Mujeres, sociedad y economía de la república del Paraguay*
Women, society and economy of the Republic of
Paraguay
gabriela
dalla- corte caballero
(Universitat de Barcelona); España
Resumen
Este trabajo tiene como objetivo abordar el rol ejercido por las familias paraguayas encabezadas por mujeres durante la reorganización del país en el periodo de entreguerras. Me refiero al momento histórico que se abre con el fin de la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, y que llega a su fin en el momento en que estalla la cruenta Guerra del Chaco, la cual fue disputada entre Paraguay y Bolivia por el control territorial de la zona occidental del país. Los documentos históricos utilizados para elaborar este artículo corresponden a los catálogos de los objetos típicos del Paraguay que su gobierno optó por exhibir públicamente su producción en diversas exposiciones universales organizadas a partir de la década de 1880, en particular la de 1882 en Buenos Aires, la de 1885 en Amberes, la de 1888 en Barcelona, y finalmente la de 1889 en París. Estas exposiciones nos permiten comprender el rol ejercido por las mujeres paraguayas a la hora de ofrecer los recursos familiares por ellas conformados.
Palabras clave: Mujeres; Paraguay; entreguerras; catálogos; exposiciones.
Abstract
This work aims to address the role played by Paraguayan families headed by
women during the reorganization of the country in the interwar period. I am
referring to the historical moment that begins with the end of the War of the
Triple Alliance against Paraguay, and that comes to an end at the moment when
the bloody War of the Chaco erupts, which was disputed between Paraguay and
Bolivia by the territorial control of the western part of the country. The
historical documents used to elaborate this article correspond to the catalogs
of the typical objects of Paraguay that his government chose to publicly
exhibit its production in various universal exhibitions organized since the 1880s,
particularly the one in 1882 in Buenos Aires, the of 1885 in Antwerp, that of
1888 in Barcelona, and finally that of 1889 in Paris. These
exhibitions allow us to understand the role exercised by Paraguayan women when
it comes to offering the family resources formed by them.
Keywords: Women;
Paraguay; interwar; catalogs; exhibitions.
El modelo de
expansión productiva y económica implementado desde el año 1851 en Europa fue
la exposición de productos producidos por cada país. El caso paradigmático lo
ofrece la primera Gran Exposición de los Trabajos de la Industria de todas las
Naciones celebrada en el Palacio de Cristal en Hyde Park de la ciudad de
Londres, en Reino Unido. A ello se sumó la Exposición Universal organizada en
la capital francesa, así como otros eventos similares: la Exposición Universal
de Besanzón, Francia, en 1860; Londres en 1862; París en 1867 y 1878; en la
ciudad de Córdoba, Argentina, en 1871; en la ciudad francesa de Lyon, en 1872;
en Lima, en 1872; en Viena, en 1873. Y no olvidamos la Exposición de Melbourne,
Australia, de 1880, o la llamada Exposición Histórico-Americana que se llevó a
cabo en el año 1892 en Madrid.
Fue en esa Exposición Universal del año
1867 ejecutada en París cuando el gobierno paraguayo liderado por el mariscal
López. Era un momento en que este país rioplatense se encontraba en plena
guerra desatada contra los ejércitos de Argentina, Brasil y Uruguay, un
conflicto bélico que es conocido hoy día con los nombres de Guerra del
Paraguay, o Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay. En dicha exposición
las autoridades paraguayas recibieron la medalla de oro por su muestra de
maderas, mientras que el empresario M. A. Demersay fue premiado con la medalla
de bronce por el tabaco producido en la región oriental del país de lengua
guaraní.
Llegada a su fin esa Guerra Grande,[1] el país
vencido, Paraguay, heredó una sociedad civil conformada por mujeres, ancianas y
ancianos, niños y niñas.[2]
De acuerdo a las originales aportaciones que oportunamente hizo la historiadora
Bárbara Potthast, la relación demográfica entre los sexos resultó profundamente
desequilibrada, ya que existía un promedio de cuatro mujeres por cada varón,
sumando que en algunos lugares del país llegaban a veinte mujeres. Paraguay se
hizo famoso en el mundo como “el país de las mujeres”, un término que hizo
referencia a la situación demográfica, olvidando por ejemplo los ámbitos
políticos, laborales y económicos.[3]
En marzo del año 1886, es decir, quince
años después del fin de esta Guerra de la Triple Alianza contra la sociedad
paraguaya, el presidente y general Patricio Escobar ordenó a la Oficina de
Estadística del Estado que empadronase unos 82 partidos a través de un censo
poblacional. En el año 1975 los historiadores Domingo Rivarola y Grazziella
Corvalán publicaron una imprescindible obra sobre la situación social y
demográfica en la que quedó el Paraguay a partir del año 1870. Los resultados
fueron apremiantes ya que faltaba la población masculina de más de 40 años de
edad, al compás de la desaparición física de un 80% de los varones paraguayos.
Este texto nos permite agudizar las características de la población paraguaya
dividida por sexo y edades, correspondiente a los datos ofrecidos por el censo
levantado en 1886 que reproducimos en esta introducción como elemento de
reflexión histórica e historiográfica.[4]
Estadística de la población de Paraguay en 1886 |
|||||
Edades |
Mujeres |
% |
Varones |
% |
Total población |
+ de 5 |
20.982 |
50,80 |
20.324 |
49,20 |
41.306 |
5 a 9 |
18.186 |
50,08 |
18.127 |
49,92 |
36.313 |
10 a 14 |
10.069 |
50,23 |
9.975 |
49,77 |
20.044 |
15 a 20 |
13.478 |
55,88 |
10.641 |
44,12 |
24.119 |
21 a 30 |
31.900 |
58,55 |
22.586 |
41,45 |
54.486 |
31 a 40 |
18.697 |
74,44 |
6.420 |
25,56 |
25.117 |
41 a 50 |
12.124 |
77,61 |
3.497 |
22,39 |
15.621 |
51 a 70 |
9.284 |
77,78 |
2.652 |
22,22 |
11.936 |
+ de 71 |
2.290 |
78,00 |
646 |
22,00 |
2.936 |
Total |
137.010 |
59,09 |
94.868 |
40,91 |
231.878 |
Ahora bien: en virtud de la situación
económica y social en que quedó su población, Paraguay no pudo participar en
las exposiciones organizadas en 1871 en la Provincia de Córdoba de la República
Argentina, ni en la que se llevó a cabo en 1872 en la ciudad de Lima, la capital
de la República del Perú. Tampoco en el certamen de Santiago de Chile de 1875,
ni en la Exposición Universal parisina de 1878. Eran años en que las familias
paraguayas intentaban reconstruir un país que sufría grandes limitaciones
sociales y económicas,[5]
años en que también fueron vendidas las tierras productivas paraguayas a unas
escasas empresas extranjeras.[6]
La participación expositiva de la
República del Paraguay se detecta recién en la organización de la Exposición
Continental Sudamericana que se hizo en el año 1882 en la ciudad de Buenos
Aires gracias a la labor ejecutada por el Club Industrial argentino.[7] A esto
se sumó la mención del Paraguay en la Exposición de Amberes de 1885; y en
especial su actuación de carácter nacional en dos exposiciones universales que
son objeto de este estudio: la de Barcelona de año 1888, y la de París de 1889.
El contenido de los catálogos de estas últimas dos exposiciones mencionadas que
tuvieron lugar en los años 1888 y 1889, nos muestra a un buen número de mujeres
paraguayas que decidieron aportar sus recursos y participar en los mencionados
proyectos internacionales. De este modo, en las “mega ferias” en que eran
expuestos los grandes avances de la invención tecnológica junto a las últimas
expresiones del arte, la cultura y la enseñanza educativa, las mujeres
paraguayas contribuyeron con sus creaciones más bien domésticas y personales
que hoy día forman parte de los proyectos comerciales basados precisamente en
los recursos propios de la tradición femenina paraguaya.
Este artículo tiene como objetivo
abordar el rol ejercido por las familias paraguayas encabezadas por mujeres
durante la reorganización del país en el periodo de entreguerras. Me refiero al
momento histórico que se abre con el fin de la Guerra de la Triple Alianza
contra el Paraguay, y que llega a su fin en el momento en que estalla la
cruenta Guerra del Chaco,[8]
la cual fue disputada entre Paraguay y Bolivia por el control territorial de la
zona occidental del país.[9] Los
documentos históricos utilizados para elaborar este artículo corresponden a los
catálogos de los objetos típicos del Paraguay que su gobierno optó por exhibir
públicamente su producción en diversas exposiciones universales organizadas a
partir de la década de 1880, en particular la de 1882 en Buenos Aires, la de
1885 en Amberes, la de 1888 en Barcelona, y finalmente la de 1889 en París.
Estas exposiciones nos permiten comprender el rol ejercido por las mujeres
paraguayas a la hora de ofrecer los recursos familiares por ellas conformados.
Para llevar adelante este trabajo,
utilizamos la documentación conservada hoy día en el Museo Histórico “Dr. Julio
Marc” de Rosario, República Argentina, así como en la Biblioteca Nacional de
Catalunya (BNC). El primer apartado está dedicado a la Exposición de Buenos
Aires de 1882 y a la de Amberes de 1885; el segundo apartado a la Exposición
Universal de la ciudad de Barcelona de 1888 en la que tuvo una especial
actuación el español Matías Alonso Criado; y en el tercero y último apartado,
la de París de 1889. Como veremos, desde entonces no hubo actuación femenina en
las exposiciones internacionales, tarea asumida estrictamente por empresas y
empresarios del Paraguay. En las conclusiones se destaca la participación de
las mujeres paraguayas que sobrevivieron a la gran Guerra de la Triple Alianza
y llevaron adelante la recuperación del país en el difícil periodo de
entreguerras.
1.
Exposición de productos paraguayos: Buenos Aires y Amberes
En el año 1882 Paraguay participó en la
Exposición Continental Sud-Americana que llevaron adelante los empresarios e
intelectuales argentinos en el recinto ubicado en la actual Plaza Miserere de
la capital argentina[10] durante
el ejercicio de la presidencia de Nicolás Avellaneda.[11]
Paraguay, afectado por la disminución poblacional, lo hizo de manera indirecta,
ya que fue el argentino Benigno T. Martínez el responsable de representar a la
República paraguaya en este gran proyecto internacional dedicado a reforzar el
intercambio comercial y mercantil en el área rioplatense, además de impulsar la
organización del Congreso Pedagógico Internacional en el marco de la Exposición
Continental de la Industria organizada para los meses de abril y mayo de ese
año.[12]
Benigno T. Martínez fue miembro activo
de la Sociedad Geográfica Argentina y de la Sociedad “Rivadavia” de la
localidad de Mercedes; profesor de historia en el Colegio Nacional y ex-jefe de
Estadística General en Montevideo; y cónsul de la República Argentina en la
República Oriental del Uruguay.[13] En ese
año 1882, publicó oficialmente en Buenos Aires su interesante folleto titulado
“El Paraguay. Memoria bajo el punto de
vista industrial y comercial en relación con los países del Plata”. En esas
páginas presentó el territorio paraguayo como un espacio situado en el centro
de la América del Sur, cuya vasta región gozaba de todos los dones y beneficios
otorgados por la naturaleza.[14]
Para describir la situación paraguaya,
Martínez hizo uso de un escrito que había hecho el alemán Enrique Mageles dos
años antes, precisamente en 1880, texto que llegó a sus manos gracias a José
Segundo Decoud, el entonces ministro de Relaciones Exteriores de la República
del Paraguay. De acuerdo a Mageles, el Paraguay estaba cruzado por caminos
carreteros de pueblo a pueblo, pero esos caminos estaban completamente
descuidados. Era necesario reorganizar las vías de comunicación fluviales
surcadas por un considerable número de buques de vela y a vapor. Ante estas
afirmaciones de Mageles, Benigno T. Martínez sostuvo que sus escritos se
diferenciaban completamente de las obras anteriores, en particular las del
naturalista español y brigadier de la Real Armada, Félix de Azara;[15] o las
de los doctores en medicina y miembros de la Sociedad Helvética de Ciencias
Naturales, los suizos Johann Rudolf Rengger,[16] y
Marcelin Lompchamp.[17]
No había dudas, según Martínez, de que
ese territorio paraguayo estaba dividido en dos grandes secciones: la del
Oriente, que era el Paraguay propiamente dicho; así como la del Occidente,
conformada por la vastísima región del Chaco que había sido recientemente
adjudicaba a esa República por el presidente de los Estados de Unidos de
América, Rutherford
Birchard Hayes, en el arbitraje con Argentina.[18] La
superficie del país llegaba en ese momento a 10.000 leguas cuadradas.
Martínez también hizo referencia a
otras aportaciones para ampliar los conocimientos sobre la región paraguaya: la
del químico y escritor británico Charles Blachford Mansfield, quien publicó en
Londres su libro Paraguay, Brasil y la Plata, con descripciones de la sociedad, de los
paisajes, plantas y aves, y un esquema sobre la posible colonización del
Gran Chaco.[19] Los textos del comerciante, financista y escritor
británico Juan Parish Robertson,[20] quien
había participado en los eventos independentistas rioplatenses. El libro que Thomas Jefferson Page dio a conocer en
Londres por su visita política y comercial al sur de América titulado El Río de la Plata, la Confederación
Argentina y Paraguay.[21] O el
francés Alfred Demersay y Methfessel, quien visitó Paraguay antes de la Guerra
de la Triple Alianza,[22] y quien
elaboró un libro sobre economía, política y geografía del Paraguay.[23]
Mencionamos también la obra del
naturalista francés Martin de Moussy sobre la geografía;[24] así
como Marbais du Graty, quien en 1865 había dado a la luz su libro [25]abía aportado su breve
catálogo incluyendo los nombres vulgares con que se conocían los árboles,
arbustos y plantas paraguayas. Según él, se trataba de una imprescindible
contribución sobre las observaciones meteorológicas del Paraguay, y sus
posibles aplicaciones agrícolas e industriales dedicadas a la exportación, tema
central para el propio Benigno T. Martínez que expresó en su libro titulado El Paraguay. Memoria bajo el punto de vista
industrial y comercial en relación con los países del Plata. En él mencionó
también los recursos naturales que podían utilizarse en Paraguay, señalando que
a este país le faltaban 300.000 inmigrantes, así como el aprovechamiento de sus
recursos, como el hierro, el cobre, el manganeso, la piedra, el oro, y en especial,
la riqueza del suelo paraguayo representada por la producción del reino vegetal
y por los bosques ricos en maderas. La aplicación de la madera, afirmó, era la
base de las construcciones navales, civiles e industriales. Junto a la madera,
la fauna paraguaya, los árboles frutales, así como los principales cultivos:
tabaco, maíz, trigo, mandioca, caña de azúcar, algodón y arroz. Por ello este
cónsul argentino en la República Oriental del Uruguay inició su folleto
elaborado para la Exposición Continental Sudamericana de 1882 con la siguiente
frase: “la Guerra del Paraguay contra los
Aliados produjo consiguientemente la ruina de todo”.[26]
Las mujeres paraguayas se habían
volcado a elaborar cigarros y a producir todo tipo de recursos agrícolas para
sobrevivir, y para llevar adelante la supervivencia de sus hijos e hijas. Esas
mujeres, según Martínez, “han quedado en
mucho mayor número que los hombres con motivo de la guerra”, y por ello en
ese año 1882 utilizó los datos de Enrique Mageles aportados por Decoud para
señalar las 180.301 hectáreas cubiertas por los siguientes productos en manos
básicamente femeninas: 84.041 hectáreas de maíz, trigo y cebada; 50.280 de
mandioca; 16.600 de tabaco; 9.380 de caña de azúcar; 20.000 para algodón y
otros productos. Por ello la única solución que encontró Martínez ante la
disminuida producción agrícola fue la de educar a las familias paraguaya para
que aprendiesen a cultivar, siguiendo un sistema de modernización que sólo
podía imponer un departamento de agricultura similar al que ya existía en
Argentina y en los Estados Unidos de América:
“El
agricultor paraguayo se limita a plantar una cantidad muy reducida, y cada año
siembra exactamente igual al anterior. Con este sistema no es posible concebir
progreso alguno. Para combatir esta indolencia característica de nuestra raza,
hay dos medios: la persuasión y el estímulo. Las autoridades de la campaña
deben recomendar a los vecinos de sus municipios que traten de aumentar sus
plantaciones. El Gobierno, por su parte, debe estimular a los agricultores,
estableciendo precios diversos para aquellos que hayan cosechado cierta
cantidad de tabaco, algodón, caña de azúcar, café, arroz, maíz, etc… La
creación de un Departamento de Agricultura como el que existe en los Estados
Unidos, en la República Argentina, y en casi todos los países de Europa, sería
de trascendental importancia para el fomento de esta industria”.[27]
Martínez defendió
especialmente la producción de la yerba mate y del tabaco. A esto se sumó la
necesidad de incorporar familias de inmigrantes procedentes de Europa:
siguiendo el folleto de José Segundo Decoud,[28] el
personaje que venimos analizando afirmó ante los lectores de la Exposición
porteña que el aumento de las riquezas públicas paraguayas dependía
especialmente del incremento de su población. De ahí la urgencia de dictar una
ley de colonización de sus territorios fértiles y desiertos: decidió reproducir
el mensaje del General Bernardino Caballero durante el acto de apertura de las
sesiones del Congreso de abril de 1881. Caballero había accedido a la
presidencia provisoria del Paraguay en setiembre de 1880, y en el mencionado
discurso afirmó que “tenemos necesidad de
amentar nuestra población por medios artificiales, concediendo liberalmente al
colono que venga a establecerse aquí tierras y las mismas ventajas que se le
acuerdan en otras partes”.[29]
También transcribió el contenido de la
Ley de junio de 1881 que había sido aprobada por el gabinete paraguayo, a cuyo
frente se hallaba el General Bernardino Caballero: la mencionada ley había sido
diseñada por el Departamento General de Inmigración bajo dependencia del
Ministerio del Interior, y que acompañaba a la Ley de tierras públicas que se
había volcado a la captación de inmigrantes ofreciéndoles terreno sin gravamen
alguno. Todos estos datos no eran casuales ya que la comisión organizadora de
la Exposición Continental de Buenos Aires otorgó una medalla de oro a Thomas
Larangeira por la yerba mate; una medalla de plata a Van Strate por sus
diversos licores; así como otra medalla de plata para Rafael Augusti por la
yerba mate que era elaborada en sus establecimientos ubicados en la zona
oriental del Paraguay.
A partir de su contribución en la
Exposición de 1882, Martínez elaboró textos dedicados a la historia regional de
la Provincia de Entre Ríos,[30] así
como a la historia contemporánea de la República Argentina, reforzando de esta
manera su interés por la cercanía entre modernización e industrialización de
los territorios paraguayos, uruguayos y argentinos. Editó un diccionario que
incluyó a los escritores nacidos en Hispanoamérica,[31] además de publicar numerosos libros de
lecciones de enseñanza de geografía e historia argentina que eran arreglados para
el uso de los colegios nacionales, escuelas normales y escuelas comunes.[32]
A la Exposición Continental
Sud-Americana de Buenos Aires de 1882, le siguió la Exposición Universal de
1885 que se hizo en Amberes, la segunda ciudad en importancia de Bélgica,
durante la cual fueron premiados diversos productores de tabaco, yerba mate, licores,
cereales, y especialmente los dedicados a la miel de caña de azúcar para
elaborar aguardiente, la bebida alcohólica propiamente paraguaya que ya era
fabricada, fermentada y destilada en tiempos de los jesuitas. En este acto
público el cónsul de Paraguay en Amberes, H. Oostendorp, contribuyó con
diversos textos bibliográficos sobre la nueva legislación paraguaya elaborada a
partir de los Tratados de Paz firmados con los gobiernos de Argentina y Brasil.
Y el propio Gobierno de Paraguay recibió la medalla de oro y la medalla de
plata por el impulso otorgado a la explotación de industrias forestales. Los
catálogos de la época identifican la entrega del diploma de honor para el
ministro de Relaciones Exteriores del Paraguay, junto a diversos premios y menciones
otorgados a empresarios y empresarias paraguayos. En el caso de las medallas de
oro, al Gobierno de Paraguay por la explotación de madera a través de las
industrias forestales, por el tabaco y la yerba mate, y a Thomas Larangeira por
la yerba de Villa Concepción.
En
relación a las medallas
de plata, fueron otorgadas al Gobierno de Paraguay por la
concesión de cartas
geográficas y productos agrícolas alimenticios; a los
encajes de M. Roque de la
familia Gonzáles; a los productos químicos y
farmacéuticos de Louis Raberty; a
los licores de la ciudad de Asunción de J. E. de Guanes; a la
caña de azúcar de
Luis Rabery; y a la yerba mate de Rafael Augusti. Las medallas de
bronce fueron
para artículos de exportación, productos agrícolas
alimentarios, cereales,
azúcar y miel entregados por el Gobierno de Paraguay; aceites y
grasas
asunceñas de E. J. Mendiondou; licores de Luis Rabery;
confituras de la Sra. De
Yturburu; caña de azúcar de R. C. Gardner;
bibliografía de legislación que
entregó el cónsul H. Oostendorp; así como los
productos de perfumería de M.
Laguardia. Finalmente, la mención honorable fue recibida por el
Gobierno de
Paraguay por cerámicas, ropa para los dos sexos, minería,
cueros y pieles, caña
de azúcar y cafés; a “Bertrand &
Cía.”, J. Mitjats y L. N. Papalucas por la
producción y exportación de cigarrillos y cigarros desde
Asunción; las
fotografías aportadas por N. Perestrella Da Cámara;
productos químicos,
farmacéuticos, aguardiente de la caña de azúcar y
licores de “Ernesto Grühn
& Cía.”, “Boussiron & Rabery”,
“Alfaro & Cía.” y de “M. Decoud”.
2. La
Exposición Universal de Barcelona: las mujeres paraguayas
En 1888 se llevó a cabo en
la ciudad de Barcelona la Exposición Universal en el Parque de la Ciudadela, un
ámbito anteriormente perteneciente al ejército, y que fue incorporado a la
ciudad en el año 1851. Como ocurrió con el diseño del espacio del Fórum en el
siglo XX, las obras de la exposición de 1888 permitieron la rehabilitación de
la zona del barrio de la Ribera que había servido hasta entonces a las fuerzas
militares para oprimir al pueblo barcelonés. El incentivo de los actos feriales
conllevó la mejora de las infraestructuras de toda la ciudad condal, que dio un
enorme salto hacia la modernización, el desarrollo y las visitas turísticas y
culturales. Este accionar supuso el banco de pruebas de un nuevo estilo
artístico llamado “modernismo” que imperó hasta inicios del siglo XX en el
marco de las nuevas construcciones urbanas en manos de la burguesía catalana.
En esta muestra catalana participó el
Gobierno de la República del Paraguay, ya que Matías Alonso Criado, español
republicano exiliado en la ciudad de Montevideo desde el año 1873, fue nombrado
cónsul de Paraguay en España en ese mismo año,[33] con la orden de impulsar la llegada
a la ciudad condal de un importante número de productos elaborados por las
mujeres paraguayas, la divulgación del exótico quebracho del Gran Chaco y de la
yerba mate que debía ser expuesta ante los fabricantes europeos.
Fue en ese año 1888 cuando Matías Alonso Criado publicó en Montevideo su obra
titulada Historia y Geografía del
Paraguay,[34]
que fue reeditada en Barcelona por el Establecimiento Tipográfico de los
“Sucesores de N. Ramírez y Cía.” con el título Descripción estadística-geográfica e histórica del Estado Paraguayo, incluyendo
el plano de Asunción y un croquis ilustrado del Río de la Plata. Este texto
apareció finalmente en el álbum La
Exposición.[35]
En sus discursos presentados ante la Exposición Universal barcelonesa, este
cónsul defendió especialmente la venta de las extensas tierras del Chaco
Boreal, reconociendo que la Guerra de la Triple Alianza había generado la
pérdida de nueve décimas partes de la población del Paraguay, es decir, algo
así como un millón de personas fallecidas por la lucha bélica, las epidemias,
el hambre y el ostracismo. En ese año 1888, Paraguay se aproximaba a sólo medio
millón de habitantes por el fallecimiento del 80% de la población masculina
adulta.
Gran parte de los recursos naturales
que llegaron para la Exposición de Barcelona habían sido registrados por los
comerciantes y los empresarios extranjeros establecidos en las tierras
paraguayas, entre ellos el palentino Carlos Casado del Alisal que lideraba su
empresa “Compañía de Tierras Hispano-Paraguaya Limitada” dedicada a la
producción de extracto tánico del quebracho colorado en el Chaco paraguayo. Esta
enorme zona territorial chaqueña formó parte de las antiguas posesiones
españolas, pero era la menos conocida. Tras la guerra, quedó en manos
españolas, argentinas, alemanas, inglesas y francesas, y posteriormente,
estadounidenses,[36]
países que asumieron roles divergentes.[37]
Alonso Criado defendió especialmente el
proyecto de Casado del Alisal de adquirir las tierras chaqueñas y llamar esa
extensa propiedad con el nombre de “Nueva España”.[38] La
empresa fue rebautizada en el año 1909 con el nombre de “S. A. Carlos Casado,
Compañía Limitada de Tierras”, tierras en
las que se produciría décadas después la Guerra del Chaco entre Paraguay y
Bolivia (1932-1935).[39]
La Compañía Trasatlántica española se
hizo cargo de trasladar los recursos y objetos del Paraguay hacia el puerto de
Barcelona, donde desembarcaron 17 cajas de armas y útiles pertenecientes
a los llamados “indígenas guaraníes” de la “raza india”;[40] 7
ejemplares de diferentes mamíferos, aves y culebras, reptiles, peces y
moluscos; 107 de plantas medicinales; 14 de plantas textiles; 11 de
comestibles; 13 ejemplares tintóreas y 5 de minerales; 16 productos químicos; y
a nivel forestal, 104 ejemplares de la vegetación paraguaya. También llegaron
37 tejidos especiales del país, así como pieles naturales y curtidas que según
Matías Alonso hacían honor a la habilidad y a la laboriosidad de las mujeres
del Paraguay. Por su calidad de abogado, médico, escritor y agrónomo, Alonso
Criado difundió también los productos elaborados por las mujeres paraguayas, en
particular los objetos artísticos. La Comisión encargada de llevar adelante
esta exposición señaló precisamente que la ciudad de Asunción había quedado en
su totalidad en manos de mujeres.[41]
A la hora de que la Exposición
Universal barcelonesa reconociese la colaboración de Alonso Criado, este último
recibió una medalla de oro por el mapa
que hizo de la República del Paraguay, señalando en su documento las maderas
más importantes y útiles: peterebí, urundey, tatayiba, ibaró,
palo-lanza, ibirá, ibirá-pitá, tayi, jacarandá, palo blanco, tatayiba,[42]
querandí, timbó, guayaibí, guayacan, tataré, cedro, y especialmente el
quebracho colorado. En relación a los extractos secos de la madera, aportó los
provenientes del árbol de compay, tuyuyà pulverizada, y palo santo en polvo. Y estas medallas de oro se repartieron
también entre el Gobierno de Paraguay por plantas, maderas, plantas
tintóreas, yerba mate, tabacos en hojas, extracto seco de maderas, zapallo
colorante, maní blanco y negro y semillas de algodón; Ricardo Méndez por maderas;
Rafael Augusti y Thomas Larangeira por la yerba mate; y “Pecci Hermanos y Cía.”
por los vinos amargos y las pastas alimenticias.
Las medallas
de plata quedaron en manos de productores de café (Agustín Cañete),
licores (Luis Bregains),
plantas medicinales (Gobierno de Paraguay), y coleccionistas de bastones (Ildefonso Benegas). Las medallas de bronce, por su parte
fueron repartidas entre un elevado número de mujeres paraguayas que elaboraron
originales encajes, bordados a mano, almohadas, pañuelos: mencionamos
especialmente a las mujeres Petrona Acosta de Talavera, Lorenza Céspedes,
Carmen Gill de Cordal, Elvira Gill, Concepción Gill, Dolores Pedroso, Martina
Rivarola, Benita Villalba, Petrona Acosta de Talavera, la viuda Victoria de
González y Rosalía Domeque. Las hamacas en cuerdas eran elaboradas por Pilar
Saucedo, mientras L. Kégel se encargaba de diversos extractos utilizados en
Paraguay. También recibió medallas de bronce el Gobierno de Paraguay por cueros, pieles y manufacturas de cabello; Lucas
Papalucas, la fábrica “Brumbilla y López”, José Mitjants y Antonio Pirès por el
tabaco; y Miguel Laguardia por la perfumería.
La mención honorable tuvo otros
destinatarios: el Gobierno del Paraguay por la manufactura; la Comisión del
Paraguay por los cueros de animales; Marcos Cuarranto por el surtido de fideos;
Mac Donell por los rodillos de goma del caucho; Francisco Sáenz Valiente y
Eduardo Brugada por la caña de azúcar; Enrique Paganini por el extracto tánico
del quebracho; “Fernando Sagnier & Cía.” por harina y fábrica de propiedad;
y en especial a las siguientes mujeres paraguayas por su lencería fina y sus
bordados a mano: Dolores Pedroso, Juana Rius, Dolores Recalde, Francisca Trigo,
Rosario Solalinde, Encarnación Silva, la viuda Victoria de González, y Machaín
de Cartabio. El proyecto de exponer diversos productos paraguayos en España fue
apoyado por el presidente de la República del Paraguay, el General Patricio
Escobar. Junto a él actuaron los ministros José S. Decoud (Relaciones
Exteriores), M. A. Maciel (Justicia, Culto e Instrucción Pública), Juan A. Meza
(Interior), Higinio Uriarte (Hacienda) y Pedro Duarte (Guerra), quienes se
encargaron de hacer llegar a Barcelona los recursos mencionados.
En síntesis, la contribución que hizo Matías Alonso Criado fue hacer llegar a
Barcelona los objetos paraguayos exhibidos durante la Exposición Universal.
También favoreció la edición de un catálogo a través de la Imprenta de
los Sucesores de N. Ramírez y Cía. que por entonces estaba ubicada en el Pasaje
de Escudillers Nº 4.[43] Tiempo después el Congreso y el Senado de
España nombraron a Matías Alonso Criado como “hijo adoptivo y ciudadano
honorario” del Paraguay. Su fallecimiento se produjo en la ciudad de
Montevideo el 19 de noviembre de 1922. Reproducimos
el mapa del republicano Alonso Criado en el cual es posible identificar el
plano de la Villa de Asunción, y la zona del Chaco Boreal como parte de la
República del Paraguay.[44]
No es vano
mencionar este caso histórico: como hemos demostrado en un trabajo anterior,
Matías Alonso Criado fue uno de los consejeros más importantes de la familia
Casado-Sastre cuya fábrica llamada “Compañía de Tierras Hispano-Paraguaya
Limitada” fundada en la ciudad de Rosario de la República Argentina, se dedicó
siempre a la explotación de la madera y del extracto tánico del árbol de
quebracho del Gran Chaco latinoamericano. Esta empresa fue establecida en la
zona chaqueña paraguaya en el año 1889, gracias a la inauguración del gran
Puerto Casado –así llamado en honor a Carlos Casado del Alisal– en la zona
occidental del río Paraguay. Matías Alonso Criado participó activamente en este
acto público, y lo hizo después de cumplir con la tarea de divulgar los
recursos paraguayos durante la Exposición Universal de Barcelona. En ese año
1889 acompañó a los Casado-Sastre en su viaje en barco iniciado en la zona del
río Paraná, y les propuso bautizar sus tierras chaqueñas en manos paraguayas
con el nombre de “Nueva España”. El republicano español Matías Alonso Criado
falleció en la ciudad de Montevideo en el año 1922.[45]
|
Imagen 1: Mapa
de la República del Paraguay, elaborado por Matías Alonso Criado, cónsul
general del Paraguay en España. Presentado
en la Exposición Universal de Barcelona, 1888. |
3. Las
mujeres paraguayas y la Exposición Universal de París
El proyecto
expositivo diseñado por la ciudad de Barcelona se amplió cuando París organizó
al año siguiente, en 1889, su propia Exposición Universal. Allí fue utilizado el arco de entrada de la Torre Eiffel
como símbolo de la feria. La República del Paraguay volvió a figurar en los
catálogos franceses. Esta documentación permite identificar la actuación
ejercida por los miembros del Gobierno de Paraguay presididos por el General
Patricio Escobar: el vicepresidente J. del R. Miranda; y los ministros Coronel
Juan C. Centurión, Coronel M. A. Maciel, Coronel Juan A. Meza, General Pedro
Duarte y Higinio Uriarte.
La Exposición Universal parisina fue
abierta al público durante la celebración del centenario de la toma de la
Bastilla y el comienzo de la Revolución Francesa, a través de la inauguración
de la Torre Eiffel y de la Galería de Máquinas.[46] El
Gobierno paraguayo apoyó la constitución de una interesante Comisión de
Paraguay que se hiciese cargo de la participación en la Exposición Universal de
París de 1889. La Exposición Paraguaya en París: Dicha comisión quedó
conformada por los siguientes empresarios e intelectuales: Ricardo Antonio
Méndez Gonçalvez, presidente; Emilio Aceval, vicepresidente; Juan Gonçalvez,
tesorero; Ricardo Brugada, secretario; y los vocales José Urdapilleta, Gastón
Rivière, Cirilo Solalinde, Rafael Augusti, Ignacio Ibarra, Santiago Schaerer,
Nicolás Anguo, Pedro B. Cassartelli, Guillermo Stewart y Antonio Pecci.
El país fue incorporado a la Exposición
Universal gracias a la labor ejercida por su Consulado General en Burdeos,
representado por el cónsul Max Winsweiler y el vicecónsul Joseph Aubian. Fueron
ellos los encargados de reproducir en esa ciudad la obra que Alonso Criado
había elaborado para la exposición barcelonesa. La traducción al francés fue
obra de la R. Coussau & F. Coustalat Imprimeurs-Éditeurs con el título La Rèpublique du Paraguay. Así consta en
el catálogo oficial publicado en ese mismo año en París.
Para garantizar la presencia de
recursos paraguayos en la Exposición Universal parisina, en Asunción trabajaron
Carlos Rouvier en calidad de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario
de la República francesa en Buenos Aires,[47]
así
como René Livio, por entonces cónsul de Francia
establecido en la ciudad de
Asunción. Ambos se dedicaron a difundir en Francia el valor de
la yerba mate
paraguaya, dando a conocer sus múltiples nombres:
“Thé du Paraguay”, “Thé des
Missions”, “Thé des Jésuites”,
“Ilex Paraguayensis”, “Caa”, seguido de la
frase: “le meilleur et le moinscher de tous les
thés”.[48]
La construcción del Pabellón de la
República del Paraguay para la Exposición Universal francesa fue asumida por el
cónsul de Paraguay en París, Charles Cadiot, quien también formó parte del
jurado internacional, y quien dio a conocer un catálogo oficial de los objetos,
personas, empresas e instituciones que recibieron medallas y reconocimientos en
París. Junto a Cadiot actuó el resto de los cónsules del cuerpo diplomático
paraguayo establecido en diversas localidades de Francia, entre ellos: Jules
Desplanques, por la comuna francesa Cherbourg-Octeville del departamento de
Manche ubicado en la región de Baja Normandía; Louis
Lahaye, por la ciudad portuaria y comuna francesa
llamada Dunkerque que está situada en el
departamento Norte de la región de Norte-Paso de Calais; G. Le
Bourgeois, por la ciudad del noroeste de Francia
llamada El Havre que está en el departamento de Sena Marítimo, y situada en la
orilla derecha del estuario del río Sena a orillas del Canal de La Mancha; Alfred
Ducreux, por la ciudad y comuna portuaria del sur de Francia llamada Marsella;
David Bascle, por la ciudad francesa llamada Nantes que es capital del departamento de Loira Atlántico y de la región de
países del Loira; Salomón de David del Vaille, por la ciudad francesa
llamada Pau que se encuentra en el suroeste del país y es capital del
departamento de los Pirineos Atlánticos en la región de Aquitania; Hammons Des
Voisins, por la ciudad de Ruan (en francés, Rouen) ubicada al noroeste del país y es capital de la región de Alta Normandía y
del departamento de Sena Marítimo; así como los cónsules León Aranda de
Aaren y C. Nessler, ambos establecidos en Argelia, el territorio que desde el
año 1830 había quedado en calidad de departamento de Francia, y que recién se
liberó de este largo proceso colonizador en el año 1962.
Se presentó material de educación y
documentos artísticos que recibieron el mayor número de medallas de oro. En
primer lugar la colección etnográfica conformada por arcos, flechas, plumas y
hachas de piedra, junto a la obra Mapas
de Paraguay de Alonso Criado que llevaba el plano de la ciudad de Asunción
y el croquis del Río de la Plata. En segundo lugar los álbumes de danzas
nacionales, un buen número de fotografías sacadas en la capital del país, y la Carte Geogaphique du Paraguay del
cartógrafo, historiador, coronel, arquitecto e ingeniero militar de origen
húngaro Franz Wisner von Morgenstern, que el Gobierno de
Paraguay hizo llegar a la capital francesa. En tercer lugar, unos 400 álbumes
de música popular de Luis Cavedagui. Y en cuarto lugar unas 300 fotografías
sobre la vida de campo que había elaborado el fotógrafo M. San Martín. Ese
mismo grupo presentó el libro de Emmanuel de Bourgade La Dardye titulado La
Paraguay moderne, avec avures et cartes que acababa de ser publicado por la
editorial M. Plon & Cía.
|
Imagen 2: Pabellón
de la República del Paraguay Exposición
Universal de París, Francia,
1889. |
También se dieron a conocer muebles y
accesorios, en especial productos de cerámica y ladrillos de diferente forma
producidos por J. Guanes, Antonio Bugueta y la fábrica “Lapierre y Ladouce”;
mosaicos, azulejos, aparatos de calefacción y sistemas de aclaramiento de
“Manzano Hermanos”; productos de perfumería de M. Lagardia, E. Mendiondou y
Juan Nerhot que se producían en Yaguarón, la localidad del noreste del
Departamento de Paraguarí. A esto se sumaron las industrias extractivas que se
encargaban de la madera, de las plantas medicinales, y del material colorante
que se utilizaban para los curtidos. El catálogo identificó una enorme cantidad
de maderas de bosque y materias colorantes, en especial las provenientes del
espacio chaqueño, de Concepción y de la ribera oriental del río Paraguay. El
Gobierno del Paraguay recibió el Grand Prix, y las medallas de oro y de plata
por el tabaco y las fibras de Caraguatá. También fueron premiados “Montfort
& Kuntze” por semillas, cocodrilos y nutrias; E. Mendiondou, Luis Sá,
Antonio Pirés, J. Boussiron, Lucas Papalucas y Antonio Gonçalves Pirez por
cigarrillos y botellas de vino; A. Hassler por las fibras y cuerdas indígenas;
y E. Mendiondou por la producción tabacalera. Y en el caso de productos
alimenticios fueron premiados los empresarios L. Van Strate, C. Duval, Agustín
Cañete y “Pecci Hermanos y Cía.” por la contribución de féculas de mandioca,
botellas de sirop, y licores de anís, caña y ananás.
La Exposición Universal francesa premió
y otorgó medallas y menciones a las mujeres paraguayas dedicadas a producir
tejidos, prendas de vestir, accesorios y especialmente ñandutí. La
participación femenina, sin duda, formó parte de este modelo de organización
paraguaya después de la Guerra de la Triple Alianza.[49]
Hablamos de Joaquina Machaín, Lorenza Céspedes, Francisca
Trigo, Petrona Acosta de Talavera, Encarnación Silva, Dolores Pedroso, las
hermanas Elvira y Concepción Gill, Dolores Recalde, Benita Villalba,
Martina C. Rivarola, Rosario Salalinde, Aurelia Machaín de Cartabio, Rita
González y Carmen Gill de Cordal. Cumplió así con el desenvolvimiento de la
República del Paraguay, y con la difusión del encaje de hilo, algodón o seda,
representado por el ñandutí elaborado con agujas en Paraguay.
Los premios recibidos por estas mujeres
(oro, plata, bronce y menciones especiales) siguieron así la propia
conformación del ñandutí: pequeños cuadros, rectángulos y círculos que unían
ese hilo y le daban forma, ofreciendo así una riquísima colección de encajes para un diverso público europeo, y
ofreciendo un catálogo original en el que se registró el ñandutí con su nombre
guaraní. Como ha señalado la especialista Bárbara Potthast, Paraguay es
el país de la América Latina que más atención ha prestado al rol de las mujeres
en su historia. Fue la devastadora Guerra contra la Triple Alianza la que
provocó la obligación de las mujeres paraguayas de asumir la tarea de
reconstruir el país, tanto a nivel social como económico. La participación de
las mujeres no es sólo un mito. Poco a poco, según Potthast, se desarrolló un
movimiento de mujeres trabajadoras, dedicadas a diversas áreas de producción, y
que en elevado número dejaron la zona de campo para trasladarse y refugiarse en
la ciudad de Asunción. En general, las mujeres se encargaron de gran parte de
la economía de subsistencia y del pequeño comercio, y reconstruyeron la
sociedad paraguaya afectada por la destrucción convirtiéndose en “jefas de
familia”.[50]
Reflexiones
finales
Una exposición supone un acto público de convocatoria en el que se
exhiben colecciones de objetos de diversa temática. Por ejemplo, obras de arte,
hallazgos de toda índole, instrumentos, maquetas y recursos que gozan de
interés general, popular y masivo ante los objetivos manifestados por un
determinado grupo o por la población. Siguiendo este principio podemos
interpretar la presencia de objetos elaborados por mujeres paraguayas en las
Exposiciones Universales y/o Internacionales que hemos analizado en este
artículo. No sólo porque esas mujeres estaban dedicadas a producir mandioca,
tabaco o caña, sino porque la tarea asumida fue dar a conocer el ñandutí (en
español, tela de araña), es decir, un encaje de agujas tejido sobre bastidores
en círculos radiales, bordando motivos geométricos o zoomorfos, y utilizando
tanto el hilo blanco con vivos colores.[51]
Como sabemos, las exposiciones mundiales que dieron comienzo en 1851 y que
llegaron a su cénit en 1933, estaban centradas en el comercio y en la
presentación de avances tecnológicos. Las exposiciones universales o
internacionales fueron la plataforma de demostración del estado de la técnica,
de la ciencia y de la industria, así como del intercambio cultural. Desde
entonces, las exposiciones se han concentrado en temas específicos dedicados a
la cultura, las humanidades, el arte, los avances de la tecnología y la
comunicación intercultural para el intercambio de innovación.
La
participación de las mujeres paraguayas en las exposiciones mencionadas formó
parte de las funciones ejercidas por estas actividades universales o
internacionales. Dichas funciones pueden ser resumidas en simbólicas por su vinculación a la cultura y al valor
ejercido por los objetos; en comercial por el valor de la mercadería en un
mercado prefijado; documental por su ligazón con organismos e instituciones que
nacen con la finalidad de exponer y difundir los conocimientos; y finalmente,
estética, por el valor artístico de las obras.
Con esto en marcha, las mujeres
paraguayas exportaron vestimenta, ornamentos religiosos, sombreros, abanicos,
es decir, todo tipo de artículos ornamentales que pudiesen servir para dar a
conocer la producción femenina de la República del Paraguay, y para demostrar
su capacidad de llevar adelante el país. El ñandutí es considerado un símbolo:
es la reina de toda la artesanía de la República del Paraguay, incluyendo los
abanicos producidos con hilo de algodón y marfil, y es la “tela de araña” de
sus mujeres como jefas de familia.[52]
Cabe recordar
que el ñandutí posee su propia leyenda: dos bravos guerreros se disputaban el
amor de una joven. Uno de ellos mató al contrincante que se había apropiado de
un bellísimo tejido fabricado por las arañas, un encaje perfecto, para
regalárselo a la mujer. Arrepentido, revela a su madre su crimen, y ésta decide
estudiar cómo las arañas hilaban y dibujaban el maravilloso producto. Los
varones, con sus armas, disputas, guerras, muerte. Las mujeres, con sus tejidos
y sus esfuerzos por reconstruir, reparar, restañar heridas.
La tesis de que la jefatura femenina
del hogar en Paraguay se apoya en las consecuencias de la Guerra de la Triple
Alianza contra ese país. No es casual entonces que los hilos tejidos por las
mujeres paraguayas fuesen expuestos públicamente en la Exposición Universal de
Barcelona (1888) y en la de París (1889), con la doble intención de ofrecer la
originalidad de la producción femenina al tiempo que la originalidad de los
recursos naturales del país de postguerra. Las mujeres abastecedoras de
alimentos en Paraguay también abastecieron a las Exposiciones Universales
europeas, ofreciendo un negocio particular y estrictamente femenino. Dejar de
lado el ñandutí, podía significar dejar de participar en el futuro de la
República del Paraguay. Y de ahí el interés de las mujeres paraguayas que hemos
mencionado en este artículo de ser registradas con sus propios nombres y
apellidos personales, y no por su condición de casadas. Como ocurrió en esos
difíciles años de posguerra, las mujeres labraron la tierra sin ayuda
masculina, tejieron y produjeron el ñandutí, elaboraron hamacas para la vida
familiar, y participaron formalmente en las Exposiciones Universales.
En 1950 fueron registrados 1.328.452
habitantes, duplicándose la población en 1982 para llegar a 3.023.092 personas,
pero la imagen que acompaña al Paraguay es la de un país de mujeres cuya
responsabilidad era buscar soluciones y resolver la situación social y
demográfica paraguaya.[53] Como en
otras regiones marginales de Iberoamérica, las experiencias de sobreexplotación
de recursos y la dramática alteración de los patrones territoriales y del
paisaje que caracterizaban su inclusión a los mercados nacionales e
internacionales, se vincularon de manera directa con las comunidades
sobrevivientes. En el caso analizado en este artículo, con las mujeres
paraguayas que se vieron obligadas a hacerse cargo del presente y del futuro de
sus familias y del país, tema de gran importancia en el periodo de
entreguerras.[54]
Reconocer este detalle hace que busquemos respuestas colectivas ante las nuevas
realidades impuestas desde el exterior, en este caso por Exposiciones
Universales ideadas en las ciudades más importantes de finales del siglo XIX:
Barcelona y París. La República del Paraguay, en pleno proceso de recuperación
demográfica y económica, formó parte de este diseño
internacional.
* Este texto fue
publicado originalmente en Gabriela Dalla-Corte Caballero –coordinadora y
editora–Familias, movilidad y migración en América Latina y España, Prohistoria
Ediciones; Rosario; 2015, y se reproduce en esta revista con la autorización de
la editorial y de familiares de la autora.
Agradecemos a Darío Barriera por proveernos este artículo de Gabriela.
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[8] Dalla-Corte Caballero, Gabriela; La Guerra del Chaco. Ciudadanía, Estado y
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[10]
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[12] Numismática
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[13] Berra, Francisco J. A; Agustín de
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Oriental del Uruguay compuesto para la Exposición Continental de Buenos Aires;
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[14] Martínez, Benigno T.; El Paraguay. Memoria bajo el punto de vista
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[15] Félix de Azara, Descripción e
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[16] Johann Rudolf Rengger, Viaje al Paraguay en
los años 1818 a 1826. Asunción: Tiempos de Historia, 2010 (traducido al
castellano, prologado y comentado por Alfredo Tomasini y José Braunstein)
[17]
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Dictatorio del Dr. Francia; Imprenta de Moreau; París; 1928 (traducido al castellano por D. J. C.
Pagès, intérprete real).
[18] Brezzo, Liliana María; “La guerra de la Triple
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[20] Parish
Robertson, John; Letters on South
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[22] Demersay, Alfred; Une Mission géographique dans les archives d´Esagne et de Portugal:
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[23] Demersay, Alfred; Histoire
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de; Description Géographique et
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[25] Alfred Louis Huert Ghislain Marbais du
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[26]
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1882; pp. 10-11.
[27] Ibídem; pp. 22-24.
[28]
Decoud, José Segundo; Cuestiones políticas y económica; s/d; Asunción;
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[29] Martínez, Benigno T.;El Paraguay…; p. 68.
[30] Martínez, Benigno T.; Historia de la provincia de Entre Ríos; Rosso;
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[31] Martínez, Benigno T.; Diccionario biográfico-bibliográfico: de
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[32] Martínez, Benigno T.; Curso elemental de historia argentina:
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[33] Alonso Criado, Matías; “Prólogo”, en
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[34] Alonso Criado, Matías; La República del Paraguay; A.
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[36]
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[37]
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[38] Dalla-Corte Caballero, Gabriela; Empresas y tierras de Carlos Casado en el Chaco Paraguayo. Historias, negocios
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[39] Dalla-Corte Caballero, Gabriela; “Extranjeros
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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, El Colegio de Tlaxcala, A.C. México;
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[40]
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Liliana María Brezzo et al. (eds.), Carlos Pastore Goiburu, 65 años de La Lucha
por la Tierra en el Paraguay; Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos y
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[41]
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[42] Colmeiro, Miguel; Diccionario de diversos nombres vulgares de muchas plantas usuales y
notables del antiguo y nuevo mundo, con la correspondencia científica y la
indicación abreviada de los usos e igualmente de la familia a que pertenece
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[43]
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Sucesores de N. Ramírez y Cía.; Barcelona; 1888; pp. 45-66.
[44]
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R. Coussau & F. Coustalat, Imprimeurs-Éditeurs; Bordeaux; 1889.
[45] Dalla-Corte Caballero, GabrielaM “Las
tierras del Chaco Paraguayo, entre Carlos Casado, Matías Alonso Criado y Carlos
Pastore”, en Liliana María
Brezzo et al (ed.), Carlos Pastore
Goiburu, 65 años de La Lucha por la Tierra en el Paraguay; Centro Paraguayo
de Estudios Sociológicos y Academia Paraguaya de la Historia; Asunción; 2014; pp. 153-205.
[46] Pascal, Nicolas Bancel; Blanhard,
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[47]
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[48] Catálogue
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[49]
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y formación de la cultura paraguaya; Guarania; Buenos Aires; 1948.
González,
Natalicio. El Paraguay eterno; Guarania; Asunción; 1935.
[50] Potthast, Bárbara; “La mujer en la
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[51]
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[52] Sanjurjo, Annick; Ñandutí, encaje
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[53] Potthast, Bárbara; Paraíso de Mahoma o País de las Mujeres. El
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Cultural Paraguayo-Alemán; Asunción; 1996.
[54] Morales Raya, Eva y Gabriela Dalla-Corte Caballero, Fabricio Vázquez Recalde y Arturo Landeros, La frontera argentino-paraguaya ante el espejo. Porosidad y paisaje del Gran Chaco y del Oriente de la República del Paraguay; Publicacions i Edicions UB; Barcelona: 2012.