Unas palabras
del Comité Editor
A pocos días de cerrar la edición de un nuevo número de nuestra revista,
nos sorprendió la triste noticia del fallecimiento de la Dra. Marta Bonaudo (08 de julio de 1944 - 06 de diciembre de 2020),
vaya este texto - escrito por Gabriela Águila - como un pequeño homenaje del
Comité Editor.
Marta Bonaudo asumió la dirección de la
Escuela de Historia a principios de 1984, en el marco del proceso de
normalización de las universidades que se abrió luego de los años oscuros de la
dictadura y cuando todavía no había cumplido los 40 años. Desde ese lugar,
encabezó el desafío de reconstituir institucional y académicamente nuestra
carrera, junto con otras y otros colegas que regresaban a las aulas desde los
más variados trayectos y exilios internos o externos.
Recomponer la planta docente, impulsar la realización de nuevos
concursos, transformar el plan de estudios heredado de la dictadura, rediseñar,
jerarquizar y volver a publicar el Anuario, fueron todas tareas que Marta
impulsó o apoyó con entusiasmo, a la vez que fomentó instancias de
actualización y formación académica para la nueva generación de docentes. En
aquel contexto inicial, buscó construir y sostuvo con empeño espacios de encuentro
con un movimiento estudiantil altamente movilizado, como sucedió con la
comisión asesora de la Escuela de Historia, un organismo colegiado que todavía
hoy sigue siendo un puntal fundamental de la vida institucional de nuestra
carrera.
A la par, en ese año 1984, Marta organizó como docente una experiencia
iluminadora para quienes cursaron la asignatura: Teoría del cambio y la
periodización histórica, una materia “niveladora” que se proponía introducir en
los grandes problemas y tendencias de la historia social y económica a las y
los estudiantes que habían iniciado su carrera en los años de la dictadura.
Luego vendría su larga actuación como profesora titular de varias materias:
Problemática Histórica, una introducción actualizada a los problemas centrales
de la historia argentina que se dictaba para todas las carreras de la facultad;
y sobre todo en Historia de Europa II, donde recogió y amplificó la tradición
de estudios europeos y medievales, heredera de Reyna Pastor y Nicolás Sánchez
Albornoz y en la que ella misma se había formado; y ya en los 90, en su “pase”
a Historia Argentina II, el área donde desarrolló (casi) toda su producción
académica desde los 80 hasta antes de ayer. Varias generaciones de estudiantes
de la carrera la conocieron fundamentalmente en ese rol de docente, en el que
destacaba por el despliegue brillante de sus clases, por su claridad didáctica,
por su voluntad problematizadora y crítica.
Siempre convencida de la necesidad de articular la docencia con la
investigación y sobre todo de generar espacios de trabajo y reflexión
colectivos, Marta fue una de las principales artífices
del área de Problemática Histórica e impulsora -junto con Elida Sonzogni y Ricardo Falcón-, de un proyecto que nucleó a
muchos docentes de la carrera, jóvenes graduadxs y
estudiantes avanzadxs, el CURENA (Cuestión
Regional/Estado Nacional). Más adelante, hacia el final de los desolados 90s,
organizó otro proyecto colectivo, el PIHSRO (Programa Institucional de Historia
Social Rosario), cuyo objetivo era dar cobertura institucional y poner en
diálogo las disímiles líneas y grupos de investigación que existían dentro de
la Escuela de Historia.
Su labor en distintos ámbitos académicos, políticos y de gestión dentro
de la UNR fue amplia e incansable: fue vicedecana de la Facultad de Humanidades
y Artes entre 1990 y 1994; militó en forma consecuente y fue varias veces
candidata a decana por su espacio de pertenencia político-académica (Propuesta
Universitaria y A Contrapelo) y candidata a vicerrectora; fue una de principales
impulsoras del área de estudios de posgrado así como de los estudios de género
en nuestra facultad; creó y sostuvo otros proyectos individuales y colectivos
entre los que sobresalía el CESOR (Centro de Estudios Sociales Regionales).
En 1999 volvió a asumir la dirección de la carrera de Historia. En ese
período, acometió la compleja tarea de avanzar en la elaboración de un nuevo
plan de estudios, más acorde a los nuevos tiempos, que se aprobó luego de
larguísimos debates con el telón de fondo de la crisis de 2001/2002 y, con el
mismo gesto generoso con el que aceptó volver a la gestión institucional en
1998, alentó la renovación y el ingreso de una nueva generación a la dirección
de la carrera. Marta siguió desempeñándose
al frente de la Cátedra Historia Argentina II hasta su jubilación y luego fue
designada por el Consejo Directivo de la Facultad como Profesora Honoraria.
La deuda que la Escuela de Historia de Rosario tiene con Marta es
enorme, así como el cariño y reconocimiento que sentimos las distintas
generaciones que compartimos con ella espacios de trabajo e investigación. Su
legado se mide en varias direcciones, académico, historiográfico
pero también humano. Generosa, luminosa, y siempre dispuesta a brindarse al
trabajo colectivo, Marta ha sido un pilar fundamental en la reconstrucción de
la Escuela en más de una oportunidad.
La tristeza por su muerte ha hecho que muchxs
colegas y amigxs recuerden su laboriosa trayectoria
académica, desde la Escuela de Historia queríamos también poner en perspectiva
el amor y compromiso que Marta ha tenido a lo largo de su vida con esta
institución que hoy despide a una queridísima amiga.
COMITÉ EDITOR DEL ANUARIO