rural del norte de Santa Fe llevo al Partido a ser partícipe de
importantes movilizaciones populares, como lo fue el Ocampazo
en 1969. El cierre del Ingenio Arno en Villa Ocampo
ocasionó una pueblada que marcaría el inicio de las sublevaciones contra la
dictadura militar de Onganía. El golpe a la industria
del azúcar no solo afecto a los trabajadores del ingenio, sino también a los
productores cañeros que no cobraron la entrega de su producción. El PCA tuvo
una fuerte intervención en la gesta, siendo un factor de organización de las
protestas junto a las organizaciones gremiales y la iglesia. El inicio de este
conflicto fue reflejado en las páginas del boletín “El Sembrador”:
El Ingenio “Arno”,
de propiedad de la Compañía Industrial del Norte de Santa Fe S.A. se halla en
virtual cesación de pagos. La crisis y el hambre golpean a centenares de
hogares de la zona. Es una vieja historia. Desde hace tiempo, y con mayor
fuerza desde el asalto de Onganía al poder, esta
empresa ha venido esquilmando brutalmente a los trabajadores, cañeros y
comercio de la zona[39]
Varios militantes comunistas participaron y fueron
organizadores de la gesta, como comentó al autor de este artículo Ricardo San
Esteban:
la marcha del hambre en Villa
Ocampo, eso también fue una epopeya porque se conmemora mucho el Cordobazo pero
la primera lucha y con otro contenido fue la lucha de Villa Ocampo. Esta lucha
la organizamos con el cura Yacuzzi. El Ingenio
azucarero de la ciudad que molía toda la caña la ciudad cerraba, era una zona
cañera en ese tiempo, y habían quedado como 800 obreros sin cobrar muertos de
hambre. Y además habían quedado los cañeros, los campesinos sin cobrar la
cosecha y yo visité al cura párroco en un pueblito que se llama Santa Ana.
Habíamos organizado más de 40 coordinadoras en toda la cuña boscosa y un día en
abril de 1969 decidimos hacer la Marcha del Hambre y bajaron de toda la zona.
Nos habíamos preparado bien porque traían la olla para hacer la comida en el
camino y queríamos hacer esta marcha para llegar a Santa Fe ciudad. Trataron de
reprimir, pero no pudieron porque no quisieron hacer una masacre, hubo algunos
heridos nomás. Junto con el cura tomamos la municipalidad, hicimos renunciar al
intendente y empezamos a legislar, pero cuando reaccionó la cana,
las fuerzas represivas hasta con Bazuca agujereando la pared de la
municipalidad, nos refugiamos en iglesia y pudimos salir por una salida que
tenían los curas y pudimos salvarnos[40]-[41]
La intervención de dirigentes del Partido en el Ocampazo da cuenta de que la extensión del trabajo político
en los frentes rurales no se extralimito a las zonas del sur y el centro de la
provincia, sino que se extendió hasta los pueblos rurales del norte. Aunque no
se puede hacer un paralelo entre el desarrollo y la influencia del PCA entre
los productores y obreros rurales del sur y el norte, podemos aseverar que la
Comisión Agraria Provincial y el Comité Provincial Santafesino apostaron a un
mayor desarrollo militante de la organización en estos distritos, enviando
cuadros para fortalecer el trabajo político en la zona.
Desmantelamiento
del latifundio y reforma agraria en Santa Fe
En la primera mitad de la década del ´60, varios
proyectos de reforma agraria fueron ingresados en la legislatura santafesina.
La situación crítica que vivían los arrendatarios y aparceros en lo referido a
la prolongación de sus contratos vencidos o a vencer a fines del año 1964
ameritaban para el PCA “la más amplia movilización de masas a fin de lograr la
prórroga inmediata hasta 1970 de todos los contratos”[42].
La prolongación de estos por vía legislativa, acompañada por la movilización
campesina tenía como objetivo frenar la ola de desalojos que se estaban
sucediendo en el campo provincial. En la opinión del Partido, cualquier
iniciativa de reforma agraria debía ser antecedida por la estabilidad de los
productores medianos y pequeños en la tierra, y ante todo, sostener en las
chacras a los que tenían amenaza firme de desalojo. La discusión entre las
fuerzas políticas santafesinas en tanto al régimen de tenencia de la tierra no
era una novedad. Este debate tenía larga trayectoria, e inclusive, estatus
constitucional. Los comunistas santafesinos se apoyaron en esta tradición, a la
que destacaron como “demócrata y progresista” para fundamentar y justificar la
necesidad de crear un Instituto de la Reforma Agraria en la Provincia de Santa
Fe. En este sentido, el PCA saludaba los numerosos antecedentes legislativos en
materia agraria, como la creación del Consejo Agrario Nacional, la Ley Nacional
de Arrendamientos y Aparcerías rurales, entre otras. Estas leyes habían
promovido la instalación de colonias “progresistas” en diferentes distritos de
la provincia como Las Rosas, Santi Spritu y Amenábar,
pero se habían encontrado con los límites de “la oligarquía terrateniente, los
poderosos latifundistas y las sociedades anónimas"[43]que
trababan su efectiva implementación, o que simplemente terminaban
desvirtuándose por la enorme presión que estos ejercían sobre el poder
político.
La Constitución Provincial de Santa Fe, sancionada
en 1921, también era un elemento que los comunistas tomaban como un antecedente
fundamental para la sanción de una reforma agraria, ya que algunos artículos
garantizaban beneficios para la estabilidad de los agricultores en la tierra,
entre ellos, el artículo 28 de esta, citado en los considerandos de la
propuesta de reforma agraria del Partido:
La Provincia promueve la racional
explotación de la tierra por la colonización de las de su propiedad y de los
predios no explotados o cuya explotación no se realice conforme a la función
social de la propiedad y adquiera por compra o expropiación
Propende a la formación,
desarrollo y ESTABILIDAD de la población rural, por el ESTIMULO Y PROTECCIÓN
DEL TRABAJO DEL CAMPO y de sus productos, el mejoramiento DEL NIVEL DE VIDA DE
SUS POBLADORES
Facilita la formación y EJECUCIÓN
DE LOS PLANES DE TRANSFORMACIÓN AGRARIA PARA CONVERTIR A ARRENDATARIOS Y
APARCEROS EN PROPIETARIOS Y RADICAR A LOS PRODUCTORES QUE CAREZCAN DE LA
POSIBILIDAD DE LOGRAR POR SI MISMOS EL ACCESO A LA PROPIEDAD DE LA TIERRA.[44]
Estas consideraciones amparadas en la constitución permitían
aseverar al PCA que ninguna demanda corporativa de los sectores terratenientes
podía enfrentarse a disposiciones consagradas por vía constitucional. La
reforma agraria que los comunistas promovían para 1964 estaba allanada por
estos antecedentes. Esta debía garantizar la estabilidad al productor agrícola,
poblar las tierras inhabitadas, promover un uso racional de la tierra, el
empleo de los medios técnicos de población más adelantados, la reactivación
económica de la provincia y la creación de fuentes laborales junto a la
promoción del cooperativismo. El Instituto de Reforma Agraria, instrumento que
el PCA promovía en la provincia para ejecutarla, debía crear las bases para
apuntalar la:
tecnificación que signifique el abaratamiento
del costo de producción, el incremento de la productividad, del rinde por
hectárea, y además, significara la reactivación de los puertos, de los centros
poblados, el estímulo de la industria y al comercio, la ampliación inusitada
del MERCADO INTERNO, y una difusión de la enseñanza técnica y general,
promoviendo el ascenso del nivel no solo material, sino también cultural de las
masas campesinas.[45]
Como se pone de manifiesto, la reforma agraria no
era solo de interés de los productores agropecuarios, sino que estaba ligada a
un desarrollo generalizado de la economía santafesina, que marcaría en efecto
un ascenso material y cultural de la población. Este avance tendría un impacto
concreto en la sociedad. La clase obrera industrial, el proletariado rural e
inclusive amplios sectores de la burguesía local se verían beneficiados por el
proceso reformista. Podemos aseverar que la reivindicación de la reforma
agraria para el PCA no fue una consigna “corporativa” dirigida a un sector sino
una medida necesaria para reconfigurar la provincia de Santa Fe sobre nuevas
bases sociales y económicas. La elevación del nivel de vida del chacarero y su
familia demandaba su prosperidad material, y de esta debía partir su progreso
social y cultural. A partir de esto no resulta llamativo que la reivindicación
de la reforma agraria en la provincia estaba ligada a cuestiones que no tenían
que ver estrictamente con ella, pero que operaban en su órbita. Un ejemplo
claro, señalado con gran énfasis por el Partido fue la necesidad de crear en la
provincia una Facultad de Agronomía y Veterinaria, “un clamor de los sectores
populares, y una necesidad impuesta por la técnica actual, la que viene siendo
postergada por los mismos intereses que frenan el desarrollo del país”[46]. Este
sería un aspecto del avance en las técnicas de producción y la investigación y
la promoción científica. El salto que representaría para la provincia y el país
la reforma agraria tendría que ser empujado por la formación de una cantidad de
profesionales ligados al conocimiento del campo y al desarrollo agropecuario.
Reforma
agraria integral o reforma agraria de los “campesinos acomodados”
El PCA impulsó una batalla contra los proyectos
reformistas que a su entender no cumplían con la resolución del problema de la
tierra: la cuestión de la expropiación del latifundio y la subdivisión y puesta
en propiedad de las mejores parcelas. El año 1964 fue un año especial en lo que
respecta a la discusión por la reforma agraria en Santa Fe. El 12 de octubre de
1963 asumía como gobernador de la provincia Aldo Tessio,
miembro de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP). Hasta el fin de su
mandato en 1966, Tessio señaló en reiteradas
ocasiones la necesidad de una transformación en el régimen de tenencia de la
tierra de la provincia. Desde el poder ejecutivo se lanzó un plan de reforma
agraria que fue cuestionado severamente por los comunistas santafesinos. El
clima de debate sobre la cuestión agraria había tomado un fuerte contenido
ideológico, a tal punto que el propio gobernador tenía que responder ante las
acusaciones de penetración comunista en su gobierno:
El gobernador, Dr. Aldo E. Tessio, formulo hoy en su despacho de la Casa de Gobierno
declaraciones exclusivas para "El Litoral", relacionadas con el
reciente pedido de intervención a la provincia que el Frente Latinoamericano
Anticomunista solicito al gobierno nacional aduciendo la existencia de
penetración comunistas en las esferas administrativas de nuestra provincia y el
plan de reforma agraria a aplicarse en Santa Fe[47]
Las acusaciones recibidas por los sectores ligados
al gran capital agrario eran respondidas por el gobierno de la provincia dando
cuenta que solo se verían afectadas las extensiones de tierras ociosas o
improductivas y no una expropiación “generalizada”. Frente a las acusaciones de
infiltración comunista en el plano de la política agraria, el poder ejecutivo
dejaba en claro que su proyecto estaba lejos del camino que pretendían las
fuerzas “sovietizantes”. Por eso, el gobernador Tessio se esforzaba en sus declaraciones por señalar que el
camino reformista tomado por su gestión estaba en sintonía con los lineamientos
lanzados por instituciones y organismos que estaban lejos de tener una ligazón
político-ideológica con ideas comunistas o socialistas:
En primer término —dijo— señalaré
en que consiste la política de reforma agraria que propiciamos y que en la
instancia de cuatro años de gobierno se incorporara a este proceso toda la
tierra ociosa. Es decir, que los predios cultivados, trabajados y explotados
económicamente no caerán dentro de la reforma agraria, por lo menos en esta
etapa. Desde luego, hay terratenientes que pretenden que Santa Fe mantenga el
viejo criterio de que su propiedad de la tierra es intangible, aunque no rinda
ningún beneficio a la sociedad. De ahí la preocupación del "Financial Times" de Londres que ubica a la reforma
agraria de Santa Fe como un programa de izquierda, cuando en realidad no es más
que el propósito enunciado por la CEPAL, por la iglesia y por todos los países
democráticos que insisten en una reforma que tienda a duplicar o aumentar la
producción en alimentos en el mundo[48]
El PCA denunciaba los límites que se presentaban en
el plan de reforma agraria lanzada por el gobierno. Ante todo, consideraba que
los intereses de los grandes terratenientes y ganaderos no iban a ser tocados,
entendiendo que el propio proyecto no colocaba al latifundio como principal
causa del atraso productivo y responsable de la penosa situación de los
productores y los obreros agrícolas. Como eran las tierras fiscales y la tierra
“improductiva” u “ociosa” la que estaría dispuesta a ser distribuida, el
Partido denunciaba que:
Ningún plan que busque la real
transformación de la estructura agraria en la Provincia —ni en el país— puede
centrarse en las tierras fiscales o marginales. Ir a buscar la solución en
dichas zonas marginales para ofrecer el rudo sacrificio de trabajar tierras
inhóspitas, privadas de vías de comunicación, transportes, asistencia sanitaria
y educacional, y dejar intocables los latifundios de la oligarquía y las
Sociedades Anónimas, es entrar por el camino del compromiso con los
terratenientes, dueños de las mejores tierras de Santa Fe[49]
El Partido no se oponía a la entrega en propiedad de
las tierras fiscales, sino que estas eran señaladas como una “reserva” de
tierras en una eventual reforma agraria, pero no podían ser estas el centro del
proceso distributivo. Además, se impugnaba la posibilidad de que las tierras
sean compradas en concepto de “indemnización” a los terratenientes, bregando
porque las tierras debían ser otorgadas de manera gratuita y en propiedad. El
“Instituto para la Reforma Agraria en Santa Fe” debía ser la herramienta que se
encargue de la distribución de la tierra, teniendo la facultad de elegir y colocar
el precio de los campos expropiados, declarando los inmuebles de utilidad
pública. Además, se reclamaba que la legislación reformista incluya la
posibilidad de que la provincia emita bonos de “transformación agraria” para
afrontar los pagos de las tierras expropiadas a los latifundistas sin que esto
ocasione un endeudamiento de los interesados en convertirse en propietarios. El
“Instituto de la Reforma Agraria” que propiciaba el PCA por vía legislativa
para la provincia de Santa Fe era entendido como un instrumento legal que
acompañaría el impulso de lucha de los arrendatarios, minifundistas, quinteros,
medieros, y campesinos pobres en general en vistas de enfrentar los desalojos y
apalancar la lucha por la expropiación y la distribución en propiedad de la
tierra.
La
militancia comunista en los frentes rurales de la provincia: las tareas de la
“Comisión Agraria Provincial de Santa Fe”
La
articulación de comités y direcciones intermedias (Comité Nacional, Comités
provinciales, Comisiones de cada frente sindical o político) permitieron al PCA
conservar una estructuración orgánica a pesar del despliegue represivo que
supuso el golpe militar de 1976. La represión orquestada por la dictadura
militar significo un duro revés para la organización y más específicamente para
sus agrupaciones o frentes de masas que fueron suspendidas o ilegalizadas, como
el Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical (MUCS) y en el caso del campo,
de UPARA[50].
Su ilegalización no dio lugar a un cese del trabajo partidario sobre el frente
agrario, como demuestra la cantidad de viajes que realizaron los delegados de
la Comisión Agraria Nacional entre 1977 y 1978 con el motivo de reagrupar el
frente agrario (Casola, 2015) luego del golpe que
significó la ilegalización de UPARA. El Partido se volcó al sostenimiento de
las filiales del interior, aunque sin la entidad madre, priorizando el trabajo
en las bases de las organizaciones gremiales. Algunos documentos internos del
periodo pre y pos dictatorial nos muestran cómo era organizado el trabajo
militante en el campo provincial. La Comisión Agraria Nacional del PCA era la
encargada de la centralización del trabajo político sobre los frentes rurales.
Con esta comisión —ligada al Comité Nacional— coordinaban sus actividades las
diferentes comisiones agrarias provinciales, de las cuales la santafesina fue
de las más importantes.
La
Comisión Agraria de la Provincia de Santa Fe tuvo una actividad prolífica y, en
gran parte, fue la responsable de la planificación y la ejecución de la
difusión de los planteos comunistas en el campo. Esta comisión cooptó cuadros
partidarios que no necesariamente estaban ligados al agro, es decir, que no
eran ni productores ni trabajadores rurales. Militantes del movimiento obrero
industrial cesanteados, obreros sin empleo y de otros frentes políticos fueron
destinados al trabajo político en el campo. Hay varios ejemplos de militantes
desplazados de un frente sindical o político a tareas políticas en el campo,
como el caso de San Esteban:
¡No, nunca había sido campesino!, pero como yo era Venado
Tuerto conocía. Además, nosotros del sindicato teníamos más de 20 filiales en
los pueblos de alrededor y conocía bastante la vida campesina, pero Florindo Moretti decidió “vos vas
a ser campesino”. Esto fue a partir del ´66. En este momento ingreso en la
Comisión Agraria Provincial luego de haber vuelto de estudiar en Moscú. Estaba
militando en Venado Tuerto y como te dije accedí automáticamente a ser
responsable de la Comisión Agraria de la Provincia[51]
El
caso de San Esteban —dirigente de Luz y Fuerza de Venado Tuerto— es un ejemplo
claro, ya que luego de ser cesanteado de su puesto de trabajo, fue enviado por
la dirección partidaria a insertarse laboral y políticamente en el frente
rural, lo que refleja la importancia que adquiría la movilización de cuadros
hacia el campo. Las tareas principales de la Comisión Agraria Provincial no
tenían que ver simplemente con el análisis y la caracterización de la situación
del campo, sino que en mayor o menor medida se instó a que los militantes
entren en tareas laborales vinculadas mundo rural para fortalecer el
reclutamiento y afianzar las posiciones del Partido. El balance del trabajo
agrario del Partido, tres meses después del golpe de 1976, nos permite ver
hasta qué punto la política del PCA tuvo asidero luego de décadas de agitación
en el mundo rural:
Si nos preguntamos ¿en qué profundidad se ha llevado la
discusión de nuestro trabajo en el campo?, debemos respondernos que solo ha
legado a nivel de la C. Agraria Pcial., la Mesa del Cté Provincial y algunos Departamentales. No se ha llevado
abajo, sobre todo a las org. básicas
e intermedias. Debemos hacer un balance crítico, al margen de los últimos
acontecimientos que suman nuevas dificultades, pero que no pueden servir de
pretexto para tapar nuestras debilidades[52]
El
Partido era autocrítico con respecto a la difusión de sus planteos y la
conquista de influencia entre las “masas rurales”. Se desprende del análisis
que a pesar del mosaico de organizaciones que dirigían y orientaban la política
agraria de la organización, ésta había recaído principalmente en algunos
organismos particulares, en especial la Comisión Agraria Provincial. Las
“debilidades” expresadas tenían que ver específicamente con la incapacidad de
penetrar política e ideológicamente entre las bases de las organizaciones de
productores medianos y pequeños. El
golpe había generado un clima de confusión entre los productores y el trabajo
del Partido y su Comisión Agraria Provincial hacía hincapié en delimitar las
posiciones entre los diferentes sectores del agro:
Debemos saber en cada lugar cuál es la capa o sector
principal que debe encabezar la lucha, cuáles son los aliados, y con qué
fuerzas contamos para impulsarlas y consolidar la organización. En estos
momentos, más que nunca, hace falta realizar un gran trabajo de
esclarecimiento, pues la reacción ha logrado confundir a importantes sectores
del campo. Mientras, por un lado, se trata de confundir y atraer a las capas
medias, a través de la FAA. CARCLO, y otras Asociaciones Rurales del interior,
por otro lado, se intenta desarmar e intimidar a otros sectores, especialmente
a las capas pobres[53]
Entre los productores rurales seguía reinando la confusión.
Esta giraba en torno al desprecio por el gobierno depuesto de Isabel Martínez
de Perón y la incertidumbre de que actitud tomar frente a la orientación
económica que tomaba el gobierno militar. En este sentido, había dos elementos
fundamentales que organizaban la tarea proselitista de los militantes rurales
del PCA: en primer lugar, las reivindicaciones inmediatas de los pequeños y
medianos campesinos en lo referido a los precios de venta del grano o las
materia primas, sumado a la denuncia del aumento de los costos de producción,
entre otros; y por otro lado, la agitación en los pueblos y la campaña contra
la ilegalización de UPARA y por la libertad de los militantes agrarios
comunistas detenidos[54].
La
cuestión del crecimiento del Partido entre los productores y obreros rurales,
como se pone de relieve, estaba ligado al funcionamiento de las organizaciones
intermedias que intervenían en el agro, específicamente “las organizaciones
básicas de campesinos, de los obreros rurales; de los Comités de Pueblo o de
Zonas, que atiendan a las organizaciones en el campo”[55].La
atención sistemática del frente rural, a pesar de destacarse como una tarea que
presentaba fuertes altibajos, pareciera haber rendido sus frutos, como se puede
observar en las colectas financieras organizadas por el Partido:
Una respuesta ante la C.F.: De un plan que no lo veían
factible, antes de estos acontecimientos, de $6.500.000.- ya hay comprometidos
diez millones de pesos m/n. Entre once compañeros y se proponen recolectar 20
millones en la zona de Teodelina-Villa Cañás-Santa Isabel[56]
A
pesar de que solo tenemos datos de una región particular de la provincia a
través de documentos internos, los montos obtenidos para la campaña financiera
partidaria en un marco de abierta represión, ilegalidad y persecución política
nos indica que el PCA conservó un trabajo sobre los frentes rurales de la
provincia, sobre todo en lo que respecta al nivel de influencia que el Partido
tenía entre algunas capas de productores y obreros rurales.
Penetración
comunista en los frentes rurales de la provincia
En
Santa Fe convivían diferentes capas sociales de productores. Esto suponía para
el PCA la necesidad de tener una caracterización concreta de cada uno de ellos,
específicamente separarlos según su grado de organización, su concentración y
número y el lugar que ocupaban en el esquema productivo rural. Para esto, los
militantes comunistas de la provincia precisaron objetivos determinados en los
cuales había que impulsar la agitación y la difusión propagandística:
Pensamos que debemos centrar nuestro trabajo hacia los
tamberos medieros; los medieros de quintas (especialmente en el cinturón verde
de la ciudad de Santa Fe); la juventud agraria; los campesinos desalojados y
sin tierra; los contratistas rurales; los trabajadores rurales, sin olvidar a
la mujer y la familia campesina, sobre todo en las capas más pobres[57]
Los
frentes rurales en los cuales el Partido apuntaba crecer estaban fuertemente
marcados por el cuadro que se abre con el golpe, con cambios sensibles en el
campo económico. La dictadura optó por una orientación “eficientista”
que favorecía a los grandes terratenientes, a través de los contratos
accidentales a los arrendatarios y la ola de desalojos que había abierto la Ley
17.253, que no fue alterada durante el tercer gobierno peronista[58].
La lucha contra los desalojos tomó una relevancia especial para el Partido en
Santa Fe, como se ve reflejado en el llamado a movilizarse contra los desalojos
realizado a través de la “Agrupación de Agricultores por la Democracia en la
F.A.A” integrada por militantes comunistas y agricultores influenciados por la
organización[59].
Este movimiento excedía la mera defensa del arrendatario en su parcela, sino
que en muchos pueblos se convertía en una reivindicación popular
que se traducía en fuertes lazos de solidaridad para evitar el desahucio. San
Esteban se refirió a esta lucha de la siguiente manera:
Empezamos a trabajar y en ese tiempo logramos parar muchos
desalojos rurales. Mucha gente se hizo dueña esos campos, desgraciadamente no
siempre lo recordaron bien y además en general después vendieron la tierra,
pero de todas maneras fue importante la lucha por qué mostró a la estructura de
la Provincia de Santa Fe de otra manera. También estuvimos trabajando con los
medieros de tambo que vivían en una situación esclavista y ahí yo también
conseguí meterme en algunas estancias que eran feudos. En Teodelina
por ejemplo tenías que presentar un salvoconducto en la tranquera para poder
entrar y me las arreglé para arrancar a trabajar ahí, y les hice una revolución
ahí adentro. Después en la 76 de Santa Isabel, en Sancti Espíritu, en varios
lugares que había ese tipo de trabajo esclavista y los alborotamos hasta que el
diario Clarín le dedicara una contratapa a la situación de esta gente. Eso hizo
que el Partido contribuyera a que se terminará ese tipo de trabajo, esa
mediería esclavista que había en los tambos de las estancias. Ahí empezaron a
modificar la forma de trabajo y empezaron los tambos mecánicos porque en ese
momento el trabajo era con el barro en la rodilla en la bosta, lloviera o no
lloviera la gente tenía que trabajar en el ordeñe y pagaban miseria, eso cambió
y bueno seguimos trabajando en la lucha contra los desalojos cuando una Onganía establece la Ley de desalojos rurales[60]
También
se sumaban al abordaje partidario sobre los arrendatarios y capas del semi-proletariado nuevas figuras que iban teniendo cada vez
más protagonismo en el campo argentino, principalmente la figura del
contratista rural, que en su mayoría se trataban de chacareros despojados de
tierra que conservaron algún tipo de maquinaria para prestar servicios de
manera temporaria. Podemos ver como en el boletín "El Juntador",
escrito bajo la orientación de militantes comunistas se manifestaba la
necesidad de organizar este sector:
En estos últimos años se ha desarrollado a raíz de la
tecnificación en el campo una capa importante de tractoristas, maquinistas y
mensuales que también debemos organizarlas e incorporarlas a nuestros
sindicatos (sin participación en los turnos). Pues ellos nos darán una mayor
fortaleza a nuestros sindicatos y nos ayudaran en el control que los trabajos
en el campo no son realizados por otros compañeros a menos precios[61]
En
mayor o menor medida, todos los productores medianos o pequeños tuvieron
enormes dificultades para adaptarse a la competencia y adaptarse a las nuevas
condiciones en el mercado. En Santa Fe, podemos encontrar estos ejemplos en
varios sectores, específicamente en la horticultura y entre los tamberos
medieros, a los cuales la Comisión Agraria Provincial dedicó una especial
atención política. La situación los quinteros del cinturón verde de la capital
provincial es un botón de muestra. Estos sufrían ya la instalación de grandes
empresas que competían con su producción en pequeña escala:
El cinturón verde de la ciudad de S. Fe, por ejemplo, cuenta
con 800 quintas (200 grandes y 600 medianas y chicas), dentro de ellas hay unos
30 gigantes que dominan la producción, la comercialización, el transporte y los
puestos en los principales mercados de los centros de consumo[62]
Esta
situación colocaba a los pequeños horticultores y fruticultores
en una situación de gran precariedad. El
Partido consideraba a estos sectores como la capa más desposeída entre los
productores, en tanto los niveles de maquinación y explotación de mano de obra
extra-familiar eran nulos o ínfimos, y donde gran parte de estos eran medieros:
La forma de explotación en las quintas se basa
principalmente en la "mediería", de tal modo que de unos 5.000
productores, aproximadamente 4.000 son "medieros". Del total hay 20
quinteros grandes que tienen de 15 a 20 medieros cada uno, estos quinteros han
obtenido el año pasado ganancias que oscilan entre 800 y 2.000 millones de
pesos nacionales (son estos los que predominan en el mercado y fijan los
precios), 200 quinteros medios (de 5 a 6 medieros) y unos 600 pequeños (entre 1
a 3 medieros) y más de 1.000 obreros rurales en la cosecha[63]
Estos,
en la visión del PCA, eran los potenciales “semi-proletarios”
en tanto debían combinar el trabajo en las quintas con el trabajo estacional en
el campo. Estos fueron atendidos políticamente por la Comisión Agraria
Provincial, llegando a conformarse una organización nacional de la que San
Esteban fue secretario:
Desarrollamos varias luchas por ejemplo en la frutilla, muy
importante, en Coronda. También participamos mucho de la lucha de los
quinteros. Yo fui secretario. Se formó una organización nacional de
horticultores y fruticultores y yo fui la cabeza de
esa federación, que incluso tenía ramificaciones en todo el país, sobre todo en
el Valle de Río Negro. Eran muy importantes también con los productores la
fruta y otros sectores en general, esta clase media baja del campo o semi-proletarios[64]
En
las zonas de la costa del departamento Constitución existían una gran cantidad
de explotaciones hortícolas y paperas, en las cuales, según los datos del
Partido, trabajaban hacia 1976 unos 10.000 obreros rurales y una cantidad
indeterminada de medieros. Cabe destacar que, en esta zona, la condición
“temporaria” de los obreros y la cercanía de los cordones industriales con los
cinturones verdes, especialmente dedicados a la horticultura, hacía que en gran
medida estos trabajadores tengan ocupación rural e industrial a la vez,
trabajando en las explotaciones hortícolas y a la vez en fábricas industriales
por temporada (San Esteban, 1979: 43).
El
proceso de concentración monopólica se visualizaba también en la industria
lechera, cuando se denunciaba que en la zona tambera de la provincia habían
desaparecido gran cantidad de pequeños y medianos productores lecheros. San
Esteban nos confirma la presencia de militantes comunistas en varios tambos de
la provincia, haciendo hincapié en el trabajo realizado por el Partido entre
los tamberos medieros, que sufrían un régimen laboral con altos grados de
explotación:
El Partido contribuyo a que se terminara ese tipo de
trabajo, esa mediería esclavista que había los tambos de las estancias. Ahí
empezaron a modificar la forma de trabajo y empezaron los tambos mecánicos
porque en ese momento el trabajo era con el barro en la rodilla en la bosta,
lloviera o no lloviera la gente tenía que trabajar en el ordeñe y pagaban
miseria[65]
Frente
a la línea de ofensiva que la dictadura llevaba adelante, el Partido y sus
militantes comprendían que era vital organizar a los productores por sus
reclamos inmediatos, pero que esto no podía suplir la actividad de
reclutamiento y cooptación de militantes para la organización:
Hay que encontrar los caminos para lograr que el campesinado
pobre y medio se incorpore al frente antilatifundista
y antiimperialista. Que pase a jugar el papel de aliado de la clase obrera,
contribuyendo a forjar la Alianza obrero-campesina. Y esto depende del papel de
nuestro P.[66]
Estos
ejemplos dan cuenta de que el Partido desenvolvió un metódico trabajo orientado
a reclutar campesinos y obreros rurales desde el norte hasta el sur de la
provincia. Este fue coordinado en gran parte por la Comisión Agraria Provincial
y el Comité Provincial Santafesino. Ambos organismos se abocaron a la tarea de
caracterizar la estructura agraria de Santa Fe y las diferentes capas y
sectores del campesinado. Esta política estuvo al servicio de conformar núcleos
y agrupaciones orientadas o ligadas al PCA. Los boletines de las agrupaciones,
la cantidad de números publicados, la sistematicidad en la que fueron sacados y
su contenido nos dan indicios de algunos agrupamientos que pervivieron en el
tiempo, incluso luego del golpe de Estado de 1976, y otros que fueron más
efímeros o discontinuados.
A
modo de conclusión
A
lo largo de este artículo hemos reconstruido la caracterización del Partido
Comunista de la Argentina sobre la situación del agro de la provincia de Santa
Fe desde 1963 hasta 1976. Al calor de este análisis, se realizó una
aproximación a los frentes de obreros rurales y productores en los que el PCA
tuvo una intervención militante gracias a la articulación entre diversos
organismos, empezando por el Comité Provincial Santafesino, pasando por la
Comisión Agraria Provincial —que planificaron y orientaron el trabajo político—
hasta llegar a las agrupaciones de base ligadas a la organización, como lo
fueron las entidades afiliadas a UPARA en la provincia.
Este
análisis recuperó un contexto en el cual
el partido había desarrollado una amplia cantidad de escritos referidos a la
temática agraria, en los cuales la organización diseñó las grandes líneas de lo
que sería su programa para el agro nacional. Aquí se buscó demostrar cómo desde
el Comité Provincial Santafesino y la Comisión Agraria Provincial se realizó un
trabajo político, teórico e intelectual para adaptar estas posiciones generales
a la realidad de la provincia de Santa Fe.
La
prevalencia del latifundio y la gran propiedad terrateniente en las tierras
santafesinas junto al proceso de modernización y tecnificación pusieron en
jaque a toda una franja de arrendatarios y pequeños productores que no pudieron
adaptarse a los nuevos esquemas de producción. El resultado de esto fue una
mayor grado de concentración de la tierra en pocas manos, elemento que el PCA
caracterizó como el elemento “retardatario” por excelencia, responsable del
atraso de las fuerzas productivas, del aumento del precio venal de la tierra,
del descenso del área sembrada, de la disminución de la cantidad de
explotaciones (ya sea por desposesión, venta o desalojo), de una explosión
demográfica que expulsaba al elemento campesino del campo y lo condenaba a
hacinarse en las grandes “urbes” de la provincia. A pesar de que el Partido
criticó la política económica de todos los gobiernos desde Frondizi
hasta la dictadura (salvo la muy importante experiencia del tercer peronismo,
donde el PCA y UPARA fueron impulsores de la Ley Agraria que promulgaba por
Horacio Giberti) este no pudo dejar de reconocer a
finales de la década del ´50 el avance de la tecnificación y la mecanización en
las áreas rurales pampeanas era un hecho. Aun así, continúo criticando la base
de este desarrollo, que se llevaba adelante sin alterar la estructura
latifundista atrasada, obteniendo ganancias siderales por la renta diferencial
del suelo sin generalizar grandes inversiones y sosteniendo formas de contrato
atrasadas y semifeudales.
Como
estas formas de contrato estaban ampliamente difundidas (arriendo, mediería, tantería, etc.), el PCA consideró que efectivamente estos
elementos atrasados primaban en el campo santafesino. La reforma agraria
integral sería un elemento clave para colocar a la provincia de Santa Fe en el
camino del progreso. En la visión partidaria, un proceso de estas
características multiplicaría la cantidad de hectáreas sembradas y la
producción aumentaría de manera sustancial. Estas transformaciones que debían
realizarse para superar la “crisis de estructura” del agro nacional y
provincial debían ser capitaneados por la alianza obrero-campesina, y
susceptibles a ser sumados los campesinos ricos y la burguesía nacional,
consideradas por el Partido clases o sectores presionados/oprimidos por el
imperialismo y el capital monopolista. Estas consideraciones marcaron a fuego
la táctica del Partido en la provincia, que posándose sobre esta línea,
desarrolló una agitación sobre los medianos y pequeños productores, y en menor
medida, hacia los obreros rurales. La consideración del “chacarero” como
potencial aliado del peón rural fue parte integrante del programa partidario y
no supuso una contradicción para este, a pesar de los continuos conflictos que
se generaban entre los productores y los gremios que representaban al
proletariado rural. La tarea de “hacer
grande al Partido en el campo” fue tomada por la militancia santafesina con una
atención destacada, en función de la enorme importancia que tenía el problema
agrario en la provincia, como pudimos ver inclusive cuando desde el poder
político (durante la gobernación de Aldo Tessio) se
promovieron leyes agrarias que tendían a repartir tierras fiscales y ponerlas
en propiedad aunque lejos de la perspectiva de los comunistas de expropiar los
grandes latifundios “improductivos” del sur y el norte de la provincia. La
relevancia de las posiciones del PCA en este plano no son superficiales, ya que
su presencia en el debate agrario fue reconocida por la propia prensa de la
época cuando acusaba al gobernador citado de permitir la “infiltración
comunista” en su gobierno.
En
Santa Fe, el sostenimiento del régimen latifundista, la falta de compromiso de
los gobiernos por avanzar en medidas reformistas profundas, como vimos en la
crítica al proyecto de reforma agraria elaborado por el poder ejecutivo de la
provincia bajo la gobernación de Aldo Tessio, y la
existencia de una enorme masa de “campesinos explotados”, ya sean pequeños
propietarios o sujetos a diversas formas de arriendo, convocó al Partido a
intervenir de manera práctica en los diferentes frentes de lucha que se
abrieron entre los productores y obreros rurales, desarrollando agrupamientos
partidarios o ligados a su estructura.
Vale
destacar que al igual que en el “orden nacional” los comunistas santafesinos se
valieron de sus agrupaciones ligadas al movimiento rural para hacer progresar
sus planteos. La estructura organizativa del PCA le permitió articular su
actividad entre su Comité Central, la Comisión Agraria Nacional, el Comité
Provincial de Santa Fe y la Comisión Agraria Provincial. Esta articulación de
organismos tomó la cuestión agraria de manera integral, aunque podemos aseverar
que la Comisión Agraria Provincial concentró el trabajo en el campo santafesino
y fue la responsable de llevar adelante las tareas militantes en “la bota”. Los
documentos citados reflejan inclusive una estructura más pequeña, donde el
Comité de Pueblo y la agrupación de cada frente rural permitía una recorrida
“chacra por chacra” y “pueblo por pueblo”. Este fuerte grado de organicidad,
tal como se dijo, subsistió a la dictadura, y permitió en el retorno a la
democracia, seguir jugando un papel de relativa influencia en algunos sectores
de pequeños y medianos productores de la provincia.
Bibliografía
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del Siglo XXI. Buenos Aires: Sudamericana.
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tragedia del quebracho colorado. Rosario-Buenos Aires: Ameghino.
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Fuentes
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del Partido Comunista. Sobre el debate legislativo de los Proyectos de Leyes
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la Provincia de Santa Fé, Rosario.
García,
Antonio N. (S/F). SOLICITAR REVISIÓN
DE MEDIDA CONTRA U.P.A.R.A. Al excelentísimo Señor presidente de la Nación
teniente General Don Jorge Rafael Videla.
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Santa Fe, 27/06/76.
Intervención
del Sr. José María García, secretario de Prensa de la Junta Nacional de
Partidarios de la Reforma Agraria, Por una Reforma Agraria Progresista,
Movimiento de Partidarios de la Reforma Agraria Junta Nacional, Buenos
Aires, 1963.
Intervención
de José María García (Comisión Agraria), “Las luchas campesinas", "Por
la acción de masas, hacia la conquista del Poder", XII Congreso del
Partido Comunista de la Argentina. Informes e intervenciones. Realizado en Mar del Plata desde el 22 de
febrero al 3 de marzo de 1963, Buenos Aires: Anteo,
1963.
Resoluciones
del XII Congreso del PCA. (1963). Por la acción de masas, hacia la conquista
del poder. Buenos Aires: Anteo.
Prensa
y publicaciones periódicas
Boletín
de UPARA, Unión de Productores Agropecuarios de
la República Argentina, Junio de 1973, Capital Federal.
Boletín
de UPARA, Vocero de la Unión de Productores
Agropecuarios de la República Argentina Sociedad Civil, Julio de 1974, Capital
Federal.
El
Juntador, Boletín de los Trabajadores
Rurales Nº2, Zona Sud de la Provincia de Santa Fe.
El
Litoral, Santa Fe, 1964.
El
Sembrador, De Agrupación de Agricultores por
la Democracia en la F.A.A, N°7, agosto de 1965.
El
Sembrador, Órgano pro democratización de la
F.A.A, 1968.
La
Semilla, Órgano de los Productores Zona Santa Fe, septiembre
de 1976.
Nueva
Era: Revista Teórico Política del Partido Comunista,
Nº 8, Editorial Anteo.
Tierra
Nuestra, Órgano del Movimiento de Unidad entre
Agricultores y Obreros Rurales, Nº 54, Rosario, junio de 1960.
Entrevistas
Entrevista
a Ricardo San Esteban, Rosario, 16/04/2021.
Recibido:
6 de abril de 2022
Aceptado:
30 de mayo de 2022
Versión
Final: 28 de junio de 2022
[1] El PCA dio un
apoyo tácito a la Ley Agraria de Giberti, ya que entendía
que esta respondía “al antiguo reclamo de los pequeños y medianos productores
agrarios, la juventud agraria, los obreros rurales y los técnicos
agropecuarios, apoyados por la mayoría de la opinión publica en función de
cumplir el programa de liberación nacional votado por el 80 % del pueblo en las
elecciones del 11 de Marzo y 23 de Setiembre de 1973” Citado en: "Apoyamos
el proyecto de Ley Agraria Nacional", UPARA, Vocero de la Unión de
Productores agropecuarios de la República Argentina Sociedad Civil, Julio de
1974, Capital Federal. Para ampliar
sobre el abordaje que el PCA le dio a la Ley Agraria ver también: "200.000
firmas en apoyo al petitorio del Presidente de la República" UPARA,
Boletín de la Unión de Productores Agropecuarios de la República Argentina,
Junio de 1973, Capital Federal.
[2] Destacados cuadros partidarios abordaron el problema, entre los cuales se destacan los escritos de Alberto Kohen (1968), José María García (1987), Ricardo San Esteban (1975, 1979) y Rodolfo Ghioldi (1950).
[3] "Las luchas campesinas", Intervención
de José María García (Comisión Agraria),"Por la acción de masas, hacia la
conquista del Poder", XII Congreso
del Partido Comunista de la Argentina. Informes e intervenciones. Realizado en
Mar del Plata desde el 22 de febrero al 3 de marzo de 1963, Buenos Aires: Anteo,
1963, p. 502
[4] Ibíd, pp.
505-506.
[5] Ibíd, p. 518.
[6] “Intervención del Sr. José María García, Secretario de
Prensa de la Junta Nacional de Partidarios de la Reforma Agraria”, Por una
Reforma Agraria Progresista, Movimiento de Partidarios de la Reforma Agraria
Junta Nacional, Buenos Aires, 1963, p.14
[7] A fines de 1963, la CGT fue promotora de
las “Jornadas sobre la Reforma Agraria”, en las cuales participaron
representantes obreros, organizaciones agrarias, partidos políticos e
intelectuales. De estas jornadas nació la Comisión Coordinadora de Promoción
por la Reforma Agraria (COCOPRA). El PCA participo de las jornadas y saludo la
constitución de la comisión en tanto esta significaba la formación de una
amplia coalición donde convivían diferentes expresiones políticas bajo la
consigna que funcionaba como eje cardinal del movimiento, la reforma agraria.
[8] La coalición pro-reforma agraria
también tuvo su participación en el debate sobre el régimen de tenencia de la
tierra en Santa Fe. Varios movimiento regionales pro-reforma se reunieron en la
ciudad de Rosario bajo el rótulo de “Asamblea Provincial de Partidarios de la
Reforma Agraria” en la cual se refirieron a los beneficios que traería una
reforma agraria en Santa Fe: “Nuestra provincia reclama un plan de reforma
agraria que en una etapa inicial de cinco años promueva la instalación de 50.000
nuevas chacras prosperas. Ello significaría, por ejemplo, la radicación en la
tierra de alrededor de 200.000 personas, garantizaría una fuente permanente de
la producción en condiciones racionales técnicas de alrededor de cinco millones
de hectáreas”. Citado en: García, 1987: 81.
[9] En el Frente
Democrático Nacional estaban incluidas la clase obrera, la pequeño burguesía
urbana, sectores “progresistas” de la burguesía nacional y el mediano y pequeño
campesino. Todas estas clases confluirían en este espacio político, que tendría
un carácter “antioligárquico, antiimperialista y pro
paz” (Kohen, 1968: 73).
[10] Hemos podido acceder a estos materiales gracias al trabajo
del autor del texto y del equipo del voluntariado del
“Archivo del Comunismo” que funciona actualmente en la Facultad de
Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.
[11] Comité
Provincial Santafesino, “Opinión del Partido Comunista. Sobre el debate
legislativo de los Proyectos de Leyes Agrarias y la necesidad de la creación
del Instituto de la reforma Agraria en la Provincia de Santa Fe”, Rosario,
1964, p.1
[12] Ibíd., p.17
[13] Ibíd., p. 2
[14] La ley Raggio,
implementada bajo la dictadura de Onganía, es
conocida en la literatura partidaria como la “Ley de los desalojos”. Esta
apuntaba a liberar los arrendamientos rurales que anteriormente estaban
protegidos por las prórrogas de contratos que se incluían en la legislación del
primer gobierno peronista. La ley opero como un factor de expulsión de una
importante cantidad de chacareros de sus tierras y favoreció a la formación de
un estamento conocido como los “contratistas” que eran en su mayoría
arrendatarios despojados de sus parcelas pero que contaban con maquinaria, como
tractores, para prestar un servicio estacional en los campos.
[15] Comité
Provincial Santafesino, Op. Cit,
p. 2
[16] Tierra
Nuestra, Nº 54, Junio de 1960
[17] Ibíd., p. 2.
[18] La cuestión de la alianza entre el pequeño y mediano
productor con el obrero rural fue un elemento crucial en la agitación del PCA.
A pesar de las enormes contradicciones que suponía el empleo de mano de obra
por parte de los medianos productores que poseían una cierta acumulación de
capital y los sistemáticos reclamos de las entidades de obreros rurales por
temas salariales y de condiciones laborales, el Partido apostaba a superar
estas disputas mediante alianzas sectoriales entre los gremios y entidades
representativas de ambos sectores. José María García colocaba como ejemplo más
palpable el acuerdo de unidad entre la FAA y la FORA conocido como el “Pacto de
San Pedro” del año 1920, donde ambas entidades se comprometieron a defender un
pliego de reivindicaciones en común. En su artículo numero 5 figuraba que
frente a un eventual conflicto entre obreros y agricultores, los cuerpos
directivos designarían delegados para intervenir como árbitros en la
disputa. En la visión de la
organización, el elemento fundamental que unificaba los intereses de
productores y peones rurales era la eliminación del latifundismo y la necesidad
de una reforma agraria integral. Para ampliar sobre este tema en particular se
puede consultar” (García, 1987: 82).
[19] Comité Provincial Santafesino, Op.
Cit, p. 4.
[20] Comité Provincial Santafesino, Op.
Cit, p. 5
[21] Para ver la caracterización del PCA sobre el problema
ganadero consultar: Lebendinsky, 1967.
[22] Comité
Provincial Santafesino, Op Cit, p. 6·
[23] Ídem
[24] Comité Provincial Santafesino,
Op. Cit, p. 7
[25] Comité Provincial Santafesino,
Op. Cit, p. 6
[26] Ídem
[27] Comisión
de Estudios Económicos Provincia de Santa Fe, “El movimiento migratorio en la
Provincia de Santa Fe”, Nueva Era: Revista Teórico Política del Partido
Comunista, Nº 8, Editorial Anteo, Septiembre de
1962, p. 85
[28] Citado en: Comité
Provincial Santafesino, 1964, p. 8
[29] Comisión
Estudios Económicos Provincia de Santa Fe, Op. Cit, p. 91
[30] Comité
Provincial Santafesino, Op. Cit,
p. 8
[31] Para ampliar
sobre las luchas obreras y la radicación de la Forestal en el norte santafesino
ver: Gori, 1999.
[32] Comité Provincial Santafesino,
Op. Cit, p. 10
[33] Ibid., p. 12
[34] Idem
[35] Idem
[36] Idem
[37] Ibid., p. 14
[38] Ibíd., p. 18
[39] “Gravísima
situación en Villa Ocampo”, El Sembrador, Órgano pro democratización de la
F.A.A, 1968
[40] Entrevista a Ricardo San Esteban,
Rosario, 16/04/2021
[41] El cura Rafael Yacuzzi
fue miembro de los curas tercermundistas, militante Montonero e impulsor de las
Ligas Agrarias: NDA
[42] Comité Provincial Santafesino,
Op. Cit, p. 15
[43] Ídem
[44] Citado en: Comité Provincial Santafesino, 1964: 16.
Mayúsculas del original.
[45] Op. Cit, p. 17. Mayúsculas del original.
[46] Idem
[47] El Litoral, 16/04/1964,
p. 4
[48] Idem
[49] Comité
Provincial Santafesino, Op. Cit,
p. 20
[50] “SOLICITAR REVISIÓN DE MEDIDA CONTRA
U.P.A.R.A. Al excelentísimo Señor Presidente de la Nación Teniente General Don
Jorge Rafael Videla”, Antonio Naman García, S/F.
Mayúsculas del original.
[51] Entrevista a Ricardo San Esteban, Rosario,
16/04/2021
[52] Informe
de la Comisión Agraria de la Provincia de Santa Fe, 27/06/76, p.1
[53] Idem
[54] Idem
[55]
Ídem
[56] Ídem
[57] Ibíd., p. 2
[58] Cabe destacar
que entre el año 1973 y el año 1975 la principal campaña política del PCA
y de UPARA fue la pelea por la
aprobación de la “Ley Agraria” presentada por Horacio Giberti
en 1974, Secretario de Agricultura y Ganadería. A pesar de no dejar la
agitación reivindicativa contra los desalojos de pequeños y medianos
productores y la pelea por precios compensatorios para estos, primo la
agitación propagandística ya que la organización caracterizaba que estaban dadas
las condiciones para avanzar hacia la Reforma Agraria. La ley no sería
sancionada, Giberti seria forzado a renunciar y la
“luna de miel” con el tercer gobierno peronista terminara con las primeras
medidas antipopulares del Gobierno de Isabel Martínez de Perón. Para ampliar
sobre esto ver: “Apoyamos el proyecto de Ley Agraria Nacional", UPARA,
Vocero de la Unión de Productores agropecuarios de la República Argentina
Sociedad Civil, Julio de 1974, Capital Federal”. “"200.000 firmas en apoyo
al petitorio del Presidente de la República" UPARA, Boletín de la Unión de
Productores Agropecuarios de la República Argentina, Junio de 1973, Capital
Federal, p.1”. “Ahora Reforma Agraria”, UPARA, Boletín de la Unión de
Productores Agropecuarios de la República Argentina, Junio de 1973, Capital
Federal, p.3”
[59] “Urgente:
Unirse y movilizarse contra los desalojos!”, El Sembrador, De Agrupación de
Agricultores por la Democracia en la F.A.A, N°7, Agosto de 1965
[60] Entrevista a Ricardo San Esteban, Rosario, 16/04/2021
[61] “Tractoristas,
maquinistas y mensuales”, El Juntador, Boletín
de los Trabajadores Rurales Nº2, p. 7
[62] Informe
de la Comisión Agraria de la Provincia de Santa Fe, Op.
Cit, p. 2
[63] "Situación
de los productores de las quintas del cinturon verde
de la Ciudad de Santa Fe", La Semilla, Órgano de los Productores
Zona Santa Fe, Septiembre de 1976.
[64] Entrevista
a Ricardo San Esteban, Rosario, 16/04/2021
[65] Ídem
[66] Informe
de la Comisión Agraria de la Provincia de Santa Fe, Op.
Cit, p. 2