Nieto,
Agustín y Videla, Oscar (2018). El
anarquismo después del anarquismo. Una historia espectral. Mar del Plata: Ed.
GESMar (Grupo de Estudios Sociales Marítimos) 1° ed.
Disponible en:
https://gesmar.estudiosmaritimossociales.org/editorial/coleccion-anarquismos/el-anarquismo-despues-del-anarquismo/
Desde hace poco más de una década,
el campo de estudios sobre el anarquismo ha ido creciendo con la incorporación
de análisis que intentan dar cuenta de miradas que ponen en tela de juicio
ciertos presupuestos bastante arraigados acerca del movimiento. En este
sentido, este libro digital es una compilación que reúne y ordena de manera
clara una serie de artículos que condensan el estado de avance en el campo de
estudios sobre anarquismos con posterioridad a 1910.
El libro se encuentra alojado en el
portal del GESMar, Grupo de Estudios Sociales Marítimos,
creado en 2008. Reúne a investigadores que se encuentran en distintas
instancias de su formación académica o en distintos ámbitos de trabajo. El GESMar se constituye en torno al interés por el pasado,
presente y futuro de las ciudades-puerto.
Los compiladores son dos expertos en
la materia, con una amplia trayectoria de investigación sobre anarquismo y
movimiento obrero, lo que se refleja en la cuidada selección de los distintos
artículos.
El título de la compilación se
presenta sumamente coherente con el contenido y refleja perfectamente uno de
los debates que se han producido en los últimos tiempos dentro del subcampo de
los estudios sobre anarquismo: la cuestión de la decadencia del movimiento
luego del centenario. La tesis principal que se manifiesta transversal a todo
el libro es que resulta muy difícil hoy en día sostener la inexistencia del
movimiento más allá de 1910 y las distintas experiencias recogidas en él dan
cuenta de ello.
Cada uno de los artículos
incorporados en este compendio se constituye en un verdadero aporte para
quienes nos dedicamos a estudiar al anarquismo más allá del centenario y
despliegan un conjunto muy interesante de nuevos interrogantes. Incorporan
además una serie de tópicos de reciente análisis como son la conformación de la
F.A.C.A., la coyuntura marcada por la Guerra Civil Española, la relación con el
fenómeno del peronismo y la interpelación a otros sectores sociales ajenos al
movimiento obrero, como son las mujeres y los estudiantes, pero también por
supuesto y en gran parte del libro, se analiza la cuestión sindical
relacionándola en muchos casos con las ciudades-puerto.
La estructura de la compilación está
compuesta por doce trabajos organizados de manera cronológica que invitan a
adentrarse en las experiencias anarquistas más allá del centenario, formando
una trama en la cual encontraremos perspectiva local, estudios de caso, fuentes
que rescatan la voz de los protagonistas bien a “ras del suelo” y fondos
documentales aún poco explotados que comienzan a ser incorporados.
El primer artículo, escrito por
Pedro Berardi, “De decorosos a sectarios sediciosos. Figuraciones
sobre el anarquismo en las narrativas policiales (Buenos Aires, 1901-1917)”
explora de qué manera los actores policiales, principalmente las cúpulas,
fueron configurando distintas miradas sobre el movimiento anarquista, por lo
que se propone recorrer las representaciones y acciones de la policía de Buenos
Aires sobre el anarquismo, en un período hasta el momento poco analizado en el
sentido propuesto por el autor. Esas representaciones policiales, lejos de ser
unívocas, tienen distintos matices, los cuales el autor es capaz de reconstruir
gracias al análisis de prensa comercial y policial y de boletines de una policía
que aún no estaba profesionalizada ni modernizada. Podríamos decir que la
relación con los cuerpos policiales no es un tema nuevo ya que es un aspecto de
los estudios del anarquismo que resulta prácticamente obligado, pero el autor
no solamente se enfoca en una vacancia temporal, sino que además piensa en la
policía de Buenos Aires no como un mero instrumento represivo, sino además como
mediadora entre obreros y patrones debido a la ausencia de D.P.T. Las
percepciones y prácticas a las que el autor considera “fluctuantes” no solo se
ven modificadas con los cambios institucionales, sino con las distintas
estrategias de otras fuerzas políticas, como la U.C.R., que ponen a esos grupos
en el ojo de la tormenta y generan un desplazamiento del anarquismo del centro
de la escena persecutoria.
En “Los marítimos, ¿un gremio
sindicalista?” de Alejandro Belkin, se examina el caso de uno de los sectores
más importantes para la economía agroexportadora, por su rol estratégico. Su
hipótesis de trabajo se centra en debatir con la instalada idea de que la
conducción de la F.O.M. fue cooptada por el sindicalismo revolucionario,
sosteniendo en cambio que no lo fue sino hasta 1915 ya que antes de esa fecha
los marítimos constituyeron una pieza clave de la F.O.R.A. anarquista. Para
ello rastrea minuciosamente la presencia de los trabajadores portuarios en los
congresos de la U.G.T.
El tercer artículo lo constituye un
escrito de uno de los compiladores, Oscar R. Videla: “Anarquismo, movimiento
obrero y política en Villa Constitución, 1928-1947.”, quien en clave local da
cuenta del funcionamiento de los grupos anarquistas, intentando medir su
impacto en el movimiento obrero de la localidad villense
entre fines de los años ´20 y los prolegómenos del peronismo. Para ello, y
analizando un corpus diverso de fuentes como por ejemplo periódicos locales y
regionales, publicaciones políticas, documentación estatal e institucional,
comienza realizando una caracterización global del espacio local en el período
analizado, para luego discutir con las interpretaciones que dan en vías de
extinción al anarquismo a partir del Centenario y, finalmente, reconstruye la
experiencia de los sujetos con fuentes que intentan rescatar la voz de los
propios autores, en una perspectiva bien “a ras del suelo.”
Rodolfo Leyes, también en clave
local, pero en la provincia de Entre Ríos, escribe “La experiencia anarquista
de Diamante: lucha de clases, represión y legislación obrera, 1929-1937.” Allí
se enfoca en los grupos vinculados a la Federación Comarcal Entrerriana
(F.O.C.E.) e intenta demostrar la permanencia y crecimiento del anarquismo en
la localidad más allá del Centenario. Para ello primero reconstruye el contexto
local para luego continuar con el desarrollo de las luchas del sindicato y,
finalmente, se aboca a analizar el enfrentamiento entre la patronal y el
Estado, haciendo énfasis en la propaganda antisindical de ciertos periódicos.
Utiliza para su investigación notas de comunicación estatales, ensayos,
estadísticas y proyectos de ley, así como también un listado de fuentes
periodísticas bastante suculento.
En “El anarquismo argentino hacia la
primera mitad de los 30´s. Desocupados, desocupación y revolución.”, José Benclowicz, como bien reza su título, se introducirá en las
interpretaciones que sobre el grave problema de la desocupación dieron
distintos sectores políticos y sociales. Su fuente principal es el periódico La
Protesta del cual analizará todos los artículos referidos al tema, de 1930
a 1934, año en el cual los niveles de desocupación disminuyen. Intenta reflejar
los debates internos dentro del movimiento acerca de las representaciones sobre
los desocupados y las posibilidades de acción para solucionar el problema,
hasta tanto se produzca la revolución tan deseada por los libertarios. Lo
interesante resulta ser el hecho de poder visualizar que dentro de esos
planteos para nada homogéneos se encontraban algunos que se alejan de los
“sentidos comunes historiográficos” acerca del anarquismo, como por ejemplo las
tácticas negociadoras y reformistas que se proponen en algunos artículos.
El sexto artículo, escrito por otro
de los compiladores, Agustín Nieto, “Activismo libertario y lucha de clases en
los años treinta. Crónica del movimiento huelguístico portuario marplatense de
1932.”, propone confrontar antiguas miradas sobre el anarquismo con una nueva y
en este sentido invita a forjar una nueva agenda para historiar los pasados
obreros. En este caso particular intenta
rastrear las especificidades que presentaron las experiencias de organización y
lucha obrera en la ciudad puerto marplatense. Es así como primero somete a
revisión al espacio “puerto” y a las relaciones que en él se tejen,
caracterizándolo como un territorio fluyente, dinamizado por conflictos
cotidianos. Luego se pregunta por las configuraciones laborales del puerto de
Mar del Plata durante la época analizada y finalmente elabora una muy
interesante y documentada crónica sobre una protesta obrera para analizar tanto
las tácticas de los trabajadores como de las patronales. Cabe destacar la
utilización de material fotográfico que siempre resulta de suma utilidad a la
hora de ilustrar más cabalmente los procesos.
Diego Ceruso
escribe “Anarquismo y movimiento obrero en la década del treinta. Propuestas en
torno al sindicalismo de base”. Cuestiona la reducción realizada por la
historiografía acerca del anarquismo como un fenómeno que en los años ´30 se
volvió estrictamente cultural y por ello pone la mirada en la relación con el
movimiento obrero. Trabaja particularmente con dos de los grupos más relevantes
de la década: la AOS (Alianza Obrera Spartacus) y la
F.A.C.A. (Federación Anarco Comunista Argentina) sin dejar de hacer mención a
la F.O.R.A. (aunque de manera colateral). Reconstruye su origen y su organización, que
se plantea distinta a las experiencias sindicales previas al anarquismo,
priorizando la organización por lugares de trabajo, enfocándose en las nuevas
lecturas sobre la realidad que estos grupos tuvieron, en los debates sobre las
tácticas a emplear y su relación con otras fuerzas políticas, en un nuevo
escenario en el cual, como indica el autor, la fábrica comenzaba a tener un
lugar central.
El artículo de Milagros Dolabani “Anarquismo, teatro y política. El grupo filodramático ‘Amigos del Arte’ (Mar del Plata, 1939-1947)”
destaca por ser prácticamente el único en la compilación que toma el arte como
tema central. La autora intenta visualizar mediante un estudio de caso la
yuxtaposición entre prácticas políticas, sociales y de esparcimiento, que, como
bien menciona, ya han sido vastamente estudiadas en lo que a anarquismo se
refiere, aunque ella logra rastrear una vacancia en el período y lugar
elegidos, que se extiende hasta los inicios del primer gobierno peronista.
Analiza primeramente la conformación del grupo “Amigos del arte” para luego
dedicarse a examinar las funciones teatrales y su vinculación con el contexto
de producción de las mismas, pensando al teatro en clave sociológica
inseparable, además, de los propósitos políticos y gremiales de la Biblioteca
Popular Juventud Moderna.
“Estrategias de organización y
acciones colectivas del movimiento libertario en Argentina, 1935-1955” de María
Eugenia Bordagaray, elabora, de forma comparativa, un análisis de un período
notablemente extenso y complejo, parte del cual la autora considera poco
problematizado por la historiografía. Su postura cuestiona el hecho de concebir
al anarquismo simplemente como una “vieja guardia sindical” y propone
inscribirlo en una experiencia histórica de más larga duración, iniciando
entonces su análisis en 1935, año de fundación de la F.A.C.A., para lograr
descubrir cuáles fueron las transformaciones, cambios y continuidades que se produjeron
en el colectivo libertario durante los dos primeros gobiernos peronistas. Se
enfoca para ello en los actores sociales a quienes se proponían interpelar y
movilizar: las mujeres, los obreros y sectores estudiantiles y universitarios.
Su contribución principal a la compilación se encuentra en trabajar
principalmente la cuestión del género femenino y su relación con el anarquismo.
El décimo artículo de la compilación
está escrito por Nadia Ledesma Prietto y se denomina
“Socialización sin Estado. Una aproximación a las ideas y prácticas de Juan
Lazarte sobre la salud, la medicina social y el gremialismo médico (1933-1954)”
y es el único que trabaja de forma particular las ideas de un referente del
anarquismo. El Dr. Juan Lazarte es conocido por ser un hombre de clase media
profesional – aunque no el único— que militó en las filas del anarquismo, una
de esas raras avis que han legado mucho material para ser estudiado,
además de su activa participación dentro del movimiento y sus continuas
disertaciones por todo el país. La hipótesis de la autora se basa en sostener
que el médico, a partir de su militancia ayudó a cimentar la profesión médica
enfrentándose al Estado y sosteniendo sus posiciones e ideas respecto a
problemas sanitarios, medicina preventiva y preconcepcional, la influencia del
medio sobre la realidad, entre otro tópicos que eran sumamente innovadores para
la época.
Alejandra Gómez, en el penúltimo
artículo llamado “Recepción del fenómeno peronista desde el anarquismo
argentino (1946-1955)”, notando un vacío de estudios en ese sentido,
reconstruye las percepciones sobre el fenómeno peronista relacionado
principalmente con la reconfiguración del papel estatal. Para ello, la autora
analiza el perfil discursivo de la F.A.C.A. frente a la cuestión del campo,
utilizando como principal insumo el periódico Acción Libertaria y las
resoluciones del congreso de la antes mencionada organización, en algunos de
los cuáles puede notarse un marcado espíritu antifascista que luego se solapará
con las ideas antiperonistas. La opción por el agro y “lo campesino” radica en
la idea de la perdurabilidad y centralidad del modelo agroexportador más allá
de la existencia del industrialización por sustitución de importaciones.
El artículo que cierra la
compilación, cuyo autor es Jacinto Cerdá, tiene por nombre “Entre la cooptación
y la represión. Portuarios anarquistas durante el peronismo (1943 – 1955)”.
Basado en un estudio de caso sobre la Sociedad de Resistencia Obreros del
Puerto de la Capital, adherido a la F.O.R.A. (S.R.O.P.C.), explora las campañas
y acciones desarrolladas por esta sociedad para medir el peso del anarquismo en
este sector nodal para la economía argentina en un contexto de cambio producido
en la relación del movimiento obrero con el Estado. El autor sostiene que fue
una coyuntura de gran dinamismo en la actividad sindical, que no estuvo exenta
de conflictos, algunos de los cuales tuvieron influencia anarquista como los
analizados en este trabajo. El artículo se suma a otros que pretenden mostrar
justamente la continuidad de determinadas experiencias más allá de la pérdida
de libertad para algunos grupos que fue un condicionante para el desarrollo de
la corriente sindical.
Para finalizar esta reseña debemos
recalcar la importancia de esta compilación y de las trayectorias particulares
de cada uno de sus autores para los estudios actuales sobre el subcampo de la
historia del anarquismo y también, por qué no, del movimiento obrero en
general. El hecho de que estos artículos problematicen algunos preconceptos muy
arraigados nos habla de una historiografía que se piensa y se repiensa a si
misma constantemente, promoviendo nuevas miradas, enfoques y temas que le abren
caminos —algunos bastante sinuosos— a las nuevas generaciones de
investigadores.
Florencia Mangold
Facultad de Humanidades y Artes -
UNR
ISHIR –
CONICET
flopy_bm2506@hotmail.com
Watts, Edward J. (2019). República mortal. Cómo cayó Roma en la tiranía. Barcelona: Galaxia Gutemberg [320
páginas]
Edward J. Watts
recibió su doctorado en Historia por la Universidad de Yale en 2002.
Actualmente se desempeña como profesor en la Universidad de California. Sus
investigaciones se centran en la historia religiosa e intelectual del Imperio
Romano y en los inicios del Imperio Bizantino, así como en el cristianismo y en
el paganismo de la Antigüedad Tardía.
República mortal se aleja del
periodo y las temáticas a las que Watts ha dedicado el grueso de sus estudios,
para analizar la República Romana desde el siglo III a. C. hasta la
conformación del Imperio Romano y la muerte del emperador Augusto, en el 14 d.
C. Así, el autor, recorre un periodo de gran interés tanto para la literatura
clásica, como para los analistas contemporáneos. Sin embargo, la obra en cuestión,
tiene otro propósito que la hace por demás interesante, se trata de un trabajo
de divulgación que recupera el pasado romano con el fin de reflexionar sobre
los problemas que afectan a las repúblicas modernas. La pregunta que guiará
toda la obra es bajo qué condiciones los romanos optaron por abandonar el
consenso republicano de negociación y administración de recompensas y castigos
entre los distintos grupos de poder por otro en el que el orden y la paz
dependieran de una figura con la suma del poder público.
La narración se organiza cronológicamente
y atiende a dos escalas: la primera es la presentación de los principales
acontecimientos económicos, sociales y militares del periodo abordado; la
segunda observa cómo repercuten esos sucesos en los órganos republicanos,
considerando el impacto diferencial de cada episodio en los distintos actores y
grupos sociales. Pese a tratarse de una obra cuyo fin es la divulgación, el
autor apela a un rico y variado cuerpo de fuentes, que se compone de obras
clásicas. Ese análisis de registros escritos se complementa con el análisis de
la cultura material, particularmente de
la arquitectura y la numismática.
El libro cuenta
con doce capítulos, que pueden agruparse en tres partes. Los primeros tres
capítulos nos sitúan en el siglo III a. C., período en el que, según el autor,
Roma había superado el conflicto entre patricios y plebeyos. La ciudad se
encontraba como la comunidad más poderosa frente a sus aliados itálicos y ante
un concierto de contendientes en el mundo mediterráneo. La pérdida de este
precario equilibrio de poder implicaba, en la visión romana, una amenaza para
la supervivencia de la República; la guerra con el rey Pirro y la Primera
Guerra Púnica fueron una prueba de fuego. Sin embargo, la República mostró la
capacidad de generar consensos entre sus habitantes y aliados, que
posibilitaron la movilización militar y afrontar los costos de la guerra,
dándole la victoria. Watts, sostiene que este modus operandi se fundamentó en dos principios centrales del sistema
republicano. El primero era la estructura política y legal que permitía a la
República concentrar y encauzar las iniciativas individuales en beneficio de
toda la comunidad, “la virtud residía en servir a Roma y el deshonor en colocar
los intereses privados por delante de los de la República” (p.22). El segundo
era el monopolio de las recompensas que poseía la República y que los romanos
destacados anhelaban, los honores y los méritos, una suerte de “moneda social
de cambio” (p.24), más relevantes que las riquezas materiales. Ambos principios
se conjugaban en la noción compartida de la República como un sistema al
servicio de la comunidad misma. Si bien la guerra y la redistribución de
honores y riquezas catapultaron a las familias más poderosas al centro de la
vida política romana, la República contaba con una trama compleja de órganos,
asambleas, cargos y tradiciones que estimulaban la política de acuerdos y
negociaciones, desplazando las ambiciones de poder. La Segunda Guerra Púnica
implicó un desafío mucho mayor. La victoria sobre Aníbal generó cambios
considerables en los principios republicanos. Las nuevas posibilidades de
negocios, la concentración de tierras y la escasa capacidad de la República para
controlar dichos fenómenos, hizo que los intereses individuales y la búsqueda
de riqueza ganaran más peso en la vida política. Como contrapartida, el honor,
entendido como moneda social, empezó a devaluarse.
La segunda parte
del libro, que abarca desde el cuarto al noveno capítulo, empieza con la descripción
de la nueva situación de Roma como centro del mundo mediterráneo. La cultura
política republicana tuvo que hacer frente a los cambios fundamentales —y
veloces— derivados de la expansión política y militar. La riqueza personal
comenzó a ser un factor crucial para abrirse paso dentro del cursus honorum. El
correlato de este fenómeno fue el incremento de las desigualdades entre la
población romana. Pese a que durante la primera mitad del siglo II la República
se mantuvo relativamente estable, a partir del 140 a. C. los nuevos candidatos
comenzaron a utilizar su riqueza y la inquietud popular para hacer carrera
política y derribar a sus contrincantes, acercándose, paulatinamente, a un
punto sin retorno. Esto se refleja en la
cultura material, puntualmente en la numismática: en las monedas, las representaciones
de carácter religioso dan paso a otras en las cuales se celebran las victorias
militares de determinados personajes. Progresivamente, en las discusiones y
luchas políticas, los diferentes actores involucrados hicieron uso de la
movilización de partidarios, con la promesa de recibir tierras u otro tipo de
beneficios, y de la violencia política. Todo esto acompañó diferentes
tentativas para prescindir del Senado, institución republicana que, en diferentes
oportunidades, se vio presionada y/o condicionada.
La tercera y
última parte de la obra, que abarca los últimos tres capítulos, comprende desde
la llegada de Julio Cesar al poder, hasta la génesis formal del Imperio, con el
principado de Augusto. El sistema republicano se mostró cada vez más débil e
incapaz de controlar las aspiraciones individuales de las principales figuras
en la escena política. El citado monopolio sobre la distribución de recompensas
y castigos era inexistente, los protagonistas de las últimas décadas
republicanas se embarcaron en una lucha a todo o nada, ninguna institución
podía resguardar al perdedor. El particular mando militar de César, así como su
rápida acción, le dieron la victoria frente a Pompeyo. Una vez designado dictador,
el general se colocó en el centro de la vida política republicana, asumiendo un
control casi total sobre las recompensas a la lealtad y servicios prestados por
sus partidarios, tanto en el ámbito institucional como en el militar, hecho que
popularizó aún más su imagen pública. Con sus opositores, César practicó la
indulgencia, distanciándose de sus antecesores, los romanos comenzaron a
percibir cierta estabilidad política en contraste con su pasado inmediato.
Según Watts, uno de los mayores logros del dictador fue conseguir que dicha
estabilidad solo fuese posible bajo su mandato que, poco a poco, comenzó a
adquirir la suma de los poderes públicos, en marcha firme a la monarquía. El
asesinato de César lejos estuvo de cumplir las expectativas de libertad de los
conspiradores. El vacío político pronto se disputó entre los aspirantes con el
poder de facto en sus manos: Marco
Antonio, Lépido y Octavio, para este entonces, las posibilidades de negociación
eran nulas. La muerte de la República, señala Watts, no era inevitable. Se la
dejó morir al permitir, por acción u omisión, que se socavaran los mecanismos
que este sistema poseía para controlar las ambiciones individuales. La
conversión de Octavio en Augusto estuvo atravesada por la construcción de un mandato
de nuevo tipo en el que la cabeza del Imperio superaría a todos en auctóritas; esto
permitió preservar las magistraturas y el Senado, que las élites tanto
ambicionaban ocupar. Sin embargo, el mayor logro del emperador provino de la
construcción de un nuevo consenso entre los ciudadanos, en el que la paz y la
estabilidad estaban resguardadas por un gobernante de inspiración divina. Esto
no solo aseguró su largo reinado, sino que bloqueó las tentativas de retornar
al pasado republicano en los momentos de mayores crisis.
República Mortal posee una
narrativa clara y amena, acompañada de un riguroso manejo y triangulación de
fuentes. Sin dudas, su argumento central responde a las inquietudes del
presente, en el cual los límites de nuestros sistemas republicanos se presentan
cada vez más explícitos e incapaces de accionar sobre problemas como la
corrupción. Colocar la vista en la República Romana, y en la Historia como magistra vitae ciceroniana, puede abrir
un camino para la reflexión y acción frente a la incertidumbre de nuestros
tiempos. Sin embargo huelga decir que, para un público especializado, la obra
no realiza grandes aportes, incluso parece desentenderse de las grandes líneas
de discusión historiográfica sobre el sistema republicano romano. Cabe preguntarse
si no será hora de renovar nuestros marcos interpretativos en torno al
funcionamiento republicano, procurando atender a una dimensión estructural, a
fin de explicar los dispositivos inherentes del sistema que posibilitan la
concentración del poder y prescindir, en parte, de las ambiciones individuales
como factor preponderante. En semejante tarea resulta crucial recuperar la
tarea divulgadora de esta obra puesto que, en tiempos reinados por la
inmediatez, la Historia puede brindar elementos sustanciales para aproximarnos
críticamente a las problemáticas actuales.
Nicolás Bocasso
Facultad de Ciencias Humanas
Universidad Nacional de la Pampa
nbocasso@gmail.com