Una corporación y su inserción en el proyecto
agro-exportador: la Federación Agraria Argentina (1912-1933)*
A corporation and its insertion in the agro-export
project: Federación Agraria Argentina (1912-1933)
MARTA BONAUDO
Facultad de Humanidades y Artes,
Universidad Nacional de Rosario (Argentina)
CRISTINA GODOY
Facultad de Humanidades y Artes,
Universidad Nacional de Rosario (Argentina)
"Compañero:
Tic ya no irás a tu patria de origen. Tú, que has entregado a esta tierra
torrentes de sudor, acabarás por entregarle tus huesos, Tú, que tanto piensas
en el porvenir de tus hijos, debes pensar también en el porvenir de la patria
de tus hijos..."
La Tierra, N° 644, 17/2/1923, p. 1.
Introducción[1]
El presente trabajo forma parte de un
proyecto de investigación mayor que intenta conocer más profundamente el papel
desempeñado por la Federación Agraria Argentina, una institución organizada en
defensa de los chacareros de la pampa húmeda y que, proyectando su accionar en
el plano nacional, asumió la de otros actores fuertemente activados a medida
que diferentes regiones se incorporaban al eje agroexportador (Tucumán, Chaco y
el Alto Valle del río Negro).
El análisis, en este caso, se centra, en
primer lugar, en el sur de la provincia de Santa Fe, área fundamental para la
comprensión de los movimientos agrarios pampeanos, y, en un ciclo 1912-1933, el
período de mayor movilización rural en la región.
La realidad abordada va definiendo una serie
de problemas que resulta imprescindible discutir y que marcan los distintos
niveles de análisis del trabajo.
Un primer problema es el de Ja emergencia,
en el marco de la sociedad argentina y en la segunda mitad del siglo XIX, de
dos modelos de desarrollo como fórmulas de adaptación del capitalismo en el
país, cuyo planteo troncal define a la estructura agraria como eje de su
estrategia y que tienen en la provincia de Santa Fe un campo de experimentación
privilegiado. Uno, basado en el proyecto sarmientino de colonización agraria,
pretende reproducir en la región cerealera una forma de organización social
similar a las de ciertas áreas de EEUU, basada en la presencia de una masa de
pequeños propietarios agrícolas; el otro —ante las dificultades surgidas en la
aplicación del primero en la zona centro, el proceso de valorización de la
tierra desde la década del 90 y la decisión del sector terrateniente de no
desprenderse de la misma— va a favorecer la aparición y desarrollo de distintas
formas de tenencia, especialmente en el sur santafesino, entre las cuales
adquiere gran importancia el sistema de arrendamientos.
Se gesta así una sociedad con importantes
diferenciaciones en la que, al tiempo que se reestructura la clase
terrateniente, surgen, fruto de nuevas condiciones de producción, de la
inmigración ultramarina y de migraciones internas, nuevos sujetos sociales que
constituirán la base de las nuevas clases subalternas rurales. En ellas
coexisten el pequeño o mediano propietario con una variada gama de
arrendatarios rurales. Estos "chacareros", estos miembros de la
pequeña y mediana burguesía agraria se relacionarán en su accionar, a veces
conflictivamente, a veces en un juego poco claro de alianzas, con una ampliada
y variada clase de obreros rurales.
Ese mundo de actores emergentes del campo de
la producción tiene estrechas vinculaciones con aquellos provenientes de la
esfera de la circulación: "rameros generales", intermediarios,
representantes de las empresas de comercialización, etc.
Un
segundo problema surge de la necesidad de realizar una caracterización e
interpretación del movimiento agrario que se inicia con el Grito de Alcorta,
cuyo objetivo fundamental es eliminar las trabas que las fracciones de la
pequeña y mediana burguesía agraria enfrentan en el desarrollo de las
relaciones capitalistas de producción a fin de lograr una creciente
participación en el excedente generado y una mayor inserción en el sistema en
su conjunto.
El
proceso que conduce a la concreción, aunque sea parcial, de tal objetivo es altamente
complejo. En él no sólo participan activamente los chacareros sino que
prácticamente toda la sociedad se ve involucrada en la cuestión agraria. Por
ello nuestra propuesta tenderá a contrastar, fundamentalmente, el
"discurso" de los responsables de las administraciones conservadora y
radical en lo que hace a la política agraria con las demandas o respuestas de
los chacareros. El primero permite señalar, aunque sea parcialmente —a través
de la justificación de las diferentes medidas atinentes al sector— elementos
que descubren o enmascaran, según los casos, intenciones políticas que van más
allá de la problemática específica, y que se refieren a cuestiones más
generales, tales como el grado de participación en las decisiones otorgado a
las distintas fracciones de la burguesía agraria, las políticas redistributivas
del ingreso, el tipo de estructura social que se procura articular o
fortalecer, etc. Como contrapartida, la manera en que el organismo agrario
aborda los problemas del sector, la explicitación, aceptación o rechazo de las
diferentes medidas que afectan al mismo, las formas de organización y lucha que
proponen, el juego de alianzas y los niveles de conflicto que se producen con
otros sujetos sociales, van perfilando el desarrollo de un proyecto coherente
que expresa claramente la visión que este grupo social tiene de sí mismo y del
papel que cumplen los restantes actores sociales así como del rol que asignan
al Estado.
1. La inserción de Santa Fe en el proyecto agroexportador
A
partir de la segunda mitad del siglo XIX la sociedad argentina proyecta una vía
de crecimiento que tiene como base la incorporación e implementación del
capitalismo corno modo de producción hegemónico. Los principales recursos a los
que las clases dominantes apelan para esta consolidación son: la incorporación
de tierras hasta entonces inseguras y en manos de grupos indígenas; la
colonización de las mismas, estabilizando la situación en el campo y
fortaleciendo las fronteras; el ingreso masivo de mano de obra extranjera, tendiente
a abaratar la fuerza de trabajo y compensar la falta de la misma; y la
inversión de capitales foráneos, especialmente para desarrollar una infraestructura
modernizada. Aceptando participar en un sistema donde impera la división
internacional del trabajo, orientan al país como proveedor de productos
alimenticios a los núcleos europeos en desarrollo.
Esta
valorización de los productos agropecuarios impulsa, por su parte, a los países
europeos, especialmente a Inglaterra, a promover una serie de modificaciones
básicas que favorecen la modernización del sistema de transportes marítimos y
terrestres y la aparición de nuevos procedimientos para prolongar la
conservación de los productos perecederos.
Concomitantemente
al proceso de inserción en el mercado mundial y, especialmente a partir de la
década del 70, se va consolidando un estado nacional que, a través de diversos
mecanismos de penetración en la sociedad civil, tiende a la institución de un
nuevo orden.
En
la búsqueda de una mayor legitimidad y poder, este estado utiliza, diversos
canales de acción: la represión para controlar las situaciones provinciales, la
cooptación de aliados políticos, la articulación y garantía de determinadas
actividades económicas y la difusión de mecanismos de control ideológico (Oszlak, 1982).
Al
poner en contacto realidades espacial y estructuralmente diferenciadas se
producen choques y enfrentamientos que modifican internamente cada realidad y
afectan sus relaciones externas. Pero, a su vez, cada realidad, en particular,
se convulsiona internamente por el dinamismo que los cambios económicos y
sociales están gestando, los que implican la reubicación de las clases
subalternas como elementos contestatarios.
Dentro
de este proceso de cambio, la provincia de Santa Fe, como parte de la pampa
húmeda, se constituye en un núcleo socio-económico vital y clave debido a su
suelo privilegiado para la práctica de la actividad agropecuaria y a su
situación geográfica con respecto a los principales puertos de exportación;
integrándose rápida y eficientemente al proyecto agroexportador. A su vez la
canalización del flujo de capitales y de fuerza de trabajo; la política de
colonización y el desarrollo productivo definen en la región tres zonas bien
delimitadas:
1)
La zona norte, con escasos asentamientos de población, ofrece el predominio de
una ganadería extensiva y de una explotación de quebracho en el área denominada
cuña boscosa.
2)
La zona central, la primera en incorporarse al proceso expansivo iniciado a
partir de las primeras décadas de la organización nacional, se convierte en el
área más dinámica del proyecto de colonización agrícola. Pero en la década del
90 el centro de gravedad se desplaza hacia el sur. Este desplazamiento se liga,
en gran medida, a la crisis del 90 que afecta enormemente la ya debilitada
economía de las colonias a través de un fuerte descenso de los precios
agrícolas y genera una emigración de hijos de colonos desde el centro hacia el
sur. Por otra parte, el descenso de los rendimientos agrícolas origina un
vuelco hacia la ganadería, especialmente tambera, con lo que la agricultura
pasa a ser auxiliar de ésta (Gallo,
1964).
3)
Finalmente, la zona sur, mucho más poblada que las otras dos, poseedora de
tierras de mayor rendimiento, vinculada a un centro portuario de envergadura,
como es Rosario, se convierte en el epicentro de un proceso de desarrollo
agrario de importancia en la región pampeana.
2. Las políticas estatales de adjudicación de tierras
La
reformulación de la actividad agropecuaria provincial ahora con el doble
objetivo de satisfacer, por una parte, las necesidades del mercado interno y,
por otra, de participar fundamentalmente en el mercado internacional, plantea,
como punto de partida, la necesidad de arbitrar una política de adjudicación de
tierras. En la realidad provincial coexistirán dos proyectos: el propuesto por
Sarmiento y Avellaneda, quienes se muestran partidarios de una vía a la norteamericana,-
destinada a gestar una pequeña burguesía rural, formada por pequeños
propietarios y apelando a un caudal inmigratorio suficiente para poblar la
tierra disponible; el otro, en cambio, orientado a consolidar el poder de la
alta burguesía terrateniente, y que moldeará la figura de un productor agrario
en condiciones precarias: el arrendatario.
El
primer proyecto, desarrollado con cierta amplitud en la zona centro, también se
pone en práctica en la sur. Las vías posibles para convenirse en pequeño o
mediano propietario —en un área donde la valorización de la tierra no alcanzó
el alto tope de Buenos Aires—pueden ser la compra o la donación. Los futuros
propietarios tratan directamente con el Estado provincial o se vinculan a una
de las tantas empresas colonizadoras. Su acceso a la propiedad se ve favorecido
por los pagos a largo plazo; la concesión, en oportunidades, de elementos para
cultivar (material de labranza, semillas) etc. El Estado, tratando de proteger
a los colonos de la ambición de los empresarios e intentando fomentar el
establecimiento de los mismos en chacras de su propiedad, expropia y revende
terrenos de "pan llevar" en zonas cercanas a las poblaciones.
Paralelamente a este proceso se van gestando las bases para la segunda vía.
También en ella juegan un importante papel la compra y la donación. Las
diferentes administraciones recurren a la venta de grandes propiedades,
generalmente por razones de déficit fiscal o por motivos políticos. A ellas se
suman las donaciones de grandes porciones de terreno. Beneficiarios de éstas
son algunos particulares y principalmente, grupos militares —por ley de premios—
y las grandes compañías ferroviarias. Las concesiones a soldados de la campaña
al Paraguay se convierten rápidamente en un instrumento de especulación y los
acaparadores de tierras sustituyen a éstos. Las grandes compañías ferroviarias
(el Ferrocarril Central Argentino, el del Oeste Santafesino, etc.), por su
parte, ligadas a ciertas empresas de tierras, darán lugar a una etapa
importante de colonización.
Esta
vía, si bien da lugar a la aparición de pequeñas propiedades, al subdividir y
vender algunas grandes extensiones, favorece, fundamentalmente, la conformación
de importantes latifundios, propiedad de grupos familiares que, en algunos
casos, sufrirán una relativa subdivisión por herencia —pero no por venta. La
tierra se valoriza tanto en las últimas décadas del siglo que el terrateniente
se muestra remiso a desprenderse de ellas, aunque sí está dispuesto a obtener
una renta mayor a través del arrendamiento.
De
este modo la zona sur de la provincia alcanza una estructura de propiedad en la
que coexisten la gran extensión, ligada al sistema de arrendamiento, y la
pequeña y mediana propiedad. Alrededor de 1895 prácticamente concluye el
proceso de apropiación de la tierra pública.
Como
se observa en el cuadro 1, existe un predominio de los pequeños propietarios en
los departamentos del área sur, a excepción del departamento Gral. Belgrano,
donde tienen mayor peso los medianos propietarios, y en el departamento Gral.
López, donde se detecta un equilibrio entre pequeños y medianos propietarios.
No obstante, el peso de la pequeña propiedad sólo adquiere su verdadero
significado y logra su real dimensión cuando se la relaciona con la variable extensión,
es decir, cuando se conoce qué parte de la propiedad existente controlan esos
pequeños propietarios. Desafortunadamente, la relación entre estas dos
variables no se puede establecer para los distintos momentos por cuanto sólo el
censo de 1914 ofrece este dato para las explotaciones agropecuarias en
conjunto.
CUADRO
1
EXPLOTACIÓN
AGROPECUARIA (1914-1937)
DEPARTAMENTO |
EXTENSIÓN |
|||||||||||||
1914 |
|
1937 |
||||||||||||
0-100 Ha. |
101-1000* |
1001 a más ** |
Totales |
0-100 Ha. |
101-1000* |
1001 a más ** |
Totales |
|||||||
N° |
% |
N° |
% |
N° |
% |
N° |
% |
N° |
% |
N° |
% |
|
||
BELGRANO |
391 |
36 |
686 |
62 |
21 |
2 |
1098 |
702 |
46,5 |
809 |
53 |
5 |
0,5 |
1516 |
CASEROS |
2102 |
67 |
1007 |
32 |
14 |
1 |
3123 |
2589 |
71,5 |
1019 |
28 |
2 |
0,5 |
3610 |
CONSTITUCIÓN |
2589 |
74 |
678 |
25 |
18 |
1 |
3485 |
3441 |
82 |
684 |
16,5 |
3 |
0,5 |
4128 |
GRAL. LÓPEZ |
1915 |
49 |
1878 |
46 |
147 |
3 |
3940 |
3891 |
61 |
2411 |
38 |
68 |
1 |
3450 |
IRIONDO |
2055 |
77 |
603 |
22,5 |
12 |
0,5 |
2670 |
2639 |
76 |
807 |
23 |
4 |
1 |
3450 |
ROSARIO |
3505 |
54,5 |
191 |
5 |
7 |
0,5 |
3703 |
3310 |
93 |
250 |
7 |
- |
- |
3560 |
SAN LORENZO |
2050 |
84,5 |
374 |
15 |
7 |
0,5 |
2431 |
1787 |
81 |
409 |
18,5 |
2 |
2 |
2198 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
* En 1937 la ganadería
llega a 1.250 chacras de 625 y más.
** En 1937 se considera
desde 1.250 en adelante.
Fuentes: Tercer Censo
Nacional. Año 1914. T. V. Buenos Aires, 1919.
CUADRO
2
EXPLOTACIONES
AGROPECUARIAS (1914)
DEPARTAMENTO |
EXTENSIÓN |
|||||||||||||
PROPIETARIOS |
EXTENSIÓN Ha. |
|||||||||||||
0-100 Ha. |
101-1000 |
1001 a más |
Totales |
0-100 Ha. |
101-1000 |
1001 a más |
Totales |
|||||||
N° |
% |
N° |
% |
N° |
% |
N° |
% |
N° |
% |
N° |
% |
|||
BELGRANO |
391 |
36 |
686 |
62 |
21 |
2 |
1098 |
23917 |
9 |
159075 |
61 |
79733 |
30 |
262725 |
CASEROS |
2102 |
67 |
1007 |
32 |
14 |
1 |
3123 |
119350 |
37 |
168990 |
52 |
35943 |
11 |
324283 |
CONSTITUCIÓN |
2589 |
74 |
678 |
25 |
18 |
1 |
3485 |
126527 |
40 |
147422 |
46 |
44400 |
14 |
318349 |
GRAL.
LÓPEZ |
1915 |
49 |
1878 |
46 |
147 |
3 |
3940 |
52865 |
9 |
42964 |
39 |
573509 |
52 |
1093338 |
IRIONDO |
2055 |
77 |
603 |
22,5 |
12 |
0,5 |
2670 |
113724 |
44 |
106259 |
41 |
40313 |
15 |
260296 |
ROSARIO |
3505 |
54,5 |
191 |
5 |
7 |
0,5 |
3703 |
104903 |
65 |
38102 |
24 |
17981 |
11 |
160986 |
SAN
LORENZO |
2050 |
84,5 |
374 |
15 |
7 |
0,5 |
2431 |
101664 |
54 |
61613 |
33 |
23732 |
13 |
187009 |
|
|
|
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|
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|
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|
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|
Del
material proporcionado por el mismo (cuadro 2) se deduce que sólo en los
departamentos Rosario y San Lorenzo los pequeños propietarios controlan más del
50% de la tierra. En los otros departamentos o bien comparten el control con
los medianos propietarios —como en los casos de Iriondo o Constitución— o bien
son desplazados de ese control por los mismos —como en los casos de Belgrano y
Caseros— o por los grandes propietarios —como en Gral. López. Este último
departamento constituye un claro ejemplo del predominio absoluto de la gran
propiedad por cuanto el 3% de los propietarios controla el 52% de la tierra.
Sin
duda, los procesos de apropiación de la tierra están ligados, en general, a la
existencia de cierta acumulación que resulta clara y evidente en el caso de las
grandes propiedades. También puede provenir, a veces, del trabajo mismo de la
tierra, en el marco de una variada gama de estratos, lográndose, a partir del
mismo, un nivel de acumulación que permite —si no se es propietario— acceder a
esta condición o —si lo es— adquirir nuevas tierras. Otras veces, parte de una
transferencia de capitales del circuito comercial al proceso productivo en el
agro o de actividades productivas urbanas a actividades productivas agrarias.
3. Una sociedad que se complejiza
El
espectro social que genera esta estructuración de la propiedad de la tierra
muestra matices que diferencian un sector de otro, a pesar de que estas
distinciones aparecen, por momentos, como difusas y con una claridad
subyacente.
Hemos
señalado anteriormente que el elevado precio alcanzado por la tierra en la
última fase del siglo XIX provoca la retención y concentración de tierras por
parte de los terratenientes. Dentro de este sector de grandes propietarios se
diferencian el terrateniente tradicional absentista, que logra obtener elevadas
ganancias a través de la renta diferencial que le proporciona la excelencia del
suelo, resultando un nivel de reinversión prácticamente nulo ya que se basa en
una agricultura extensiva.
Por
otro lado, está el terrateniente capitalista, que pone en marcha un proceso
productivo más racional, manteniendo una supervisión más ajustada sobre el
mismo y que reinvierte parte de sus rentas en maquinaria, mejoras técnicas para
el suelo, almacenaje, alambrados, etc. Ambos tipos de terratenientes utilizan
como elemento de control sobre los arrendatarios o los obreros rurales a los mayordomos de estancia, que son los encargados de dirigir el
proceso productivo y cobrar el canon de arrendamiento en los plazos previamente
estipulados.
Entre
los sectores dominantes se encuentra también el arrendatario de grandes
extensiones. Este cuenta con un capital que proviene, a veces, de la
explotación de su propia tierra, ya que a su vez es un gran propietario. Este
es el caso, por ejemplo, de Echesortu y Casas, Félix Campiano, Esteban Bono, etc.,
quienes arrendaban tierras a la familia Alcorta, a los Iturraspe y a otros
terratenientes para subarrendarlas luego a arrendatarios menores. Otras veces
su capital proviene del área comercial —los Genoud, Benvenuto, Martelli,
Traversa— y les permite arrendar grandes propiedades que luego incorporan al
proceso productivo, ya sea subarrendándolas (Grela, 1975: 72-88; La Tierra, 26/05/1916) o colocándolas en manos de obreros
rurales.
La
relación que se establece con el terrateniente es una relación básicamente
capitalista. El arrendatario entrega su canon y ejerce un total control del
área arrendada y del proceso productivo que en ella se realiza. Incluso tiene
en sus manos la posibilidad de comercializar con buenos márgenes de ganancia la
cosecha obtenida por el arrendatario campesino o chacarero, que subarrienda los
lotes en que subdividió la gran propiedad, o por los obreros asalariados.
Es
característico de estos tres tipos de grandes productores incorporar planteles
ganaderos de alta calidad, sobre todo en el departamento Gral. López, donde
cabañeros ingleses y escoceses importan desde fines de siglo razas bovinas
europeas de pedigree, como reproductoras o para mejorar las
nativas. En el proceso productivo relativamente complejo que se lleva a cabo en
esta clase de establecimiento agropecuario es habitual contratar mano de obra
'asalariada, permanente en el caso de la ganadería y temporaria en el de la
agricultura,
A
pesar de la importancia que cobra la producción ganadera en el departamento
mencionado, se debe hacer notar que ésta no impone, en el sur santafesino, una
subordinación de la agricultura como sucede en otras áreas de la pampa húmeda.
En
el marco de las clases subalternas emerge, como uno de los sectores de mayor
incidencia social, el de los chacareros, constituido, por una parte, por
pequeños o medianos propietarios[2]
que disponen y planifican la producción, contratando generalmente mano de obra
asalariada permanente u ocasional, según la extensión de su propiedad y la
composición del grupo familiar, concurriendo "libremente" al circuito
de comercialización —sin escapar, por supuesto, del control de las grandes
empresas comercializadoras— y con firmes posibilidades de acumulación, sobre
todo en las épocas de buenas cosechas. En los ciclos de crisis se endeuda y, no
pocas veces, corre el riesgo de perder su propiedad o parte de ella.
Por
otra parte, el pequeño o mediano arrendatario. El
arrenda-miento en la provincia es una forma de tenencia ligada fundamentalmente
a la explotación agraria. Escasos son los arrendamientos de explotaciones
ganaderas, particularmente en el sur santafesino.
Este
arrendatario está obligado a pagar un elevado canon en dinero, especie o mixto,
por trabajar la tierra de un terrateniente o de un gran arrendatario, quedando
coartada su libertad para planificar la producción.[3]
El terrateniente o su representante verifican u ordenan los trabajos para
asegurar el buen crecimiento de los cultivos, evitar plagas, etc., y obligan al
arrendatario a cubrir con seguros los posibles daños provocados por el granizo.
El arrendatario es responsable también del mantenimiento de la infraestructura
de alambrados, árboles, caminos, etc. Llegada la época de la cosecha, es
nuevamente el terrateniente el que controla la trilla y desgrane de la misma,
realizada generalmente con la máquina de la administración o con aquella que la
misma autorice. Una vez recogido el grano, el arrendatario ve nuevamente
coartada <su libertad de decisión, por cuanto, o bien debe vender al
terrateniente o al arrendatario capitalista su producto o bien entregarlo a
alguno de los diversos participantes de la compleja red de comercialización con
quien se ha endeudado previamente.
En
una condición más crítica se halla el arrendatario campesino, ocupante precario
de uña reducida parcela, quien padece las mismas limitaciones que el
arrendatario chacarero con la diferencia que no está en condiciones de
acumular. Dependiendo fundamentalmente del trabajo doméstico, se encuentra
constantemente ante la posibilidad de perder la tenencia de su parcela por
endeudamiento y de convertirse en un asalariado. A partir de la información que
se posee resulta difícil establecer una relación cuantitativa entre ambos tipos
de arrendatarios. Sin embargo, el campesino parece tener un peso muy limitado
en la región.
Tanto
los terratenientes como el arrendatario capitalista y el chacarero contratan
mano de obra asalariada permanente u ocasional según los requerimientos de sus
extensiones, sus niveles de producción, el peso del grupo familiar, etc. Este
peón, a veces extranjero, pero las más nativo —en el caso de la mano de obra
permanente— fluctúa de cosecha en cosecha interregionalmente o alterna el
trabajo rural con el urbano, de acuerdo con la demanda del mercado de trabajo.
Esta fuerza de trabajo no cuenta con ninguna protección legal en el aspecto
salarial, en las condiciones laborales, ni en el campo de la seguridad social,
quedando a merced del contratista. Las épocas de siembra y cosecha exigen mayor
cantidad de mano de obra, la que muchas veces resulta difícil de reclutar por
su escasez, produciendo una suba en el nivel salarial. El elevado costo de la
fuerza de trabajo en algunas etapas del ciclo analizado se convierte en uno de
los estímulos para el desarrollo de la mecanización, especialmente en las
tareas agrícolas, la que a su vez, no sólo reducirá el número de brazos en las
tareas rurales sino que los liberará, facilitando su canalización hacia la producción
industrial. Los talleres y fábricas recibirán, en consecuencia, una fuerza de
trabajo abundante y un fuerte impulso a través de la creciente demanda de
productos elaborados por parte del campo.
Entre
el circuito de producción y el de la circulación existe un elemento de ligazón
que es el dueño del almacén de ramos generales, conocido por los arrendatarios
como el "ramero general", quien adelanta algunos de los insumos
necesarios para la producción prendando por adelantado la cosecha. Esta
circunstancia hace que muchos de los arrendatarios padezcan un endeudamiento
crónico y llegado el momento de vender la cosecha cuenten, en el mejor de los
casos, con un mínimo de la misma. Estos comerciantes son también el eslabón que
une al agricultor con las grandes empresas exportadoras de cereales. Inmersas
en una estructura oligopólica controlada por un reducido número de compañías
extranjeras, dichas empresas conforman el aval financiero de los comerciantes
acopiadores y obtienen excelentes beneficios del tráfico comercial.[4]
Si
bien una parte del excedente generado en la agricultura queda en manos,
fundamentalmente, del sector terrateniente bajo la forma de renta, otra, se
transfiere —a través de los circuitos comerciales y financieros— ya a los
centros urbanos, ya al exterior. En consecuencia, son los crecientes stocks
agrícolas, entre cuyos rubros fundamentales se hallan el trigo, el maíz —que
desde 1908 desplaza paulatina-mente al anterior—, el lino, la avena, etc., los
que se comercializan a través de un complejo circuito de intercambio.
El
excedente que se produce en el ámbito rural ejerce fuerte influencia sobre los,
núcleos urbanos. Durante el periodo analizado dichos centros no sólo
acrecientan su caudal demográfico, sino que además, ven modernizarse sus
actividades secundarias, sus sectores de servicio o incluso su estructura
edilicia. La ciudad de mayor significación en la zona sur, Rosario, está
vinculada al interior por importantes redes ferroviarias, lo que permite
canalizar la producción de esas áreas hacia el mercado internacional, aunque no
siempre en condiciones óptimas de calidad debido a la falta de suficientes
silos en las terminales ferroviarias, y por el tipo de transporte rudimentario
que transita desde el almacén. de ramos generales a la estación del
ferrocarril. Las grandes casas exportadoras como Dreyfus, Bunge y Born, Weil Hnos.,
etc., cuyas sucursales están ubicadas en la ciudad, conectan a la región, a
través de un floreciente tráfico marítimo, con los puertos de Hamburgo y
Liverpool, entre otros. A medida que las exigencias del mercado externo sean
mayores, estas compañías y, algunas veces, el Estado, promoverán la
modernización en el almacenaje y embarque de cereales, impulsando la
construcción de silos y muelles, equipando adecuadamente las bodegas, etc. (Álvarez: 1981: 553 y
ss ).
4. La cuestión agraria alrededor de 1910
Al
observar las condiciones que se generan en el proceso de inserción de la pampa
húmeda argentina, y por ende del sur santafesino, en el sistema capitalista (el
proceso de valorización de la tierra; el predominio del sistema de
arrendamientos; el desarrollo de una agricultura extensiva; el aumento del
costo de la fuerza de trabajo; el alto valor de los insumos; la existencia de
circuitos de comercialización monopolizados por grandes empresas extranjeras;
la fuerte dependencia de los procesos de acumulación de los países
industrializados para colocar las materias primas en el mercado mundial y
expandir la renta diferencial, etc.) surge inmediatamente un interrogante:
¿cómo percibe la sociedad argentina esa situación?
Como
lo señala Halperín (1984), gran parte de la discusión en la que se ven
envueltos distintos analistas de la realidad agraria hasta 1910, gira en torno
del fracaso del proyecto sarmientino y de la consolidación de un régimen
dominado por la gran propiedad.
Es
cierto que aparecen también algunas referencias a la vulnerabilidad a largo
plazo de una agricultura extensiva como las expresadas por el Ing. Campolieti,
o una relativa preocupación por las condiciones del mercado externo. Sin
embargo, este segundo problema sólo se tornará crítico alrededor de 1930. Hasta
entonces el país no ve coartada la salida de su producción cerealera
exportable, salvo coyuntural-mente (como en el período de guerra, en que se
limitaron las posibilidades de colocación de los stocks en virtud del
encarecimiento de los fletes), y tampoco debe enfrentarse con situaciones
prolongadas de descenso de los precios de los productos agrarios.
Tanto
en los sectores conservadores como entre los socialistas[5],
aunque el problema del régimen de la tierra y las necesidades de cambio en el
mismo son analizados anteriormente, sólo alrededor de 1910, cuando el proceso
de apropiación de la tierra se ha agotado prácticamente, aparecen como
urgentes.
1910
se constituye en una coyuntura importante en relación a la cuestión agraria.
Los análisis que de la misma realizan algunos observadores colocados desde
fuera del problema o los provenientes de la clase dominante van a contrastarse
con el accionar de los grupos subalternos que comienzan a expresar las propias
perspectivas de sus miembros:
"...la determinación del perfil definitivo de
la sociedad agraria en las pampas no podría ya en ningún caso ser el fruto de
la implantación de los proyectos de ingeniería social a los que esos expertos
eran tan aficionados, sino el tema de las luchas desencadenadas entre los
grupos sociales que habían alcanzado ya a consolidarse en el área" (Halperin Donghi, 1984:
382).
El
ámbito parlamentario se convierte en una caja de resonancia de las opiniones de
algunos sectores de la sociedad.
Poco
tiempo antes de que Roque Sáenz Peña asumiera el gobierno, el diputado
oficialista Basavilbaso planteó en la Cámara de Diputados la cuestión de la
propiedad de la tierra y del crédito en la Argentina, fundamentando su
propuesta de creación del Banco de Colonización En su argumentación se destaca
un enérgico ataque al latifundio que favorece el cultivo extensivo, disminuye
el valor de la tierra, despuebla las campañas e incluso condiciona la práctica
democrática (Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados. Proyecto de Ley Banco Colonizador, 1910, T. 1, 853-857).
El
proyecto de Basavilbaso, que favorece el fraccionamiento de la tierra y el
desarrollo de la pequeña propiedad, es rechazado.
Una
situación coyuntural actúa como detonante de un proceso de movilización agraria
que, con algunos precedentes a fines del siglo XIX, tendrá continuidad a lo
largo de las dos décadas. El sostenido aumento de precio de los granos que
impulsó la extensión de la superficie cultivada y el incremento de los
arriendos desde fines del siglo XIX, promoviendo en no pocos casos un
desarrollo agrícola especulativo, basado más en un aumento de la superficie
arrendada que en una intensificación del capital (situación a la que no fueron
en absoluto ajenas las empresas de colonización), parece llegar a su culminación
en el año agrícola 1910-1911.
Los
primeros síntomas se observan en La Pampa. Allí, un grupo de agricultores en la
búsqueda de soluciones, organiza en ese año la Liga Agraria de la Pampa, con
sede en Santa Rosa, y a la que se vinculan estrechamente las 1.220 familias que
trabajan en las estancias y colonias Trenel. Dicha liga —lo mismo que la Liga
Agraria del Sur, con asiento en Bahía Blanca— en la que aúnan esfuerzos
pequeños y. medianos propietarios y arrendatarios, si bien no alcanza los fines
previstos y es objeto de fuerte represión, constituye uno de los precedentes de
importancia en el movimiento agrario.
Uno
de sus principales dirigentes, Demetrio Antonio Buira, declara con respecto a
la Liga:
"...Ella surgió como algo nuevo y corrió los
campos invitando a la lucha por reivindicaciones, por la libertad de comprar y
vender y asegurar la permanencia de los colonos por periodos no menores de
cinco años; inembargabilidad de los útiles de trabajo, semilla y alimentos por
un período de doce meses y otorgamiento de semillas cuando se ha perdido la
cosecha anterior; libertad de cultivos, cría de ganados, limitada antes por la
obligación de un monocultivo extenuador del campo...” (Grela, 1975: 123-124).
¿Cómo
repercute el conflicto en el sistema político?
El
conflicto en sí mismo parece no encontrar eco directo en el parlamento.
En
el ámbito de la administración Sáenz Peña, uno de los asesores ministeriales,
Emilio Lahitte, realiza el siguiente diagnóstico, en base a encuestas dirigidas
a colonizadores en febrero de 1911:
"...Las cosechas de los años 1905-1906 y
1906-1907 dieron resultados poco satisfactorios, principalmente en la región
sud de Buenos Aires y en la Pampa Central; la situación de los colonos y la del
comercio rural presentaba circunstancias que indicaban la conveniencia de
formar concepto bien definido de las
funciones de la colonización particular en la economía nacional y los
deplorables sucesos de la Pampa Central, en 1910-1911, vinieron a confirmar
este juicio y demostrar la imperiosa necesidad de la intervención del Estado
para proporcionar al productor, al terrateniente y al empresario colonizador
los medios de equilibrar la acción y los provechos de los factores que
constituyen la explotación de la tierra..." (Lahite, 1916: 215-216).
¿Tiene
el ejecutivo respuestas a las demandas de los chacareros y a las sugerencias de
su asesor? ¿Qué consideraron Sáenz Peña y su ministro Eleodoro Lobos como
"los medios de equilibrar la acción y los provechos de los factores que
constituyen la explotación de la tierra..."? Aparentemente esos
"medios" estarían ligados a la solución del problema crediticio y a
una revitalización del proceso de colonización. Es por ese motivo que se elevan
al Parlamento en junio de 1911 el proyecto de creación del Banco Agrícola,
destinado a proveer créditos y a favorecer el fraccionamiento y la colonización
de tierras fiscales inexploradas; el de Cooperativas Agrícolas y los de Prenda Agraria
y Warrants.[6]
La
vinculación del Banco Agrícola con el sector de tierras fiscales no
incorporadas al proceso productivo y aún inexploradas, impulsa al ejecutivo a
plantear la necesidad de revisar la ley general de tierras pero, según las
afirmaciones del presidente en los fundamentos del proyecto, no porque se trate
"de prevenir ningún conflicto inmediato entre
los factores de la producción agrícola —la tierra, el capital y el trabajo—
sino de definir mejor, simple-mente, la misión del Estado con respecto de una
vasta zona territorial antes de separarla de su patrimonio... Y si bajo el
régimen de la apropiación privada de la tierra, que es el de la Constitución,
vamos marchando y conciliando todos los intereses, no vemos que el Estado debe
preocuparse, por ahora; de algo más que de perfeccionar ese régimen..." [7]().
¿Cuál
es la percepción que se tiene del sistema de arrendamientos? Las afirmaciones
que realiza Sáenz Peña no dejan duda alguna de que el sistema no será
modificado y que por debajo subyace la convicción que, de una manera gradual,
el arrendatario se transformará en algún momento en propietario.[8]
Los
proyectos enviados por el Ejecutivo generan un amplio debate parlamentario y en
la opinión pública, esta última aparentemente favorable. En el Parlamento, tal
vez uno de los mayores defensores del proyecto de Lobos es el diputado
oficialista por la Capital, Carlés, quien llega a demandar una intervención
directa del Estado en la economía y el fin del período de laissez-faire, lo que
pone en cuestión las bases mismas del liberalismo. No obstante, los proyectos no
son sancionados. Este hecho, sumado a conflictos en el ámbito ministerial,
induce a Lobos a renunciar a fines de 1911.[9]
Su sucesor, Adolfo Mugica, que en un primer momento plantea una línea de
continuidad con lo proyectado por Lobos, rápidamente se aleja de ella al
afirmar que resultaba innecesario realizar reformas de fondo en el campo, donde
en definitiva todo continuaba bien.
5. El movimiento de Alcorta
El
año agrícola 1910-1911 también trae aparejadas graves consecuencias a los
agricultores santafesinos que ven sumarse a los condicionantes estructurales,
los efectos del fracaso de la cosecha de maíz. Ello contribuye notablemente a
acrecentar el endeudamiento de los mismos, situación que se agudiza a partir de
abril de 1912 cuando, pese a las expectativas, el precio de este cereal
desciende. En una coyuntura en la que los insumos agrarios han seguido su curva
ascendente, el arrendatario se enfrenta con la imposibilidad de cubrir sus gastos
del año y sus deudas precedentes.
Desde
ese momento, en algunos pueblos de la región sureña como Firmat o Alcorta,
comienzan a observarse reuniones de agricultores, en la búsqueda de soluciones
a la situación. En el primero, se había organizado en el mes de marzo la
Sociedad Cosmopolita de Agricultores, destinada a nuclear el accionar de los
mismos. La preocupación y la agitación se extienden de chacra en chacra hasta
que, luego de una multitudinaria asamblea'[10]
realizada en Alcorta el 25 de junio de 1912, estalla la huelga. El movimiento
se extiende rápidamente y, entre julio y agosto los arrendatarios de
prácticamente toda el área se incorporan a él. La movilización no se restringe
al sur santafesino, centro de interés de la investigación, sino que también
alcanza niveles de participación importantes en Buenos Aires, Córdoba y La
Pampa. A fines de agosto, la mayoría de los arrendatarios no sólo ha logrado
sus objetivos sino que ha estructurado una organización gremial de defensa
permanente de sus intereses: la Federación Agraria Argentina.
¿Cómo
logró extenderse tan rápida y eficazmente el movimiento sin la existencia de
una organización previa? Este interrogante nos lleva al análisis de distintos
planos del proceso.
5.1.
Las
bases de su programa. Si bien es cierto que
los arrendatarios no cuestionan las relaciones de producción predominantes en
el área ni el régimen de propiedad, intentan, por una parte, acrecentar su
participación en el ingreso agrícola y, por otra, profundizar la vigencia de
las relaciones capitalistas de producción, lo que les permitirá disponer más
libremente de la tierra que arriendan y del producto de su trabajo.
La
lectura de los distintos pliegos de condiciones
es clara al respecto, si bien existen algunas diferencias entre los mismos.
El
pliego elaborado en Alcorta, a manera de proyecto de contrato de arrendamiento
para ser presentado ante los propietarios, fija como condiciones básicas:
"1. Contrato escrito y por un plazo mínimo de
cuatro años.
2. Arrendamientos y aparcerías: en el primer
sistema, pagar un máximo de $25,00 por cuadra y por año, con pagos semestrales;
en aparcerías, abonar el 25% de la producción puesto en parva y troje y como
salga.
3. Absoluta libertad de trillar y desgranar con la
máquina que el locatario disponga; vender, comprar, asegurar sus sementeras,
donde más le con-venga al agricultor.
4. Derecho á disponer gratuitamente del seis por
ciento del área total de tierra, destinado al pastoreo de los animales de
trabajo y vacas lecheras_
5.Suspensión inmediata de todo juicio de desalojo y
formal compromiso de no tomar' represalias por la actitud de resistencia de los
agricultores en la presente emergencia" (Diecidue, s/f: 266).
El
mismo planteo se reitera en las crónicas de los diarios que siguen de cerca el
movimiento. Así se lee en La Capital de Rosario el 26 de junio de 1912:
"Se ha celebrado en Alcorta la importante
asamblea de colonos de ese Departamento, en la cual, después de varias
incidencias, entróse a tratar de lleno una cuestión de orden económico, de suyo
eminentemente compleja y delicada, pero que fue abordada con serenidad y tino
por los manifestantes, reduciéndola a los términos sintéticos de un principio
elemental realizable prácticamente y cuya base reside en un fenómeno de
independencia moral del trabajador de la tierra, que traería por consecuencia
su mejoramiento económico. El colono se siente
dueño absoluto de sus actos y se resiste a ejecutarlos bajo el imperio de
contratos que restringen su libertad individual; se siente dueño absoluto de su
trabajo y quiere percibir sus frutos... Con la intuición perfecta
de sus derechos y deberes, piden antes que todo, que una vez pagados los
arrendamientos de sus cosechas, que le dan derecho a cultivar la tierra ajena,
se les reconozca su soberanía absoluta para disfrutar del rendimiento. de sus cosechas
sin obligaciones posteriores, que no sean precisamente las que una razón de
conveniencias entre patrones y colonos aconseje...".[11]
5.2.
Las
estrategias de la movilización.
Existe un problema común y también consenso en torno a la búsqueda de
soluciones. Es necesario lograr que la huelga se transforme en la estrategia
por excelencia en todas las comunidades agrarias y que se realice una acción
común y solidaria, pese a la no existencia de organizaciones previas, para que
el proyecto se concrete.
A
este nivel debemos tener en cuenta una serie de aspectos. Se ha discutido en
torno a la gravitación de la ideología de los agricultores en la movilización (Arcondo,
1980:351-381). Cuando se comienzan a desmenuzar los principales datos sobre la
misma se observan algunas pautas que se reproducen de núcleo en núcleo.
5.2.1.
Los
líderes. De la masa de
agricultores emergen ciertos líderes. La mayoría de los mismos son
fundamentalmente eso, agricultores. Algunos de ellos imbuidos de las ideologías
predominantes en la época entre las clases subalternas como la socialista o la
anarquista. Entre los primeros se detecta a Francisco Bulzani de Alcorta, a Ramón
Ita o Francisco Gutiérrez en Santa Teresa; entre los segundos a Francisco
Capdevila de Máximo Paz o los hermanos Mena en
Firmat. También hay líderes vinculados con el radicalismo como aquel
fogoso Luis Fontana que desde Bigand suma su voz y su acción en defensa de los arrendatarios (Grela,
1958: 224-225). Pero asimismo surgen voces dirigentes desde otros sectores de
la población. No pocas veces el clérigo del pueblo, el que comparte y vive de
cerca la compleja y difícil realidad de ese mundo rural, es el que orienta,
apoya, impulsa el movimiento de huelga. Aparece entonces, entre otros[12],
la figura de Angel Grutti, que en Alvear no sólo propugnará la huelga sino que
soportará junto a ellos lá represión (Grela, 1958: 286-290). Tampoco es ajeno
al problema el maestro del pueblo. Aquel Matías Ripoll de Bigand o aquel
anarquista Diego Martínez de Froilán Palacios, que en las pequeñas reuniones o
en las asambleas, hicieron escuchar su voz y sus consejos, destinados a lograr
los canales correctos de acción para el movimiento.
¿Hubo
activistas independientes? En algunos casos, como en el de Firmat o Chabás,
suben a la tribuna, como oradores, miembros de la FORA (Grela, 1958: 194 y 198)
y su voz se escucha al lado de la de Netri o de los agricultores, pero su
presencia no es determinante.
Tampoco
aparece como determinante en el marco de la movilización la figura del
dirigente socialista Justo. Este sólo participa, especialmente invitado por sus
correligionarios de Santa Teresa, en la reunión del 31 de julio en la
mencionada población. El accionar de Justo, cuya influencia parece hacerse
sentir en los primeros años de vida de la Federación Agraria, se observa
fundamentalmente en las orientaciones brindadas y en el apoyo dado a los
agricultores en la Cámara.[13]
¿En
qué sentido ejercieron su influencia el anarquismo o el socialismo en esta
etapa de movilización de los agricultores? La anterior militancia o
participación en estos movimientos de algunos de sus líderes, les brindó la
experiencia necesaria para afrontar la huelga con coherencia. Pero, sus
propuestas ideológicas no trascendieron el programa de
lucha cuyas reivindicaciones eran eminentemente agrarias, claras, definidas. Todo
intento de desviarse del mismo, todo proyecto ajeno a él, fracasó.[14]
5.2.2.
Los
tiempos de la movilización. La movilización agraria
parece tener entre los meses de junio y agosto dos tiempos: el de las reuniones
de discusión, poco numerosas, en las que tienen activa participación ciertos
dirigentes y de las que emergen las pautas previas de organización y acción[15];
y el de las asambleas populares, en las que la masa chacarera juega un rol
determinante[16]
y en las que se define la aprobación del pliego de condiciones para presentar a
los propietarios, la formación del comité de huelga y la paralización de las
actividades.
En
dichas asambleas, no sólo están presentes los hombres sino también las mujeres
y los niños. Incluso su voz se hace sentir en las improvisadas tribunas de San
José de la Esquina o de Carreras en las que hablan Ramón Poleri y la chacarera
María Pérez (Grela, 1958: 274 y 326).
A
estos dos tiempos, que prácticamente se cumplen en cada una de las poblaciones
que se adhieren al movimiento, se suma un tercero: el que marca la unión de los
mismos, o la búsqueda de contactos que acrecienten la solidaridad entre los
arrendatarios. En este momento resaltan las figuras de dos líderes: el abogado
Francisco Netri y el chacarero Francisco Bulzani. Incorporado al movimiento
como asesor por los hombres de Alcorta, el abogado napolitano suma sus
esfuerzos al chacarero del lugar y recorre, sólo o con él, los principales
centros de movilización agraria, coordinando esfuerzos, transmitiendo pautas de
acción, orientando a los agricultores en la preparación de sus pliegos de
condiciones, discutiéndolos frente a los propietarios, etc. [17]
A
partir de las ligas o sociedades agrarias locales[18],
se llega primero a la unión de agricultores de varios pueblos, como aquella que
se plasma en la Comisión intersindical en la que se nuclean representantes de
Bigand, Alcorta, Firmat, Carreras, Máximo Paz y Santa Teresa (Grela, 1958: 225
y 229). El próximo paso será el surgimiento del organismo gremial que los
nuclee a todos.
5.2.3.
Los
recursos. En los tres meses de
lucha la rebelión se extiende y los comités de huelga saben que un elemento
imprescindible para continuar, es contar con un cierto apoyo económico. A
veces, como en Firmat, la ayuda proviene de los pequeños propietarios que hacen
llegar a los huelguistas dinero y alimentos; en otras oportunidades, como en
Correa, la Liga Agraria organiza una Caja de Recursos económicos para ayuda de
los más necesitados o, como en Totoras, se nombre una comisión provisoria para
recaudar fondos y brindar ese apoyo (Grela, 1958: 190, 304 y 317).
5.3.
Las
respuestas externas
5.3.1.
Adherentes y espectadores. En cada localidad, pese a las diferencias de
matices, los arrendatarios cuentan con el apoyo de los comerciantes de ramos
generales. No pocas veces su comercio o su casa son sede de importantes
reuniones (la de Treviño en Firmat; Juan Ghia en Bigand; Antonio Carnevalli en
Maciel; Alvino Brovi en Roldán o Tomás Boretto en Alcorta). Aquel comerciante
que no es subarrendador, que no participa de la empresa de colonización, se 168
muestra solidario con sus deudores y siente que su propia evolución depende del
ritmo favorable que logre el arrendatario en la explotación de su predio.
Cuando el movimiento adquiera otra envergadura, cuando la Federación se
organice, no pocos, sintiéndose tocados en sus intereses, volcarán su apoyo
hacia los propietarios como sucede en Teodelina o Villa Cañás (Grela, 1958: 301).
Como
dijimos, en algunos lugares, por ejemplo Firmat, también los pequeños
propietarios avalan la lucha de los arrendatario (Grela, 1958: 190). Los obreros
rurales, en cambio, parecen ser simples espectadores del proceso. Sólo en
Alvear se habla de que los mismos se pliegan al movimiento y como al pasar se
menciona en Máximo Paz la presencia de un peón que participa de la huelga (Grela,
1958: 289,
234-235).
También
son testigos —algunos favorables, otros adversos— los representantes de los
distintos diarios y revistas que visitan las poblaciones para interiorizarse
del
desarrollo
de la huelga o participan como observadores en las asambleas populares. Entre
ellos destacan su apoyo al movimiento los cronistas de La Capital y de El Mensajero, este último portavoz
del radicalismo en la provincia, y aquellos periodistas italianos que subidos a
la improvisada tribuna de San José de la Esquina, recuerdan a los agricultores
las experiencias de las huelgas agrarias italianas de 1900 (Grela, 1958: 221 y 275).
5.3.2.
La Sociedad Rural y la
búsqueda de nuevas respuestas.
Los terratenientes habían organizado ya en 1895 la Sociedad Rural de la
Provincia de Santa Fe que, en 1910, cambia su nombre por el de Sociedad Rural
de Rosario (Álvarez,
1981: 527).
La misma se crea con el fin de defender los intereses de los sectores de grandes
propietarios vinculados a la agricultura y la ganadería. Al estallar el
conflicto, los miembros de la Sociedad Rural —que no constituyen en la realidad
un cuerpo homogéneo— realizan una primera reunión el 13 de julio, de la cual
emerge una comisión destinada a estudiar y buscar soluciones al problema. El
documento que elabora dicha comisión, presentado el 16 de julio ante miembros
del organismo y los representantes del gobierno provincial, provoca una
violenta discusión y desestructura el posible frente que pueden ofrecer los
propietarios (Grela, 1958: 91 y ss). Ante el desacuerdo, se decide preparar un
nuevo texto, preparación en la que colabora Lisandro de la Torre. La comisión
llega a la conclusión de que la causa del movimiento no son los altos arriendos
porque éstos
"...son los mismos que se pagan desde años
atrás cuando la agricultura triunfante alcanzaba el más alto grado de
prosperidad, justamente en la zona hoy convulsionada..." (Grela,
1958: 100 y
ss).
En
cambio, detectan las causas del malestar en:
"...los dos años consecutivos de malas
cosechas, que han quebrantado todo cálculo y excedido toda previsión; las
excesivas lluvias que tanto dañaron nuestras cosechas de granos finos y que han
perturbado, dañado y encarecido la del maíz; la falta casi absoluta de caminos
de campaña; la escasez que se ha sentido este año de cosecheros avezados y
resistentes a las fatigas; el precio bajo de los cereales; la carestía
imprevista e inusitada de todo lo indispensable a la agricultura desde la
bolsa, la trilla y el acarreo, hasta los jornales y manutención, sin excluir
los artículos de primera necesidad como la carne, el azúcar, el café, etc.; los
fletes de ferrocarriles encarecidos en todas las zonas de intensa producción,
la huelga de ferrocarriles que paralizó la exportación en el momento más
propicio para su desarrollo; luego la llamada huelga del carbón que acentuó
esta paralización y el alza exagerada de los fletes marítimos que han gravitado
directamente sobre el precio de. nuestros cereales; la humedad del maíz...; la
falta absoluta de depósitos de campaña...; la restricción bancaria...; un año
de política efervescente que tanta inteligencia, que tanto dinero ha sustraído
al trabajo; los trust que disfrazados de convenio han invadido el país
monopolizando el comercio de los artículos de mayor demanda, tales como las
maderas, hierro, máquinas agrícolas, etc., que tienen un precio uniforme en
todas las casas del ramo; el espíritu especulativo de los colonos en general
que los hace abarcar mayor superficie de la que socialmente puede trabajar...;
los sistemas rutinarios, la negligencia y poca dedicación del' colono, en
general, a su trabajo, su dispendiosidad y mil otras causas que fueran
innumerables de decir..." (Grela, 1958: 100 y ss).
El
extenso documento atribuye la crisis agraria al encarecimiento de los insumos
de todo tipo, a factores coyunturales o estructurales ligados a la esfera de la
circulación, y a un agricultor que no asume adecuadamente su rol empresarial.
Nada
se dice de los aspectos básicos y condicionantes de la estructura de producción
ni de la incidencia de las formas de tenencia de la tierra. Sin embargo y, pese
a la puja interna entre terratenientes tradicionales y progresistas, entre
acuerdistas y liguistas, se propone buscar acuerdos razonables para dar fin al
conflicto. Algunos terratenientes, actuando individualmente, firman rápidamente
los pliegos, como Víctor Bigand42[19];
otros transan cuando comprenden, en virtud de las presiones, que no hay otra
salida, como Juan Fuentes en La Salada; y otros, fingen transar mientras
recurren a la represión, como Rallen en San Lorenzo.
Los
grandes arrendatarios, que participan activamente en la reunión, se sienten más
afectados que los propietarios. Así lo declara a La Capital el 26 de junio de
1912 el gerente de la firma colonizadora Genout, Benvenutto y Martelli de
Alcorta:
"...Yo creo, nos dijo, que y los propietarios
no cederán ni un ápice, los sacrificados en este caso son los subarrendadores
como yo, pues como solvente que somos respondemos ante el propietario que nos
arrienda el campo, y estamos sujetos, no obstante, al colono que es insolvente
y que al no trabajar nos perjudica antes que a nadie...".[20]
Consideran,
como los propietarios, que uno de los principales motivos del malestar agrario
es la baja de los precios pero, el descenso del valor de los arrendamientos no
sacará, desde su punto de vista, al colono de la crítica situación.
Las
transacciones, bajo la presión de los huelguistas, resultan, en diversas zonas,
acuerdos frágiles que, se intentarán revertir con rapidez. Ello provocará la
persistencia de focos de movilización y huelga a lo largo de una década, en la
búsqueda de soluciones satisfactorias y definitivas.
PRINCIPALES CENTROS DE LA MOVILIZACION DE ARRENDATARIOS EN EL SUR
DURANTE EL PERIODO JUNIO-AGOSTO DE 1912
Referencias
0- Alcorta
1- Firmat
2- Bigand
3- Pueblo Fuentes
4- Máximo Paz
5- Santa Teresa
6- Casilda
7- S. José de la Esquina
8- Cañada Gómez
9- Alvear
10- Álvarez
11- La Salada
12- Chabás
13- Teodelina
14- Villa Cañás
15-Empalme Villa Constitución
16- Carcarañá
17- Correa
18- Maciel
19- Rueda
20- Godoy
21- Totoras
22- Froilán Palacios
23- Estación Díaz
24- Las Parejas
25- Las Rosas
26- Roldán
27- Funes
28- Zavalla
29- Arteaga
30- J. B. Molina
31- Carreras
32- San Urbano
33- San Genaro
5.3.3.
La Cámara Sindical de la
Bolsa de Comercio frente al conflicto. Resulta importante conocer la opinión de la
mencionada Cámara en torno al problema que afecta a los agricultores porque
ella representa, en gran, medida, a los grupos vinculados a la comercialización,
aun cuando entre sus miembros también haya propietarios.
En
una reunión celebrada el 17 de julio del año 12, a la que asistieron los
representantes gubernamentales, se aprueba un documento que comparte, con los
agricultores, el criterio de que en determinadas. zonas los arrendamientos son
excesivos "...y
colocan al colono en una situación harto difícil aun con buena cosecha"[21]. En consecuencia, se plantea a manera de
solución, una serie de propuestas que, si bien no coinciden con las elevadas
por los arrendatarios en los pliegos de condiciones, significan un avance en
relación a la situación vigente.
5.3.4.
El Estado Provincial y el
Estado Nacional ante los agricultores movilizados. El conflicto estalla en momentos en que asciende
al gobierno el radicalismo, elegido mediante la primera aplicación de la ley
Sáenz Peña y con la fórmula Menchaca-Caballero. En el plano nacional, es aún el
tradicional partido conservador el que controla el aparato político, si bien
liderado en este momento por un sector más progresista, el representado por
Roque Sáenz Peña.
El
radicalismo provincial, para quien esta masa de arrendatarios mayoritariamente
extranjeros no representa, por el momento, un apoyo electoral, se ha presentado
en las elecciones santafesinas como una alternativa frente al
"acuerdismo". Indudablemente, si bien no asume una postura definida
en torno al problema agrario provincial o del país, el partido se enfrenta a un
movimiento que puede implicarle un tremendo desgaste político si no logra
encausarlo adecuadamente.
En
virtud de ello, instrumenta una política que permanentemente produce
situaciones contradictorias: por un lado, el informe de la comisión veedora
destinado a analizar y proponer vías de solución al conflicto, por otro, la
puesta en marcha de un aparato represivo que, si como afirma el gobernador
Menchaca, está destinado a proteger "...a todos aquellos que no quisieran plegarse a la huelga..."[22], se convierte en un instrumento útil en manos
de los terratenientes.
La
comisión veedora constituida por el vice-gobernador Caballero (de previa
militancia anarquista antes de entrar a las filas radicales), el estanciero
Toribio Sánchez (radical) y el abogado Daniel J. Infante (socialista) se reúne
con los grupos en disputa a fin de recabar información. El análisis de la
situación los conduce a la preparación de un documento que provoca la airada
reacción de los terratenientes quienes, en un principio, se habían opuesto al
nombramiento de tal comisión. El extenso documento presentado ante el gobierno
provincial y que fuera avalado por los representantes de los agricultores, proporciona
una detallada visión de la situación en la zona de conflicto que coincide, en
muchos sentidos, con los planteos de éstos.
A
diferencia de lo que sucede en el informe de los terratenientes, el de la
comisión gubernamental hace referencia a las condiciones impuestas en los
contratos de tenencia que dificultan al arrendatario, en definitiva, el control
absoluto del proceso productivo y del producto final.
Abundan
los párrafos en que se denuncian las arbitrariedades cometidas por los sectores
terratenientes y su indiferencia frente al problema social creado ..." (Grela,
1958:124-136). Finalmente, los
informantes acuerdan con los agricultores soluciones que reflejan una postura
más progresista y están destinadas a suprimir, en parte, algunas de las trabas
al desarrollo normal de las relaciones capitalistas de producción en el sur
santafesino.[23]
La
propuesta le valió al gobierno de Santa Fe no sólo la oposición del sector
terrateniente, sino también acusaciones de parcialidad, en relación a las
partes en conflicto, ante la Cámara de Diputados de la Nación.[24]
Es en esa misma Cámara, donde se clarifica la postura del gobierno nacional
frente al problema, a través de las expresiones del Ministro de Agricultura'''[25].
Interpelado
por los diputados, el Ministro coincide en sus planteos con fundamentaciones
precedentes en lo que hace a la causa de la crisis:
"...esa causa reside esencialmente en la falta
de organización económica que caracteriza a nuestra industria agrícola, cuyos
efectos inevitables han debido hacerse sentir con mayor intensidad cuando las
malas cosechas, la de 1910 y la de 1911, especialmente la cosecha de maíz,
cuyos cultivadores son los que principalmente intervienen en este movimiento,
que ha creado a los colonos una situación aflictiva..'[26].
Pero
inmediatamente señala que en esta puja o enfrentamiento entre propietarios y
colonos, o colonos y subarrendadores, han terciado negativamente, promoviendo
la agitación los comerciantes y los "agitadores".[27]
Incluso la prensa, aún impensadamente, ha contribuido —según el disertante— a
propagar el movimiento.
La
interpelación al Ministro da pie a la discusión sobre las connotaciones
clasistas o no clasistas del movimiento, centrando el interés en si la palabra
utilizada para denominar la estrategia de lucha, la huelga, es coherente con la
extracción social de los arrendatarios. Es indudable que, pese a las
fundamentaciones del diputado justo,[28]
y tal como lo señaláramos al analizar las características de las formas de
tenencia de la tierra y las relaciones de producción en el sur de la provincia,
el arrendatario, aun en la variada gama de situaciones que lo diferencian, no
es un obrero rural. Pero, de la lectura de las cartillas de propaganda y, más
tarde, desde las páginas de La Tierra, el concepto
"huelga" emerge como una constante. El
arrendatario,
posiblemente influenciado —aquí sí— por las ideologías anarquistas o socialistas,
o haciendo una transferencia de las características de las estrategias de lucha
de otros sectores sociales —por ejemplo el de los obreros urbanos—' la concibe
como un arma adecuada para su defensa. La paralización dé su trabajo —el no
comenzar a arar en esos meses de 1912, luego de la realización de la cosecha
anterior, o el no levantar la cosecha en los años subsiguientes— se define para
ellos como "hacer huelga", sin que esto implique que se consideren
ellos mismos como obreros rurales.
En
la búsqueda de respuestas al conflicto, el gobierno nacional propone dos
soluciones, una inmediata, lograr el avenimiento de las partes "por concesiones reciprocas" y otra mediata, destinada a mejorar "el ambiente económico en que el colono
desenvuelve su acción".[29]
Para llevar adelante la primera tarea el Ministro envía un delegado
personal"[30]
cuya acción se ve trabada por la creciente agitación. Motivo por el cual deriva
al Ministerio del Interior el tratamiento del problema. El Ministro Indalecio
López ofrece al gobernador de Santa Fe el apoyo del gobierno nacional en todo
aquello que sea necesario para restablecer el orden, pero éste considera que la
situación está controlada"[31].
En última instancia y, en tanto se promueva una legislación destinada a
subsanar los problemas más graves de la realidad agraria desde su punto de
vista (créditos, caminos, depósitos, etc.), el gobierno nacional considera que
debe asumir una actitud prescindente, no interviniendo en ningún momento en las
relaciones entre contratantes libres y en la regulación de precios.
Este
planteo resulta totalmente coherente con la concepción que el liberalismo de
fines del siglo XIX tiene de la interacción entre Estado y Sociedad, ya que
parte del supuesto básico de la real separación funcional entre "el mundo
de la producción, autorregulado por el mercado, y la esfera política que sólo
garantizaba las condiciones externas para reproducir la relación de dominación,
no directamente política, entre el capital y el trabajo" (Portantiero,
1983: 193-194).
Por
otra parte, del análisis del conflicto realizado desde distintos sectores de la
sociedad (terratenientes, arrendatarios, Cámara Sindical, etc.) y por los
gobiernos nacional y provincial se desprende que, a excepción de los
terratenientes y del representante gubernamental a nivel nacional, todos
coinciden en marcar como causa fundamental del mismo las condiciones impuestas
por el régimen de tenencia vigente. El gran enemigo pasa entonces a ser el
terrateniente quien, al decir de Halperín, se convierte en la variable de
ajuste que permitiría al sistema productivo seguir funcionando, sin afectar
otros intereses dominantes, especialmente los de la esfera de la circulación,
mucho más poderosos (Halperin Donghi, 1984: 383-384). Dicha variable de ajuste
no es fácil de dominar, ofreciendo a lo largo del periodo analizado una fuerte
resistencia al cambio.
6. Se estructura el organismo gremial agrario
Desde
fines de julio, Netri, en permanente contacto con las comisiones de huelga,
hace llegar una invitación a la asamblea general destinada a "establecer
las bases de la institución". A la primera reunión convocada para el 1° de
agosto no sólo asisten los delegados de las comisiones sino también los
miembros de la comisión veedora santafesina, representantes de la Sociedad
Rural de Rosario (Francisco Guena, Manuel Ordoñez y J. Giuliani) y periodistas
de distintos medios de información. La misma está destinada a discutir dos
aspectos fundamentales, la fundación de una federación y la actitud a seguir en
relación a aquellas zonas donde el conflicto persistía. -
En
el acta labrada se asientan las conclusiones esenciales de la misma: la
elaboración de los estatutos que regirán la institución, la vuelta al trabajo
de los agricultores que hubieran solucionado su situación, y la aprobación de
una moción de protesta ante las declaraciones del Ministro de Agricultura de la
Nación, "que
afirmaba que la huelga había sido obra de elementos extraños a los
agricultores..." (Grela,1958:430). En la
segunda convocatoria, el 15 de agosto, el objetivo era discutir en el salón de
la Sociedad "Unione e Benevolenza", el proyecto de estatutos
preparados al parecer por el Dr. Daniel J. Infante. La propuesta dé Infante es
rechazada y, en cambio, se aprueba el proyecto elaborado por los delegados
Francisco Bulzani, de Alcorta; Narciso A. Gonatto, de Arroyo Seco; Antonio
Noguera, de Pergamino; Pedro Barba, de Santa Teresa y Telésforo Salmoral, de
Godoy.
En
virtud de los estatutos aprobados por la asamblea, la Federación Agraria
Argentina concreta su estructura organizativa y define su programa de acción.
Pese
a su tardío reconocimiento jurídico[32],
la FAA acciona desde el primer momento a través de un núcleo central, el
Consejo Directivo"[33]
y secciones, organismos o
sindicatos
agrarios que funcionaban en distintas localidades del país y cuyo número se
acrecienta con el tiempo.[34]
Para favorecer el permanente contacto entre las secciones y los arrendatarios
lugareños o entre las secciones y el Consejo Directivo, se recurre a dos vías:
1) las asambleas periódicas, convocadas generalmente para hacer frente a
problemas surgidos o para facilitar la concreción de los objetivos propuestos;
y los congresos generales, reunidos cada año; 2) la creación de un órgano de
expresión y de difusión de la obra de la nueva asociación[35],
inaugurado bajo el nombre de Boletín Oficial y transformado, en el año 18, en La Tierra.
El
tipo de organización propuesto por los agricultores federados favorece una
relación fluida que se consolida a través del tiempo. La asociación —a la que a
veces los mismos agricultores, ya en cartas, ya en las páginas de La Tierra, dan el nombre de sindicato o gremio— se
diferencia desde el principio de las organizaciones sindicales obreras por el
origen social de sus miembros (arrendatarios, pequeños y medianos propietarios)
y por su programa. La FAA no conserva en la actualidad el registro de socios
del período, salvo en algunas secciones y de manera parcial, pero, a través de
los mismos estatutos, de las declaraciones de los propios protagonistas o de
afirmaciones aparecidas en La Tierra, sumadas a la toma de
posición de la institución frente a los conflictos obreros, que analizaremos
más adelante, se va perfilando la base social que sustenta a la institución.
7. Objetivos y estrategias
A
lo largo del periodo analizado (1912-1933) y a partir de lo establecido por los
estatutos de la asociación, congresos y declaraciones, se van definiendo cuatro
problemas básicos que la organización debe enfrentar: el del régimen de la
propiedad y el de la tenencia de la tierra; el del crédito y el de la
comercialización.
Para
obtener respuestas a sus demandas las dos administraciones de este ciclo, la de
Netri (1912-1916) y la de Piacenza (1916-194-5) proponen dos tipos de
estrategias: una en el campo estrictamente gremial y otra en el campo político.
7.1.
La
estrategia en el campo gremial.
La defensa de los intereses de los arrendatarios, núcleo fundamental en la
primera etapa de la vida de la FAA, se canaliza a través de dos niveles:
a. el de las movilizaciones;
b. el de la consolidación corporativa en el
plano económico.
7.1.1.
Las movilizaciones. Concluido el conflicto de 1912, que sólo
palió a corto plazo la situación de la gran masa arrendataria, se observa que
las tensiones continúan latentes y estallan, agudizadas por coyunturas
nacionales e internacionales. Desde 1913 la huelga renueva su vigencia,
prácticamente cada año. Si bien no se trata —a excepción de lo que sucede en
1919 o en 1933— de movimientos masivos como el iniciado en Alcorta en 1912,
tienen su incidencia en distintas zonas del área.
Los
núcleos donde la movilización adquiere mayores proporciones en estas dos
décadas son: Alcorta, Correa, Carmen, Máximo Paz y Firmat. Las causas siguen
girando en torno a las condiciones establecidas en los contratos de
arrendamiento[36],
las que se ven agudizadas por el descenso de los precios, aumento de los
insumos, dificultades financieras, calamidades climáticas u otros factores
coyunturales. Las estrategias de la movilización son las mismas pero ahora es
la institución la que coordina el proceso. Es la FAA la que avala o no64[37]
la validez de la huelga, la que intenta, a través de la acción directa de sus
dirigentes o de los editoriales de La Tierra, mantener vivo el espíritu de
unidad y solidaridad de los agricultores para defender sus intereses.
En
1913 se observa un estado de movilización en el Depto. Constitución y también,
a diferencia de lo que había sucedido el año anterior, en áreas del centro como
Castellanos y San Cristóbal.
¿Las
causas? Nuevos aumentos de los arrendamientos; lluvias que afectan tanto al
cereal cosechado como al por cosechar; deterioro de caminos; aumento de las
tarifas de los carreros; descenso de los precios a causa del deterioro de la
buena calidad del cereal, etc. Luego de una movilización parcial y atomizada,
la crisis se supera.
Pero
es 1914 sin duda uno de los momentos importantes en la reactivación de la
discusión sobre la cuestión agraria. No sólo por cuanto Alcorta y algunas zonas
aledañas se convierten en epicentro de nuevas tensiones que enfrentan incluso
entre sí a los dirigentes chacareros"[38],
sino por la repercusión que los problemas agrarios alcanzan en el ámbito
parlamentario.
En
febrero la FAA solicita al Ministro del Interior de la Nación que se cree un
Tribunal de Arbitraje.[39]
Dicho Tribunal estaría constituido por igual número de propietarios y colonos,
así como por funcionarios del Estado y profesionales de agronomía. Su objetivo principal
residía en formular las bases de los contratos de arrendamiento y dirimir toda
cuestión suscitada entre propietarios y colonos. El proyecto no recibe el aval
de la Sociedad Rural Argentina, razón por la cual la FAA solicita apoyo a la
Sociedad Rural de Rosario. Si bien esta última acuerda con la propuesta, su
acuerdo no tiene el peso suficiente como para lograr la sanción de una ley que
lo implante.[40]
En
marzo de ese mismo año la FAA envía al Presidente del Congreso de la Nación una
nota en la que solicita la discusión de los proyectos presentados por los
doctores Palacios y Justo en 1913 (indemnización a los arrendatarios por las
mejoras en los campos; duración de contratos de arrendamiento), como así mismo
de los proyectos agrícolas del ex ministro Eleodoro Lobos.[41]
Pocos meses después Lisandro de la Torre eleva un proyecto de fraccionamiento
de tierra y venta de las mismas por el Poder Ejecutivo que favorezca la transformación
del arrendatario en propietario. La propuesta no sólo tiene en cuenta una
prolongada financiación sino que además prevé explícitamente la posibilidad que
el extranjero acceda a esa condición, previa adquisición de la carta de
ciudadanía.[42]
El dirigente del PDP considera que es la única vía válida para convertir a la
agricultura en un sector próspero y capaz de sortear futuras crisis. Lisandro,
a diferencia de los socialistas, cree inadecuado cualquier tipo de reformas al régimen
de arrendamiento por cuanto ellas terminarán por impulsar a los propietarios a
no arrendar.
¿Cuál
es la respuesta del oficialismo a estas demandas?
Ninguno
de los proyectos presentados en el Parlamento por la bancada conservadora da
solución al problema del régimen de tenencia o al del acceso a la propiedad de la tierra. Sus
representantes, en cambio, vuelven a desviar el cuestionamiento al sector
terrateniente hacia otro ámbito de discusión. Reanudan el tratamiento de la
Prenda Agraria y de los Warrants, como un medio de expandir el crédito sin
modificar el sistema vigente, asentado sobre la política crediticia del Banco
de la Nación (Tuchin,
1978: 388-389),
y sin hacer más accesible al chacarero las condiciones de préstamo con las que
pudiera alterarse, en última instancia, la estructura social de la tierra.
Tanto en las cámaras como entre los sectores agrarios afectados por la sanción
de la ley de Warrants y de Prenda Agraria, la discusión es ardua y hay planteas
de oposición y rechazo muy definidos como el de la bancada socialista. La misma
acusación que los socialistas hacen a los proyectos de fomentar la especulación
y terminar beneficiando en definitiva al comerciante y al acopiador, es
reiterada por los columnistas de La Tierra.[43]
No
obstante, las dos leyes son sancionadas.
La
guerra abre una etapa difícil para el sector agrícola, por un lado, se
encarecen los fletes, dificultando la salida del cereal argentino a precios
competitivos frente a mercados más cercanos al viejo mundo como EEUU y Canadá.
Circunstancia que, en cambio, perjudica menos a la ganadería ya que sus
competidores más importantes están más alejados de los centros de consumo. Por
otra parte, se produce la caída de los volúmenes de importación de insumos
fundamentales (combustibles, carbón, etc.) y se traba el normal flujo
migratorio.
Ello
repercute indudablemente en los chacareros. El malestar en algunas áreas es tan
grande que llega a generar desde 1915 un fenómeno totalmente nuevo: el éxodo de
los chacareros hacia países limítrofes.
En
1916 reaparecen, desde febrero, las tensiones en algunos campos de la zona que
deriva, como en Carmen, dentro de las propiedades de la condesa de
Chateaubriand[44]
o en Máximo Paz, en las tierras subarrendadas por Traversa Hnos., en
paralización de actividades.[45]
Junio y julio se convierten en meses álgidos.
La
Tierra menciona en diversos editoriales los mecanismos utilizados por los
terratenientes frente a la presión chacarera: el desalojo y el "echar
vacas al campo".
En
junio de 1916, cuando los arrendatarios de Fuentes se dirigen a la Federación
para que apoye sus demandas y sugieren corno forma de presión la huelga, la
Federación les responde que no patrocinará una huelga en ese momento pero que
cada sección envíe un delegado a Rosario para que, conjuntamente con el Comité
Directivo viajen a Buenos Aires a entregar una solicitud al gobierno,
demandando su intervención, para dar solución a la situación.[46]
En
caso de no concretarse tal intervención, consideraría la organización de un
paro general por el tiempo que creyera necesario.
El
Memorándum elevado al Congreso, que aborda de manera amplia y profunda los
problemas agrarios (régimen de tenencia, tribunales arbitrales, almacenamiento,
crédito, transporte marítimo, impuesto a los campos sin cultivo, moratorias,
etc.)[47]
y la petición al gobierno no tienen resultados aparentes.
No
obstante que la FAA se opone abiertamente al movimiento de Bombal y Firmat,
éste prosigue su accionar durante todo el mes de agosto.[48]
Se trata sin duda, de movilizaciones parciales que, sin embargo, son índice del
descontento existente en el sector agrario arrendatario. Descontento que,
además de la movilización y la huelga, se expresa a través de los incendios de
parvas, matanza de animales, cortes a los alambrados, etc.
1916
cierra un ciclo en el control del sistema político por parte de la oligarquía:
finaliza la presidencia de Figueroa Alcorta y triunfa el radicalismo a nivel
nacional. Pero también significa la desaparición violenta de una de las
principales figuras del movimiento agrario: Netri. El asesinato de Netri es la
culminación de un prolongado procesó de persecuciones, amenazas, agresiones,
calumnias y procesos judiciales en las que se vio envuelto el líder agrario. Su
lugar va a ser ocupado desde entonces por Esteban Piacenza.
Durante
los primeros meses de 1917 las condiciones climáticas desfavorables (sequía,
piedra) y la langosta provocaron importantes pérdidas. Los chacareros plantean
al gobierno una provisión de semilla, para llevar adelante el nuevo ciclo productivo,
y la condonación de deudas de arrendamiento. La petición no es escuchada, continuando
los desalojos.
En
el sur santafesino se producen movimientos en Correa, Carmen, Bigand, etc.
Emilio
Lahitte —quien invitado por la FAA como mediador, recorre la zona— considera
que el conflicto no asume proporciones alarmantes y que las zonas más afectadas
son las de las
"sementeras de maíz en los Departamentos de
Caseros, Constitución, General López, cte. De acuerdo con las afirmaciones del
observador, el gobierno de la provincia "había tomado todas las medidas
posibles para garantizar la libertad de trabajo e intervenía eficazmente, por
medio de las autoridades locales, a fin de facilitar arreglos entre
propietarios y colonos..." (Lahite, 1916: 225-226)
Por
ende, su intervención se reduce a exhortar a las partes a llegar a acuerdos
firmes, pese a las dificultades que plantea el hecho que mientras los
arrendatarios están organizados y actúan a través de la FAA, los propietarios
lo hacen individualmente. La represión, en algunas zonas, y una recuperación de
los precios parecen estar en la base del levantamiento de la huelga.
El
gobierno de Yrigoyen debe afrontar duras críticas en 1917 por no dar respuesta
a los problemas fundamentales del sector agrario. La única propuesta que desde
la administración radical se observa en ese año es la llamada "Ley del Hogar",
inspirada en la legislación norteamericana 'y cuyo objetivo es que los lotes
del hogar sean propiedad de la familia, a no ser que la donación caduque por
falta de ocupación o abandono y entonces si puede ser reclamado por otro núcleo
familiar. La ley se aplicaría sobre las tierras públicas que el gobierno
nacional podía disponer en los territorios, los cuales, a excepción de La Pampa
—tal como lo recalca La Tierra— eran poco fértiles, resultando insuficientes
las 200 has. asignadas para el agricultor. Si bien la ley es sancionada por el
Congreso (25/9/1917), Yrigoyen se niega a ponerla en práctica argumentando que
la misma debía limitar sus alcances a ciudadanos nativos o naturalizados, por
cuanto de lo contrario se correría el riesgo de ver esos territorios invadidos
por extranjeros (Solberg, 1975: 264).
La
presión del Congreso y de la opinión pública no logran modificar la decisión
del Presidente.
El
descontento agrario va a alcanzar uno de sus picos más altos en 1919.
A) LAS MOVILIZACIONES DE 1919
Las
condiciones desventajosas 'en que se comercializa el cereal presionan
fuertemente sobre los productores. Los paliativos buscados por el gobierno para
recomponer la estructura comercial, a través de convenios comerciales con
Francia e Inglaterra, no resuelven las dificultades. A las distorsiones
impuestas por el régimen de tenencia, la coyuntura bélica suma los ahora
agudizados problemas de insumos (bolsas, maquinarias, etc.), crédito y
comercialización.
Cuatro
factores aúnan su acción a los precedentes: el impuesto a las exportaciones
decretado por el gobierno en 1918 para paliar la disminución de los derechos
aduaneros y que, previsto como de emergencia, se transformó en una carga
permanente; más las intensas lluvias que dañaron la cosecha 1918-1919; la larga
huelga portuaria que dificultó las exportaciones y, por último, la movilización
de los peones rurales.
Primera fase de la movilización de los obreros rurales
Ya
en diciembre de 1918 los obreros inician una movilización en demanda de mayores
salarios y modificaciones en las condiciones de trabajo.
La
movilización de los obreros rurales está estrechamente ligada a una serie de
situaciones, fruto en parte de la coyuntura de guerra. Aun cuando ésta implica
una menor afluencia de fuerza de trabajo desde el exterior, la existente no es
absorbida totalmente por cuanto se observa en algunos años, un directo
desplazamiento de los cultivos por la explotación ganadera, la que exige menos
mano de obra. Por otra parte, las adversidades climáticas, especialmente en el
año agrícola 1916-1917, arruinan las cosechas y merman el trabajo. Todo esto
incide indudablemente en la situación salarial de los obreros.
El
columnista de La
Tierra reconoce las
posibilidades de triunfo en sus reclamos de los obreros rurales porque están
unidos, cosa que no sucede con los chacareros.[49]
En
un editorial aparecido en La Tierra en ese año se lee:
"...En muchas localidades de la campaña se hace
sentir mucha agitación entre el elemento trabajador (bracero), el cual pide
mejoras de salarios y de trabajo.
En algunas partes se han formado núcleos
organizados...
Los colonos deben atender a las sociedades de peones
y acceder a sus pedidos cuando
son razonables, pero cuando piden "casa higiénica", de 7 a 10 pesos
diarios, caña, vino, 8 horas de trabajo diario, no se debe acceder...
...Ningún peón deberá trabajar a menos de 6$ por día
y comer, como come el colono con su familia.
El trabajo debe ser de
sol a sol y el descanso a las doce debe ser de hora y media
desde el momento que deja la horquilla hasta el momento que la vuelve a
empuñar...
Ningún peón puede pretender, trabajando por
jornadas, más de 6$ trabajando
con atadora y más de 7$ trabajando con espigadora...
Los colonos deben dar trabajo a los peones del
pueblo que están agremiados y estos deben trabajar con preferencia con los
colonos Federados..." [50]
El
nivel de organización de los peones rurales deriva, con seguridad, de los
estrechos contactos con el mundo urbano. Algunos peones incluso son obreros
urbanos que cubren tareas en uno y otro ámbito. El fin de la guerra y el
reacomodamiento de las condiciones sociales genera en 1919 un importante
movimiento contestatario en el mundo de los trabajadores. Los acuerdos
alcanzados a fines del 18 resultan sumamente frágiles.
De
acuerdo con un. editorial de La Tierra la huelga, que se extiende
prácticamente durante el primer mes de 1919, es fomentada por la FORA del
Quinto Congreso, de neto corte anarquista.[51]
El
movimiento del 19 parece tener su centro en el Depto. Constitución, desde donde
se extiende a los de San Lorenzo, Caseros, Belgrano"[52],
abarcando a los distintos tipos de obreros (trilladores, carreros, peones,
hombreadores, etc.).
¿Cuál
es la respuesta de los otros sectores ligados a la actividad agraria y del
gobierno con relación a las demandas de los obreros?
El
gobierno provincial afirma su no intervención en el conflicto, pese a las
protestas de los chacareros, en tanto la movilización no adquiera un carácter
agresivo o revolucionario.[53]
Los
sectores comerciales protestan frente a la situación creada y el Centro de
Acopiadores de Cereales colabora para evitar los efectos negativos de falta de
brazos para levantar la cosecha, respondiendo a los pedidos de algunos lugares
con el envío de peones pertenecientes a la sociedad de Trabajo Libre.[54]
Los
agricultores federados no sólo no son obreros rurales, sino que además, los
perciben como sus opositores cuando éstos levantan sus reivindicaciones de
clase.
Pese
a todo, braceros y chacareros logran acuerdos parciales, y los mayores
conflictos desaparecen.
A
la agitación de los obreros sucede la huelga chacarera.
La movilización chacarera en 1919
En
un editorial publicado en el diario La Tierra, con fecha 9 de mayo de
1919, Esteban Piacenza analiza las causas de la huelga agraria. Desde marzo a
junio"[55]
ésta moviliza a los arrendatarios santafesinos afectados por la inestabilidad
en la tenencia de sus tierras, por la existencia de un crédito usurario, por el
costo de sus insumos (envases, repuestos e implementos de trabajo, tarifas
ferroviarias, jornales, etc.), factores a los que se suma la pérdida de la
cosecha de maíz. Situación que larvadamente existe en los años precedentes.[56]
Endeudados,
los arrendatarios se enfrentan a propietarios o subarrendatarios que les
intiman desalojo a partir del 1° de marzo. El desalojo, junto con la represión,
ha constituido uno de los importantes instrumentos de presión de los
terratenientes frente a los arrendatarios. Según Piacenza,
"...algunas de estas intimaciones de desalojo
eran debidas a que los propietarios querían
"echar vacas al campo", pero la mayor parte eran
hechas al sólo objeto de atemorizar a los colonos a
fin de hacerles aceptar una suba de los arriendos y las bárbaras condiciones de
trabajo".[57]
El
4 de marzo, Piacenza dirige un Memorial al presidente Yrigoyen solicitando una
serie de medidas económicas inmediatas: (préstamos, moratorias de pago de
arriendos y otras deudas, rebaja de los cánones, etc.) y la sanción de una
legislación que dé solución definitiva a la situación, agraria. La esperada
respuesta gubernamental no llega. En lo inmediato, se le proporciona a los
agricultores un crédito insuficiente[58]
y no se eleva al Parlamento ninguna propuesta de leyes de emergencia para
enfrentar la crisis. Un Congreso extraordinario de la FAA, reunido el 13 de
abril, acuerda proseguir el paro.[59]
Algunos dirigentes políticos, como Lisandro de la Torre, realizan giras para
analizar el problema en las zonas en conflicto. El viaje de Lisandro, en julio,
es recibido negativamente por la directiva de la Federación, que más que como
líder de un partido, lo identifica con su rol de propietario.[60]
La
huelga chacarera de 1919 no sólo expresa con más violencia sus cuestionamientos,
sino que además trae nuevamente al primer plano de la discusión el problema del
régimen de propiedad de la tierra. Piacenza afirma, en un reportaje, que las
reformas al régimen de arrendamientos no implican la solución del problema sino
que constituyen una alternativa transitoria y circunstancial frente a la
respuesta de fondo que es la reforma agraria.[61]
Las
tensiones sociales en el ámbito urbano a las que se suman ahora las del ámbito
rural generan el temor de una amenaza revolucionaria, lo que sirve de
justificación a la fuerte represión que desde abril a junio se extiende por
toda la campaña. La Federación protesta enérgicamente frente a la acción
policial y rechaza las afirmaciones gubernamentales de que la movilización es
fruto de "anarquista,
agitadores y propagandistas agrarios''.[62]
También
desde el Congreso se levantan voces de oposición a las medidas represivas, que
muchas veces van acompañadas de la deportación. La Cámara de Diputados solicita
explicaciones al Ministro del Interior pero no es escuchada.
En
junio, los arrendatarios que consiguen las mejoras solicitadas vuelven a
trabajar, subsistiendo en julio aún algunos focos de movilización como en
Casilda, donde la intransigencia de los terratenientes es muy marcada.[63]
La
presión ejercida por los chacareros a través de su movilización incidirá en el
tratamiento, por parte del Parlamento, de algunos proyectos destinados a
solucionar la crisis agraria. Por una parte, el gobierno envía a la Cámara de
Diputados cuatro proyectos: el de las Juntas Arbitrales del Trabajo Agrícola;
el de locación agrícola; el de Cooperativas Agrícolas y el de fomento de la
colonización de la pequeña propiedad. Los chacareros consideran que esta
decisión del oficialismo ha sido fruto de la gran huelga agraria.[64]
Por
otra, se rediscuten problemas que la bancada socialista había abordado en años
anteriores sin resultado satisfactorio. Con la firma de sus integrantes
encabezados ya por Justo, ya por Repetto, se presenta en mayo del 19 el
proyecto de ley de pago de mejoras y plazos de arriendos. En los considerandos
del mismo gran parte de los males agrarios se atribuyen al latifundio y a la
especulación en tierras y se plantea la necesidad de subdivisión del suelo; y
un proyecto de reglamentación de Cooperativas Agrícolas —particularmente
avalado por la FAA- en el que se las considera como una de las vías para
consolidar al agricultor como productor y como participante activo del circuito
de comercialización del producto social.[65]
Tanto
los proyectos oficiales como los del socialismo no tienen curso y se desdibujan
en las comisiones parlamentarias ya por la oposición de la mayoría que controla
la Cámara, ya por existir otras prioridades. Sin embargo, la presentación de
los mismos pone en evidencia la persistencia de dos problemas fundamentales no
resueltos en el marco de la sociedad agraria: el del régimen de propiedad y el
del régimen de tenencia de la tierra. Como en otras oportunidades la discusión parlamentaria
se deriva hacia un paliativo: la reforma de los estatutos del Banco Hipotecario
Nacional para permitir que a través de él los agricultores, y también los
ganaderos, accedan a un sistema de crédito que les permita la compra de
tierras. Los análisis con respecto a los resultados de la aplicación de la ley
10676 son dispares. Solberg (1975:268) afirma que,
"la continua resistencia de los grandes propietarios a subdividir y
vender sus estancias, junto con los complejos procedimientos burocráticos del banco,
impidieron que, la ley de 1919 tuviera consecuencias importantes...
Según
Ortiz, en cambio, la ley pensada como un cierto tipo de reforma agraria,
impuesta por las necesidades internas y con preceden--tes externos importantes,
permitió a un sector de agricultores —que había podido ahorrar durante la
guerra— canalizar ese dinero en la compra de viejos latifundios subdivididos,
en regiones marginales (Ortiz, 1983:89).
Para
los chacareros, las respuestas no parecen haber sido suficientemente válidas.
La
reacción por la falta de modificaciones de base en relación a los problemas
fundamentales no se hace esperar. En agosto, un editorial de La Tierra plantea:
"En vez de leyes
nos presentan grandes proyectos. ...Ya no nos dejaremos
cargar en un automóvil y llevarnos a darles nuestro voto; paulatinamente iremos
desprendiéndonos de esos funestos hipnotizadores y el voto nuestro, de nuestros
hijos y de nuestros amigos, ya no será para conservadores, radicales o demócratas...
Así usaremos el voto dándoselo a los amigos de los
colonos y aparte del voto usaremos ampliamente la huelga...[66]
Pero
la huelga chacarera sufrirá un "impasse" frente al resurgimiento del
conflicto obrero.
Segunda fase de la movilización obrera rural y la sanción de la ley de
arrendamientos
En
agosto del 19 se produce un primer acercamiento de los dirigentes obreros y de
la FAA. en defensa de intereses comunes: el derecho de la clase trabajadora a
organizarse gremialmente.[67]
Sin embargo, las condiciones sociales agudizan las tensiones y los pliegos de
condiciones reaparecen en el sur de Santa Fe y en el sur de Buenos Aires entre
diciembre del 19 y enero del 20, extendiéndose por toda la región cerealera. La
respuesta, en general, es el rechazo al movimiento, que resulta fuertemente
reprimido. La Federación avala la participación de la Liga Patriótica en la
represión de los huelguistas.[68]
Posteriormente,
las tensiones ceden y chacareros y obreros establecen ciertos acuerdos. Es
evidente que si las reivindicaciones sectoriales los separan ampliamente,
logran establecer vínculos de solidaridad cuando se enfrentan al sector
terrateniente o cuando quieren ejercer presión sobre los poderes públicos.
Este
objetivo parece cumplir el convenio que en junio de 1920 se establece entre la
FORA y la FAA, convenio en el que claramente se señalan las diferencias entre
la fracción de clase representada por los agricultores federados y la clase
obrera, y que, según los observadores, estuvo destinado a acrecentar la base de
apoyo para lograr la sanción de la ley de arrendamientos.[69]
Por
otra parte, es indudable que los acuerdos entre ambos sólo son coyunturales.
La
activación social que se observa en la región cerealera durante 1919-1920; la
crisis que afecta profundamente al sector ganadero; la proyección que la
producción agrícola adquirirá en el comercio internacional; el control de la
mayoría de la Cámara de Diputados por parte del radicalismo, debieron incidir
en la sanción de la ley de arrendamientos de 1921.
Desde
el momento en que se produce la movilización de los agricultores en 1912 hasta
1921, toda reunión, todo manifiesto, todo congreso, reclama la aprobación de
esta ley. Pero la presión ejercida desde los sectores dominantes es muy fuerte.
Estos, abroquelados en el principio de defensa de la libertad de contratación,
del libre juego de la oferta y la demanda, paralizan durante años cualquier
propuesta diferente y desde 1919 obstaculizan el tratamiento del proyecto
estatal sobre arrendamientos. El radicalismo, por su parte, carece de bases
suficientes en el plano económico y social como para enfrentar a estos grupos
que, además, tiene el control de la Cámara. No obstante, en el seno mismo del
partido gobernante se levantan voces —frente a la crisis de postguerra— en
defensa de una línea intervencionista en materia económica. Llamativamente son
dos diputados radicales de Santa Fe, Francioni y Cardarello, los que propugnan
una serie de cambios orientados a favorecer a los sectores productores y consumidores,
cambios que marcarían una clara intervención del Estado en las decisiones
económicas. Este proyecto no coincide, indudablemente, ni con las expectativas
ni con la ideología del sector hegemónico en el país y, en consecuencia, queda
relegado en alguna Comisión Legislativa. En la década del 20 nadie visualiza
aún la posibilidad de un cambio en la relación estado y sociedad, en el
contenido y orientación de la política del Estado. Este es concebido como
órgano arbitral y regulador sólo en circunstancias sumamente críticas, cuando
se consideraba roto el equilibrio entre las partes. Estas circunstancias,
sumadas al control radical en la Cámara de Diputados en 1921 y la imprescindible
necesidad de dar respuestas a esta pequeña burguesía agraria, son las que van a
conducir al tratamiento de la ley.
Los chacareros, por su parte, consideran
necesario impulsar una nueva movilización.
El
27 de agosto de 1921 alrededor de 1.500 agricultores se dirigen a Buenos Aires
para presentar un petitorio ante el Senado, solicitando la sanción de la ley de
arrendamientos. A posteriori, reunidos en el teatro Victoria, escuchan la
palabra de sus dirigentes y de algunos líderes políticos socialistas como
Repetto, Justo y Dickman.[70]
Finalmente,
luego de nueve años de lucha, el 24 de setiembre se sanciona la ley 11.170, que
establece los contratos de arrendamiento por cuatro años y por extensiones no
mayores a 300 hectáreas; la indemnización de los arrendatarios por las mejoras
realizadas en- el campo cuando se renuevan los contratos; y, la libertad de
comerciar, asegurar y cosechar el cereal con el empresario que el arrendatario
desee.[71]
Si bien algunos aspectos de esta legislación se llevaron a la práctica, otros
fueron, en no pocas oportunidades, letra muerta. Ello se deduce de la persistencia,
todavía en 1928 de contratos en los que se exigía la utilización de
determinadas máquinas, el seguro en la compañía que se indique, etc. Las
modificaciones que introdujo la ley 11.627 de 1932 sólo sirven de paliativo a
esta situación por cuanto ninguna de estas herramientas legales legisla sobre
el monto de los arrendamientos ni sobre ciertos aspectos que provocaban la
pérdida, por parte del arrendatario, del control final del proceso productivo.
En
la provincia de Santa Fe, la ley —una vez sancionada— también se viola una y
otra vez. Ello impulsa al gobierno, en 1923, a reglamentarla.
En
las fundamentaciones del decreto, aparecido en La Tierra, no sólo se hace mención a las distintas
violaciones de la ley sino también a la necesidad de reglamentar la misma a fin
de ir
"corrigiendo las deficiencias apuntadas e
impidiendo en lo sucesivo la renovación de estas transgresiones que contribuyen
a mantener latente los conflictos agrarios bajo un ambiente de inquietud que
cobra caracteres especiales en la fecha de recolección de la cosecha y
renovación de los contratos. Las agitaciones de Bigand y Piamonte tienen su
raíz en las anomalías apuntadas, de modo que la reglamentación de la. ley de
arrendamientos coincide con hechos que la hacen especialmente oportuna..."[72]
Si
bien 'esta disposición reduce los abusos, no los evita totalmente. Por otra
parte, habrá que esperar a la década del 40 para que la legislación agraria
logre nuevos avances.
B) EL CAMINO HACIA LA MOVILIZACION DE 1933
Luego
de la sanción de la. ley 11.170, en 1921, se verán aparecer reacciones
esporádicas localizadas en torno a algunas grandes propiedades[73],
que dan la pauta de que la respuesta legal ha sido parcial.
Esto
se pondrá en evidencia en el momento en que estalla la crisis de 1930.
La
presidencia de Alvear implica, en realidad, una especie de paréntesis en
relación a la discusión de la cuestión agraria. Posiblemente ello está ligado
al ascenso y relativa estabilidad de los precios de los productos agrícolas en
el marco de un mercado internacional que se recupera. Sin embargo, la
existencia de limitaciones estructurales fundamentales en la sociedad agraria
no deja de ejercer su influencia, motivando no sólo interpelaciones al Estado,
por parte de los chacareros, sino también algún tipo de respuestas del
alvearismo a la situación existente. Tres son los proyectos que serán
discutidos en el ámbito parlamentario: un nuevo proyecto de ley de
Colonización; el proyecto sobre Cooperativas y el de creación del Departamento
Nacional de Graneros Públicos.[74]
De ellos sólo el de Cooperativas logra sanción en el Congreso en 1926. Una vez
más un proyecto destinado a permitir a los agricultores el acceso a la tierra a
través de la subdivisión y venta de grandes estancias se frustra.
El
ministro Le Bretón, con el apoyo unánime de los chacareros federados, basa su
propuesta en la necesidad de romper con el estancamiento agrícola que desde
principios de la década era notorio en lo que a la extensión de la superficie
cultivada se refería; de brindar estímulos al asentamiento de inmigrantes como
propietarios a fin de generar una estructura productiva más racional y
diversificada. Solberg afirma que las argumentaciones de Le Bretón perdieron
algo de fuerza al producirse por ese entonces un aumento de los precios
mundiales de cereales que "determinó la expansión, de los cultivos"
(Solberg, 1975:276-277).
Las
tensiones reaparecen en la última etapa del gobierno de Alvear y durante la
segunda presidencia de Yrigoyen.
Desde
1927 a los "altos
arrendamientos y la excesiva valorización de la propiedad territorial, grandes
deudas hipotecarias y prendarias que insumían elevados intereses, elevados
impuestos, acentuadas tarifas en los costos de transporte...", se suma el fuerte descenso del precio de los
productos agrarios (García Serrano, 1966:210).
La
situación se agudiza en 1928 frente a las demandas obreras.
El nuevo ciclo de movilización obrera
Cuando
en julio de 1928, Piacenza es consultado por el Presidente de la Comisión de
Legislación de la Honorable Cámara de Diputados en relación a las condiciones
laborales y de salario de los peones rurales, el dirigente agrario se opone a
la jornada de 8 horas y al salario mínimo, basando su negativa en las
características del proceso productivo en el agro. [75]
La intransigencia de los agricultores actualiza, en Santa Fe y en el sur de
Córdoba, el "pliego de condiciones" preparado por las comisiones
obreras. Estas insisten no sólo sobre la cuestión salarial y las condiciones de
trabajo sino también en el reconocimiento de su organización gremial.[76]
La
movilización obrera crece. En noviembre, la FAA solicita la intervención
policial en el Depto. Gral. López, uno de los más afectados por el conflicto.[77]
Desde las páginas de La Tierra, la Federación intenta
presionar ante los poderes públicos acusando a algunos caudillos políticos de
utilizar a los obreros en su favor. Un editorial del 24 de noviembre señala:
"...EI fenómeno tiene, en su realidad, una importancia
trascendental, pues evidencia un estado de subversión
que es menester combatir si es que no se desea llegar al desorden grave y a la
perturbación de carácter social-económico...”[78]
La
presión da resultados tanto en Córdoba[79]
como en Santa Fe hacia donde el gobierno nacional decide el envío de tropas.[80]
A mediados de diciembre, la represión ha concluido prácticamente con el
conflicto. La FAA acepta las demandas en relación a las comidas de los peones y
a la indemnización por accidentes de trabajo ❑ enfermedad, pero no reconoce las otras.[81]
Frente
a los obreros que intentan imponer sus propias reivindicaciones, la FAA se
identifica e incluso se apoya en el sector terrateniente.
La protesta chacarera
La
crítica situación agraria se agudiza en el período 30-33 y el desalojo de los
arrendatarios de los campos se transforma en moneda corriente.[82]
El 15 de agosto de 1930, alrededor de 4.000 agricultores, presentan al
gobernador de Santa Fe un extenso memorial donde, luego de una detallada
descripción de la situación agraria, solicitan una serie de medidas de
emergencia destinadas a suspender por dos años los desalojos y que establezcan:
"1. Sistema legal de arrendamientos.
2. Tasa flexible legal del canon de arriendo.
3. Responsabilidad de arrendatarios y propietarios
para la producción, es decir, obligación recíproca de hacer producir más y
mejor la tierra.
4. Expropiación de aquella tierra, cuyos
propietarios viven, habitualmente, fuera del país.
5. Expropiación de toda tierra de Sociedades
Anónimas en Comandita, cuyo objeto es explotar el trabajo ajeno, y prohibición
a esas sociedades de adquirir más tierras.
6. Prohibir la colonización, por parte de sociedades
o personas con carácter comercial o especulativo.
7. Impuesto progresivo a la propiedad raíz en cuya
valuación no se incluyan las mejoras" (García Serrano,
1966: 122).
Tampoco
en este momento se logra respuesta. El 6 de setiembre se produce el golpe de
estado y se instala el gobierno provisional.
Desde
octubre Piacenza insiste con sus denuncias y reclamos ante el Ministro del
Interior de la Nación y el interventor de Santa Fe. En diciembre de 1932, la
FAA eleva un nuevo memorial dirigido esta vez al Presidente Justo (García
Serrano, 1966: 219-222). Justo no cumple con sus promesas preelectorales a este
sector agrario. El 22 de enero de 1933, una gran concentración de agricultores
en Las Rosas (Depto. Gral. Belgrano) decide decretar la huelga para el 10 de
febrero, si no se da solución a sus reclamos:
"1. Establecer un canon de arriendo que esté de
acuerdo con los medíos económicos actuales de los agricultores.
2. Decretar una moratoria de cuentas bancarias y
comerciales para los agricultores y el comercio de campaña (se nota la
representación de comerciantes en la asamblea).
3. Reducción de la tasa del rédito hasta el 4 6 5 %.
4. Que el Banco Hipotecario Nacional reduzca a sus
verdaderos términos el valor de las tierras que ha colonizado.
5. Que sea fijado un precio no menor de cinco pesos
para el quintal de maíz y en su defecto que el gobierno se haga cargo de la
cosecha del presente año agrícola.
6. Que se otorguen los títulos de propiedad a los
adquirentes de tierras fiscales. (Este artículo, como el 4 se vinculan,
seguramente, a las demandas de los agricultores chaqueños).
7. Reducción razonable de los gravámenes aduaneros a
los productos de los países extranjeros que hayan desgravado, a su vez, la
entrada de nuestros productos agropecuarios".[83]
Nuevamente
los agricultores se movilizan. En el III Congreso Nacional Agrario convocado
por la FAA el 15 y 16 de marzo en Bs. As. y, al que asistieron también
comerciantes, industriales y obreros rurales, si bien se resuelve levantar el
paro, se ratifican, a través de un plan orgánico las demandas de la asamblea de
Las Rosas. La presión de los huelguistas, aun cuando no abre el camino a
soluciones definitivas, detiene los desalojos y ejecuciones hipotecarias, logra
la moratoria de las deudas y gesta, aunque tardíamente, algunas leyes beneficiosas.[84]
7.1.2.
La consolidación de la
organización corporativa en el plan económico. La FAA —desde su creación— estructura su accionar
en el campo gremial y en el campo político con objetivos precisos y definidos:
promover la sanción de una legislación adecuada en relación al régimen de
tenencia de la tierra y al régimen de propiedad a través de la cual se logre
una mayor y mejor inserción del sector dentro del sistema; generar una política
de créditos acorde a las necesidades del sector agrícola y abrir nuevas vías de
acción a fin de romper con la dependencia soportada en el sector de la
comercialización.
Desde
el momento en que los chacareros se organizan corporativamente y,
concomitantemente al desarrollo de ciertas estrategias en los campos gremial y
político, comienzan a llevar adelante a través de la FAA una serie de
propuestas.
La
premisa de que la tierra es para quien la ocupa y la trabaja que explícitamente
aparece en los manifiestos del 19 y que subyace en todas las declaraciones,
congresos, memorándums impulsados por la FAA, no es un objetivo fácil de
alcanzar. En 1912 se ha definido ya una de las funciones de la institución en
relación a este problema. La Federación Agraria Argentina debe
"...1)
gestionar de los gobiernos provinciales o nacional la fijación de una
determinada suma anual y establecida en los presupuestos anuales, destinada a
la adquisición de tierras en las regiones agrícolas para transferirlas en
propiedad a los colonos, quienes abonarán el valor pagado, los respectivos intereses,
más los gastos originados, en largos plazos de pago, condiciones que les
permiten a los agricultores ser propietarios de la tierra que cultivan. De
manera alguna debe el Estado lucrar en la negociación de las tierras. 2) Son
propósitos primordiales de la FAA: a) propender por todos los medios al
fraccionamiento de los latifundios, para un mayor desarrollo y eficacia de la
agricultura, como de la formación de una clase agraria estable; b) facilitar el
goce de la tierra en propiedad, a los que tengan capacidad y voluntad para
trabajar personalmente..." (Diecidue, S/f, 353)
A
diferencia de lo que sucede en torno al régimen de tenencia de la tierra donde,
pese a lo prolongado de la lucha, se concretan algunos proyectos, la sanción de
leyes como la "Ley del Hogar" o la 10.676, resulta insuficiente. Es
por eso que a medida que se consolida económicamente, la FAA realiza algunos
intentos de colonización, parciales y esporádicos, a cargo de su sección de
Colonización y que La Tierra se encarga de
publicitar.
"Basta de palabras
HECHOS
El único medio para convencer a los propietarios de
que el colono tiene un defensor y que el defensor tiene fuerza para luchar en
contra de su prepotencia, es de hacer saber que la Federación Agraria Argentina
está hoy en condiciones de proporcionar a sus asociados, tierras en las
Provincias de Córdoba y Santa Fe en lotes de SO a 100 has en arrendamiento o en
venta a largos plazos. Pagando el colono la sola cuota de arrendamiento, en cualquier
momento, si quiere retirarse se le reembolsará a precio de inventario, todas
las mejoras hechas.
Acumulando a esta cuota la de compra, quedará a los
diez días, propietario de la tierra que trabaja. Este es el primer punto de su
nuevo programa: "hacer al colono propietario".[85]
Acceder
a la propiedad; contar con créditos adecuados. Dos objetivos, un difícil y duro
proceso de lucha.
Los
estatutos también fijan que serán objetivos de la FAA: "promover a la instalación de cajas
rurales" y "constituir instituciones bancarias por el sistema
cooperativo", debiendo, al efecto,
ser sometidos sus proyectos al estudio y la aprobación de un congreso ordinario
o extraordinario de la institución (Diecidue, S/f, 353). La búsqueda de
soluciones al problema crediticio que comienza, para el agricultor, desde el momento
que inicia el proceso productivo hasta que penetra en el campo del intercambio,
como ya lo señaláramos, requiere enormes esfuerzos. Una de las primeras medidas
adoptadas por la Comisión Directiva es la de dirigirse a los distintos bancos
de la ciudad de Rosario, solicitando líneas de crédito para los agricultores
federados. Luego de una primera etapa de fracasos, las gestiones de la Comisión
y, muy especial-mente de Netri, logran una resolución favorable del Banco de la
Nación. En el Boletín del 21 de diciembre de 1912 se comunica:
"...Se pone en conocimiento de los compañeros
presidentes de seccionales que el Banco de la Nación Argentina, ha resuelto
conceder a cada colono que lo solicite, créditos hasta la suma de $3.000 moneda
nacional de curso legal, con la garantía de las cosechas. El colono puede
presentar la solicitud correspondiente a la sucursal del Banco de la Nación más
próxima a su domicilio. Francisco Netri"[86]
Aunque
insuficiente, es el primer paso. Analizarnos ya la lucha de la FAA para lograr
la concreción del Banco Agrícola o
de una política de créditos orientada hacia la producción agrícola
y el apoyo brindado a la misma por los diputados
socialistas.
Ante
el problema financiero la Federación recurre a dos tipos de salida: o bien
adelanta el dinero que los agricultores necesitan, utilizando el sistema de la
prenda agraria[87],
o bien realiza gestiones
ante las casas exportadoras para obtener préstamos que luego derivará al colono.[88]
En
estrecha vinculación con los aspectos financieros que mencionábamos, surge la
preocupación del agricultor por hacer frente a las pérdidas posibles de las
cosechas, a causa de fenómenos meteorológicos o plagas.
Por
ese motivo, desde muy temprano, se organiza una compañía de seguros mutuos,
"La Federal Agrícola"[89].
Numerosos agricultores se incorporan, paulatinamente, a la misma, tratando de
asegurar sus cosechas, especialmente contra el granizo.[90]
Desde
el principio la FAA debe abocarse a otro problema básico. Dada la estructura
oligopólica del circuito comercial en ambos planos, el de la venta de los
productos agrarios y el de la adquisición de los principales insumos (bolsas,
máquinas, etc.), resulta muy difícil al arrendatario, al pequeño o mediano propietario,
a los que forman parte de las filas de la Federación, incorporarse a este
circuito y obtener buenos precios de venta para su cosecha y adecuados precios
de compra.
¿Cuáles
son las alternativas propuestas en este campo por la FAA? En el sector compras,
se da impulso al desarrollo del movimiento cooperativo, surgiendo en diciembre
de 1913 la primera cooperativa agrícola en Bigand.[91]
En el primer Congreso realizado en agosto de 1913, Netri plantea que, hasta
tanto la institución no cuente con recursos suficientes para adquirir
comestibles, maquinarias, bolsas vacías, etc., resulta conveniente que en cada
sección se constituyan cooperativas que organicen, con el aporte de sus
asociados, un fondo común para comprar en conjunto, especialmente bolsas. Con
el tiempo y, bajo el control de la institución,
"...el
socio obtendrá una buena ganancia y la Federación iría reformando sus recursos
para llegar un día al fin que se ha propuesto, y es el de proporcionarle la
defensa integral de los intereses, buscando la emancipación de todo género de
especulación y expoliación de parte de los intermediarios...” (Diecidue,
s/f: 416)
La
respuesta no se hace esperar. Bigand se pone a la cabeza, seguido rápidamente
por Chabás.[92]
En el Congreso de agosto de 1915 se da carácter definitivo a la Cooperativa
Federal Central[93],
que se concreta a través de acciones (cuyo valor unitario es de $15) y son
suscriptas por las secciones de la Federación y los socios (Diecidue, s/f: 138).
La sección Compras de la FAA, habilitada con tal fin, incluye desde entonces alimentos,
semillas, implementos agrícolas, tienda, farmacia, imprenta y ferretería. El
problema de la adquisición de maquinarias agrícolas conduce, a veces, a compras
colectivas por parte de algunas Secciones.[94]
Para hacer frente a la presión de los comerciantes de campaña ligados a los
grandes importadores de máquinas, la institución instala un depósito de
máquinas agrícolas[95]
y cuando las imposiciones de los importadores se toman intolerables, recurre
incluso al boycot, como el que realiza contra Agar Cross en 1927.[96]
En
el sector Ventas, la FAA comienza actuando como apoyatura para que la operación
se concrete. Propone a. los agricultores de las secciones la venta en conjunto
de su producto, venta realizada directamente a las casas exportadoras, bajo el
asesoramiento de la institución. Este es el procedimiento, por ejemplo, que se
sigue en marzo de 1914 en Elortondo. Esta sección envía a Netri una nota en los
siguientes términos:
"...Comunicamos a Ud. que en esta sección se ha
resuelto vender maíz directamente a las casas exportadoras de Rosario, y a tal
objeto rogamos a Ud., se ocupe, o al menos nos comunique los nombres de las
casas más serias: ya tenemos disponibles para fin de abril 15.000 qq. pero
esperamos poder entregar para dicha fecha como 50.000 qq. En caso que se
ocupara ud. tenga a bien comunicamos el precio que los compradores pueden pagar
entregándoles el cereal a fin de abril y cuánto pueden adelantar por quintal al
firmar el compromiso porque nosotros precisamos nos adelanten algo...".[97]
Cuando
el Congreso de agosto de 1915 organiza definitivamente la Cooperativa Federal,
su gerente administrativo, José Gresti, impulsa el funcionamiento de una
Oficina de Intercambio Cooperativo que otorga a la FAA el rol de activo
intermediario. Sus funcionarios se ponen en contacto con las secciones para
organizar la compra de los cereales. Pero, no pocas veces, las presiones de los
terratenientes y, especialmente, la de los subarrendadores vinculados con la
esfera comercial, impiden el desarrollo de las operaciones. En abril de 1916,
por ejemplo, se consigna que ante la gira realizada por el Secretario General
de la Federación en la zona de San José de la Esquina, sólo 25 socios firmaron
boleto
"...muchos no adhirieron, pues habiendo los
Señores Pratts hijos y Cía. comunicado que
todo colono que no vende el maíz a la Estancia será echado del campo, tienen miedo que los propietarios modelos cumplan su patriótica y generosa amenaza..."[98]
La
Oficina de Intercambio no sólo actúa como intermediaria sino que también
asesora a los agricultores cuando es el momento oportuno de realizar la venta.[99]
La
insuficiencia del capital accionario sumada a la defraudación cometida por
Gresti, llevan al Quinto Congreso reunido en 1916 a aprobar la moción de
Piacenza que establece
"...que la sección comercial en
la forma que se ha hecho hasta la fecha queda abolida, limitándose la FAA a
poner en contacto compradores y vendedores, ejerciendo únicamente las funciones
de contralor, cobrando por sus funciones una módica comisión".[100]
Superada
la crítica situación, el movimiento cooperativo recibe un nuevo impulso en
1918. Se crean entonces la Cooperativa Agrícola de Rufino, cuyos estatutos
fijan para la misma la integración de las dos actividades: la compra de bienes
de consumo o de producción y la venta de cereales. Incluso se le asignan roles
crediticios.[101]
A ella se sumarán otras y ya en 1920 se computa la existencia de 21 asociaciones
en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires que, conservando su
autonomía, permanecen bajo el control de la FAA.[102]
En 1921 se reúne el Primer Congreso de Cooperativas Agrícolas Federales en el
que se organizan "tres
oficinas para la compra y venta en el interior del país y en el exterior, de
cuanto han menester para el consumo y el trabajo así como todo cuanto produzcan
los accionistas de las cooperativas..."[103]
Piacenza
realiza activos contactos con el exterior para tratar de colocar independientemente
de los exportadores tradicionales, los productos de los agricultores federados.
Si bien no obtiene grandes resultados, logra por primera vez, penetrar en el
mercado internacional. Por otra parte, continúa su intermediación con las
grandes casas exportadoras ya para adquirir ciertos insumos, ya para colocar
los excedentes agrarios comercializables con el objetivo de obtener ciertos préstamos.
[104]
El movimiento cooperativo necesita alcanzar una estructura legal coherente. De
la misma manera que lo hizo en otras áreas, la FAA lucha para lograr la sanción
de una ley sobre cooperativas. El tratamiento de los proyectos es sucesivamente
postergado. Recién en 1926 se sanciona la Ley Nacional de Cooperativas que tampoco
satisface a la institución. La crisis que comienza a hacerse sentir desde 1927,
la inestabilidad del agricultor en su predio pese a la sanción de la ley
11.170, conduce a la Federación a restringir el movimiento cooperativo,
interrumpiendo la creación de nuevas cooperativas. La crisis incide
profundamente en las posibilidades de desarrollo de la Federación,
prácticamente cierra, en relación a ella, un ciclo evolutivo.
Si
estos son los ejes básicos en torno a los cuales gira el accionar federativo,
no debemos olvidar el papel cumplido por la institución en la búsqueda de
soluciones definitivas a problemas como el del costo de los principales
insumos, la insuficiencia de silos o galpones para proteger el cereal, la
urgencia de construir caminos adecuados, incluso la necesidad de contar con una
flota mercante nacional.[105]
Por
otra parte, se observa durante todo el periodo una notoria preocupación por
mejorar la calidad de sus productos, incorporar nuevos, acrecentar los
rendimientos a través de la sustitución del cultivo extensivo por el intensivo,
etc.[106]
7.2.
La
estrategia político-corporativa.
La masa de agricultores que organizan en 1912 la FAA, ofrece un neto predominio
de los extranjeros (italianos, españoles, austríacos, etc.). Disparidad de lenguas,
de costumbres, de concepciones ideológicas, pero un común denominador: su
relación con la tierra.
La
compleja realidad que deben enfrentar los impulsa a buscar canales de
expresión, de acción, de participación. Una primer vía constituyen, sin duda,
los centros de las colectividades. Son estos organismos los que incluso sirven
de sede a las reuniones de las comisiones de huelga que van a dar origen a una
nueva estructura gremial: la Federación Agraria Argentina.
Sin
embargo, los dirigentes agrarios comprenden que su acción no puede restringirse
a la lucha gremial ya que muchos de los problemas que los preocupan exceden esa
esfera. ¿Cómo lograr que esa masa de chacareros acceda al plano político?
La
ley Sáenz Peña implica un considerable factor de movilización y participación
para importantes sectores sociales del país. Un año después de su sanción se
restituye a los extranjeros de Santa Fe el defecto a participar en las
elecciones comunales, proyecto de accidentada trayectoria en la vida de la
provincia pero que está en la base de una tradición de vida comunal en la que
los extranjeros cumplen un activo rol (Gallo, 1983:371).
El
sur, más que ninguna otra de las áreas provinciales, hace una defensa
permanente del régimen comunal o municipal, ya sea por intermedio de una de las
principales fuerzas políticas que genera —la Liga del Sur[107]—
ya por el accionar concreto de ciertos sectores sociales como el de los
chacareros.
Participar
en las comisiones de fomento debe significar para este sector la utilización de
una nueva vía a través de la cual canaliza sus interpelaciones, logrando, al
mismo tiempo, una mayor inserción en la sociedad.
Desde
La Tierra, en 1913, se aconseja a los agricultores que
pueden afiliarse, votar candidatos propios en las elecciones para las
comisiones de fomento. Incluso se dan orientaciones en torno al programa que
deben defender:
1. Ellos deberán ocuparse de crear escuelas en
locales escolares cómodos e higiénicos. Promover una enseñanza racional y que
no se confunda la religión con la enseñanza. Esa debe darse en la iglesia.
2. Proporcionar servicio médico gratuito para los
pobres y sala de primeros auxilios.
3.Promover la higiene en la vivienda de los obreros
y obligar a los terratenientes a construir viviendas de ladrillo para colonos y
dependientes.
4. En lo que hace a caminos, solicitar al estado y a
los gobiernos provinciales un impuesto sobre las rentas al mayor valor del
suelo y la contribución progresiva, limitar la tasa de patentes. y favorecer a
las comisiones de fomento con un porcentaje sobre los impuestos cobrados por el
Estado".[108]
Tal
como se observa en este breve programa, la creación de escuelas constituye una
verdadera preocupación. Tanto para el Estado corno para ciertos grupos sociales
o fuerzas políticas, el sistema educativo tiene un
importante valor político en la medida que favorece la socialización de las
nuevas generaciones dentro de los valores dominantes. La defensa de la
educación formal es compartida no sólo por los sectores ligados al proyecto
sarmientino de educación sino también por otras fuerzas políticas,
especialmente los socialistas y, en Santa Fe, la Liga del Sur (más tarde PDP).
En esta provincia, como seguramente en otras, el problema educativo es grave
tanto a nivel de los niños como de los adultos. Netri y Piacenza lo señalan permanentemente
viéndolo ya desde su perspectiva ideológica (la socialista), ya desde el plano
de su propia realidad: la de ser inmigrantes.
En
una primera etapa existe entre los extranjeros una marcada tendencia a formar
un sistema propio de educación, creando escuelas, enseñando su idioma, su
religión, etc. Frente a él se levanta la ley 1420 que otorga al Estado el
control total del sistema educativo.[109]
Sistema que resulta cuantitativamente insuficiente y, por eso, sumando su voz a
la de los socialistas, a la de los liguistas, la FAA reclama al Estado y a los
sectores terratenientes, la instalación de escuelas.
Pero,
además de las demandas educativas, se destacan, como vemos, las de salud y
vivienda para las clases subalternas así como de vías de comunicación,
fundamentales para la salida de las cosechas hacia el mercado. Aparece también
una incipiente propuesta impositiva sobre la tierra y la demanda de una mayor
participación de los municipios o comunas en la estructura de impuestos del
Estado.
Al
mismo tiempo que se impulsa la participación con candidatos propios en las
comisiones de fomento, se señala la necesidad de no apoyar a ninguno de los
partidos existentes[110],
indicando como votar.[111]
En
algunos lugares los agricultores logran triunfar en sus propósitos e ingresan a
las comisiones de fomento.[112]
Las
preocupaciones políticas van, en este momento, mucho más allá. El Congreso
Agrario realizado en agosto de 1913 plantea, por primera vez, el proyecto de la
formación de un partido político agrario. Tanto Netri como Piacenza, delegado
de Moldes en ese entonces, señalan que "...El partido sería exclusivamente agrario, ya
que el colono, por sus condiciones intelectuales, no está preparado para hacer
ninguna clase de política, ni le conviene otra que no sea la defensa de sus
intereses..." (Diecidue,
s/f: 440). Luego de un extenso debate, se aprueba por mayoría la moción
sobre la constitución del partido; pero al tratar la incorporación de la
"Liga Agraria de Firmat" a la FAA, se deja sin efecto la resolución
política. Al parecer, el grupo de Firmar, liderado por dirigentes anarquistas,
supeditaba su afiliación a la FAA a la prescindencia política y religiosa del
organismo. Votadas las propuestas, se deja de lado la moción sobre el partido.
No
sólo debe haber incidido en esta decisión la presión anarquista sino también
una situación de hecho: el escaso desarrollo de la nacionalización entre los
inmigrantes. Pese a la prédica de distintas fuerzas políticas, especialmente la
socialista, no existe en ese momento un gran número de extranjeros que hayan
adoptado la ciudadanía argentina. En ello debió gravitar enormemente la
carencia de verdaderos estímulos para radicarse definitivamente en el país. El
proyecto de un partido agrario sin una base importante tenía entonces, escasa viabilidad.
Durante
los dos primeros años, a medida que se concreta la estructura organizativa de
la Federación y continúa la lucha en defensa de sus objetivos en el campo
gremial, ésta se convierte en el centro de una puja política entre anarquistas,
socialistas y radicales, puja cuya finalidad última es controlar la nueva
organización.
¿Cuál
es la relación de la Federación Agraria con las distintas fuerzas políticas?
Hemos
señalado al hablar de la movilización chacarera que algunos de los líderes
agrarios eran anarquistas o socialistas, ideología esta última que compartían
Netri y Piacenza.
Los
socialistas, desde el primer momento, desean encauzar al movimiento hacia su
campo como lo evidencia la circular que el Comité Ejecutivo decide enviar, en
octubre de 1912, a los presidentes de secciones de Federación invitándolos "...a constituir agrupaciones socialistas y a
incorporarse al Partido...” (Diecidue, s/f: 36). Esta posición del socialismo
provocará en el seno de la nueva organización una serie de enfrentamientos
entre aquellos que desean seguir las directivas del partido y los que intentan
mantener a la FAA fuera del control del mismo. Resultado de ello será la
expulsión de Noguera o Bulzani, importantes dirigentes agrarios socialistas y
la reafirmación del grupo ligado a Netri (Diecidue, s/f: 58).
Esto
no implica la desaparición de la influencia socialista en el ámbito de la
Federación, ya que no sólo algunos de sus líderes continúan afiliados al
partido, como Piacenza, sino que tanto Netri como Piacenza, mantienen durante
sus administraciones permanentes contactos con los dirigentes —especialmente
con Justo— quienes desde sus bancas en la Cámara de Diputados hacen llegar
distintos proyectos destinados a dar respuestas al problema agrario.
Los
anarquistas, con dirigentes de envergadura en Alcorta y Firmat, enfrentan en
1914 al Comité Central con motivo de conflictos en campos de esa primera
localidad. En abril de ese año, momento de la cosecha de maíz, las tensiones se
agudizan en la región y la FAA no parece dar respuesta a las demandas
chacareras. El organismo explicita una actitud negociadora, tratando de lograr
la creación de Tribunales de Arbitraje, para dar solución a los problemas
existentes entre terratenientes y agricultores. Pero no concreta su objetivo.
Ante esa situación Capdevila, Ghilarducci y otros dirigentes anarquistas declaran
la huelga y deciden la creación de una Federación o Confederación independiente
de la FAA.[113]
Aunque la institución declara inconsulto el movimiento y apoya en julio una
huelga dirigida por grupos adeptos a ella, no logra evitar que el accionar del
grupo anarquista se extienda, constituyéndose a fines de ese mes un Comité Internacional
de Agricultores que reúne a miembros de Alcorta (J. Ghilarducci, Francisco
Menna, Francisco Capdevila), de Bomba]. (Luis Simanetti) y de Bigand (Damián Arfinetti).[114]
El
gobierno radical provincial parece querer utilizar en su beneficio el conflicto
de Alcorta, a través del Director de Agronomía, Ing. Agr. José Yamandí, quien
participa en la organización de la "Sociedad Agraria Cosmopolita", en
oposición a la Federación Agraria Argentina.
No
obstante, ni la presión gubernamental ni el accionar de los anarquistas da los
frutos esperados. El sector liderado por Netri termina imponiéndose y los
sectores anarquistas son paulatinamente marginados.
La
guerra y sus consecuencias van a acrecentar las preocupaciones de la dirigencia
federativa en torno a la elaboración de una estrategia política que le permita
dar respuesta a los problemas del sector que representa.
En
la coyuntura 1918-1923 se definen claramente algunas propuestas.
La
experiencia adquirida en el campo gremial, así como las dificultades
enfrentadas, comienzan a demostrar que resulta imprescindible ganar terreno en
el campo político. Si bien es cierto que los chacareros siguen demandando una
legislación acorde con sus necesidades, especialmente en lo relativo al régimen
de tenencia, se torna prioritario en este momento la propuesta de medidas más
profundas como la de dar la tierra al que la trabaja. El lema que se grita en
el movimiento del 19, surge en el marco de una sociedad que tiene vueltas sus
miradas hacia otras sociedades donde la reforma agraria comienza a ser una
realidad: Alemania, Rumania, Checoeslovaquia, etc., y particularmente Rusia,
cuya transformación es analizada detenidamente en La Tierra.[115]
La
prédica socialista no debe ser ajena a estos planteos. Al fundamentar el proyecto
de Cooperativas Agrícolas, Repetto afirma:
"...He
dicho que el bienestar y el progreso de la vida agrícola argentina están
íntimamente vinculados a la reforma agraria, al sistema de los impuestos, a la
política económica, al régimen de la enseñanza pública, al funcionamiento de
los ferrocarriles, a los procedimientos de la justicia, a las garantías
individuales y a muchos otros aspectos de la vida institucional del país sobre
los cuales no es posible influir sino por la acción política. Y no será posible
mejorar las condiciones de la vida agrícola argentina si el productor rural
independiente no interviene o pesa en la política del país en proporción a su
importancia efectiva como factor preponderante de la economía nacional.[116]
Para
cumplir ese rol político es imprescindible que los agricultores estén en
condiciones de votar no sólo en los municipios. sino a nivel nacional. Aunque
un grupo importante de hijos de chacareros nacidos en el país están en
situación adecuada para participar políticamente, son todavía muy numerosos los
sectores que continúan sin nacionalizarse. Para superar esta situación la FAA
comienza su prédica a través de las páginas de La Tierra en 1918, haciéndose
cargo incluso de las gestiones para la adquisición de la carta de ciudadanía.[117]
Un nuevo canal de participación, una nueva búsqueda ante la falta de
respuestas. ¿Elabora la Federación un proyecto alternativo, busca su camino a
través de fuerzas políticas existentes?
Ninguno
de los partidos la satisface en sus propuestas. La Tierra, si bien coincide en
varios de sus editoriales con las opiniones de Lisandro de la Torre en lo
relativo al problema agrario, no destaca esa coincidencia y, en cambio
cuestiona al líder demoprogresista constantemente en su rol de propietario y en
sus actividades políticas, considerando a su partido como "la cueva de muleros generales y
latifundistas".[118]
Cuando
en 1922 se conoce el resultado electoral que implica un nuevo triunfo para el
radicalismo, el editorial de La Tierra es cáustico:
"...El electorado argentino acaba de dar pauta
de su capacidad intelectual. Las últimas elecciones demuestran, en forma
definitiva y concreta que la masa no está preparada aún para aprovechar los beneficios
que les concede el sufragio universal, síntesis de la democracia y aspiración
máxima de los pueblos más progresistas de la tierra. El resultado de las
elecciones presidenciales, que acaban de perpetuar en el poder a los que han
gobernado inconstitucionalmente durante seis años, puede considerarse como una
expresión fiel de la conciencia ciudadana, conturbada por los falsos apóstoles
de la política criolla... En efecto, de cada ciudadano se ha hecho un empleado
público; de cada empleado público un radical y de cada radical un instrumento
inconsciente del oficialismo".[119]
Estas
apreciaciones van seguidas de un balance de la política agraria del gobierno de
Yrigoyen a la que se considera altamente negativa.[120]
Sin embargo, y pese a lo ácido de la crítica, la actitud de la FAA no resulta
tan altamente cuestionante en esos años, especialmente en el ámbito provincial.
Aunque se producen enfrentamientos con algunos de los miembros del gabinete
radical, como lo señaláramos anteriormente, también es cierto que recibe,
particularmente en los momentos iniciales, el apoyo del grupo de Caballero.
Incluso posteriormente, en situaciones críticas como las de 1919, a diferencia
de lo que sucede en el plano nacional o en provincias con predominio conservador,
el gobierno santafesino se muestra más renuente a reprimir a los chacareros en
huelga.
Una
línea de análisis interesante puede ofrecer la vinculación de Juan Luis
Ferrarotti, asesor legal de FAA, y candidato a vicegobernador en 1920,
acompañando a Mosca, candidatura a la que renuncia optando por una banca del
Congreso. No debe olvidarse que en el período analizado las diferentes
gobernaciones son radicales. Por otra parte, aun cuando la FAA levanta en 1916
la consigna de votar en blanco, los chacareros que están en condiciones de
hacerlo, participan con su voto. La dificultad estriba, en esta etapa de la
investigación, en clarificar hacia qué fuerzas políticas lo canalizan. Además,
la FAA está consciente que los chacareros votan por los partidos existentes.
Así lo demuestra aquel editorial del año 19 en el que se afirma que los grupos
políticos interesados los van a buscar en auto para votar.[121]
El
acercamiento de la institución a los grupos sindicalistas del 9no. Congreso en
1920 es sólo coyuntural. Por otra parte, la relación de la FAA con los
anarquistas del Sto. Congreso resulta altamente conflictiva, no sólo por el
apoyo que éstos brindan a los trabajadores rurales en huelga sino también por
la actitud contestataria que tienen en relación al papel jugado por la FAA en
el campo gremial y la estrategia planteada por ésta en el plano político.[122]
La polémica genera, por parte de la FAA, una
dura réplica en la que precisa sus objetivos en el campo social y político:
"...Los anarquistas que escriben en el pasquín
"Tribuna Proletaria" son sujetos irresponsables que viven del chantaje...
cuando no hay huelgas, siempre al servicio de sus amos y compinches, se
"arriman" a los gremios formados por honestos obreros, los
desorganizan... La FAA es una de las pocas sociedades de trabajadores que han
podido liberarse de esa plaga de lacayos y pueden estar seguros los lacayos que
en la sociedad de los agricultores no han de infiltrarse. Los
colonos no queremos hacer la "Revolución Social" porque no nos da la
gana... Los colonos, es ciertísimo, queremos luchar
"sin revolución social". Queremos organizar cooperativas, cajas
mutuales, ventas colectivas de productos, instruirnos
políticamente para votar por diputados, senadores, etc. y comprar la tierra que
necesitamos para trabajar..."[123]
El
año 1922 significa un momento muy particular en la vida de la organización y en
su accionar político. En ese año, con la renuncia de Piacenza a su
participación activa en el partido socialista, se produce la ruptura con la
dirección del mismo.
¿Cuál
es la relación del organismo gremial con el partido? Analizando la crisis
producida La
Tierra afirma:
"...Nunca ha existido un vínculo material o
pacto de acción entre la Federación Agraria Argentina y el partido socialista
como algún interesado en romper aquellas relaciones lo ha afirmado; pero nos
ligaban puntos de mira comunes y coincidencias tácticas; conservábamos, pues,
relaciones amistosas con espontaneidad, con facilidad y ello nos era
grato...".[124]
En
algunas coyunturas la relación debió ser lo suficientemente estrecha como para
que los socialistas solicitaran a las secciones su apoyo económico en las
campañas electorales e, incluso, llegaran a ofrecer a Piacenza una diputación.[125]
Aparentemente
la crisis no sólo deriva del alejamiento de Piacenza sino también de nuevos
intentos del partido de tener injerencia en el accionar federativo. Desde ese
instante los ataques son mutuos. Si estas fueron las razones de la ruptura, si
se ejercieron presiones sobre Piacenza, si el disconformismo provenía de las
orientaciones socialistas en torno a algunas propuestas legislativas, resulta
difícil saberlo. Lo que si es evidente, y esto se refleja en las páginas de La
Tierra, que el antiguo aval que se le otorgaba a las iniciativas socialistas,
se convierte en rechazo o ataque a partir de 1922.
De
lo analizado se deducen -algunas constantes: disconformidad con la mayoría de
las fuerzas políticas actuantes; coincidencias con las estrategias socialistas
que, sin embargo, concluyen en una profunda crisis; distanciamiento de las
propuestas revolucionarias; búsqueda de una estrategia política propia
adecuada.
En
esa búsqueda, algunos miembros de la organización, al mismo tiempo que se
reanudan las campañas para incentivar la adopción de la ciudadanía argentina,
replantean la necesidad de contar con un partido agrario:
"...Nosotros y nuestros hijos, teniendo nuestro
partido, votaríamos por nosotros y a mi modo de ver todos los hombres del mundo
tienen sus ideas y su partido, entonces ¿por qué nosotros, productores de la
tierra, no lo podemos tener de igual modo como los burgueses y los clericales?
Tenemos a los proletarios que tienen el Partido Socialista, que los defiende
porque tiene sus diputados en la cámara, pero como los colonos no tienen
absolutamente a nadie que los defienda sólo luchamos con la FAA... A mi
criterio, todos los trabajadores de la tierra deberíamos ir juntos a las urnas,
como verdaderos hermanos y no como ocurre hoy día que cada uno votó por partidos
distintos..."[126]
No
obstante, y aunque la prédica se intensifica entre 1920 y 1923, aumentando el
interés de los chacareros por la nacionalización[127],
el proyecto del partido agrario vuelve a frustrarse. La Federación no pretende
elaborar un proyecto alternativo al existente a través del partido agrario. La
percepción que los chacareros tienen del partido es la de una fuerza política
que represente única y exclusivamente sus intereses.
La
crisis de 1930 va a abrir, en este sentido, una nueva etapa de búsqueda. Ante
la desestructuración que la crisis implica, al borde de una nueva puja política
que sustituya al uriburismo, Piacenza analiza las distintas fuerzas que se
disputan el poder: "...El partido, que sin duda poseyó y, posiblemente todavía posee
una mayoría de sufragios, está moralmente inhabilitado para gobernar..."'.[128]
Se refiere, sin duda, al partido radical al que en 1916 la FAA niega su apoyo y
que en 1922 ataca por su inoperancia en el gobierno.[129]
Continúa el planteo:
"...¿Y a cuál otro partido dirigir la mirada?.
¿A la conjunción demócrata socialista? No era posible, la clase agraria no es
socialista... Los socialistas, si no son farsantes, deben ser socialistas esto
es clasistas o revolucionarios. Nosotros los agrarios,
no llegamos a tanto, nosotros somos evolucionistas y oportunistas para ir
mejorando lo existente... ¿Los demócratas progresistas?
Pero si no han podido gobernar Santa Fe, si sólo han
llegado a la mayoría del Consejo Deliberante de Rosario, donde nada, absolutamente
nada de valor han hecho... Cómo creer en la "democracia progresista"
de este partido que niega la existencia de Dios..."[130]
Frente
a ellos, surge el partido agrario que se organiza en ese año bajo el nombre de
Unión Nacional Agraria, a la cual Federación presta su apoyo"... por los
elementos que la constituyen y por su finalidad política confesada...".[131]
Resulta llamativo que, al hacer el anuncio del apoyo de la FAA a la UNA,
Piacenza señale:
"...La Federación Agraria Argentina no actuó
nunca en política, orientando a sus asociados hacia determinados partidos; ni
se embanderó como organismo jurídico. Pero no le fue nunca indiferente la
política y su simpatía fue siempre para aquellas agrupaciones que se le
aproximaron en tendencia y en actuación..."[132]
Afirmación
que ofrece, de acuerdo con lo señalado precedentemente, una visión parcial del
accionar de la institución. Es cierto que en 1927 se detectan llamados de
atención -en torno a la necesidad de prescindencia en las campañas políticas de
los miembros de la Federación en sus respectivos ámbitos de trabajo,[133]
pero el apoyo que en 1931 se le brinda a la UNA implica una clara y abierta
modificación de esta postura. Algunos de los dirigentes de FAA están en las
tribunas junto a los líderes de la UNA y son candidatos, como Piacenza, a
diputados o a electores.[134]
Por otra parte, se insta a los clubes agrarios a apoyar activamente su campaña.
En una nota enviada por el dirigente Pio Minetti de Las Perdices a La Tierra, se lee:
"...En las próximas luchas electorales los
Clubes de Jóvenes Agrarios, deben ser el baluarte de la Unión Nacional Agraria
porque ¿quiénes más que los agricultores tienen derecho a constituirse en
partido político si somos los que producimos la riqueza nacional? ...[135]
La
Tierra sigue toda la campaña proselitista de la UNA e incluso marca el momento
en que, en el plano nacional, la FAA, en virtud de las promesas de Justo,
decide brindar su apoyo a la fórmula presidencial Justo-Matienzo:
"...nos
dijimos —es la surgida de los núcleos políticos que directamente han
intervenido en la revolución y ha estado más cerca de ella. Considerando que,
descartada la mayoría radical personalista... es la que ofrece mayores
probabilidades de poder gobernar; que el candidato a presidente tiene en su
plataforma política de gobierno, iniciativas tan buenas como las de otros
partidos..."[136]
En
el plano provincial, en cambio, el apoyo se brinda a la fórmula radical
Iriondo-Beristain. Según algunos observadores, el apoyo dado a Justo, en el
caso de Piacenza, se debe a su amistad con De Tomasso (García Serrano: 1966:
170-172). Este era un socialista independiente que, en virtud del aval brindado
por su partido a Justo, ocupa un ministerio en su gabinete y apoya, en el breve
plazo de su actuación, algunos de los reclamos de los agricultores,
especialmente el de los chaqueños. Esto puede haber incidido, pero, tal vez, la
explicación habría que buscarla a través de las mismas afirmaciones de Piacenza
—en relación a las posibilidades de triunfo que tenía Justo— y por ende, las
probabilidades de modificación de las condiciones agrarias que éste había
prometido. Sin embargo, Justo no cumple sus promesas, la FAA vive su propia
crisis y la UNA termina por desaparecer.
En
esta instancia del análisis cabría reflexionar sobre la actitud de la
dirigencia federativa. Por primera vez da su apoyo explícito a una fuerza
política a nivel nacional. Pero este aval debe enmarcarse en el proceso general
que vive el país. Se da cuando la crisis política concluye con una etapa
participativa, de vigencia democrática, en la que los partidos políticos actúan
como reales mediadores entre la sociedad civil y la sociedad política. La Unión
Nacional Agraria es sólo el instrumento a través del cual ciertos sectores de
la clase dominante intentan sustituir la cúpula uriburista y desaparece cuando
el objetivo se cumple. Tal como lo señala Piacenza, es el que tiene más probabilidades
de gobernar. Desde 1930 en adelante, el papel que jugaban los partidos se
desdibuja y serán las corporaciones —la Federación Agraria es una de ellas— las
que establezcan una relación directa con el Estado.
Conclusiones
La
crítica situación de la agricultura que provocó la movilización de 1933, a la
que hiciéramos referencia precedentemente, incide profundamente sobre las
posibilidades económicas de la institución que los agremia. La FAA se enfrenta
a socios que dejan impagos documentos por seguro, por bolsas, máquinas y
repuestos, se atrasan en sus cuotas mensuales, etc. La presión de sus
acreedores, especialmente de las grandes firmas exportadoras, como es el caso
de Bunge y Born, y la negativa del Banco de la Nación a renovar sus créditos,
obligan a liquidar su patrimonio. En octubre de 1933 se cierra un ciclo en la
vida de la institución y culmina toda una etapa evolutiva de la lucha de
arrendatarios y pequeños y medianos propietarios agrarios, en la que el sur
santafesino jugó un rol determinante.
¿Quiere
decir esto que nos hallamos frente a un sector de la sociedad que al final del
ciclo analizado ha agotado su capacidad de lucha y vuelve' al punto de partida,
tratando de redefinir su papel en la sociedad?
Creemos
que no es así. Es cierto que la crisis obliga al conjunto social, frente al
agotamiento del proyecto agroexportador, a reiniciar la búsqueda de nuevas vías
que permitan superar la situación. A semejanza de otros sectores sociales, los
chacareros federados van a participar en esa búsqueda, aunando paralelamente
esfuerzos para reconstruir su propia organización. Pero entre el momento
inicial de la protesta agraria y la crisis se han producido cambios
cualitativos importantes dentro del sector que, al tiempo que tienden a definir
sus atributos de clase en el marco de la sociedad, demuestran su capacidad para
defender sus intereses colectivos.
¿Cuál
ha sido el papel jugado por esta pequeña burguesía agraria en el marco del
proyecto agroexportador?
La
puesta en marcha de este proyecto permite la emergencia de este sector que,
estrechamente ligado a él, es puesto a prueba en cada coyuntura —la de la
guerra constituye una muy particular— en que se acentúan los límites de un
sistema fuertemente dependiente del mercado externo.
El
punto de partida de su lucha, en el seno de una sociedad estimulada a
participar, es alcanzar las llamadas "libertades capitalistas".
Buscar
una salida a los condicionamientos estructurales y a la presión coyuntural sin
desestructurar el sistema, logrando una mejor redistribución del excedente
generado por la sociedad agraria. Sin embargo, en situaciones en que las
tensiones se acrecientan, llega incluso a propuestas mucho más radicalizadas
—la tierra para quien la trabaja—que, no obstante, parecen perder en 1933 la
gravitación que tenían en 1919 ó 1932.
El
proceso de desarrollo que vive el país entre 1880-1930, las estrategias
implementadas por estos chacareros en el plano gremial y político, así como las
respuestas del Estado a las interpelaciones de esta pequeña burguesía agraria,
permitieron, sin duda, una mayor inserción social de la misma y, en algunas
etapas, una mejor participación en las políticas de ingreso.
Una
muestra de ello son las modificaciones sufridas en su composición. En el sur
santafesino la relación propietarios-arrendatarios se altera entre 1914 y 1937,
tal como se observa en el Cuadro 3.
CUADRO 3
FORMAS DE TENENCIA DE LA TIERRA
DEPARTAMENTOS |
1895 |
1914 |
1937 |
|||||
Total |
% |
Total |
% |
Total |
% |
|||
BELGRANO |
Propietarios |
151 |
22 |
146 |
15 |
338 |
22 |
|
Arrendatarios |
409 |
59 |
794 |
79 |
1202 |
71 |
||
Medieros |
128 |
19 |
- |
- |
- |
- |
||
Otros |
- |
- |
61 |
6 |
16 |
7 |
||
Total |
688 |
- |
1001 |
- |
1556 |
- |
||
CASEROS |
Propietarios |
456 |
41 |
559 |
18 |
1120 |
30 |
|
Arrendatarios |
514 |
47 |
2417 |
79 |
2527 |
68 |
||
Medieros |
134 |
12 |
- |
- |
- |
- |
||
Otros |
- |
- |
84 |
3 |
60 |
2 |
||
Total |
1104 |
- |
3060 |
- |
3707 |
- |
||
CONSTITUCIÓN |
Propietarios |
270 |
25 |
559 |
18 |
907 |
21 |
|
Arrendatarios |
634 |
59 |
2241 |
71 |
3300 |
77 |
||
Medieros |
176 |
16 |
- |
- |
- |
- |
||
Otros |
- |
- |
- |
- |
- |
- |
||
Total |
1080 |
- |
3151 |
- |
4267 |
- |
||
IRIONDO |
Propietarios |
404 |
42 |
556 |
21 |
950 |
27 |
|
Arrendatarios |
435 |
45 |
1962 |
76 |
2546 |
72 |
||
Medieros |
122 |
13 |
- |
- |
- |
- |
||
Otros |
- |
- |
71 |
3 |
59 |
1 |
||
Total |
961 |
- |
2589 |
- |
3555 |
- |
||
GRAL. LÓPEZ |
Propietarios |
363 |
29 |
942 |
27 |
1752 |
26 |
|
Arrendatarios |
804 |
64 |
2319 |
66 |
4680 |
71 |
||
Medieros |
85 |
7 |
- |
- |
- |
- |
||
Otros |
- |
- |
245 |
7 |
189 |
3 |
||
Total |
1252 |
- |
3496 |
- |
6621 |
- |
||
ROSARIO |
Propietarios |
506 |
25 |
576 |
16 |
1217 |
29 |
|
Arrendatarios |
1411 |
70 |
2891 |
81 |
2867 |
68 |
||
Medieros |
86 |
5 |
- |
- |
- |
- |
||
Otros |
- |
- |
113 |
3 |
140 |
3 |
||
Total |
2003 |
- |
3580 |
- |
4214 |
- |
||
SAN
LORENZO |
Propietarios |
455 |
45 |
458 |
20 |
557 |
24 |
|
Arrendatarios |
466 |
46 |
1795 |
77 |
1705 |
74 |
||
Medieros |
84 |
9 |
- |
- |
- |
- |
||
Otros |
- |
- |
73 |
3 |
48 |
2 |
||
Total |
1005 |
- |
2326 |
- |
2310 |
- |
||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Fuentes: Segundo Censo
Nacional – Año 1895. Buenos Aires, 1898.
Tercer Censo Nacional – Año 1914.
Buenos Aires, 1919.
Censo Nacional Agropecuario – Año
1937. Buenos Aires, 1939.
Si
bien el aumento de los propietarios y la consiguiente reducción de
arrendatarios no es de gran envergadura, revela el desarrollo de un cierto
proceso de acumulación que, favorecido por algunas propuestas legislativas,
permite a estos chacareros acceder a la propiedad de la tierra.
Cuando
se reflexiona sobre el proceso de lucha llevado a cabo se pueden extraer
determinadas pautas.
En
primer lugar, se tiene claro, que no siempre la estrategia fundamental en el
campo gremial es la movilización. La fase en la que la huelga y las
movilizaciones tienen mayor peso se circunscribe prácticamente a la década del
10, con un resurgimiento en 1933. Este proceso de activación social tiene
carácter colectivo, y adquiere ciertos niveles de violencia en coyunturas
críticas como 1912, 1919 y 1933. En los restantes años del ciclo es parcial,
atomizada, por momentos individual. A la violencia de los que queman parvas,
cortan alambrados, forman piquetes para garantizar la huelga, etc., se les
responde con la violencia desde arriba que conlleva al encarcelamiento de lideres,
al desalojo por la fuerza de los campos, la expulsión del país con la
aplicación de la ley de Defensa Social del 10 y, a veces, la muerte.
En
segundo lugar, se observa que la FAA también recurre a la negociación con los
sectores terratenientes, con el Estado provincial o nacional. En el marco de la
negociación, que es vivida por los sectores agrarios más radicalizados como
desmovilizadora, la institución apela a los terratenientes demandando una mayor
participación de los chacareros en el excedente; al Estado requiriendo una
creciente intervención en el campo económico y social, intervención que libere
las trabas impuestas al sistema pero que no interfiera en el libre juego del
mercado. Los acuerdos alcanzados con los grandes propietarios son precarios, lo
que explica la recurrencia de los movimientos de lucha en el período, e incluso
—con frecuencia— desvirtúan la legislación a través de la cual se intenta
reglar el régimen de tenencia de la tierra. Dicha legislación, aunque limitada
e insuficiente, constituye, sin embargo, uno de los más importantes logros del
período.
La
respuesta del Estado no es siempre, ni fundamentalmente, la violencia.
Particularmente en la etapa de apertura del sistema político que permite el
acceso al gobierno de los radicales, se observan intentos de dar alguna
respuesta a las interpelaciones de los chacareros, ya sea mediando entre las
partes, ya favoreciendo algunas vías de distribución que los beneficien, sin
romper por ello con arraigadas concepciones del Estado liberal.
En
su lucha por la consecución de los objetivos fijados, esta pequeña burguesía
agraria busca aliados. Sus alianzas son, empero, coyunturales y complejas. El
aliado de hoy puede convenirse mañana en un opositor. Si en algunas
circunstancias recurre a los pequeños comerciantes de pueblo a los obreros
rurales para hacer frente a los sectores terratenientes o para interpelar al
Estado, no duda en sumarse a los grandes propietarios y demandar la
intervención de las fuerzas estatales, cuando los peones rurales luchan por sus
reivindicaciones de clase. Como lo señalábamos precedentemente, en cada
coyuntura va definiendo con más claridad sus atributos de clase y adquiere
mayor capacidad para la defensa de sus intereses. En este contexto cobra real
envergadura la puja por romper el estrecho cerco que, en el plano de la
comercialización, le imponen las empresas monopólicas y el impulso dado por la
Federación al movimiento cooperativo.
Su
estrategia, tanto en el campo gremial como en el campo político, gira en torno
a la lucha corporativa. En este último es donde demuestra la FAA más claramente
su renuncia a exceder este plano. No hay en esta pequeña burguesía una
aspiración de disputar el poder a la clase dominante, no pretende, como
reiteradamente lo señalan sus dirigentes, ser revolucionaria ni elaborar un
proyecto alternativo que le permita articular bajo su dirección a otros grupos
sociales. La dirigencia de la Federación Agraria Argentina lo sabe y lo refleja
en cada una de sus propuestas. Comprende que resulta imprescindible su
actuación en lo político por cuanto existen problemas que los afectan y cuya
solución excede el ámbito gremial. Por eso estimulan la participación de sus
afiliados en las comunas y municipios; facilitan los trámites para la
adquisición de la ciudadanía; plantean la creación de un partido agrario;
cuestionan el accionar de aquellos partidos que no incorporan en su plataforma
aspectos fundamentales de la política agraria. Se revelan, sin embargo,
rápidamente cuando la organización intenta ser supeditada a una estructura
partidaria. Ese parece ser el motivo fundamental en la crisis con el
socialismo. Finalmente, en esa búsqueda prolongada se vuelven hacia la UNA,
debiendo afrontar una nueva frustración.
El
largo tránsito que se inicia con la crisis de 1930 planteará a la Federación la
necesidad de redefinir objetivos y estrategias en el proceso de puesta en
marcha de un nuevo modelo de desarrollo.
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crédito agrario en la Argentina, 1910-1922. En: Desarrollo Económico, N°71.
* Este
artículo apareció publicado originalmente en el Anuario N°11.
[1] Este
trabajo ha sido realizado en virtud de una beca del Programa Cono Sur del
Consejo de Investigaciones en Ciencias Sociales (CLACSO) a quien agradecemos
las posibilidades brindadas.
[2] Para
diferenciarlos a partir de las extensiones de sus propiedades hemos tomado la propuesta
de Romain Gaignard (1967): De O a 100 Hectáreas (Pequeña propiedad), de 100 a
1000 Hectáreas (Mediana propiedad); de 1000 a más Hectáreas (Gran propiedad).
[3] Este
material ha sido extraído, fundamentalmente, de las páginas del diario "La
Tierra", órgano gráfico de la Federación Agraria Argentina, que
comenzó a ser publicado a partir de 1912.
[4]
Interesantes aportes sobre el tema realiza: Pérez Brignoli,1978.
[5] El 21
de abril de 1901 en el salón del Club Vorwaerts, el doctor Juan B. Justo
pronunció una conferencia sobre el tema: "El programa socialista en el
campo". En el mismo quedaron delineadas las siguientes propuestas:
—
Mejorar los salarios de los peones de chacra.
—
Abolir los impuestos que encarecen los consumos.
—
Abolir los impuestos que gravan la producción agrícola y ganadera.
—
Eximir del pago de la contribución directa a la pequeña propiedad rural.
—
Establecer el sistema de convenio directo entre el trabajador rural y el
patrón.
—
Necesidad de que la ley favorezca a los arrendatarios.
1.
Asegurándoles el goce de su trabajo.
2.
Garantizándoles el usufructo de la casa.
3.
Indemnizándolos por las mejoras que
éstos dejen en los campos.
—
Necesidad de dividir el latifundio.
—
Realizar reformas de orden jurídico para evitar la rapacidad de los acreedores.
—
Reducir el número de despachos de bebidas alcohólicas por medio de una alta
patente municipal.
—
Defensa de la autonomía municipal.
[6] Diario
de Sesiones Cámara de Diputados de la Nación (1929). Comisión de
Presupuesto y Hacienda. Antecedentes sobre Crédito Agrícola, pág. 1 a 27.
[7] Diario de Sesiones de La Cámara de Diputados de la
Nación, 1911: 361.
[8] Diario
de Sesiones de La Cámara de Diputados de la Nación, 1911: 362
[9] Sobre
el tema ver: Tulchin, 1978: 387-388.
[10]
Diecidue, s/f. Este autor nos proporcionó una carta de Nazareno Lucantoni, uno
de los participantes de la asamblea, que parece haber reunido más de dos mil
personas, en la que se lee: "...Los agricultores de "La Adela" y
de "La Sepultura" formaban una caravana de sulkys que cubría el
camino de tres kilómetros de largo...".
[11] El destacado es
nuestro. La Capital, 26/06/1912, p.5.
[12]
Activa participación les cupo a los hermanos José y Pascual Netri, presbíteros
de Alcorta y Máximo Paz (Diecidue, 1969: 23-25).
[13] Desde
1912 las páginas de La Tierra recogen opiniones, proyectos legislativos
presentados por Justo a lo largo de la década.
[14]
Grela, refiriéndose a una reunión de agricultores en Máximo Paz reseña: "...Una
noche del mes de julio de 1912 realizase una reunión extraordinaria. Asistió
Capdevila y treinta agricultores mis. Habló y dijo que había que proseguir las
acciones gremiales hasta el fin, pues los terratenientes terminarían por ceder
posiciones. Propuso, también, que tomaran por asalto a la comisaría de Alcorta.
La iniciativa era de riesgo y no fue compartida por los agricultores allí
reunidos..." (Grela, 1958: 233-235).
[15] En
estas reuniones, realizadas a veces en la clandestinidad, en chacras. o casas
de comercio, se discutían los problemas, se elaboraban hojas volantes para
informar a los agricultores, se preparaban los borradores de los pliegos de
condiciones, se proponían los momentos adecuados para llamar a asamblea, se
hacían algunas lecturas, etc.
[16] Las
asambleas, concretadas en las plazas de los pueblos o en las Sociedades
Italianas, contaron con la presencia masiva de los agricultores. Los núcleos
variaban de importancia, pero en dichas reuniones la concurrencia solía oscilar
entre 100 y 500 participantes, llegando a contar algunas con el apoyo de 1.000
a 2.000 personas.
[17] Las
páginas de La Tierra durante los años 1912 y 1913 y las informaciones de
Grela y Diecidue dan cuenta de la ardua tarea realizada por los dos líderes.
[18] En
oportunidades, como en Firmat, la asociación precede al movimiento. La Sociedad
Cosmopolita de Agricultura de esa localidad se organiza en el mes de marzo,
fruto de la crisis del 11 y coordinará el desarrollo de la huelga en esa
localidad. En los otros casos, la liga surge en el mismo proceso de lucha como
la Unión de Colonos de Casilda, la Liga Agraria de Correa o la Unión Agrícola
de Las Rosas. (Grela, 1958: 181, 269, 303, 321).
[19]
Bigand declara: "Yo estoy dispuesto a arreglar, pero sé que el
beneficio que obtenga el colono no será suficiente para pagar sus deudas, de
modo que su situación seguirá siendo miserable. Esta cuestión, no es
sencillamente de arrendamiento; es ardua y compleja y afecta a todo el
organismo agrario nacional". Ese planteo es básico y contiene visos de
objetividad (Grela, 1958: 211).
[20] El destacado es nuestro. La
Capital, 26/06/1912, p. 3.
[21] Las bases
propuestas por la Cámara:
"1. Que los arrendatarios, tanto en dinero como
al porcentaje, no deben exceder del 30%, trillado, embolsado, como máximo
proporcionalmente dentro de la misma región. Pastoreo, como mínimo, el seis por
ciento.
2. No exigir contrato único y consejar no hacer
nuevos por menos tiempo de tres años para tierras ya trabajadas.
3. El colono tendrá derecho cuando un campo sea
hasta de 1.000 hectáreas a entrar la máquina para trillar previo aviso al dueño
del campo y poniéndose de acuerdo con él, y en cuanto a los contratos vigentes,
regirán por el tiempo que duren los nuevos hechos por tres años..." (Grela,
1958: 107-108).
[22] Diario
de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, 1912, T.1, Bs. As.,
1934, p. 889.
[23] El convenio
firmado establece:
" 1. Que los contratos deben ser sometidos a un
máximun del 30% para los arrendatarios en dinero, quedando a la libre discusión
entre colonos y propietario la determinación de los precios en cada caso,
sometiéndose a tal base.
2. Que los propietarios deberán pagar la trilla y la
bolsa para la venta.
3. Que deberán retirar a los ocho días la renta
embolsada o quedarán los colonos libres de responsabilidad para la custodia.
4. Que debe ser libre el colono para vender a quien quiera
su cosecha.
5. Que debe serlo para trillar, pero aceptarían la
obligación de dar ocho días de preaviso a los propietarios y la de trillar con
la máquina que éste señalase siempre que fuese al mismo precio y en el mismo
tiempo.
6. Que debe ser de tres años para los campos ya
cultivados y de cuatro años para los nuevos el máximo de duración de los
contratos.
7. Que deben tener 6% de campo libre de renta para
pastoreo, pudiendo disminuirle cuando haya alfalfa.
8. Que deben estar libres de toda gabela para las
lecheras, porcinos y gallinas que críen en proporción a las necesidades de su
casa.
9. Que debe ser libre la transferencia de los
arrendamientos a colonos honestos, aceptando la decisión de un árbitro para los
casos en que los propietarios no admiten al sustituto.
10. Los colonos de maíz desean que los
arrendamientos principien y terminen el primero de julio"
(Grela, 1958:140-141).
[24] Diario
de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, 1912, T.1, Buenos Aires
1934, p. 898.
[25] Diario
de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, 1912, T.1, Buenos
Aires 1934,
p. 894 y ss.
[26] Diario
de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, 1912, T.1, Buenos
Aires 1934,
p. 885-886.
[27] "...se
observa la intervención de un tercer factor, que acaso es el que ha ejercido
mayor Influencia en la agitación promovida, me refiero a los comerciantes
habilitadores de los colonos que son en realidad los que han apoyado y, quizá,
los que han inspirado este movimiento, porque así conviene a sus propios intereses...
Pero, una vez iniciado, aparece un cuarto factor... Es el agitador, que no
contento con el sacudimiento que de cuando en cuando conmueve a las masas
obreras de las ciudades, quiere reproducir el espectáculo con los tranquilos
pobladores de nuestras campañas...". Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados
de la Nación, 1912, T.1, Buenos Aires, 1934, p. 886
[28] Al
responder al diputado interpelante por Mendoza, Galigniana Segura, Justo
señala: "...E1 individuo que labra la tierra es un simple trabajador a
destajo. No es capitalista, no es comparable ni social, ni económicamente a un
empresario: es un trabajador, que trabaja la tierra él mismo, con sus brazos y
los de su familia, y que no tiene así nunca más que unos pocos caballos,
verdaderos mancarrones, y unos pocos útiles de trabajo, que valen poco, y que
los debe muchas veces al almacenero que lo provee...". Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la
Nación, 1912, T.1, Buenos Aires 1934, p. 903.
[29] Diario de Sesiones de la Cámara de
Diputados de la Nación, 1912, T.1, Buenos Aires 1934, p. 887.
[30] El delegado del ministerio es Emilio
Lahitte. A sus estudios e informes se vinculan las fundamentaciones realizadas
por el ministerio y las propuestas de cambio de la situación (Lahite, 1916).
[31] Diario de Sesiones de la Cámara de
Diputados de la Nación, 1912, T.1, Buenos Aires, 1934, p. 888-889.
[32] El primer gobierno provincial que
acuerda personería jurídica a la Federación Agraria Argentina, es el de Córdoba
(17/6/1915), seguido por el de Buenos Aires, (1/10/1915), y más tarde el de
Santa Fe (17/11/1915). La Tierra, Nº133-134, 25/06/1915, p. 3; Nº148, 01/10/1915,
p. 2 y Nº157, 03/12/1915, p. 3.
[33] El primer Consejo Directivo estaba
formado por: Presidente, Antonio Noguera, de Pergamino (Bs. As.);
vice-presidente, José. V. Buratovich, de San Urbano, (Sta. Fe); secretario,
Alejandro Segura, de Rojas (Bs. As.); prosecretario, Francisco Peruggini, de Bombal
(Sta. Fe); tesorero, Pedro Barba, de Santa Teresa (Sta. Fe); pro-tesorero, José
Caporallini, de Bigand (Sta. Fe); vocales titulares, Esteban Sivolani, de Rueda
(Sta. Fe); Lorenzo Giné, de Camino Aldao (Cha.); Francisco Bulzani, de Alcorta
(Sta. Fe); José Boceardo, de Coronel Bogado (Sta. Fe) y Primo Césare, de
Alcorta (Sta. Fe); vocales suplentes, Antonio López, de Médanos de las Cañas
(Cha.); Juan Gasparini, de Ramallo (Bs. As.); Aurelio Palmieri de Álvarez y
Piñeiro (Sta. Fe); sindico suplente, José Candelieri, de Alvear (Sta. Fe).
Asesor letrado, Dr. Francisco Netri. Existe, indudablemente, en los integrantes
del Consejo una neta preeminencia de representantes santafesinos. Por problemas
ideológicos se irán desvinculando poco a poco de él algunos socialistas:
Noguera, Bulzani, etc. (Diecidue, 1969:50).
[34] Desde las 44 secciones adheridas que se
incluyen en La Tierra, Nro. 91, 14/8/1914, pág. 2 se llega a 400 con más
de 33.000 asociados en 1932. Ver: García Serrano,1966: 93.
[35] El Boletín es al principio de carácter
semanal y aparece por primera vez el 21 de setiembre de 1912. Durante mucho
tiempo y, dado el peso de los agricultores italianos, en relación a españoles o
austríacos, el mismo incluirá algunas páginas en ese idioma. Su objetivo es "...hacer
conocer a todos los interesados todo cuanto tenga relación con el movimiento
gremial y administrativo de la Federación. En sus columnas irán apareciendo
semanalmente todos los datos, notas y resoluciones que se tomen, noticias de
las secciones, arreglos de conflictos que se consigan y, en una palabra, todo
lo que interese al agricultor federado, para que sepa en cualquier momento
cuánto puede interesarle. A fin de que no haya malas interpretaciones o errores
maliciosos e interesados en desvirtuar la obra de la Federación, en este
Boletín Oficial saldrán las noticias y documenta-dones que se produzcan y en
las que tenga intervención o conocimiento el Comité Central.
Las
secciones y los colonos, en consecuencia, pueden remitir sus escritos, siempre
que en ellos se prescinda en absoluto de cuestiones personales o
políticas..."
(Diecidue, 1969:367-368).
[36] En cada oportunidad reaparecen los
pliegos de condiciones que siguen los lineamientos aunque ampliados, de los de
1912. En el presentado por los arrendatarios de Alcorta en julio del 14 se
solicita, por ejemplo:
1.
Contrato de arrendamiento no menor de cuatro años.
2.
Arrendamiento no mayor del 25 al 27%, según el estado del campo, en parva y
troja, como salga.
3.
Reembolso de todas las mejoras hechas en el campo a precio de pericia.
4.
Adelantos al interés del 7% de los fondos necesarios para la construcción de un
galpón tinglado tipo catalán, por cada chacra suficientemente grande para
preservar de la intemperie todas las cosechas; esa obligación por contrato
escrito de parte del propietario de descontado, al precio de pericia, al
finalizarse el contrato de arrendamiento o el colono por cualquier causa dejara
el campo.
5.
Construcción por cuenta del propietario de una casa colónica de material en
cada chacra.
6.
Concesión en cada colonia de 5 leguas cuadradas o unión de colonias que
alcancen esa superficie, de un terreno con su edificio para instalar una
escuela y una chacra experimental. La Comisión de Colonos. La Tierra, Nro.
87, 17/7/1914, pág. 2. Algo similar a lo acordado por los colonos y la comisión
gubernamental en 1912 plantean los arrendatarios del campo Serena en Correa (La
Tierra, Nª89, 01/08/1914, p.2) o los de Máximo Paz en 1916 (La Tierra,
Nº180, 02/06/1916, p. 1).
[37] Cuando el movimiento se genera fuera
del control de la organización, como sucede en abril de 1914 en Alcorta, en que
los dirigentes anarquistas Capdevila, Ghilarducci y otros promueven la huelga
ante la cosecha del maíz, la FAA resta su apoyo al mismo. Ver La Tierra, Nro.
74, 03/04/1914, p. 1. Lo mismo sucede en 1916 cuando estalla la huelga en
Bombal y Firmat. El Editorial de La Tierra señala: "...La FAA no
tiene ni quiere tener participación alguna en este movimiento huelguístico,
basado en desórdenes y violencias... pues no son éstos nuestros métodos. Hay
más todavía; consultado por la Sección de Chabás, si nuestros afiliados debían
acceder al pedido de los huelguistas de plegarse a la huelga, la Dirección de
la FAA contestó terminantemente en sentido negativo.
Con
esto no queremos negar el derecho de huelga; sólo queremos dejar constancia de
que la FAA procede por su voluntad consciente y no se deja arrastrar por
violencias ni sugestiones ajenas; 2) que la huelga, que es siempre un mal para
todos, pues es un arma de doble filo, que comienza por lastimar la mano que la
empuña, debe ser resuelta y guiada por hombres preparados y conscientes y no
por inconscientes charlatanes que, en el momento del peligro ponen al seguro su
pellejo y su libertad; 3) que la FAA una vez terminadas sus gestiones con los
Poderes Públicos Nacionales, sabrá aconsejar a sus afiliados la conducta que
habrán de observar...". La
Tierra, Nº 186, 14/07/1916, p. 1.
[38] Ver nota 37.
[39] La Tierra, Nº 74, 03/04/1914, p.
1. La creación de dicho tribunal o cámara había sido también propuesta por
Lahitte en los informes que elevó al Ministerio de Agricultura.
[40]"...La iniciativa ha merecido el
apoyo de la Comisión Directiva de la Sociedad Rural de Rosario, que considera
que ella salvará muchas de las dificultades que se producen en cada momento, y
permitirá sobre todo, que las resoluciones del tribunal arbitral sean aceptadas
con carácter oficial" (Diecidue,
1969: 88)
[41] La Tierra, Nº 71, 13/03/1914, p.
1.
[42] Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados
de la Nación, 1914, T.III, Buenos Aires, 1930, p. 912-914.
[43] La Tierra, N°105, 02/11/1914, p.
1; Nº 107, 4/12/1914, p. 1; Nº106, 27/11/1914, p. 1.
[44] La Tierra, N°167, 25/20/1916, p. 2.
[45] La Tierra, N°168, 19/05/1916, p.
3.
[46] La Tierra, N°181, 02/06/1916, p.
1.
[47] La Tierra, N°186, 14/07/1916, p.
1.
[48] La Tierra, N°191, 18/08/1916, p.
1.
[50] La Tierra, N°309, 06/12/1918, p.
2.
El
destacado es nuestro.
[51] La Tierra, N°373, 18/03/1920, p.
1.
[52] La Capital, 11/01/1919, p. 4.
[53] La Capital,0 3/01/1919, p. 4.
[54] La Capital, 01/01/1919, p. 5.
[55] La Tierra, N°329, 09/05/1919, p.
1.
[56] Luego de una descripción general de la
situación agraria, Piacenza agrega: "...Vino a agravar la situación,
Excmo. Señor, la pérdida casi completa de la cosecha de 1916-17, la absorción
de la de 1917-18 por los precios enormemente exagerados de los envases, los
jornales elevados que hubimos de pagar a los braceros, el costo duplicado o
triplicado de las maquinarias, repuestos e implementos de trabajo agrícola, por
las tarifas ferroviarias aumentadas en desconsiderada proporción...". La
Tierra, N°329, 09/05/1919, p. 1
[57] La Tierra, N°329, 09/05/1919, p.
1. El destacado es nuestro.
[58] La Tierra, N°329, 09/05/1919, p.
1.
[59] La Tierra, N°326, 18/04/1919, p.
1. La huelga se extiende. Entre marzo y abril La Tierra registra
noticias de la huelga en Monje, Maizales, Santa Teresa, Godoy, Armstrong,
Camilo Aldao. La Tierra, N° 320, 323, 324.
[60] "...el jefe político de los
demócratas, señor Lisandro de la Torre, emprenderá una campaña agraria. No se
ha especificado aún en forma precisa si dicha campaña será en favor de los
colonos o de los propietarios, subarrendatarios y administradores; nada ha
dicho el flamante agitador... Sin embargo, podría ir en los pagos de su
correligionario don Carlos Mattos, el más brutal de todos los administradores,
el hombre fiera para los colonos, que son de Las Parejas, Firmar, Chabás, etc.
Vaya allá el Sr. de la Torre y procure no confundir "barbaridades"
con "nimiedades".... La Tierra, N° 336, 04/07/1919, p. 1.
[61] La Vanguardia, 01/01/1919, p. 1.
[62] La Tierra, 16/06/1919.
[63] La Tierra, N°339, 25/07/1919, p.
5.
[64] La Tierra, N°337, 11/07/1919, p.
1-2.
[65] Diario de Sesiones de la Cámara de
Diputados de la Nación, 21/05/1919, p. 74 y ss.; p. 54 y ss.
[66] La Tierra, N°344, 29/08/1919, p.
2.
[67] La Tierra, N°342, 15/08/1919, p.
5.
[68] La Tierra, N°374, 25/03/1920, p.
2.
[69] El convenio fue publicado por La
Tierra, N°386, 17/06/1920, p. 1. En él se señala: "...reconócese
que si bien cada organización del trabajo tiene, por su naturaleza un radio
distinto de acción, marchan sin embargo de un modo paralelo en su finalidad que
es libertar la tierra y todas las fuentes de producción y cambio, anulando la
arbitraria apropiación del capitalista y de los terratenientes para ponerlas a
disposición de los trabajadores. Y que si los propósitos inmediatos de
agricultores y obreros agrícolas asalaria-dos no son idénticos, deben hacerse
los esfuerzos necesarios en el sentido, no sólo de que no choquen sino de
lograr su concordancia..."
[70] La Tierra, N°492, 30/10/1921, p.
2.
[71] Anales de Legislación Argentina,
Vol. 1920-1940, p. 80-81.
[72] La Tierra, N°683, 22/5/1923,
pág. 1.
[73] Se habla de desalojos, por ejemplo, en
Teodelina y Arenales y Las Parejas en 1922 y de huelga en Bigand, en los campos
de la condesa de Devoto, en 1923 en Santa Fe. La Tierra, N°542, 03/03/1922,
p. 1; N°. 610, 07/11/1922, p. 4; N°662, 03/04/1923, p. 1; N°671, 24/04/1923, p.
1; N°682, 19/05/1923, p. 1; N°684, 25/05/1923, p. 1-2; N° 717, 09/08/1923, p.
1.
[74] Este último proyecto emerge del informe
presentado por el ministro Mihura. Ministerio de Agricultura. Régimen de
elevadores de granos. Comisión especial. Informe presentado a S. E. el Sr.
Ministro de Agricultura don Emilio Mihura sobre la implantación de un sistema
general de elevadores de granos, Bs. As., 1928.
[75] La Tierra, N°1475, 28/7/1928, p.
1.
[76] La Tierra, N° 1516, 3/11/1928,
p. 1.
[77] La Tierra, N°1523, 20/11/1928. “La
policía del depto. Gral. López niega su intervención "hasta que no se
hubieran cometido hechos delictuosos".
[78] El destacado es nuestro. La
Tierra, Nro. 1525, 24/11/1928, pág. 2. Los agricultores de Arteaga, Villa
Cañás, Santa Isabel, Los Quirquinchos, San José de la Esquina, etc., elevan
denuncias al gobierno de Santa Fe por la relevancia alcanzada por el conflicto
como se lee en el Nro. 1526, 27/11/1928, pág. 1
[79] La Tierra, Nro. 1527,
29/11/1928, pág. 2.
[80] La Tierra, Nro. 1530, 6/12/1928,
pág. 2. Se envía a Santa Fe el Regimiento 8 de Infantería Montada y el 10 de
Caballería con más de mil hombres.
[81] La Tierra, Nro. 1534,
15/12/1928, pág. 1.
[82] La Tierra presenta numerosos
editoriales en torno al tema. En el Nro. 2199 del 6/5/1931, en la pág. 3, por
ejemplo, se detecta una denuncia de la FAA ante el Ministerio de Agricultura de
la Nación por los embargos y violencias a que están sometidos los arrendatarios
en el campo de la señora baronesa de Armstrong. Incluso en el Nro. 2315 del
119/1931, pág. 3, bajo el título "Así fueron tratados los creadores de
la riqueza argentina", se muestran fotos de arrendatarios desalojados
en Bombal y Chabás.
[83] La Capital, 23/02/1933, p. 3.
[84] Entre ellas, las más importantes son,
la relativa a los títulos de propiedad a los ocupantes de tierras fiscales y la
ley de granos.
[85] La Tierra, N°70, 06/03/1914, p.
2.
[86] Boletín Oficial, 21/12/1912, p.
2.
[87] Carta remitida por la FAA a las
Secciones:
"Rosario,
abril 10 de 1915
Señor
Presidente de la Sección:
Muy
señor nuestro.
Para
facilitar al colono los trabajos para la recolección, desgranada y venta de
maíz, en estos momentos en que todos se niegan a dar adelantos, o si Io
acuerdan imponen condiciones de venta que sino aparentes al momento, serán
después sumamente perjudiciales para el colono, nos hemos puesto en condiciones
de poder conceder directamente nosotros estos adelantos, con la firma de parte
de los colonos interesados a estos adelantos, de la prenda agraria...". La
Tierra, N°125,
23/04/1915, p. 1.
[88] Comentando las declaraciones de
Victorino de la Plaza en relación a la próxima cosecha, el cronista de La
Tierra señala: "...El crédito falta en la forma más absoluta y ni
la ley de prenda, ni la de Warrants conseguirán hacer sentir los beneficios y
efectos que los legisladores se han propuesto.
El 90%
de los colonos tienen empeñadas las cosechas y se mueren de hambre, pues todas
las casas han cerrado absolutamente el crédito. Se han presentado varios casos
y muchos otros se presentarán de colonos que han tenido que abandonar la
cosecha, pues no les convenía seguir atendiéndola, porque hubieran trabajado
única y absolutamente para el almacenero sin conseguir pagarlo. La Federación
como único recurso para salvar una parte de los socios, está tratando un
préstamo con una casa exportadora para poder facilitar a los colonos las bolsas
a condiciones comerciales y la plata necesaria para los demás gastos, empeñando
la cosecha del colono; que tendrá así la ventaja de hacer desaparecer todos los
intermediarios que son: el almacenero, el acopiador, el corredor...". La
Tierra, N°106,
27/11/1914, p. 1.
[89] El proyecto es aprobado por el Cuarto
Congreso Anual de la Federación realizado el 10 de setiembre de 1915.
[90] Ver en La Tierra, N°386, 17/06/1920,
p. 4, la creciente incorporación de asegurados entre 1917 y 1920.
[91] La Tierra, N°59, 21/02/1913, p.
2.
[92] La Tierra, N°69, 02/1913, p. 3.
[93] Esta fue propuesta en el Congreso de
febrero de 1914 y comenzó su funcionamiento alrededor de setiembre de este año.
La Tierra, Nro. 72, 21/02/1914, p. 2-4.
[94] La Tierra, N°127, 07/05/1915, p.
3. Los colonos de Santa Teresa han adquirido una desgranadora con motor a nafta
en conjunto.
[95] La Tierra, N°133-4, 25/06/1915,
p. 2.
[96] La Tierra, N°1304, 21/06/1927,
p. 1.
[97] La Tierra, N°70, 06/03/1914,
pág. 3. Algo similar sucede en Firmat según lo señala en el mismo número y página
el agricultor Boglich.
[98] La Tierra, N°173, 07/04/1916, p.
2. La FAA intenta abrir canales de acción en la cerrada trama del circuito
comercial e insta a los agricultores a seguirla. Aparecen así avisos como el
que se publica en el N°113, 22/01/1915, p. 4.
LA FEDERACION
AGRARIA ARGENTINA A SUS AFILIADOS Y A LOS COLONOS EN GENERAL
En nuestras
oficinas funciona, perfectamente organizada, la Sección Venta de Cereales.
Vendemos directamente a la exportación, eliminando así todo intermediario, que
hasta ahora sé han enriquecido con el trabajo del colono.
No firmen boletos
de venta.
Envíen muestras y
nosotros transmitiremos los precios ofrecidos por la exportación. Esto
representa la verdadera emancipación y redención del colono.
[99] La Tierra, N°187, 21/07/1916, p.
2.
[100] La Tierra, N°189-90.
[101] La Tierra, N°293, 16/08/1918, p.
3.
[102] La Tierra, N°386, 17/6/1920, p.
3.
[103] La Tierra, N°480, 19/7/1921, p.
3
[104] Casa Exportadora Weil Hnos. Asiento del
16 de diciembre de 1927, en el Libro Diario 1927-28, Ros., nov. 1927, pág. 39; ídem,
Asiento del 22 de noviembre de 1927, Libro Diario 1927-28, op. cit., pág. 19;
ideen, Asiento del 13 de diciembre, Libro Diario 1927-28, op. cit., pág. 41; ídem,
Asiento del 13 de enero, Libro Diario, 1927-28, op. cit., pág. 57.
[105] La Federación integra prácticamente
todas esas demandas, solicitadas antes de 1916 y después, en el Memorial que
presenta al Honorable Congreso de la Nación en ese año, y en el que ocupa un
lugar destacado el proyecto referido a la Sociedad Flota Mercante. La Tierra,
N°186, 14/07/1916, p. 1.
[106] Se crea en la zona de Cañada de Gómez
una estación experimental, se incorpora a las páginas de La Tierra el aporte de
ingenieros agrónomos, se realizan concursos de semillas, se participa en ferias
nacionales e internacionales, se hacen experiencias de cultivo intensivo en
algunas chacras y se controla el rendimiento, etc.
[107] Lazarte, 1955: 51 y ss.
[108] La Tierra, N°58, 25/11/1913, p.
4.
[109] Ver sobre el tema una separata de
Tedesco, 1973.
[110] Se lee en La Tierra, N°139, 30/07/1915,
p. 2.
ELECCIONES DE
NOVIEMBRE para Las Comisiones de Fomento
Los socios de la
FAA no deben apoyar a ninguno de los partidos. Consultarse con la Dirección de
la FAA.
[111] La Tierra, Nro. 172, 31/3/1916, pág. 1.
Elecciones del 2
de abril
Los electores
socios de la FAA votarán Boleta Blanca
[112] "—queremos únicamente decir a
nuestros afiliados que de la lucha electoral última del día 25 de diciembre
pasado la Federación Agraria Argentina ha triunfado en todas aquellas Secciones
donde fieles a los consejos de La Tierra los colonos se mantuvieron firmes,
unidos y llevaron candidatos propios...".La Tierra, N°63, 611/1914, p.
1
[113] La Tierra, N°74, 03/04/1914, p.
1.
[114] La Tierra, N°89, 01/08/1914, p.
1.
[115] La Tierra, Nro. 436, 15/02/1921,
p. 1.
[116] El destacado es nuestro. Diario de
Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, 1919, p. 77.
[117] La Tierra, Nro. 281, 17/05/1918,
p. 1.
[118] Lisandro de la Torre y los miembros del
PDP son vivenciados permanentemente como miembros de un partido "de
rameros generales, latifundistas y rapaces intermediarios...". No
aparece en las páginas de La Tierra ningún comentario de las propuestas
agrarias que el mismo incluye. La FAA se queja permanentemente que los partidos
no incluyen en su plataforma proyectos en torno a los problemas del agro pero
no toma en cuenta los demoprogresistas. La Tierra, N°350, 10/10/1919, p.
2.
[119] La Tierra, N°557, 25/04/1922, p.
1.
[120] La Tierra, N°603, 13/10/1922, p.
1.
[121] La Tierra, N°344, 29/08/1919, p.2.
[122] La Tierra, N° 362, 02/01/1920,
p. 1.
[123] La Tierra, N°. 362, 02/01/1920,
p. 1.
[124] La Tierra, N°, 629, 11/01/1923,
p. 1.
[126] La Tierra, N°381, 13/05/1920, p.
6.
[127] La Tierra, N°638, 01/02/1923, p.
1; N°644, 17/2/1923, p. 1; N° 647, 24/02/1923, p. 1; N°649, 01/03/1923, p. 1.
[129] La Tierra, N°557, 25/04/1922, p.
N°603, 13/10/1922, p. 1.
[130] El destacado es nuestro.
[131] La Unión Nacional Agraria constituye
una propuesta a nivel nacional que impulsa la candidatura de Agustín P. Justo,
la cual es apoyada por distintas entidades agrarias, comerciales e industriales
entre las que figura la Federación Agraria Argentina. La Tierra, N°2376, 22/09/1931,
p. 3.
[132] La Tierra, N°2332, 18/09/1931, p.
3.
[133] La Tierra, N°1356, 22/10/1927,
p. 1.
[134] La Tierra, N°2337, 23/09/1931,
p. 3.
[135] La Tierra, N°2320, 06/09/1931,
p. 3. Refiriéndose Piacenza a los clubes y a la UNA llega incluso a declarar,
en un articulo publicado en el momento en que se le otorga personería jurídica
en Tucumán: "...Usted agricultor, no debe tener miedo... Ahora la
Federación Agraria Argentina ha propulsado dos nuevas organizaciones, una de
alta conveniencia patria por su gran magnitud social: los "Clubes de Jóvenes
Agrarios", y otra de gran conveniencia política e institucional: la Unión
Nacional Agraria...". La Tierra, N°1317, 13/09/1931, p. 3.
[136] La Tierra, N°2376,
22/09/1931, p. 3