El Partido Comunista de la Argentina y el agro santafesino: un acercamiento a la caracterización del campo provincial y a la intervención militante en el mundo rural (1963-1976)

 

 

The Communist Party of Argentina and Santa Fe´s agriculture: an approach to the characterization of the provincial countryside and the militant intervention in the rural world (1963-1976)

 

 

Juan cruz mondino

Facultad de Humanidades y Artes

Universidad Nacional de Rosario

juancruzmondino@gmail.com

 

 

Resumen

El presente artículo se propone abordar la caracterización y la intervención militante del Partido Comunista de la Argentina (PCA) en la Provincia de Santa Fe durante la década del 60’, hasta el año 1976. Allí analizaremos cómo el Partido comprendió la estructura agraria provincial de la época, que consistía en un agro atrasado, marcado por la supervivencia de rémoras semi-feudales y dominado por una oligarquía terrateniente improductiva asociada al imperialismo.  Esta particular visión llevará al PCA a interpelar a los sujetos considerados “explotados” por los sectores terratenientes de la provincia: el mediano y pequeño “campesino” y los obreros rurales.   En este sentido, el artículo recupera las potenciales salidas que el Partido propuso para  superar la crisis agraria en el país y en particular en Santa Fe. Para esta reconstrucción nos hemos valido de boletines partidarios referidos a la situación agrícola de la Provincia, boletines internos de la Comisión Agraria Provincial, memorias orales,  pronunciamientos de comités regionales y boletines de agrupaciones insertadas en las corporaciones y sindicatos de productores y obreros rurales.

 

Palabras clave: campesinado; Partido Comunista; luchas agrarias; Santa Fe

 

 

 

Abstract

This article aims to address the characterization and militant intervention of the Argentine Communist Party (PCA) in the Province of Santa Fe during the 1960s, until 1976. There we will analyze how the Party understood the provincial agrarian structure of the time, which consisted of backward agriculture, marked by the survival of semi-feudal hindrances and dominated by an unproductive landed oligarchy associated with imperialism. This particular vision will lead the PCA to question the subjects considered "exploited" by the landed sectors of the province: the medium and small "peasant" and rural workers. In this sense, the article recovers the potential solutions that the Party proposed to overcome the agrarian crisis in the country and in particular in Santa Fe. For this reconstruction we have used party bulletins referring to the agricultural situation of the Province, internal bulletins of the Provincial Agrarian Commission, oral reports, pronouncements of regional committees and bulletins of groups inserted in the corporations and unions of rural producers and workers.

 

Keywords: peasants; Communist Party; agrarian struggles; Santa Fe

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Introducción

Las décadas del ´60 y el ´70 estuvieron atravesadas por la discusión sobre el problema agrario. La “Revolución Verde” que se inició en la década del ´50 (Barsky y Gelman, 2009: 194) colocó a miles de medianos y pequeños productores frente a la amenaza del desalojo de sus tierras por su incapacidad de adecuarse o competir con los grandes monopolios y trusts que acapararon la producción y comercialización de las materias primas en la Argentina. El agro nacional comenzó a vivir una mutación marcada por cambios profundos en el grado de tecnificación y perfeccionamiento de la producción, así como un proceso de monopolización por parte de empresas multinacionales. Esto dio lugar a un auge en las luchas que se produjeron en el campo, llegando estas a su apogeo en la primera mitad de la década del ´70, con la constitución de las Ligas Agrarias (Roze, 2011), en su mayoría a espaldas de las tradicionales corporaciones. Se destacaron las luchas por precios mínimos, grandes peleas de sectores empobrecidos contra los desalojos, la expansión del cooperativismo entre los productores, etc. En este sentido, el problema agrario tuvo un lugar destacado en las discusiones de los círculos políticos e intelectuales, ofreciendo posibles soluciones a lo que se veía como una época de estancamiento en la producción agrícola.  Las décadas del ´60  y del ´70, en las cuales se sucedieron gobiernos dictatoriales y democráticos estuvieron signadas por un retorno de la discusión sobre el régimen de tenencia de la tierra, la predominancia del latifundio y la necesidad de llevar adelante en el país una reforma agraria. Un gran ejemplo de esto es la intención de Horacio Giberti, Secretaria de Agricultura y Ganadería del tercer gobierno peronista, de aprobar un anteproyecto de Ley Agraria. Esta tenía un espíritu abiertamente reformista en cuanto al régimen de propiedad  ya que colocaba a la tierra como un bien de producción, haciendo hincapié en su función “social” y no como un método de especulación[1]. Como describe Javier Balsa: “Entre fines de los años 1950 y durante toda la década de 1960, se asistió a una renovación de las posiciones críticas al latifundio y favorables a la implementación de una reforma agraria” (Balsa, 2020: 87).

El Partido Comunista de la Argentina (en adelante, PCA) entre las décadas del 60’ y el 70’ realizó un profuso estudio sobre la realidad del campo argentino[2]. La gran producción teórica de intelectuales orgánicos, la atención que la organización le dedica a la problemática agrícola en su prensa y en su revista teórica (Nueva Era) y la gran relevancia que esta tiene en los documentos congresales dan cuenta que la discusión sobre la “cuestión agraria” tuvo un lugar destacado en la vida partidaria. El recorte temporal del presente artículo comienza en 1963, año en que sesiona el XII Congreso nacional del PCA y culmina en el año 1976, con el advenimiento del golpe de estado perpetrado por las Fuerzas Armadas. Este recorte no es azaroso, ya que 1976 significó para el PCA la ilegalización de Unión de Productores Rurales de la República Argentina (UPARA), entidad en el cual se reunían entidades de medianos y pequeños productores ligados al Partido. A partir de este año, el PCA se vio frente a la necesidad de reconstruir el trabajo político en los frentes rurales sin la entidad madre que aglutinaba al resto de las agrupaciones. Por lo tanto, volcó su actividad militante hacia las asociaciones de base y a la constitución de agrupamientos afines en las corporaciones agrarias.

El artículo se propone reconstruir las posiciones del Partido sobre la estructura agraria y  la configuración de las clases en el campo santafesino, analizando como esta visión permitió al PCA desarrollar una intervención militante sobre los diferentes sujetos considerados “explotados” en la campaña provincial, tomando el caso de los productores rurales, como así también de los obreros agrícolas. La reconstrucción se realizó a través de fuentes primarias como boletines internos, folletos relativos a la cuestión agraria de la provincia y boletines de agrupaciones rurales ligadas al Partido. En el presente texto nos servimos también de una entrevista realizada por el autor a Ricardo San Esteban, miembro de la Comisión Agraria Provincial del PCA y del Comité Provincial de Santa Fe durante los años señalados en la periodización del estudio. La importancia de la entrevista yace también en que San Esteban fue responsable del trabajo agrario de UPARA en Santa Fe y escribió dos trabajos citados en la bibliografía relativos al problema agrario.

A partir de su XII Congreso en 1963 el PCA consideró que en el campo argentino se estaba produciendo un “giro a la izquierda” (Codovilla, 1962: 12) como consecuencia de la “crisis agraria crónica que atraviesa el país”[3]. A su vez, el Partido elaboro una caracterización integral de la estructura agrícola-ganadera del país, de las modificaciones que se estaban desenvolviendo en el campo y alrededor de esto, el avance de un proceso que significaba la desaparición de algunos sectores de productores (sobre todos minifundistas y pequeños arrendatarios), la pauperización de sus condiciones de vida y, por último, la proletarización en los casos donde la imposibilidad de adaptarse a los cambios llevó a la quiebra y a la desposesión[4]. Es en este cuadro cuando el PCA puso una especial atención en aumentar la inserción de los comités y equipos partidarios sobre en el frente agrario, inclusive siendo autocrítico con su desempeño, como señaló José María García:

La labor del Partido que, durante muchos años, en el campo ha impulsado y ayudado a organizar las luchas de los obreros rurales y campesinos por sus reivindicaciones, por la reforma agraria y el progreso de las regiones rurales, le ha creado gran prestigio e influencia. Pero esta influencia, lamentablemente, no están en relación ni remotamente con el crecimiento del Partido[5]

Las resoluciones sobre el trabajo agrario del XII Congreso señalaban la necesidad de llevar al Partido a constituirse como un factor de relevancia entre los diferentes sujetos del mundo rural. Para realizar esta tarea —el crecimiento en influencia y en reclutamiento a la organización— el PCA intentó acrecentar su presencia mediante la constitución de agrupaciones que aglutinaran a diferentes estratos de productores y obreros rurales. Esta tarea demandó un esfuerzo material e intelectual para la organización, y tuvo como resultado la formación de un gran número de agrupaciones a lo largo y ancho del país.

El Partido desarrolló una prolífica cantidad de producciones escritas sobre la caracterización del agro nacional. En la primera mitad de la década del ´60, impulsó junto a otros sectores considerados “progresistas” movimientos de amplia coalición en lo concerniente a la política agraria. La discusión sobre el régimen de tenencia de la tierra y la crítica al latifundio dio lugar a la formación de la “Junta Nacional de Partidarios de la Reforma Agraria” en la que intervenían personalidades de diversos ámbitos de la política, la academia, del movimiento obrero y campesino. El PCA planteaba la necesidad de colaborar con la Junta en la tarea de "crear sus organizaciones de base en los campos y en los pueblos del interior", en conjunto con la difusión del programa partidario para el campo (Codovilla, 1963: 33). La junta desenvolvió una prolífica actividad proselitista en favor de una reforma agraria Integral planteando la necesidad de eliminar el latifundio, subdividiendo la tierra y entregándola en propiedad al campesinado y a los obreros rurales que desearan trabajarla. El Partido denunciaba al latifundio como el responsable de los altos precios venales de la tierra, de la falta de precios compensatorios para los pequeños y medianos productores, de la imposibilidad de avanzar en un proceso de tecnificación y maquinización del agro argentino[6]. Es importante destacar que esta coalición de diferentes sectores que funcionaron como un interlocutor en favor de una reforma agraria pudo coaligar iniciativas con importantes sectores del movimiento obrero, entre las cuales podemos encontrar las intervenciones de varios representantes de la junta en las jornadas de la CGT realizadas a fines de 1963[7]. Esta coalición funciono para el Partido como un ariete para acercar su programa reformista a sectores de la intelectualidad y la política que abordaban la problemática agraria desde posiciones ajenas al marxismo. Este emprendimiento amplio se condecía con la política de atraer a la “burguesía progresista” y sectores profesionales de la pequeña burguesía urbana para formar un polo político que impulse la reforma agraria como eje transformador del agro nacional[8].

Hacia 1967 el Partido constituyó un frente nacional de organizaciones de pequeños y medianos productores, la Unión de Productores Agropecuarios de la República Argentina (UPARA) que, según las cifras indicadas por miembros de la organización, hacia 1973 llego a reunir a 60.000 productores agrarios (UPARA, 1973). La “alianza obrero-campesina” que el PCA promovía incluía a los medianos y pequeños arrendatarios, imposibilitados de capitalizarse y competir con los grandes terratenientes, los pequeños propietarios minifundistas, los obreros agrícolas y los obreros industriales, y también sectores de la burguesía nacional, que en la visión comunista sufrían la presión del imperialismo. Estas fuerzas confluirían en un “Frente Democrático Nacional”  que debía conducir a una revolución  democrática, agraria y anti-imperialista, “con vistas al socialismo”.[9] 

Puestos estos elementos a consideración, entendemos que para explicar la penetración del PCA entre los productores rurales y el proletariado del campo es esencial tomar en cuenta las producciones escritas y los balances de los dos organismos que se destacaron en el seguimiento del trabajo agrario: El Comité Provincial de Santa Fe y la Comisión Agraria Provincial. Es en este plano donde la dimensión regional toma especial relevancia. En primer lugar el Comité Provincial Santafesino se destacaba por ser el órgano principal de deliberación y ejecución de la línea partidaria. De él se desprendían diferentes comités intermedios, hasta llegar a las células o equipos partidarios. El Partido conformó bajo la órbita del Comité Provincial diferentes comisiones encargadas de atender y desarrollar la organización en diferentes frentes. La Comisión Agraria Provincial se abocó a formular una caracterización sobre el mundo rural provincial y a delinear líneas de trabajo para sus militantes. Además de colaborar con la política de la Comisión Agraria Nacional, pudo avanzar en una intervención minuciosa en los diferentes estratos de productores y trabajadores rurales, conformando agrupaciones y círculos ligados al Partido. Este trabajo, ejecutado por militantes de la provincia, fue mediado también por boletines, folletos, periódicos, entre otros insumos, que permitieron al Partido tener una cohesionada política en todo el territorio santafesino.[10]

 

Interpretación de la estructura agraria santafesina, luchas campesinas y reforma agraria

La Provincia de Santa Fe, por sus condiciones naturales, económicas y sociales, contiene potencialmente todos los elementos necesarios para transformarse en uno de los mayores y más progresistas centros de productores de país[11]

Es menester que la tierra sea subdivida donde están los grandes latifundios; en el Sur y en el Norte. Hay que terminar con “las dos Provincias”. Hay que crear las condiciones para el desarrollo progresista de manera armónica en toda la Provincia de Santa Fe. Hay que crear el clima de entusiasmo por las condiciones en que se realice el trabajo de la tierra[12]

Sobre la base del análisis de la estructura agro-ganadera del país, el PCA elaboró una caracterización sobre la situación del campo santafesino. El Partido adaptó su línea nacional a la realidad provincial, fijando como responsable de su atraso al predominio del latifundio y a la penetración del capital extranjero. De esta manera, pudo trazar una hoja de ruta para insertar a su militancia en los principales frentes de lucha del mundo rural santafesino. Santa Fe era caracterizada por el Partido como una provincia con un potencial económico destacado, basado ante todo en sus ventajas comparativas: la calidad de las tierras, el clima, un acceso privilegiado al río Paraná y a su complejo portuario, entre otras. Los comunistas santafesinos, con su Comité Provincial a la cabeza, elaboraron varios escritos en los cuales presentaron  un minucioso estado de situación sobre la cuestión agrícola santafesina y promovieron soluciones para las problemáticas que sufrían los medianos y pequeños productores, así como también los peones rurales. Para el año 1964, el territorio santafesino era descripto como un:

Conjunto de tierras, aguas, climas y comunicaciones naturales que albergan hoy alrededor de los dos millones de habitantes, con una población apenas cuatro veces mayor que la de comienzos de siglo. Provincia tan rica, con tierra tan feraz, en más de 60 años no pudo multiplicar por cuatro su población. En el mismo tiempo, el país en su conjunto, frenado y deformado en su desarrollo por las trabas de la dominación imperialista y del latifundio, crecía en más de cinco veces, pasaba de 4 a 22 millones de habitantes. Santa (sic)  se quedaba atrás[13]

El estancamiento demográfico coincidía para el PCA con el atraso económico y productivo. La potencialidad de la provincia desde el punto de vista económico-social se veía obturada por varios factores que impedían su despegue. Las condiciones naturales óptimas eran en la óptica de la organización dilapidadas por una clase oligárquica que detentaba el poder económico y político. La amplitud climática que variaba del clima sub-tropical del norte provincial al templado-húmedo del sur, con lluvias regulares, una tierra fértil y apta para el cultivo cerealero u oleaginoso, para el mantenimiento de diferentes tipos de ganado y de diversas actividades productiva, eran factores que posicionaban a Santa Fe en lo que debía ser la cúspide del desarrollo económico nacional. En términos concretos, la despoblación del campo, el descenso del área sembrada y en los rendimientos en el campo, sumado a las penurias de la población rural ligadas al enorme atraso económico y sus consecuencias sociales, como el analfabetismo, la falta de una red de asistencia médica, las enfermedades, la mortalidad infantil, existían por la predominancia del latifundio.

El freno al desarrollo de las fuerzas productivas del campo santafesino se colocaba en la misma sintonía que en el ámbito nacional, donde la situación de los arrendatarios, minifundistas y de campesinos con diversas formas de contratos era más que crítica. La expulsión de los campesinos de sus tierras por medio de desalojos por vía judicial o desalojos con y sin indemnización por vía extrajudicial era moneda corriente, y las sucesivas leyes que hicieron tambalear la estabilidad de los contratos como la Ley Raggio-Onganía[14] dieron lugar a que en la década del ´60 Santa Fe sea una de las provincias promotoras del mentado proceso de “despoblación del campo”. Los diferentes gobiernos provinciales garantizaban en la visión del Partido el sostenimiento de la antigua estructura agrícola, que marcaba la imposibilidad de un desarrollo progresivo de las fuerzas productivas de Santa Fe. La responsabilidad de esta situación recaía en:

el afianzamiento y el avance de los grandes latifundios, son los cambios parciales que han ido produciéndose en algunas regiones del campo de Santa Fe, en base a mantener intacto — o acrecido — el latifundio y las rémoras de relaciones atrasadas de arrendamientos, aparcerías y medierías semifeudales[15]

Santa Fe, tierra destacada en la producción maicera y triguera, con una cuenca lechera de amplia extensión en el centro-oeste de la provincia, e innumerables explotaciones de diversos cultivos ligados a la fruticultura y a la horticultura afrontaba para las décadas del ´60 y ´70  una delicada situación en la visión del PCA. En el caso de la producción granífera – donde primaba el sistema de arriendo junto a otras formas de contratación caracterizadas por el PCA como “atrasadas” – los altos costos de producción golpeaban fuertemente a los pequeños y medianos productores, que veían en este factor y en la rebaja de los precios compensatorios del trigo un enorme obstáculo para su capitalización y la formación de un excedente que le permita ser competitivo en el mercado. Este proceso en el cual los precios del grano no alcanzaban para cubrir la suba exponencial de los insumos para producir era descripto por el PCA de la siguiente manera:

Para tener una idea de esta insuficiencia vasta señalar que el costo de producción promedio para el trigo es en la actualidad de $400 a 450$ el quintal y el del lino de $ 900 para arriba. Estos costos son actuales, y no tienen en cuenta, además de la continua suba del costo de vida, los nuevos y exorbitantes ascensos de los arrendamientos rurales y del precio venal de la tierra que están imponiendo los terratenientes amparados por el plan oficial, las subas de la maquinaria agrícola, tractores, repuestos, combustibles, bolsas, impuestos y otros rubros que el agricultor necesita para producir y vivir[16]

La imposibilidad de los pequeños y medianos productores de especular con la cosecha del grano mediante la retención de este según las oscilaciones del dólar como lo hacían los terratenientes y las grandes comercializadoras, daba como resultado que los primeros estén fuertemente afectados a las variables de la moneda patrón internacional, frente a la necesidad de vender la cosecha de manera casi inmediata.

En este sentido, no solo eran los productores los que se veían damnificados por esta política, sino que también el peón rural que sufría “la desocupación y el descenso de su salario real y nominal”[17].  El proletariado del campo era el más golpeado por los cimbronazos ocasionados por la devaluación del peso. En la visión del Partido, la ruina de los pequeños y medianos productores contribuía a masificar la desocupación de los obreros, al requerir estas explotaciones menos mano de obra por falta de capital.

El aumento del costo de los insumos para producir estaba ligado al enorme valor especulativo de la tierra en diferentes zonas de la provincia. La fertilidad del suelo y la posibilidad por parte de los terratenientes de percibir una mayor renta diferencial por las condiciones naturales en las que producían hacía que la tierra fuese una fuente de especulación gigantesca. El PCA destacaba que eran los productores medianos y pequeños los damnificados por el aumento del precio venal de la tierra al no poder acceder a la propiedad, sumado a que este era un factor que hacía que los terratenientes eleven exponencialmente el precio de los arriendos. Este proceso especulativo estaba encabezado por las grandes comercializadoras que intervenían en Santa Fe, afectando al costo final de los alimentos que consumía la población en general, aumentando los costos y por ende, la carestía de vida.[18] El Comité Provincial Santafesino tomaba esto como una oportunidad para explicar cómo el alto precio venal de la tierra y la especulación no solo afectaba a los pequeños y medianos productores, sino que también la intermediación monopólica no garantizaba precios baratos para que los productos sean accesibles al consumo popular:

En zonas cercanas a Rosario, como Pueblo Esther, General Lagos, Alvear, etc., en los dominios de la tradicional oligarquía de los Astengo y otros, en las vecindades de los grandes pulpos imperialistas como Acindar, Acinfer, Marathon y otros, hablar de $300.000.- la hectárea no ofende el pudor ni las buenas costumbres, más bien resulta grato al oído de los terratenientes, especuladores y monopolios. Si es zona productora de papas y legumbres que alimentan a Rosario y vastas zonas de la Provincia, ¿Cómo no va a aumentar la carestía de la vida?[19]

En este plano, también los comunistas reflejaban que la crisis de la agricultura afectaba directamente a la situación ganadera de la Provincia. Los valores especulativos trasladados al ganado daban lugar a ganancias siderales por cada venta de ejemplar, y por otro lado, un mayor acrecentamiento del precio de la carne para el consumo interno. En Santa Fe, el PCA denuncio sistemáticamente el proceso de monopolización del negocio ganadero:

En la estancia “Santa Clara” de ZUBERBUHLER, propietarios de 150.000 HECTÁREAS, en una verdadera fiesta de pesos y animales, los tradicionales apellidos y las sociedades anónimas bailan la danza de los millones que se extraen de todo el pueblo argentino: Safico S.A, los Castelar, De la Hoz, Santamarina, Echague, Estrugamou y algunos otros, después de suculento almuerzo, el remate de 523 animales les arroja una venta total de 24 millones de pesos!![20]

El problema de la ganadería no puede ser pasado por alto, ya que se fundía con el la cuestión agrícola, en tanto la situación de los pequeños y medianos ganaderos y tamberos era de gran carestía, una porción pequeña de terratenientes se llevaban una parte enorme de la renta de exportación de la carne vacuna y de la comercialización de los productos derivados.[21]

El PCA manifestaba que el verdadero “nudo gordiano” del atraso estructural de la economía nacional pasaba por el régimen de tenencia de la tierra. En la Provincia de Santa Fe, los números arrojados para 1963 demostraban un enorme acaparamiento de tierras en pocas manos:

Ciento setenta grandes latifundios en toda la Provincia, mayores de 5.000 hectáreas, poseen el 22% de toda la superficie dedicada a la explotación agropecuaria. Aquí, donde hay MÁS DE DOS MILLONES DE HECTÁREAS (2.137.000 ha.), la mayor parte sin cultivar, está la punta del ovillo por donde debe comenzar a tejerse la Reforma Agraria que Santa Fe necesita. Esta es la tranquera que hay que derribar para abrir surco al progreso santafesino[22]

Esta distribución marcaba un enorme acaparamiento de la tierra por parte de los terratenientes, teniendo grandes cantidades de parcelas sin explotar o dedicadas al arriendo u otorgadas a medieros. En cambio, los medianos y pequeños productores propietarios de tierras, siendo una abrumadora mayoría numérica, poseían una considerable menor cantidad de hectáreas: “Frente a las 2.137.000 Hectáreas de los latifundios mayores de 5.000 Hectáreas y que no son más de 170 en la Provincia, las explotaciones menores de 50 Has. ocupan solamente 426.000 Hectáreas, o sea, el 4% de la tierra”[23]. La distribución de la tierra en términos regresivos para el pequeño agricultor o farmer era abrumadora con respecto a la cantidad de hectáreas ocupada por los terratenientes. A la vez que se producía este proceso de acaparamiento de tierras en pocas manos, se llevaba adelante la expulsión de arrendatarios y medieros. En su enorme mayoría, esto respondía a la ola de desalojos y cese de las prórrogas de los contratos, fundamentalmente de la aplicación de la Ley Raggio-Onganía en territorio santafesino. Además de la crítica situación de los arrendatarios de las zonas productoras del granos para exportación, existía en las áreas circundantes al Gran Rosario y las zonas aledañas a la capital provincial una gran cantidad de productores medieros —los datos del PCA las ubican en 9000[24]— productores de legumbres, frutas y hortalizas, donde se sufrían grandes penurias. Allí primaba el trabajo esclavo, las explotaciones con tecnología más atrasada, el trabajo infantil, entre otros factores. Este panorama permitía a la organización señalar que la subsistencia de estas formas “arcaicas” de contratación y arriendo debían ser suplantadas por una transformación integral del régimen de la tierra, que ubique a la provincia de Santa Fe sobre nuevas bases económicas y sociales.

El debate de la reforma agraria, colocado en la órbita provincial, también tenía a los comunistas cómo polemistas en lo referido a cuál debía ser su naturaleza y su orientación. En la misma sintonía que los debates continentales y nacionales sobre el problema del régimen de tenencia de la tierra, el PCA polemizaba con las visiones que señalaban que la reforma agraria en Santa Fe debía realizarse sobre la base de la adjudicación de tierras fiscales, especialmente las aún no colonizadas en el norte provincial a colonos o campesinos interesados en trabajar la tierra. Estas parcelas eran consideradas insuficientes para dotar de tierras al campesinado, además de tener grandes problemas para ponerlas a producir debido a la incapacidad de alcanzar rindes que permitieran una capitalización del colono, la falta de caminos e infraestructura, ya sean escuelas, hospitales, etc. Estas eran “tierras fiscales que no alcanzan a 200.000 HECTÁREAS, sin mejoras de ninguna especie, sin vías de comunicación adecuadas”[25]. La propuesta del Partido rechazaba que el centro de una reforma agraria sea la colonización de tierras fiscales aun no puestas a producir, sino la expropiación de las tierras con altos rindes ubicadas en el centro y sur provincial:

LAS FÉRTILES TIERRAS DEL SUR SANTAFESINO, deben ser puestas al servicio del progreso y de una productividad en constante aumento, para la Nación, para la Provincia, para la clase obrera, para los campesinos, para todo el pueblo argentino y no para las compañías y sociedades imperialistas yanquis, inglesas, alemanas u otras, ni para la oligarquía terrateniente y los grandes hacendados[26]

El proceso de desposesión de una porción importante de campesinos de sus tierras  generó grandes movimientos migratorios intra-provinciales que contribuyeron a la deformación demográfica de la provincia. Este movimiento tuvo un doble aspecto, ya que además de los movimientos de población del campo santafesino a las grandes ciudades, también hubo un gran movimiento migratorio de una enorme masa de productores desposeídos que migraban a la provincia provenientes de Entre Ríos, Chaco y Santiago del Estero. Los militantes comunistas de la Provincia no tardaron en señalar este flagelo en las páginas de la revista teórica del Comité Central, Nueva Era:

 

Existe una permanente y alarmante corriente emigratoria de las zonas rurales hacia las zonas urbanas. No exageramos al calificar de ALARMANTE este proceso. En los trece años transcurridos desde el año 1947 al año 1960, han emigrado de las zonas rurales de la provincia nada menos que 227.930 pobladores[27]

El proceso de migración intra-provincial e inter-provincial era un reflejo de la imposibilidad de los sectores menos capitalizados entre los chacareros para adaptarse a las modificaciones que se producían en el agro nacional. Las consecuencias sociales del predominio latifundista estaban expresadas en múltiples factores. Si nos detenemos en el análisis realizado por el Partido para el sur santafesino, el caso del departamento General López es un fiel reflejo de un abrupto movimiento migratorio, que no se podría explicar sin abordar la situación crítica de los arrendatarios y pequeños propietarios. Caracterizado como un territorio de tierras fértiles — entre las más fértiles del mundo, inclusive— para la década del ´60 la población del distrito había disminuido en 38.362 pobladores con respecto al censo oficial de 1947[28] con una reducción del 47 % de la población total del departamento y un 62 % de la población rural del mismo, llevando a una parte mayoritaria de esta población a vivir en villas miseria o asentamientos precarios especialmente “en las grandes ciudades como Rosario (que ha recibido el 42 % del movimiento migratorio) y la ciudad de Santa Fe”[29]. Sumado al proceso de despoblación, el Partido añadía en su análisis una comparación entre las extensiones de tierras de entre 25 a 200 hectáreas y las de más de 2500 hectáreas, tomando en cuenta la productividad de cada una. Las de 25 a 200 tenían el 58,3% de la superficie sembrada con cereales, oleaginosas y cultivos industriales[30]  mientras que las de más de 2500 hectáreas solo el 12,3 %. El modelo del pequeño farmer progresista tenía un fundamento claro en el sur provincial, basado sobre todo en los datos que arrojaban una mayor potencialidad de este actor en la extensión del área sembrada frente a una visión de grandes extensiones de tierra fértil sin sembrar o con una utilización corrosiva para la tierra por parte de los terratenientes.

 

La situación del norte santafesino

La situación del agro hacia la década del ´60 en el norte provincial fue abordada por el PCA a la luz de la herencia que había dejado la principal empresa que acaparó enormes extensiones de tierra en la zona, la compañía inglesa “La Forestal” Sociedad Anónima[31]. Instalada en 1887 para explotar los bosques de quebracho colorado, adquirió un millón y medio de hectáreas, llegando a tener una cantidad de tierras dedicadas a la explotación similar a la extensión de los departamentos de Garay, Constitución, San Gerónimo, Belgrano, Caseros y Constitución tomadas en su conjunto.

El PCA consideró a La Forestal como el fiel reflejo de la acción del latifundio y el imperialismo sobre la tierra, el clima y la población. La empresa había adquirido estas enormes tierras fiscales a precios inexistentes que llegaban a la suma de “veinte centavos por hectárea, es decir que el total de bosques y tierras lo pagó con trescientos mil pesos”[32]. La Forestal había asumido un dominio casi absoluto de la zona, donde prácticamente era la dueña de los medios de producción, además de poseer servicios propios como ferrocarriles, caminos, proveeduría, policía, puertos, transportes, hospitales, maquinaria, ganado, entre otras cosas. La empresa estuvo instalada durante 75 años en la zona. Los trabajadores y sus familias sufrieron la explotación indiscriminada en materia laboral, la mala alimentación, la falta de instalaciones sanitarias y la consecuente proliferación de enfermedades que se desencadenaban como el mal de chagas, la tuberculosis y el paludismo. La mortalidad infantil en la región era una de las más altas del mundo. Además, la empresa se dedicó a reprimir cualquier tipo de organización sindical de los trabajadores, llevando adelante numerosas matanzas de obreros y dirigentes de fuerzas políticas que se oponían a su poder plenipotenciario.

Su cierre marcó la extinción de pueblos enteros y el levantamiento de cientos de kilómetros de vías férreas, dejando sin conexión a muchísimas poblaciones. El resultado de esto fue una enorme desocupación en la región, llegando a dejar sin trabajo a más de “50.000 personas, según lo denunciara el sindicato S.U.T.R.E de Villa Ocampo”[33]. Gran parte de esta población colaboró con la deformación demográfica de la provincia, en tanto una enorme cantidad de pobladores emigraron a grandes concentraciones como San Nicolás, Rosario, San Lorenzo y Villa Constitución.

Las consecuencias en la tierra y el clima no fueron menos graves. El desarrollo agrícola y ganadero se resintió enormemente en el norte provincial tras el retiro de La Forestal de la región en 1960. La disminución de una enorme cantidad de cabezas de ganado significaba una escasez de carne para el consumo de la población, teniendo en cuenta que desde 1947 hasta 1960 se habían retirado de la zona 200.000 cabezas de ganado de las estancias del norte[34]  En el aspecto agrícola, los comunistas denunciaban que la actividad productiva en la región se encontraba en un estado “primitivo”. Tomando los casos de los departamentos San Javier, General Obligado, Vera, 9 de Julio y Garay (que de conjunto sumaban 5.927.900 Hectáreas), casi el 50 % del total de la provincia, “solo el 3% (196.240 Has.) se dedican a la agricultura”[35].

El PCA, teniendo en cuenta este grave cuadro de la situación económica y social de la región proponía, al igual que para las grandes extensiones de tierras fértiles del sur de la provincia, una salida expropiatoria:

El Partido Comunista desde sus albores, siempre ha denunciado a esta Empresa imperialista como la causante de la destrucción de nuestro norte Santafesino, como una Empresa bárbara y criminal. En todos nuestros documentos escritos sobre la Provincia, siempre hemos fijado nuestra posición frente a dicha empresa, planteado la expropiación lisa y llana de sus tierras y los bosques, sin indemnización, como así también de todos sus bienes; fabricas, vías férreas, puertos, etc., para ponerlos al servicio del pueblo Santafecino y del país. Hemos planteado siempre la unidad de todos los sectores patrióticos y progresistas como única manera de conseguir su expropiación[36]

Esta posición llevó al Partido, en sintonía con su planteo en el plano nacional, a polemizar con las organizaciones políticas y entidades económicas y corporativas que apuntaban a un retiro de la empresa por la vía indemnizatoria. Frente a estas salidas que eran consideradas como una concesión a la empresa, el PCA proponía:

EL PARTIDO COMUNISTA, sostiene que la provincia de Santa Fe, no solo no debe pagar un centavo a la compañía imperialista, sino que previo inventario de todo lo que destruyo, lo que desmantelo y de las fabulosas riquezas substraídas al país y a la provincia, podía y debía plantearse la necesidad de que La Forestal indemnizara a la Provincia, la resarciera del tremendo despojo de que la hiciera víctima durante todos estos años[37]

Del proceso de expropiación de La Forestal y la indemnización que esta debía hacer a la provincia, el PCA pretendía trazar un plan de reactivación de la economía sobre nuevas bases opuestas al dominio del latifundio. Para esto, sugerían la reactivación de la actividad ganadera y agrícola de la zona, promoviendo el cultivo del algodón, la caña de azúcar o de frutas y verduras de estación como la batata y la sandía, que se adaptaban fácilmente al clima de la región. La repoblación del quebracho era una reivindicación que excedía el mero aspecto productivo, ya que tenía que ver con la alteración climática que había significado la tala indiscriminada y sus consecuencias nocivas para el ambiente.  La reposición del quebracho habría permitido:

encarar un plan masivo de construcción de viviendas populares que concurra a enjuagar el déficit de vivienda en la provincia con la aplicación de dichas maderas, que junto a la elaboración de cientos de miles y millones de ladrillos que podrían aportar las zonas rurales del centro y sur de Santa Fe, significaría fuentes de trabajo en vasta escala[38]

La concepción que marcaba la existencia de “dos provincias” no era exagerada.  La promoción de una salida progresista para el enorme atraso y miseria que vivía la población rural del norte de Santa Fe llevo al Partido a ser partícipe de importantes movilizaciones populares, como lo fue el Ocampazo en 1969. El cierre del Ingenio Arno en Villa Ocampo ocasionó una pueblada que marcaría el inicio de las sublevaciones contra la dictadura militar de Onganía. El golpe a la industria del azúcar no solo afecto a los trabajadores del ingenio, sino también a los productores cañeros que no cobraron la entrega de su producción. El PCA tuvo una fuerte intervención en la gesta, siendo un factor de organización de las protestas junto a las organizaciones gremiales y la iglesia. El inicio de este conflicto fue reflejado en las páginas del boletín “El Sembrador”:

El Ingenio “Arno”, de propiedad de la Compañía Industrial del Norte de Santa Fe S.A. se halla en virtual cesación de pagos. La crisis y el hambre golpean a centenares de hogares de la zona. Es una vieja historia. Desde hace tiempo, y con mayor fuerza desde el asalto de Onganía al poder, esta empresa ha venido esquilmando brutalmente a los trabajadores, cañeros y comercio de la zona[39]

Varios militantes comunistas participaron y fueron organizadores de la gesta, como comentó al autor de este artículo Ricardo San Esteban:

la marcha del hambre en Villa Ocampo, eso también fue una epopeya porque se conmemora mucho el Cordobazo pero la primera lucha y con otro contenido fue la lucha de Villa Ocampo. Esta lucha la organizamos con el cura Yacuzzi. El Ingenio azucarero de la ciudad que molía toda la caña la ciudad cerraba, era una zona cañera en ese tiempo, y habían quedado como 800 obreros sin cobrar muertos de hambre. Y además habían quedado los cañeros, los campesinos sin cobrar la cosecha y yo visité al cura párroco en un pueblito que se llama Santa Ana. Habíamos organizado más de 40 coordinadoras en toda la cuña boscosa y un día en abril de 1969 decidimos hacer la Marcha del Hambre y bajaron de toda la zona. Nos habíamos preparado bien porque traían la olla para hacer la comida en el camino y queríamos hacer esta marcha para llegar a Santa Fe ciudad. Trataron de reprimir, pero no pudieron porque no quisieron hacer una masacre, hubo algunos heridos nomás. Junto con el cura tomamos la municipalidad, hicimos renunciar al intendente y empezamos a legislar, pero cuando reaccionó la cana, las fuerzas represivas hasta con Bazuca agujereando la pared de la municipalidad, nos refugiamos en iglesia y pudimos salir por una salida que tenían los curas y pudimos salvarnos[40]-[41]

La intervención de dirigentes del Partido en el Ocampazo da cuenta de que la extensión del trabajo político en los frentes rurales no se extralimito a las zonas del sur y el centro de la provincia, sino que se extendió hasta los pueblos rurales del norte. Aunque no se puede hacer un paralelo entre el desarrollo y la influencia del PCA entre los productores y obreros rurales del sur y el norte, podemos aseverar que la Comisión Agraria Provincial y el Comité Provincial Santafesino apostaron a un mayor desarrollo militante de la organización en estos distritos, enviando cuadros para fortalecer el trabajo político en la zona.

                                

Desmantelamiento del latifundio y reforma agraria en Santa Fe

En la primera mitad de la década del ´60, varios proyectos de reforma agraria fueron ingresados en la legislatura santafesina. La situación crítica que vivían los arrendatarios y aparceros en lo referido a la prolongación de sus contratos vencidos o a vencer a fines del año 1964 ameritaban para el PCA “la más amplia movilización de masas a fin de lograr la prórroga inmediata hasta 1970 de todos los contratos”[42]. La prolongación de estos por vía legislativa, acompañada por la movilización campesina tenía como objetivo frenar la ola de desalojos que se estaban sucediendo en el campo provincial. En la opinión del Partido, cualquier iniciativa de reforma agraria debía ser antecedida por la estabilidad de los productores medianos y pequeños en la tierra, y ante todo, sostener en las chacras a los que tenían amenaza firme de desalojo. La discusión entre las fuerzas políticas santafesinas en tanto al régimen de tenencia de la tierra no era una novedad. Este debate tenía larga trayectoria, e inclusive, estatus constitucional. Los comunistas santafesinos se apoyaron en esta tradición, a la que destacaron como “demócrata y progresista” para fundamentar y justificar la necesidad de crear un Instituto de la Reforma Agraria en la Provincia de Santa Fe. En este sentido, el PCA saludaba los numerosos antecedentes legislativos en materia agraria, como la creación del Consejo Agrario Nacional, la Ley Nacional de Arrendamientos y Aparcerías rurales, entre otras. Estas leyes habían promovido la instalación de colonias “progresistas” en diferentes distritos de la provincia como Las Rosas, Santi Spritu y Amenábar, pero se habían encontrado con los límites de “la oligarquía terrateniente, los poderosos latifundistas y las sociedades anónimas"[43]que trababan su efectiva implementación, o que simplemente terminaban desvirtuándose por la enorme presión que estos ejercían sobre el poder político.

La Constitución Provincial de Santa Fe, sancionada en 1921, también era un elemento que los comunistas tomaban como un antecedente fundamental para la sanción de una reforma agraria, ya que algunos artículos garantizaban beneficios para la estabilidad de los agricultores en la tierra, entre ellos, el artículo 28 de esta, citado en los considerandos de la propuesta de reforma agraria del Partido:

La Provincia promueve la racional explotación de la tierra por la colonización de las de su propiedad y de los predios no explotados o cuya explotación no se realice conforme a la función social de la propiedad y adquiera por compra o expropiación

Propende a la formación, desarrollo y ESTABILIDAD de la población rural, por el ESTIMULO Y PROTECCIÓN DEL TRABAJO DEL CAMPO y de sus productos, el mejoramiento DEL NIVEL DE VIDA DE SUS POBLADORES

Facilita la formación y EJECUCIÓN DE LOS PLANES DE TRANSFORMACIÓN AGRARIA PARA CONVERTIR A ARRENDATARIOS Y APARCEROS EN PROPIETARIOS Y RADICAR A LOS PRODUCTORES QUE CAREZCAN DE LA POSIBILIDAD DE LOGRAR POR SI MISMOS EL ACCESO A LA PROPIEDAD DE LA TIERRA.[44]

Estas consideraciones amparadas en la constitución permitían aseverar al PCA que ninguna demanda corporativa de los sectores terratenientes podía enfrentarse a disposiciones consagradas por vía constitucional. La reforma agraria que los comunistas promovían para 1964 estaba allanada por estos antecedentes. Esta debía garantizar la estabilidad al productor agrícola, poblar las tierras inhabitadas, promover un uso racional de la tierra, el empleo de los medios técnicos de población más adelantados, la reactivación económica de la provincia y la creación de fuentes laborales junto a la promoción del cooperativismo. El Instituto de Reforma Agraria, instrumento que el PCA promovía en la provincia para ejecutarla, debía crear las bases para apuntalar la:

tecnificación que signifique el abaratamiento del costo de producción, el incremento de la productividad, del rinde por hectárea, y además, significara la reactivación de los puertos, de los centros poblados, el estímulo de la industria y al comercio, la ampliación inusitada del MERCADO INTERNO, y una difusión de la enseñanza técnica y general, promoviendo el ascenso del nivel no solo material, sino también cultural de las masas campesinas.[45]

Como se pone de manifiesto, la reforma agraria no era solo de interés de los productores agropecuarios, sino que estaba ligada a un desarrollo generalizado de la economía santafesina, que marcaría en efecto un ascenso material y cultural de la población. Este avance tendría un impacto concreto en la sociedad. La clase obrera industrial, el proletariado rural e inclusive amplios sectores de la burguesía local se verían beneficiados por el proceso reformista. Podemos aseverar que la reivindicación de la reforma agraria para el PCA no fue una consigna “corporativa” dirigida a un sector sino una medida necesaria para reconfigurar la provincia de Santa Fe sobre nuevas bases sociales y económicas. La elevación del nivel de vida del chacarero y su familia demandaba su prosperidad material, y de esta debía partir su progreso social y cultural. A partir de esto no resulta llamativo que la reivindicación de la reforma agraria en la provincia estaba ligada a cuestiones que no tenían que ver estrictamente con ella, pero que operaban en su órbita. Un ejemplo claro, señalado con gran énfasis por el Partido fue la necesidad de crear en la provincia una Facultad de Agronomía y Veterinaria, “un clamor de los sectores populares, y una necesidad impuesta por la técnica actual, la que viene siendo postergada por los mismos intereses que frenan el desarrollo del país”[46]. Este sería un aspecto del avance en las técnicas de producción y la investigación y la promoción científica. El salto que representaría para la provincia y el país la reforma agraria tendría que ser empujado por la formación de una cantidad de profesionales ligados al conocimiento del campo y al desarrollo agropecuario.

 

Reforma agraria integral o reforma agraria de los “campesinos acomodados”

El PCA impulsó una batalla contra los proyectos reformistas que a su entender no cumplían con la resolución del problema de la tierra: la cuestión de la expropiación del latifundio y la subdivisión y puesta en propiedad de las mejores parcelas. El año 1964 fue un año especial en lo que respecta a la discusión por la reforma agraria en Santa Fe. El 12 de octubre de 1963 asumía como gobernador de la provincia Aldo Tessio, miembro de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP). Hasta el fin de su mandato en 1966, Tessio señaló en reiteradas ocasiones la necesidad de una transformación en el régimen de tenencia de la tierra de la provincia. Desde el poder ejecutivo se lanzó un plan de reforma agraria que fue cuestionado severamente por los comunistas santafesinos. El clima de debate sobre la cuestión agraria había tomado un fuerte contenido ideológico, a tal punto que el propio gobernador tenía que responder ante las acusaciones de penetración comunista en su gobierno:

El gobernador, Dr. Aldo E. Tessio, formulo hoy en su despacho de la Casa de Gobierno declaraciones exclusivas para "El Litoral", relacionadas con el reciente pedido de intervención a la provincia que el Frente Latinoamericano Anticomunista solicito al gobierno nacional aduciendo la existencia de penetración comunistas en las esferas administrativas de nuestra provincia y el plan de reforma agraria a aplicarse en Santa Fe[47]

Las acusaciones recibidas por los sectores ligados al gran capital agrario eran respondidas por el gobierno de la provincia dando cuenta que solo se verían afectadas las extensiones de tierras ociosas o improductivas y no una expropiación “generalizada”. Frente a las acusaciones de infiltración comunista en el plano de la política agraria, el poder ejecutivo dejaba en claro que su proyecto estaba lejos del camino que pretendían las fuerzas “sovietizantes”. Por eso, el gobernador Tessio se esforzaba en sus declaraciones por señalar que el camino reformista tomado por su gestión estaba en sintonía con los lineamientos lanzados por instituciones y organismos que estaban lejos de tener una ligazón político-ideológica con ideas comunistas o socialistas:

En primer término —dijo— señalaré en que consiste la política de reforma agraria que propiciamos y que en la instancia de cuatro años de gobierno se incorporara a este proceso toda la tierra ociosa. Es decir, que los predios cultivados, trabajados y explotados económicamente no caerán dentro de la reforma agraria, por lo menos en esta etapa. Desde luego, hay terratenientes que pretenden que Santa Fe mantenga el viejo criterio de que su propiedad de la tierra es intangible, aunque no rinda ningún beneficio a la sociedad. De ahí la preocupación del "Financial Times" de Londres que ubica a la reforma agraria de Santa Fe como un programa de izquierda, cuando en realidad no es más que el propósito enunciado por la CEPAL, por la iglesia y por todos los países democráticos que insisten en una reforma que tienda a duplicar o aumentar la producción en alimentos en el mundo[48]

El PCA denunciaba los límites que se presentaban en el plan de reforma agraria lanzada por el gobierno. Ante todo, consideraba que los intereses de los grandes terratenientes y ganaderos no iban a ser tocados, entendiendo que el propio proyecto no colocaba al latifundio como principal causa del atraso productivo y responsable de la penosa situación de los productores y los obreros agrícolas. Como eran las tierras fiscales y la tierra “improductiva” u “ociosa” la que estaría dispuesta a ser distribuida, el Partido denunciaba que:                          

Ningún plan que busque la real transformación de la estructura agraria en la Provincia —ni en el país— puede centrarse en las tierras fiscales o marginales. Ir a buscar la solución en dichas zonas marginales para ofrecer el rudo sacrificio de trabajar tierras inhóspitas, privadas de vías de comunicación, transportes, asistencia sanitaria y educacional, y dejar intocables los latifundios de la oligarquía y las Sociedades Anónimas, es entrar por el camino del compromiso con los terratenientes, dueños de las mejores tierras de Santa Fe[49]

El Partido no se oponía a la entrega en propiedad de las tierras fiscales, sino que estas eran señaladas como una “reserva” de tierras en una eventual reforma agraria, pero no podían ser estas el centro del proceso distributivo. Además, se impugnaba la posibilidad de que las tierras sean compradas en concepto de “indemnización” a los terratenientes, bregando porque las tierras debían ser otorgadas de manera gratuita y en propiedad. El “Instituto para la Reforma Agraria en Santa Fe” debía ser la herramienta que se encargue de la distribución de la tierra, teniendo la facultad de elegir y colocar el precio de los campos expropiados, declarando los inmuebles de utilidad pública. Además, se reclamaba que la legislación reformista incluya la posibilidad de que la provincia emita bonos de “transformación agraria” para afrontar los pagos de las tierras expropiadas a los latifundistas sin que esto ocasione un endeudamiento de los interesados en convertirse en propietarios. El “Instituto de la Reforma Agraria” que propiciaba el PCA por vía legislativa para la provincia de Santa Fe era entendido como un instrumento legal que acompañaría el impulso de lucha de los arrendatarios, minifundistas, quinteros, medieros, y campesinos pobres en general en vistas de enfrentar los desalojos y apalancar la lucha por la expropiación y la distribución en propiedad de la tierra.

 

La militancia comunista en los frentes rurales de la provincia: las tareas de la “Comisión Agraria Provincial de Santa Fe”

La articulación de comités y direcciones intermedias (Comité Nacional, Comités provinciales, Comisiones de cada frente sindical o político) permitieron al PCA conservar una estructuración orgánica a pesar del despliegue represivo que supuso el golpe militar de 1976. La represión orquestada por la dictadura militar significo un duro revés para la organización y más específicamente para sus agrupaciones o frentes de masas que fueron suspendidas o ilegalizadas, como el Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical (MUCS) y en el caso del campo, de UPARA[50]. Su ilegalización no dio lugar a un cese del trabajo partidario sobre el frente agrario, como demuestra la cantidad de viajes que realizaron los delegados de la Comisión Agraria Nacional entre 1977 y 1978 con el motivo de reagrupar el frente agrario (Casola, 2015) luego del golpe que significó la ilegalización de UPARA. El Partido se volcó al sostenimiento de las filiales del interior, aunque sin la entidad madre, priorizando el trabajo en las bases de las organizaciones gremiales. Algunos documentos internos del periodo pre y pos dictatorial nos muestran cómo era organizado el trabajo militante en el campo provincial. La Comisión Agraria Nacional del PCA era la encargada de la centralización del trabajo político sobre los frentes rurales. Con esta comisión —ligada al Comité Nacional— coordinaban sus actividades las diferentes comisiones agrarias provinciales, de las cuales la santafesina fue de las más importantes.

La Comisión Agraria de la Provincia de Santa Fe tuvo una actividad prolífica y, en gran parte, fue la responsable de la planificación y la ejecución de la difusión de los planteos comunistas en el campo. Esta comisión cooptó cuadros partidarios que no necesariamente estaban ligados al agro, es decir, que no eran ni productores ni trabajadores rurales. Militantes del movimiento obrero industrial cesanteados, obreros sin empleo y de otros frentes políticos fueron destinados al trabajo político en el campo. Hay varios ejemplos de militantes desplazados de un frente sindical o político a tareas políticas en el campo, como el caso de San Esteban:

¡No, nunca había sido campesino!, pero como yo era Venado Tuerto conocía. Además, nosotros del sindicato teníamos más de 20 filiales en los pueblos de alrededor y conocía bastante la vida campesina, pero Florindo Moretti decidió “vos vas a ser campesino”. Esto fue a partir del ´66. En este momento ingreso en la Comisión Agraria Provincial luego de haber vuelto de estudiar en Moscú. Estaba militando en Venado Tuerto y como te dije accedí automáticamente a ser responsable de la Comisión Agraria de la Provincia[51]

El caso de San Esteban —dirigente de Luz y Fuerza de Venado Tuerto— es un ejemplo claro, ya que luego de ser cesanteado de su puesto de trabajo, fue enviado por la dirección partidaria a insertarse laboral y políticamente en el frente rural, lo que refleja la importancia que adquiría la movilización de cuadros hacia el campo. Las tareas principales de la Comisión Agraria Provincial no tenían que ver simplemente con el análisis y la caracterización de la situación del campo, sino que en mayor o menor medida se instó a que los militantes entren en tareas laborales vinculadas mundo rural para fortalecer el reclutamiento y afianzar las posiciones del Partido. El balance del trabajo agrario del Partido, tres meses después del golpe de 1976, nos permite ver hasta qué punto la política del PCA tuvo asidero luego de décadas de agitación en el mundo rural:

Si nos preguntamos ¿en qué profundidad se ha llevado la discusión de nuestro trabajo en el campo?, debemos respondernos que solo ha legado a nivel de la C. Agraria Pcial., la Mesa del Cté Provincial y algunos Departamentales. No se ha llevado abajo, sobre todo a las org. básicas e intermedias. Debemos hacer un balance crítico, al margen de los últimos acontecimientos que suman nuevas dificultades, pero que no pueden servir de pretexto para tapar nuestras debilidades[52]

El Partido era autocrítico con respecto a la difusión de sus planteos y la conquista de influencia entre las “masas rurales”. Se desprende del análisis que a pesar del mosaico de organizaciones que dirigían y orientaban la política agraria de la organización, ésta había recaído principalmente en algunos organismos particulares, en especial la Comisión Agraria Provincial. Las “debilidades” expresadas tenían que ver específicamente con la incapacidad de penetrar política e ideológicamente entre las bases de las organizaciones de productores medianos y pequeños.  El golpe había generado un clima de confusión entre los productores y el trabajo del Partido y su Comisión Agraria Provincial hacía hincapié en delimitar las posiciones entre los diferentes sectores del agro:

Debemos saber en cada lugar cuál es la capa o sector principal que debe encabezar la lucha, cuáles son los aliados, y con qué fuerzas contamos para impulsarlas y consolidar la organización. En estos momentos, más que nunca, hace falta realizar un gran trabajo de esclarecimiento, pues la reacción ha logrado confundir a importantes sectores del campo. Mientras, por un lado, se trata de confundir y atraer a las capas medias, a través de la FAA. CARCLO, y otras Asociaciones Rurales del interior, por otro lado, se intenta desarmar e intimidar a otros sectores, especialmente a las capas pobres[53]

Entre los productores rurales seguía reinando la confusión. Esta giraba en torno al desprecio por el gobierno depuesto de Isabel Martínez de Perón y la incertidumbre de que actitud tomar frente a la orientación económica que tomaba el gobierno militar. En este sentido, había dos elementos fundamentales que organizaban la tarea proselitista de los militantes rurales del PCA: en primer lugar, las reivindicaciones inmediatas de los pequeños y medianos campesinos en lo referido a los precios de venta del grano o las materia primas, sumado a la denuncia del aumento de los costos de producción, entre otros; y por otro lado, la agitación en los pueblos y la campaña contra la ilegalización de UPARA y por la libertad de los militantes agrarios comunistas detenidos[54].

La cuestión del crecimiento del Partido entre los productores y obreros rurales, como se pone de relieve, estaba ligado al funcionamiento de las organizaciones intermedias que intervenían en el agro, específicamente “las organizaciones básicas de campesinos, de los obreros rurales; de los Comités de Pueblo o de Zonas, que atiendan a las organizaciones en el campo”[55].La atención sistemática del frente rural, a pesar de destacarse como una tarea que presentaba fuertes altibajos, pareciera haber rendido sus frutos, como se puede observar en las colectas financieras organizadas por el Partido:

Una respuesta ante la C.F.: De un plan que no lo veían factible, antes de estos acontecimientos, de $6.500.000.- ya hay comprometidos diez millones de pesos m/n. Entre once compañeros y se proponen recolectar 20 millones en la zona de Teodelina-Villa Cañás-Santa Isabel[56]

A pesar de que solo tenemos datos de una región particular de la provincia a través de documentos internos, los montos obtenidos para la campaña financiera partidaria en un marco de abierta represión, ilegalidad y persecución política nos indica que el PCA conservó un trabajo sobre los frentes rurales de la provincia, sobre todo en lo que respecta al nivel de influencia que el Partido tenía entre algunas capas de productores y obreros rurales.

 

Penetración comunista en los frentes rurales de la provincia

En Santa Fe convivían diferentes capas sociales de productores. Esto suponía para el PCA la necesidad de tener una caracterización concreta de cada uno de ellos, específicamente separarlos según su grado de organización, su concentración y número y el lugar que ocupaban en el esquema productivo rural. Para esto, los militantes comunistas de la provincia precisaron objetivos determinados en los cuales había que impulsar la agitación y la difusión propagandística:

Pensamos que debemos centrar nuestro trabajo hacia los tamberos medieros; los medieros de quintas (especialmente en el cinturón verde de la ciudad de Santa Fe); la juventud agraria; los campesinos desalojados y sin tierra; los contratistas rurales; los trabajadores rurales, sin olvidar a la mujer y la familia campesina, sobre todo en las capas más pobres[57]

Los frentes rurales en los cuales el Partido apuntaba crecer estaban fuertemente marcados por el cuadro que se abre con el golpe, con cambios sensibles en el campo económico. La dictadura optó por una orientación “eficientista” que favorecía a los grandes terratenientes, a través de los contratos accidentales a los arrendatarios y la ola de desalojos que había abierto la Ley 17.253, que no fue alterada durante el tercer gobierno peronista[58]. La lucha contra los desalojos tomó una relevancia especial para el Partido en Santa Fe, como se ve reflejado en el llamado a movilizarse contra los desalojos realizado a través de la “Agrupación de Agricultores por la Democracia en la F.A.A” integrada por militantes comunistas y agricultores influenciados por la organización[59]. Este movimiento excedía la mera defensa del arrendatario en su parcela, sino que en muchos pueblos se convertía en una reivindicación popular que se traducía en fuertes lazos de solidaridad para evitar el desahucio. San Esteban se refirió a esta lucha de la siguiente manera:

Empezamos a trabajar y en ese tiempo logramos parar muchos desalojos rurales. Mucha gente se hizo dueña esos campos, desgraciadamente no siempre lo recordaron bien y además en general después vendieron la tierra, pero de todas maneras fue importante la lucha por qué mostró a la estructura de la Provincia de Santa Fe de otra manera. También estuvimos trabajando con los medieros de tambo que vivían en una situación esclavista y ahí yo también conseguí meterme en algunas estancias que eran feudos. En Teodelina por ejemplo tenías que presentar un salvoconducto en la tranquera para poder entrar y me las arreglé para arrancar a trabajar ahí, y les hice una revolución ahí adentro. Después en la 76 de Santa Isabel, en Sancti Espíritu, en varios lugares que había ese tipo de trabajo esclavista y los alborotamos hasta que el diario Clarín le dedicara una contratapa a la situación de esta gente. Eso hizo que el Partido contribuyera a que se terminará ese tipo de trabajo, esa mediería esclavista que había en los tambos de las estancias. Ahí empezaron a modificar la forma de trabajo y empezaron los tambos mecánicos porque en ese momento el trabajo era con el barro en la rodilla en la bosta, lloviera o no lloviera la gente tenía que trabajar en el ordeñe y pagaban miseria, eso cambió y bueno seguimos trabajando en la lucha contra los desalojos cuando una Onganía establece la Ley de desalojos rurales[60]

También se sumaban al abordaje partidario sobre los arrendatarios y capas del semi-proletariado nuevas figuras que iban teniendo cada vez más protagonismo en el campo argentino, principalmente la figura del contratista rural, que en su mayoría se trataban de chacareros despojados de tierra que conservaron algún tipo de maquinaria para prestar servicios de manera temporaria. Podemos ver como en el boletín "El Juntador", escrito bajo la orientación de militantes comunistas se manifestaba la necesidad de organizar este sector:

En estos últimos años se ha desarrollado a raíz de la tecnificación en el campo una capa importante de tractoristas, maquinistas y mensuales que también debemos organizarlas e incorporarlas a nuestros sindicatos (sin participación en los turnos). Pues ellos nos darán una mayor fortaleza a nuestros sindicatos y nos ayudaran en el control que los trabajos en el campo no son realizados por otros compañeros a menos precios[61]

En mayor o menor medida, todos los productores medianos o pequeños tuvieron enormes dificultades para adaptarse a la competencia y adaptarse a las nuevas condiciones en el mercado. En Santa Fe, podemos encontrar estos ejemplos en varios sectores, específicamente en la horticultura y entre los tamberos medieros, a los cuales la Comisión Agraria Provincial dedicó una especial atención política. La situación los quinteros del cinturón verde de la capital provincial es un botón de muestra. Estos sufrían ya la instalación de grandes empresas que competían con su producción en pequeña escala:

El cinturón verde de la ciudad de S. Fe, por ejemplo, cuenta con 800 quintas (200 grandes y 600 medianas y chicas), dentro de ellas hay unos 30 gigantes que dominan la producción, la comercialización, el transporte y los puestos en los principales mercados de los centros de consumo[62]

Esta situación colocaba a los pequeños horticultores y fruticultores en una situación de gran precariedad.  El Partido consideraba a estos sectores como la capa más desposeída entre los productores, en tanto los niveles de maquinación y explotación de mano de obra extra-familiar eran nulos o ínfimos, y donde gran parte de estos eran medieros:

La forma de explotación en las quintas se basa principalmente en la "mediería", de tal modo que de unos 5.000 productores, aproximadamente 4.000 son "medieros". Del total hay 20 quinteros grandes que tienen de 15 a 20 medieros cada uno, estos quinteros han obtenido el año pasado ganancias que oscilan entre 800 y 2.000 millones de pesos nacionales (son estos los que predominan en el mercado y fijan los precios), 200 quinteros medios (de 5 a 6 medieros) y unos 600 pequeños (entre 1 a 3 medieros) y más de 1.000 obreros rurales en la cosecha[63]

Estos, en la visión del PCA, eran los potenciales “semi-proletarios” en tanto debían combinar el trabajo en las quintas con el trabajo estacional en el campo. Estos fueron atendidos políticamente por la Comisión Agraria Provincial, llegando a conformarse una organización nacional de la que San Esteban fue secretario:

Desarrollamos varias luchas por ejemplo en la frutilla, muy importante, en Coronda. También participamos mucho de la lucha de los quinteros. Yo fui secretario. Se formó una organización nacional de horticultores y fruticultores y yo fui la cabeza de esa federación, que incluso tenía ramificaciones en todo el país, sobre todo en el Valle de Río Negro. Eran muy importantes también con los productores la fruta y otros sectores en general, esta clase media baja del campo o semi-proletarios[64]

En las zonas de la costa del departamento Constitución existían una gran cantidad de explotaciones hortícolas y paperas, en las cuales, según los datos del Partido, trabajaban hacia 1976 unos 10.000 obreros rurales y una cantidad indeterminada de medieros. Cabe destacar que, en esta zona, la condición “temporaria” de los obreros y la cercanía de los cordones industriales con los cinturones verdes, especialmente dedicados a la horticultura, hacía que en gran medida estos trabajadores tengan ocupación rural e industrial a la vez, trabajando en las explotaciones hortícolas y a la vez en fábricas industriales por temporada (San Esteban, 1979: 43).

El proceso de concentración monopólica se visualizaba también en la industria lechera, cuando se denunciaba que en la zona tambera de la provincia habían desaparecido gran cantidad de pequeños y medianos productores lecheros. San Esteban nos confirma la presencia de militantes comunistas en varios tambos de la provincia, haciendo hincapié en el trabajo realizado por el Partido entre los tamberos medieros, que sufrían un régimen laboral con altos grados de explotación:

El Partido contribuyo a que se terminara ese tipo de trabajo, esa mediería esclavista que había los tambos de las estancias. Ahí empezaron a modificar la forma de trabajo y empezaron los tambos mecánicos porque en ese momento el trabajo era con el barro en la rodilla en la bosta, lloviera o no lloviera la gente tenía que trabajar en el ordeñe y pagaban miseria[65]

Frente a la línea de ofensiva que la dictadura llevaba adelante, el Partido y sus militantes comprendían que era vital organizar a los productores por sus reclamos inmediatos, pero que esto no podía suplir la actividad de reclutamiento y cooptación de militantes para la organización:

Hay que encontrar los caminos para lograr que el campesinado pobre y medio se incorpore al frente antilatifundista y antiimperialista. Que pase a jugar el papel de aliado de la clase obrera, contribuyendo a forjar la Alianza obrero-campesina. Y esto depende del papel de nuestro P.[66]

Estos ejemplos dan cuenta de que el Partido desenvolvió un metódico trabajo orientado a reclutar campesinos y obreros rurales desde el norte hasta el sur de la provincia. Este fue coordinado en gran parte por la Comisión Agraria Provincial y el Comité Provincial Santafesino. Ambos organismos se abocaron a la tarea de caracterizar la estructura agraria de Santa Fe y las diferentes capas y sectores del campesinado. Esta política estuvo al servicio de conformar núcleos y agrupaciones orientadas o ligadas al PCA. Los boletines de las agrupaciones, la cantidad de números publicados, la sistematicidad en la que fueron sacados y su contenido nos dan indicios de algunos agrupamientos que pervivieron en el tiempo, incluso luego del golpe de Estado de 1976, y otros que fueron más efímeros o discontinuados.

 

A modo de conclusión

A lo largo de este artículo hemos reconstruido la caracterización del Partido Comunista de la Argentina sobre la situación del agro de la provincia de Santa Fe desde 1963 hasta 1976. Al calor de este análisis, se realizó una aproximación a los frentes de obreros rurales y productores en los que el PCA tuvo una intervención militante gracias a la articulación entre diversos organismos, empezando por el Comité Provincial Santafesino, pasando por la Comisión Agraria Provincial —que planificaron y orientaron el trabajo político— hasta llegar a las agrupaciones de base ligadas a la organización, como lo fueron las entidades afiliadas a UPARA en la provincia.

Este análisis  recuperó un contexto en el cual el partido había desarrollado una amplia cantidad de escritos referidos a la temática agraria, en los cuales la organización diseñó las grandes líneas de lo que sería su programa para el agro nacional. Aquí se buscó demostrar cómo desde el Comité Provincial Santafesino y la Comisión Agraria Provincial se realizó un trabajo político, teórico e intelectual para adaptar estas posiciones generales a la realidad de la provincia de Santa Fe.

La prevalencia del latifundio y la gran propiedad terrateniente en las tierras santafesinas junto al proceso de modernización y tecnificación pusieron en jaque a toda una franja de arrendatarios y pequeños productores que no pudieron adaptarse a los nuevos esquemas de producción. El resultado de esto fue una mayor grado de concentración de la tierra en pocas manos, elemento que el PCA caracterizó como el elemento “retardatario” por excelencia, responsable del atraso de las fuerzas productivas, del aumento del precio venal de la tierra, del descenso del área sembrada, de la disminución de la cantidad de explotaciones (ya sea por desposesión, venta o desalojo), de una explosión demográfica que expulsaba al elemento campesino del campo y lo condenaba a hacinarse en las grandes “urbes” de la provincia. A pesar de que el Partido criticó la política económica de todos los gobiernos desde Frondizi hasta la dictadura (salvo la muy importante experiencia del tercer peronismo, donde el PCA y UPARA fueron impulsores de la Ley Agraria que promulgaba por Horacio Giberti) este no pudo dejar de reconocer a finales de la década del ´50 el avance de la tecnificación y la mecanización en las áreas rurales pampeanas era un hecho. Aun así, continúo criticando la base de este desarrollo, que se llevaba adelante sin alterar la estructura latifundista atrasada, obteniendo ganancias siderales por la renta diferencial del suelo sin generalizar grandes inversiones y sosteniendo formas de contrato atrasadas y semifeudales.

Como estas formas de contrato estaban ampliamente difundidas (arriendo, mediería, tantería, etc.), el PCA consideró que efectivamente estos elementos atrasados primaban en el campo santafesino. La reforma agraria integral sería un elemento clave para colocar a la provincia de Santa Fe en el camino del progreso. En la visión partidaria, un proceso de estas características multiplicaría la cantidad de hectáreas sembradas y la producción aumentaría de manera sustancial. Estas transformaciones que debían realizarse para superar la “crisis de estructura” del agro nacional y provincial debían ser capitaneados por la alianza obrero-campesina, y susceptibles a ser sumados los campesinos ricos y la burguesía nacional, consideradas por el Partido clases o sectores presionados/oprimidos por el imperialismo y el capital monopolista. Estas consideraciones marcaron a fuego la táctica del Partido en la provincia, que posándose sobre esta línea, desarrolló una agitación sobre los medianos y pequeños productores, y en menor medida, hacia los obreros rurales. La consideración del “chacarero” como potencial aliado del peón rural fue parte integrante del programa partidario y no supuso una contradicción para este, a pesar de los continuos conflictos que se generaban entre los productores y los gremios que representaban al proletariado rural.  La tarea de “hacer grande al Partido en el campo” fue tomada por la militancia santafesina con una atención destacada, en función de la enorme importancia que tenía el problema agrario en la provincia, como pudimos ver inclusive cuando desde el poder político (durante la gobernación de Aldo Tessio) se promovieron leyes agrarias que tendían a repartir tierras fiscales y ponerlas en propiedad aunque lejos de la perspectiva de los comunistas de expropiar los grandes latifundios “improductivos” del sur y el norte de la provincia. La relevancia de las posiciones del PCA en este plano no son superficiales, ya que su presencia en el debate agrario fue reconocida por la propia prensa de la época cuando acusaba al gobernador citado de permitir la “infiltración comunista” en su gobierno.  

En Santa Fe, el sostenimiento del régimen latifundista, la falta de compromiso de los gobiernos por avanzar en medidas reformistas profundas, como vimos en la crítica al proyecto de reforma agraria elaborado por el poder ejecutivo de la provincia bajo la gobernación de Aldo Tessio, y la existencia de una enorme masa de “campesinos explotados”, ya sean pequeños propietarios o sujetos a diversas formas de arriendo, convocó al Partido a intervenir de manera práctica en los diferentes frentes de lucha que se abrieron entre los productores y obreros rurales, desarrollando agrupamientos partidarios o ligados a su estructura.

Vale destacar que al igual que en el “orden nacional” los comunistas santafesinos se valieron de sus agrupaciones ligadas al movimiento rural para hacer progresar sus planteos. La estructura organizativa del PCA le permitió articular su actividad entre su Comité Central, la Comisión Agraria Nacional, el Comité Provincial de Santa Fe y la Comisión Agraria Provincial. Esta articulación de organismos tomó la cuestión agraria de manera integral, aunque podemos aseverar que la Comisión Agraria Provincial concentró el trabajo en el campo santafesino y fue la responsable de llevar adelante las tareas militantes en “la bota”. Los documentos citados reflejan inclusive una estructura más pequeña, donde el Comité de Pueblo y la agrupación de cada frente rural permitía una recorrida “chacra por chacra” y “pueblo por pueblo”. Este fuerte grado de organicidad, tal como se dijo, subsistió a la dictadura, y permitió en el retorno a la democracia, seguir jugando un papel de relativa influencia en algunos sectores de pequeños y medianos productores de la provincia.

 

 

 

 

Bibliografía

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Fuentes

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García, Antonio N. (S/F). SOLICITAR REVISIÓN DE MEDIDA CONTRA U.P.A.R.A. Al  excelentísimo Señor presidente de la Nación teniente General Don Jorge Rafael Videla.

Informe de la Comisión Agraria de la Provincia de Santa Fe, 27/06/76.

Intervención del Sr. José María García, secretario de Prensa de la Junta Nacional de Partidarios de la Reforma Agraria, Por una Reforma Agraria Progresista, Movimiento de Partidarios de la Reforma Agraria Junta Nacional, Buenos Aires, 1963.

Intervención de José María García (Comisión Agraria), “Las luchas campesinas", "Por la acción de masas, hacia la conquista del Poder", XII Congreso del Partido Comunista de la Argentina. Informes e intervenciones. Realizado en Mar del Plata desde el 22 de febrero al 3 de marzo de 1963, Buenos Aires: Anteo, 1963.

Resoluciones del XII Congreso del PCA. (1963). Por la acción de masas, hacia la conquista del poder. Buenos Aires: Anteo.

 

Prensa y publicaciones periódicas

Boletín de UPARA, Unión de Productores Agropecuarios de la República Argentina, Junio de 1973, Capital Federal.

Boletín de UPARA, Vocero de la Unión de Productores Agropecuarios de la República Argentina Sociedad Civil, Julio de 1974, Capital Federal.

El Juntador, Boletín de los Trabajadores Rurales Nº2, Zona Sud de la Provincia de Santa Fe.

El Litoral, Santa Fe, 1964.

El Sembrador, De Agrupación de Agricultores por la Democracia en la F.A.A, N°7, agosto de 1965.

El Sembrador, Órgano pro democratización de la F.A.A, 1968.

La Semilla, Órgano de los Productores Zona Santa Fe, septiembre de 1976.

Nueva Era: Revista Teórico Política del Partido Comunista, Nº 8, Editorial Anteo.

Tierra Nuestra, Órgano del Movimiento de Unidad entre Agricultores y Obreros Rurales, Nº 54, Rosario, junio de 1960.

 

Entrevistas

Entrevista a Ricardo San Esteban, Rosario, 16/04/2021.


 

 

Recibido: 6 de abril de 2022

Aceptado: 30 de mayo de 2022

Versión Final: 28 de junio de 2022



[1] El PCA dio un apoyo tácito a la Ley Agraria de Giberti, ya que entendía que esta respondía “al antiguo reclamo de los pequeños y medianos productores agrarios, la juventud agraria, los obreros rurales y los técnicos agropecuarios, apoyados por la mayoría de la opinión publica en función de cumplir el programa de liberación nacional votado por el 80 % del pueblo en las elecciones del 11 de Marzo y 23 de Setiembre de 1973” Citado en: "Apoyamos el proyecto de Ley Agraria Nacional", UPARA, Vocero de la Unión de Productores agropecuarios de la República Argentina Sociedad Civil, Julio de 1974, Capital Federal.  Para ampliar sobre el abordaje que el PCA le dio a la Ley Agraria ver también: "200.000 firmas en apoyo al petitorio del Presidente de la República" UPARA, Boletín de la Unión de Productores Agropecuarios de la República Argentina, Junio de 1973, Capital Federal.

[2] Destacados cuadros partidarios abordaron el problema, entre los cuales se destacan los escritos de Alberto Kohen (1968),  José María García (1987), Ricardo San Esteban (1975, 1979) y Rodolfo Ghioldi (1950).

[3] "Las luchas campesinas", Intervención de José María García (Comisión Agraria),"Por la acción de masas, hacia la conquista del Poder",  XII Congreso del Partido Comunista de la Argentina. Informes e intervenciones. Realizado en Mar del Plata desde el 22 de febrero al 3 de marzo de 1963,  Buenos Aires: Anteo, 1963, p. 502

[4] Ibíd, pp. 505-506.

[5] Ibíd, p. 518.

[6] “Intervención del Sr. José María García, Secretario de Prensa de la Junta Nacional de Partidarios de la Reforma Agraria”, Por una Reforma Agraria Progresista, Movimiento de Partidarios de la Reforma Agraria Junta Nacional, Buenos Aires, 1963, p.14

[7] A fines de 1963, la CGT fue promotora de las “Jornadas sobre la Reforma Agraria”, en las cuales participaron representantes obreros, organizaciones agrarias, partidos políticos e intelectuales. De estas jornadas nació la Comisión Coordinadora de Promoción por la Reforma Agraria (COCOPRA). El PCA participo de las jornadas y saludo la constitución de la comisión en tanto esta significaba la formación de una amplia coalición donde convivían diferentes expresiones políticas bajo la consigna que funcionaba como eje cardinal del movimiento, la reforma agraria.

[8] La coalición pro-reforma agraria también tuvo su participación en el debate sobre el régimen de tenencia de la tierra en Santa Fe. Varios movimiento regionales pro-reforma se reunieron en la ciudad de Rosario bajo el rótulo de “Asamblea Provincial de Partidarios de la Reforma Agraria” en la cual se refirieron a los beneficios que traería una reforma agraria en Santa Fe: “Nuestra provincia reclama un plan de reforma agraria que en una etapa inicial de cinco años promueva la instalación de 50.000 nuevas chacras prosperas. Ello significaría, por ejemplo, la radicación en la tierra de alrededor de 200.000 personas, garantizaría una fuente permanente de la producción en condiciones racionales técnicas de alrededor de cinco millones de hectáreas”. Citado en: García, 1987: 81.

[9] En el Frente Democrático Nacional estaban incluidas la clase obrera, la pequeño burguesía urbana, sectores “progresistas” de la burguesía nacional y el mediano y pequeño campesino. Todas estas clases confluirían en este espacio político, que tendría un carácter “antioligárquico, antiimperialista y pro paz” (Kohen, 1968: 73).

[10] Hemos podido acceder a estos materiales gracias al trabajo del autor del texto y del equipo del voluntariado del “Archivo del Comunismo” que funciona actualmente en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.

[11] Comité Provincial Santafesino, “Opinión del Partido Comunista. Sobre el debate legislativo de los Proyectos de Leyes Agrarias y la necesidad de la creación del Instituto de la reforma Agraria en la Provincia de Santa Fe”, Rosario, 1964, p.1                                                                                   

[12] Ibíd., p.17

[13] Ibíd., p. 2

[14] La ley Raggio, implementada bajo la dictadura de Onganía, es conocida en la literatura partidaria como la “Ley de los desalojos”. Esta apuntaba a liberar los arrendamientos rurales que anteriormente estaban protegidos por las prórrogas de contratos que se incluían en la legislación del primer gobierno peronista. La ley opero como un factor de expulsión de una importante cantidad de chacareros de sus tierras y favoreció a la formación de un estamento conocido como los “contratistas” que eran en su mayoría arrendatarios despojados de sus parcelas pero que contaban con maquinaria, como tractores, para prestar un servicio estacional en los campos.

[15] Comité Provincial Santafesino, Op. Cit, p. 2

[16] Tierra Nuestra, Nº 54, Junio de 1960

[17] Ibíd., p. 2.

[18] La cuestión de la alianza entre el pequeño y mediano productor con el obrero rural fue un elemento crucial en la agitación del PCA. A pesar de las enormes contradicciones que suponía el empleo de mano de obra por parte de los medianos productores que poseían una cierta acumulación de capital y los sistemáticos reclamos de las entidades de obreros rurales por temas salariales y de condiciones laborales, el Partido apostaba a superar estas disputas mediante alianzas sectoriales entre los gremios y entidades representativas de ambos sectores. José María García colocaba como ejemplo más palpable el acuerdo de unidad entre la FAA y la FORA conocido como el “Pacto de San Pedro” del año 1920, donde ambas entidades se comprometieron a defender un pliego de reivindicaciones en común. En su artículo numero 5 figuraba que frente a un eventual conflicto entre obreros y agricultores, los cuerpos directivos designarían delegados para intervenir como árbitros en la disputa.  En la visión de la organización, el elemento fundamental que unificaba los intereses de productores y peones rurales era la eliminación del latifundismo y la necesidad de una reforma agraria integral. Para ampliar sobre este tema en particular se puede consultar” (García, 1987: 82).

[19] Comité Provincial Santafesino, Op. Cit, p. 4.

[20] Comité Provincial Santafesino, Op. Cit, p. 5

[21] Para ver la caracterización del PCA sobre el problema ganadero consultar: Lebendinsky, 1967.

[22] Comité Provincial Santafesino, Op Cit, p. 6·

[23] Ídem

[24] Comité Provincial Santafesino, Op. Cit, p. 7

[25] Comité Provincial Santafesino, Op. Cit, p. 6

[26] Ídem

[27] Comisión de Estudios Económicos Provincia de Santa Fe, “El movimiento migratorio en la Provincia de Santa Fe”, Nueva Era: Revista Teórico Política del Partido Comunista, Nº 8, Editorial Anteo, Septiembre de 1962, p. 85

[28] Citado en: Comité Provincial Santafesino, 1964, p. 8        

[29] Comisión Estudios Económicos Provincia de Santa Fe, Op. Cit, p. 91

[30] Comité Provincial Santafesino, Op. Cit, p. 8

[31] Para ampliar sobre las luchas obreras y la radicación de la Forestal en el norte santafesino ver: Gori, 1999.

[32] Comité Provincial Santafesino, Op. Cit, p. 10

[33] Ibid., p. 12

[34] Idem

[35] Idem

[36] Idem

[37] Ibid., p. 14

[38] Ibíd., p. 18

[39] “Gravísima situación en Villa Ocampo”, El Sembrador, Órgano pro democratización de la F.A.A, 1968

[40] Entrevista a Ricardo San Esteban, Rosario, 16/04/2021

[41] El cura Rafael Yacuzzi fue miembro de los curas tercermundistas, militante Montonero e impulsor de las Ligas Agrarias: NDA 

[42] Comité Provincial Santafesino, Op. Cit, p. 15

[43] Ídem

[44] Citado en: Comité Provincial Santafesino, 1964: 16. Mayúsculas del original.

[45] Op. Cit, p. 17. Mayúsculas del original.

[46] Idem

[47] El Litoral, 16/04/1964, p. 4

[48] Idem

[49] Comité Provincial Santafesino, Op. Cit, p. 20

[50] “SOLICITAR REVISIÓN DE MEDIDA CONTRA U.P.A.R.A. Al excelentísimo Señor Presidente de la Nación Teniente General Don Jorge Rafael Videla”, Antonio Naman García, S/F. Mayúsculas del original.

[51] Entrevista a Ricardo San Esteban, Rosario, 16/04/2021

[52] Informe de la Comisión Agraria de la Provincia de Santa Fe, 27/06/76, p.1

[53] Idem

[54] Idem

[55] Ídem

[56] Ídem

[57] Ibíd., p. 2

[58] Cabe destacar que entre el año 1973 y el año 1975 la principal campaña política del PCA y  de UPARA fue la pelea por la aprobación de la “Ley Agraria” presentada por Horacio Giberti en 1974, Secretario de Agricultura y Ganadería. A pesar de no dejar la agitación reivindicativa contra los desalojos de pequeños y medianos productores y la pelea por precios compensatorios para estos, primo la agitación propagandística ya que la organización caracterizaba que estaban dadas las condiciones para avanzar hacia la Reforma Agraria. La ley no sería sancionada, Giberti seria forzado a renunciar y la “luna de miel” con el tercer gobierno peronista terminara con las primeras medidas antipopulares del Gobierno de Isabel Martínez de Perón. Para ampliar sobre esto ver: “Apoyamos el proyecto de Ley Agraria Nacional", UPARA, Vocero de la Unión de Productores agropecuarios de la República Argentina Sociedad Civil, Julio de 1974, Capital Federal”. “"200.000 firmas en apoyo al petitorio del Presidente de la República" UPARA, Boletín de la Unión de Productores Agropecuarios de la República Argentina, Junio de 1973, Capital Federal, p.1”. “Ahora Reforma Agraria”, UPARA, Boletín de la Unión de Productores Agropecuarios de la República Argentina, Junio de 1973, Capital Federal, p.3”

[59] “Urgente: Unirse y movilizarse contra los desalojos!”, El Sembrador, De Agrupación de Agricultores por la Democracia en la F.A.A, N°7, Agosto de 1965

[60] Entrevista a Ricardo San Esteban, Rosario, 16/04/2021

[61] “Tractoristas, maquinistas y mensuales”, El Juntador, Boletín de los Trabajadores Rurales Nº2, p. 7

[62] Informe de la Comisión Agraria de la Provincia de Santa Fe, Op. Cit, p. 2

[63] "Situación de los productores de las quintas del cinturon verde de la Ciudad de Santa Fe", La Semilla, Órgano de los Productores Zona Santa Fe, Septiembre de 1976.

[64] Entrevista a Ricardo San Esteban, Rosario, 16/04/2021

[65] Ídem

[66] Informe de la Comisión Agraria de la Provincia de Santa Fe, Op. Cit, p. 2